Mil y un suspiros. ||Pausa||

Tercer Capitulo.

Una fuerte sacudida me saco del trance en el que estaba metida.

- Por favor deja de llorar –vuelve a decir aquella voz.- anda, vamos- todavía lleva su mano puesta en mi cintura arrastrándome dentro del edifico. Ya no me resisto, aquellos pensamientos me habian  vuelto a destrozar, me dejo llevar, sin saber donde iba ni con quien, si ese era mi fin, acabaría con mi sufrimiento.

Pasamos al lado de un pequeño escritorio, donde se encontraba un menudo hombre, vestido de uniforme, que nos saluda al pasar, levantando la mano.

-  Buenas noches, Taylor -dice aquel hombre con voz cansada- veo que traes visita.

- Buenas noches…-hace una pausa mirando el reloj que había colgado en la pared echándose a reír- Mejor dicho, buenos días Eros.

Seguimos andando, subiendo a un pequeño ascensor, mientras el subíamos, escucho un tarareo familiar, Blackout de Muse, mi grupo favorito, las emociones de aquel día vuelven a aflorar dentro de mi y dos lágrimas silenciosas salen de mis ojos, no las detengo, solo dejo que sigan su camino, como él había seguido el suyo. Me mira con ojos desconcertados, dejando de tararear mientras detenían una de mis lágrimas, no dice nada, solo me deja llorar en silencio hasta que se abren las puertas. Vuelve a dirigirme por un pasillo corto, deteniéndonos delante de una doble puerta. Saca una pequeña llave y abre la puerta, arrastrándome dentro, vamos directamente a una habitación.

- Anda échate y duerme un poco. - Vuelve a hablar con voz dulce y cansada, me sienta en la cama y da media vuelta marchándose de la habitación, dejándome sola.

Al cabo de unos minutos, me levanto, aun con restos de lágrimas que caían por mis mejillas, me dirijo al cuarto de baño, el cual localizo ya que tiene una gran pared de cristal. Unos segundos después escucho unos toques de nudillo en la puerta, no sabía bien que decir así que decido quedarme callada mientras la puerta se abre. 

- ¡Oh! - dice sorprendido - ¿todavía no estás dormida? - le miro aturdida, al ver que me dirigía hacia el cuarto de baño, ya que me había quedado parada justo delante de la puerta, se vuelve hacia el armario- Creo que tengo ropa de mi hermana, seguro que te estará bien - me ofrece varias prendas y las cojo agradecida de que me pudiera cambiar y quitarme aquella ropa asquerosa de encima.

- Gracias… -vuelvo a decir con la misma voz ronca a causa del llanto- ¿seguro que no le importará a tú hermana? - se queda callado, así que vuelvo a decir- Gracias- mientras entro en el baño, segundos después escucho la puerta cerrarse.

Al verme en el espejo, ahora que no estaba borracha, no como antes, después de ver vomitado todo lo que había tomado aquella noche, me veo por primera vez en toda la noche, parece que estoy enferma, en realidad lo estoy, pero el rastro de vomito hace que mi aspecto sea aún peor que demacrado, así que me quito la ropa entro en la ducha. Abro el grifo, y el agua caliente empieza a correr alrededor de mi cuerpo, mis pies fríos, reaccionan de mala manera, me arden , me duelen y parece que el tobillo ha sufrido algún daño porqué no se nota el hueso, que siempre ha estado marcado. Cierro los ojos y dejo que el agua caliente se apodere de mi cuerpo, dejando que lleve el dolor y las lágrimas, relajándome. Varios minutos después no aguanto más el dolor en el tobillo y salgo de la ducha, secándome el pelo hasta que queda totalmente seco, me visto y salgo del baño. Me siento en el borde de la cama y veo como la noche… mejor dicho el amanecer se me viene encima. Me tumbo y dejo que el cansancio me lleve a lo más profundo de mi subconsciente, alejándome del dolor físico del día y entrando en el dolor asfixiante de la noche. 

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