Capítulo 1

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Había puesto el despertador para que sonara puntualmente a las 05:30 de la mañana para que así le alcanzara el tiempo para alistarse a ir junto al doctor. Otra vez ir junto al doctor.

Eran de esas visitas que se habían vuelto obligatoriamente rutinarias  tras el decimoséptimo mes de estar en tratamiento utilizando métodos de reproducción asistida que no tuvieron resultado alguno y tras el tercer intento de fertilización In vitro a la que fue sometida, todas hasta entonces sin menor éxito alguno.

Odette aun así nunca perdía las esperanzas, era espiritualmente una gran persona. Era realmente muy creyente. Pensaba que tan solo porque un par de veces no resultó, no significaba que nunca resultaría. Pero el problema era que no habían sido tan solo un par de veces, este era ya el tercer intento tras haber estado en el decimoséptimo mes de su incesante tratamiento y eso no era cualquier cosa.

 Anthony, su marido no veía cuando sería el fin de la también incesante, tortura de tener que ver  pasar a su esposa por una inmensa tristeza cada vez que no obtenía resultado alguno u observarla desquebrajarse en el suelo, reclamando porqué le pasaba esto justo a ella. A pesar que también lo deseaba tanto como ella, sentía ya demasiado dolor para seguir aguantando verla que aquella manera.

Se sentía incluso mucho peor para él. Él no podía hacer nada por ella, no encontraba otra manera de ayudarla más que con su apoyo y al verla cada vez levantarse después de caer y sentir como a sus manos la impotencia las ataban. Era aquella su amada esposa, era ella todo lo que él tenía. No podía verla pasar por un fatídico episodio más así. Todo lo valioso que tenía, cada vez se estaba rompiendo un poco más frente a él y no podía hacer nada.

Las 05:50, con su archivo en la mano. Era una gastada y descolorada carpeta, con análisis de todo tipo, pruebas físicas, estudios laboratoriales y resultados de todos sus últimos intentos. Tenía todo muy bien organizado y con las esperanzas siempre en primer lugar que nunca perdía, Odette estaba ya presta en la entrada a que Anthony sacara el auto de la cochera para poderla llevar a ver al doctor.

- "Yo tan solo no puedo darme por vencida, no puedo dejar de intentar. A los sueños siempre hay que perseguirlos hasta que por fin un día certero los puedas atrapar o quizá ellos vengan hasta ti y sean ellos mismos quienes te atrapen" - Había dicho Odette a Anthony tiempo atrás luego de que el primer intento  falló y él estuvo de acuerdo y la apoyo. 

Pero ya habían pasado muchos otros intentos luego de aquel, hasta que él se lo tuvo que recordar.

- Quizá solo sea la presión que te induce a que no lo puedas lograr aun, pero es demasiado dolor y riesgo que tengamos que pasar por todo aquello una y otra vez y otra vez. Prométeme que si ésta vez no resulta, lo dejarás. No tienes que hacerlo por mi, hazlo por ti, por lo que somos. Por favor te lo estoy pidiendo.  -Dijo Anthony desesperado a Odette-

- Está bien.. Te lo prometo.  -dijo Odette, vaga en otros pensamientos-

No pensaba en otra cosa que no fuesen los resultados que quería escuchar. Sin intenciones ignoraba de alguna manera lo que prácticamente le había suplicado su marido. Todo en lo que pensaba era en su posible hija. En la posible hija que podía tener si tan solo resultaba por lo menos alguno de aquellos intentos.

En el transcurso de todo el camino, no se oyó que alguien o cualquiera de los dos dijera ni una palabra.  A Anthony lo enmudecía el miedo a tener que pasar por todo lo mismo, otra vez y a Odette las inmensas ganas de poder ser madre y al inmenso apego que le tendría al día en que por fin lograría cumplir su anhelado sueño. Tendrían reacciones completamente distintas.

Eran una hora con treinta minutos o quizá un poco más aproximadamente lo que demoraba llegar desde su domicilio hasta el sanatorio en el consultorio del doctor. José Ibarrola, era el nombre del doctor.

Habían llegado, se encontraban en el estacionamiento del sanatorio siendo las 07:38 de la mañana y faltando solo unos minutos más para la consulta a las 8:00. Subieron con el ascensor hasta el sexto piso que era en donde estaba ubicado el consultorio.  Estaba a solo unos cuantos minutos de saber si su reto de perseguir a su sueño había resultado o si su sueño era quien ya por fin la había encontrado o si otra vez no pasó. 

Era solo registrarse en recepción y que tomaran asiento. Esperar a que llegara la hora y el turno cuando llamen su nombre para entrar y saber si tuvo efecto. Tendrían que intentar tragarse todo aquello que ambos se imaginaban que quizá podía pasar. 

Doble Rol. (Novela)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora