Holis

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Holi! Soy Rose. Y soy gorda.

Bueno, en este plano en que estoy ya no lo soy; pero ésa fue la característica que más me marcó mientras estuve entre ustedes.

Ésa y mi maldita manía de ser perfecta para los demás, de andar siempre solucionando los problemas ajenos y nunca decir no.

Quizás por eso no he ejercido de ángel guardián. Creo que me merezco el ocio del que disfruto ahora. Desde mi nueva perspectiva, entiendo que a mis seres queridos no les hará mal ocuparse de sus vidas, enfrentar sus problemas, pagar sus cuentas.

Yo como mucho estaré en el recuerdo de un par de personas...y en la conciencia de otro par...

En fin, ésta historia llegará a ustedes por mi amiga, Edith. Pobre, sé que me recuerda mucho y hasta el día de hoy se hace muchas preguntas.

Hasta el minuto ha respetado lo que le pedí ésa tarde mientras tomábamos Limoncello en el patio de mi casa: no ha ido a mi tumba a dejar flores y tampoco ha escrito en mi muro de facebook. Y lo mejor, no ha hecho esas fiestas macabras en la fecha de mi cumpleaños.

Pero esta chica porfiada no ha podido dejar mi historia en paz. Espero que tenga razón y sirva para que alguien reflexione. No me importa a qué conclusión lleguen...después de todo, estoy más allá de cualquier juicio que pudiesen hacerme.

Debo decir que igual entiendo a Edith. Aunque he evitado manifestarme en formas locas no he podido evitar la tentación de hacer que en su vida "Sweet Child O' Mine" de Guns 'N Roses sea una canción que la sorprenda bastante a menudo. Y a Cinnamon, la perrita que le regalé, la he instruído para que se eche en su falda mientras conduce, tal como ella me vió hacer tantas veces con mi propia mascota, Pepper.

Pero bueno, me estoy desviando del tema. Vamos a la época en que estaba en la tierra. Cuando era una chica más que trabajaba, estudiaba, cocinaba y sufría por su físico.

Sweet child O'mineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora