48.Amistoso no tan amistoso

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Aun recordaba lo mucho que mi papá había peleado para convencer al director para que me permitiera jugar en los partidos de hockey de la escuela. El director al principio se había negado, y me había dicho que si quería jugar tendría que formar un equipo femenino. El problema era que ninguna chica en mi escuela estaba interesada en el hockey, todas estaban con el vóley o ser simplemente animadoras.

Finalmente, y gracias a dios, mi papá logro convencerlo. Y el director me permitiría jugar en todos los partidos amistosos que tenga la escuela, y debido al reglamente de hockey no podía jugar en ningún campeonato. Era entendible.

Y nosotros éramos los putos amos.

No es que sea soberbia, pero es que era la verdad. Éramos el mejor equipo en todos los campeonatos, y desde que entre a jugar en todos los amistosos, estos partidos se habían convertido en todo menos amigables. Había un enfrentamiento tremendo con nuestra escuela y el resto de escuelas. La mayoría terminaban en peleas.

Era parte del equipo a pesar de no jugar en ningún campeonato. Me sentía parte del equipo con todo The Mejckz en él y el resto de los chicos.

Me había ganado el odio de la mayoría de los miembros de los otros equipos. Me odiaban por varias razones. La principal…

Era mujer, y su inflado ego se veía destrozado cuando una mujer lograba esquivarlos y anotar. Machistas al cien por cierto.

Y totalmente estúpido por cierto.

— ¡Megan! ¡Es hora! ¡A la cancha!—grita el entrenador.

Me gustaría decir que él es un amor de persona, que nos mantiene unidos a todo el equipo y nos mantenía apartado de peleas. Pero no lo es…lo que es jodidamente genial. Cada vez que por ejemplo, en una ocasión uno de los jugadores me puso cabe, haciendo que cayera de cara contra el suelo. No era la primera vez y estaba harta de él. El entrenador me llamo a banca, y me dijo que no me dejara tratar así, que si no se iban a acostumbrar.

Regresé al campo, y cuando el chico estaba viniendo a toda velocidad le metí un rodillazo en sus partes nobles. Cayo al suelo, llorando.

Me expulsaron…pero valió la pena.

El entrenador gritaba más de lo necesario, y nos hacía entrenar hasta que nuestros huesos dolieran, pero por eso era un gran entrenador.

Soy la última en salir de los vestidores y subir a la cancha, con toda la protección ya colocada.

—Miren quien está aquí, Megan Marimacho Kanter. —dice uno de los otros chicos, apenas salgo de los vestidores.

Mi voz interior me dijo que me tranquilice, que los ignorara. Y fue sencillo…al principio. Porque por supuesto los orangutanes a los que nos íbamos a enfrentar no entendían que era callarse y siguieron hablando.

— ¿Qué pasa Kanter, estas sorda? ¿O ya perdiste los huevos que te crecieron? Porque obviamente eres hombre. —Continuó otro de ellos. —Cuéntanos que tomas para que te crecieran unos, Kanter.

Dan's Girl {#BieberAwards}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora