Relatos de una escritora adolescente

Flores del paraíso

Todo duele, cada diminuta parte de mi cuerpo, cada hueso, cada musculo, duele , siento como si me estuviera quemando viva pero sinceramente creo que eso seria mas rápido que estar aquí, tirada en el bosque, rogando por mi muerte, esperando a que mis órganos paren de luchar, como ya lo hice yo. Quiero llorar, lo deseo con todas mis fuerzas, pero ya he llorado por horas, tanto, que mis lagrimales simplemente se niegan a corresponderme, dejándonos al dolor y a mi solos en esta velada. Y todo se repite,el dolor, el deseo por llorar y el no poder hacerlo, hasta que comienzo a percatarme en el césped de algo que no había notado, una flor blanca, una margarita, la mas hermosa que he visto en mi corta existencia, con unos pétalos de un blanco tan brillante que no sabias si mirarla o taparte los ojos, yo elijo la primera ya que sinceramente es lo único que puedo hacer, la miro por varios minutos, casi sin pestañear y noto como el tallo de esta va creciendo sorpresivamente rápido hasta tocar mi mano y cuando lo hace, una pequeña margarita brota de mi piel,segundos después aparece otra a su lado , y otra, y otra, y poco a poco mi mano termina oculta bajo todas ellas, ya sin dolor, simplemente, ya no la siento y así las flores comienzan a esparcirse por mi brazo, llevándose el dolor y ocultando mi piel bajo sus pétalos, ¿este es mi final?, eso espero, la muerte se debió compadecer por mi horas de lamento y me esta dejando morir de la forma mas hermosa posible. Las flores poco a poco van surgiendo por todo mi cuerpo, llegando hasta mi cuello, tapándome como una hermosa manta blanca, y las ultimas comienzan a aparecer por mis mejillas, por mi nariz, por mis labios, terminando de ocultar las ultimas partes de mi piel, pero no tengo miedo, ya no, ya no hay dolor ni desesperación, no hay tristeza, solo absoluta paz. Se que estaré bien, volveré a casa