El espantoso mundo de Disney

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¿Quién no ha visto alguna vez una película de Disney? Un film de esa fábrica de maravillosos sueños, de esa fábrica de muñecas ingenuas que pasaron de ser solo de plástico y cabello sintético a ser actualmente de carne y hueso.

Niñas en todas partes del mundo viven con la idea de que todo es como en sus hermosos cuentos de hadas y por consiguiente, son incapaces de afrontar más adelante la realidad, la cruda realidad, el crecer de un día para otro y empezar a apoyar el capitalismo que año tras año apoyamos, sin conciencia de que el dejar sus muñecas de lado para salir a buscar empleo es solo el comienzo de todo lo terrible que puede llegar a suceder.

Toda esta revolución tiene como fundador al gran productor, director, guionista y animador estadounidense Walter Elias Disney que pasó decenas de sus años, con 22 premios Óscar incluidos, haciendo creer a niñas del mundo que toda historia termina en el paso del villano al lado bueno, en una bruja mala convertida en una amorosa madre de familia o en el encuentro de dos amores imposibles por su contexto social; sí, cada vez hay más fábricas de pensamientos surrealistas, cada vez hay más “canales infantiles” y hasta una industria de jóvenes estereotipadas también conocidas como “Barbies”.

Y así es como las guerras terminan “derramando” kétchup en vez de sangre, una explosión nuclear es seguida de un majestuoso arco-iris multicolor y los presidentes dan generosos “regalitos” a sus congresistas acompañado, obviamente, de la sonrisa desinteresada de su adorable y nada autoritaria esposa; todo en ese mundo feliz donde no existen robos, sino préstamos que luego serán devueltos por la fuerte carga de conciencia de un honesto y confundido ratero. Es un mundo donde no existen las violaciones, solo muestras de cariño obligatorio, un mundo donde los hombres no golpean a “sus” mujeres, solo tratan de “corregirlas”, por ellos no existe el feminicidio, solo los “No quise hacerle daño, se me pasó la mano”, un mundo donde los pobres tienen hadas madrinas que les cumplan deseos sin pedir nada a cambio, es un mundo donde los adolescentes no adolecen de beber ni drogarse, solo tratan de hallar pociones mágicas para la vida eterna, amén. Así de bello y perfecto es el espantoso mundo de Disney.

Tan bello y perfecto que hasta nos cambian el final de la historia para hacernos creer que el final feliz sí existe aunque distintos cibernautas que curiosos sobre este tema investigaron más a fondo dieron como resultado las verdaderas historias detrás de los hermosos cuentos de Disney, como en el conocido foro “Taringa!”, mostrándonos finalmente que aunque nos pinten todo de rosa la realidad es distinta…

“La Cenicienta, una historia con muchas versiones, la mayoría de ellas provienen de la tradición oral. Las más conocidas son la del francés Charles Perrault escrita en 1697 y la de los hermanos Grimm, de 1812. En esta última versión las hermanastras, en un intento desesperado por hacer que el zapato de cristal les quedara bien, se cortaron el dedo gordo del pie y el talón, cuando el príncipe vio el zapato ensangrentado se dio cuenta del engaño. Como castigo los pájaros sacaron los ojos a ambas hermanastras. Los pájaros llevan a la nueva princesa los ojos de su ex familia como regalo de bodas.”

No recuerdo ninguna escena sangrienta en el largometraje de Disney Channel, ¿ustedes sí? Dudo que mis papás me hayan dejado ver de pequeña una película con ese contenido.

“Caperucita Roja, cuento originario de la tradición oral europea tiene versiones más extremas que las que se han dado a conocer. Una de ellas es que el lobo es más un licántropo que un animal y tras comerse a la abuela de la niña, invita a ésta a ingerir la carne de su abuela y beber su sangre. En otras versiones, la niña percibe la trampa y escapa. Engaña al lobo, diciéndole que necesita ir al baño pues no quiere hacerlo en la cama de la abuela.”

El canibalismo no es algo que haya escuchado hasta cumplir los diez u once años más o menos, pero en nuestro Maravilloso mundo de Disney solo nos preocupábamos en si sus orejas eran lo suficientemente grandes como para oírnos mejor…

El espantoso mundo de DisneyWhere stories live. Discover now