La despedida

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Había llegado a un lugar muy oscuro, las luces daban en un tono verde oscuro y la construcción pareciera que fue elaborado con piedras como un castillo, sus muebles se pueden notar de un color verde con detalles metálicos en plata y una majestuosa chimenea en medio de la pared.

No pudo seguir observando por que un dolor de angustia le dio en el pecho, algo que tenia guardando desde mucho tiempo atrás, además de sentir una tristeza muy aguda y unas profundas ganas de llorar y se agachara, cuando escucho una voz aguda decir

-tristeza ¿por qué ponerte a llorar?- comento en forma monótono

Levanto la vista para encontrar un hombre sentado en frente de la chimenea, estaba dándole la espalda, pero gracias a que estaba encorvado pudo notar que traía una vestimenta oscura y el pelo de igual color, desgraciadamente no podía ver su rostro.

Por alguna razón aun con el dolor de la angustia en el pecho se acerco a esa persona mientras que lanza un gemido lastimero que causaba que hablara con dificultad pero contestara

-tu porque no lo haces?- dándose cuenta que en realidad estaba a punto de llorando, cosa que hace mucho, pero mucho, tiempo no quería hacer.

Llego al lado de ese hombre mientras descubría que podía incarse entre las piernas de este para después abrazarle el torso y lanzaba un grito desgarrador que era amortiguado por las telas del hombre que le cubrían la cara.

-¿por qué?- se escucho anticuadamente entre los pliegues de la vestimenta del hombre- ¿por qué tienes que sufrir y no ser feliz? -le comento mientras que levantaba la cara y le miraba a los ojos, tan oscuros, misteriosos y muy tristes, que se le hacían extrañamente familia.

-¿por qué motivo? cometí muchos errores e hice muchas estupideces, en realidad no merezco ser feliz-

Aunque lo había dicho fríamente se pudo nota algo de tristeza en la voz mientas que le temblaban los ojos por un segundo

-todos pueden, en especial tu ¿no crees?- ¿de dónde demonios había salido eso? bueno estaba segura que era por una buena razón -se nota que has sufrido mucho- mientras que se acomodaba en una silla que había aparecido a un lado del hombre de vestimenta negra.

-¿y como sabrías eso?- le comento con una sonrisa leve en sus labios

-no estoy segura, pero siento que es verdad- el dolor en su pecho había disminuido peo aun así subió la mano derecha arriba de donde estaría su corazón - además parece que ya has reparado esos errores y debes dejar tu pasado atrás- diciéndolo con un pequeño sonrojo mientras que lo miraba a los ojos.

-tu deberías seguir tu consejo ¿no crees?- le dijo ente burlón y serio mientras le regresaba la mirada en una forma intensa causando el sonrojo de la chica y que además bajara la mirada

-no estoy segura, yo no tengo muchas cualidades como tu- lo dijo tristemente, aun con el rostro agachado

-¿a qué te refieres? ¿Cuales cualidades?- le dijo seriamente mientras que le levantaba el rostro con dos dedos para verla a los ojos aumentando el sonrojo de esta.

-eres astuto, fuerte, valiente, inteligente, leal, valeroso, gentil, ente otras cosas más- le dio tímidamente mientas que se sonrojaba más por la cercanía de ambos, para después oír la risa del otro y escucharlo decir

-se nota que tu también tienes aspectos como gentileza, generosidad, valentía, lealtad, fuerza como las cualidades que según yo poseo - lo decía mientras que con el pulgar le acariciaba parte del rostro causando un suspiro de la chica - y alguien de buen corazón.

-tu también lo tienes- mientas que disfrutaba de la caricia mientras que escuchaba otra leve risa del hombre

-parece que también puedes ser una buena manipuladora Wigworthy- le dijo un poco burlonamente- serias una excelente Slytherin -comento lo ultimo con una pequeña sonrisa entre orgullosa y triste.

-¿como sabes mi apodo? y ¿por qué siento que te conozco? -le dio tranquilamente mientras abría los ojos que no supo en qué momento los había cerrado.

-me conoces lo suficiente, como también te conozco a ti "pequeña"- causando que volvieran los colores al rostro de la chica por el nuevo apodo que le había dicho el ojinegro.

-pero aun así no se, o más bien no recuerdo, tu nombre o apellido mientras que tu si - le dijo entre curiosa y desconfiada.

-no lo recuerdas por que fue en una vida pasada "pequeña" o en tu inconsciencia- mientras le tocaba la frente con dos dedos.

-siento que te conozco desde hace mucho tiempo- mientras se sobaba la frente fingiendo dolor por el golpe, para después abrazarlo nuevamente y se sentara en sus piernas -deberías en serio de ser feliz- abrazándolo nuevamente, mientras que también recibía un abrazo de él, mientras que sentía una sonrisa de él.- en realidad eres importante para muchos- mientras que ocultaba su cara en la ropa del otro

-¿lo dices en serio?- levantando su rostro de nuevo

-lo digo de la forma más seria posible- le dijo en un forma segura y con un leve sonrojo

-entonces me tengo que ir- levantando a la joven de sus piernas, para a continuación levantarse el, dejando desconcentrada a la chica que comparado con el era muy baja, o el hombre era muy alto según el punto de vista de ella

-¿por qué te tienes que ir?- dejándola entre triste y decepcionada

-por que tú me liberaste "pequeña"- con una sonrisa sincera, mientras que empezaba a desaparecer lentamente -te lo agradezco- mientras que lo veía desvanecer sin poder hacer nada, le llego a la mente una palaba que sabia estaba relacionada con esa persona y decidió decirla sin más

-Severus- causando una sonrisa más grande en el mayor

-que bueno que te acordaste- cambiando un poco su sonrisa animada a una triste- justo antes de irme- causando una sonrisa triste de la joven enfrente del.

-lo dije en serio, eres alguien valioso para muchas personas- lo dijo con más seguridad tanto en su voz como en su mirada

-tanto como tu pequeña- ya a punto de desaparecer

-aunque tienes un buen corazón eres en ocasión muy burlón -con un tono burlón para luego para luego escuchar por primera y última vez una carcajada del hombre que ya se había desaparecido por completo y oír

-gracias, por todo- por forma de susurro en su oído, para voltear a ver nada y contestar

-No, en realidad gracias a ti, Severus- con una voz con mucha sinceridad y cariño y una sonrisa sincera, mientras miraba al techo para luego despertar en su cama con mucha paz y tranquilidad, junto a una imagen de un profesor de ojos negros como su pelo y vestimenta y con una nariz aristócrata y con el seño fruncido

La  despedidaWhere stories live. Discover now