Illusion |Harry Styles Fanfic|

#1: Egipto

† Harry's POV †

Desde niño siempre me gustó explorar, descubrir cosas nuevas e investigar el porqué de ellas.

―Señor Styles el avión está listo.

―En un momento voy Albert.

Me encontraba listo para marcharme a Egipto, estaba seguro que esta expedición sería un éxito total, a lo largo de mi carrera como arqueólogo había encontrado un sinfín de cosas extrañas y realmente lo que pudiera encontrar ahora no me sorprendería en lo más mínimo.

Subí a mi jet privado, Albert y mi equipo de búsqueda iban conmigo, todos estaban muy emocionados por el viaje, excepto yo, que estaba muy preocupado por la salud de mi padre, quien días atrás se había enfermado.

―Señor ―me volvió a llamar Albert.

― ¿Sí? ―pregunté.

―Quería avisarle que ya vamos a despegar.

―Está bien ―asentí.

Albert desapareció en cuestión de segundos de mí vista, me acomodé en el asiento  y esperé a que el avión despegara. Luego de mirar un largo rato por la ventana sentí mis párpados pesados y poco a poco me sumergí en un profundo sueño. 

― ¿Mami puedo ser arqueólogo? ―pregunté emocionado.

Ella soltó una risita nerviosa.

―Pero ¿De qué hablas mi amor?

―De lo que quiero ser de grande ―dije emocionado.

―Claro que puedes cariño ―asintió.

―Gracias mami, eres la mejor, te amo ―murmuré abrazándola.

―Yo también te amo Harry.

Me desperté sobresaltado, otra vez soñé con mi mamá, estaba sudando y algunas lágrimas secas estaban en mi piel. Pasé mis manos por mi cabello, despeinándolo. Mi madre falleció hace algunos años, cuando yo estaba en una expedición en la India, jamás pude despedirme de ella correctamente y eso me atormentaba profundamente.

Fui hacía donde se encontraba Albert para que me informe cuánto faltaba para llegar a Egipto, sorprendentemente sólo faltaban algunos minutos para aterrizar, lo cual quería decir que dormí demasiado, regresé hasta mi asiento para ponerme el cinturón de seguridad. Después de interminables minutos al fin pude salir del jet y respirar el aire fresco de Egipto. Mi equipo de búsqueda y otro personal especializado salió también.

Para esta expedición estaba planificado quedarnos un mes, mientras recorríamos los lugares más famosos del país, un automóvil nos recogió para llevarnos al hotel en el cuál nos hospedaríamos, tardamos diez minutos en llegar,  era un bonito edificio de ocho pisos, las paredes eran blancas con un toque de naranja lo que daba vida al lugar, mientras Albert se encargaba de los registros yo esperaba en el lobby. Tomé una revista que se encontraba en una mesa y mientras la leía escuché una conversación entre dos hombres.

― ¿Tú crees que esa famosa maldición sea cierta? ―preguntó el hombre a su amigo.

―No lo creo ―negó el otro. ―Seguramente son cuentos.

Decidí no escuchar más, me puse de pie y fui hasta el ascensor decidido a entrar en el pero el sonido de mi celular me interrumpió, lo saqué del bolsillo de mi pantalón y en la pantalla identifiqué el número de mi peor pesadilla.

Lindsay.

Contesté rezando para que esa loca no me hiciera sangrar los oídos por sus chillidos.