Almas Perdidas

Prefacio

7 años atrás.

Los grandes árboles se hacían presentes a medida que el auto avanzaba; un esplendoroso amanecer acompañado de un profundo mar azul se hacía presente extasiando a los viajantes de tan sólo 17 años. Aquel día, era la fecha en la cual se cumplían 8 años desde el día que juraron estar juntos por siempre a sus cortos 9 años cuando prometieron hacer eterna aquella promesa de amor.

Nada se comparaba al primer amor, y es que era la primera vez de ambos. Solían escuchar decir que el primer amor, era el primer error; solían escuchar decir que el primer amor era tan sólo la primer experiencia, solían escuchar decir que el primer amor nunca era el vencedor.

A ellos no les importaba lo que los demás digan del primer amor, tan sólo podían escuchar lo que sus corazones mandaban. Incluso sus familiares pensaban que no podían amarse con esa intensidad a tan corta edad.

Estaban tan locamente "enamorados", que habían jurado estar juntos por siempre. Para los demás, era una promesa vacía que no sería cumplida; pero para ellos, era como cuidar un pequeño y frágil corazón de cristal.

Justamente, ese 8 de noviembre, era la fecha en que sus caminos serían separados, por razones del destino que jamás sabrían.

Ambos, habían decidido fugarse unos días en el auto del padre de él.

La joven enamorada hablaba animadamente con su primer y gran amor hasta que ambos oyeron un gruñido proveniente de su estómago.

—Mi estómago necesita ser alimentado—habló con una gran sonrisa en su rostro, que enamoraba cada vez más a su joven novio.

—Tu siempre tienes hambre—respondió burlón, ganándose un leve empujón por parte de ella.

—¡Oye! No puedo no complacer a este estómago gruñón—explicó sonriente.

Él joven asintió divertido.

—En el asiento detrás tuyo hay comida—la joven intentó alcanzar la comida pero el cinturón de seguridad se lo impidió—,¿No alcanzas?—preguntó él joven con la vista en la carretera.

—Tendré que quitarme el cinturón unos segundos—quitó el seguro del mismo elevándose hacia arriba.

—Bien, ten cuidado.

La joven ignoró aquello y extendió su mano hasta alcanzar una bolsa de papas fritas. Orgullosa de sí misma, volvió a tomar su lugar olvidándose por completo del cinturón de seguridad. Abrió con sumo cuidado de no armar un lío de papas fritas por todo el auto, y con prisa metió un puñal en su boca.

Él joven a su lado la observaba divertido con la situación, y aún así, le parecía la chica más maravillosa que jamás haya conocido y conocerá.

—¿Quieres?—preguntó ella, y él negó—¿No quieres nada?

—Quiero un beso.

Ella sonrió complacida, se acercó a su rostro y besó su mejilla suavemente. En cambio, él, bufó frustrado.

—No me refería a mi mejilla.

En ese preciso momento,él desvió su vista de la carretera para enfocarse en el rostro de su gran amor. Ella, se acercó y besó sus labios en una suave danza eterna.

Al separase, hubiesen deseado que durara más.

—¿Me amas?—preguntó él pendiente de su respuesta.

Ella sonrió.

—¿Todavía lo preguntas? Ayer, hoy y siempre—finalizó con una mano en su corazón.

—Te amaré lo que dure nuestra eternidad—concluyó él.

Aquellas últimas palabras, se las llevó un corazón enamorado. Todo sucedió tan rápido,que pareció viajar a la velocidad de la luz.

Un camión que transportaba autos, perdió el equilibrio y patinó hacia el carril contrario. Impactó en el auto en el cual el par de jóvenes viajaban, con demasiada agresividad. El automóvil se patinó hasta la esquina de un precipicio y rompió toda la parte derecha del mismo por el gran impacto. El cuerpo del joven, gracias al cinturón, permaneció en su lugar pero fue gravemente lastimado para luego ser inducido a la inconsciencia; en cambio, el frágil cuerpo de la joven salió expulsado por los aires tras romper el vidrio delantero a causa de no llevar cinturón de seguridad, perdiéndose en los aires tras caer en un profundo barranco.

Llevándose consigo promesas que quizás no serían cumplidas, sentimientos que quizás nunca desterraría, personas que quizás jamás vería, y sobre todo, aquel amor que jamás recordaría.