Capítulo 16: De color granate.

43.2K 3.3K 166
                                    

A Watson y a mí nos asignaron una habitación doble en la residencia universitaria de Kings.

Allí nos encontramos con las dos estudiantes que hacían sus maletas para ir a pasar las navidades a casa de sus padres, dejándonos así la habitación libre para nosotras.

Se llamaban Nicole y Mary (al igual que mi amiga Watson). Una de ellas estaba especializándose en física nuclear y la segunda, Mary, estaba finalizando sus estudios de arqueología.

– Este verano iré a una excavación en China. ¿Sabes que han encontrado momias europeas enterradas allí de más de cuatro mil años de antigüedad? Es fascinante – decía Mary con brillo en los ojos mientras cerraba su maleta.

– ¿Y te dejan ir allí, sin más? – pregunté con curiosidad.

Era una chica alta y fornida. Sus ojos azules eran potentes pero pequeños y su cabello tenía destellos rubios dentro de su dominante castaño claro.

– Me dejan ir porque hice un trabajo especializado sobre las migraciones de los europeos a lo largo de la antigüedad. Supongo que les llamó la atención porque ha sido muy extraño encontrar personas caucásicas enterradas en el lejano oriente y creen que mi opinión puede serles de ayuda.

– Vaya. Parece interesante – le dije –. Si yo no me hubiese decantado por la medicina, sin duda me dedicaría a la arqueología. Me encanta el mundo antiguo.

Ella elevó su mirada de su maleta para observarme a mí.

– ¿Medicina? Tus padres deben de tener dinero. Esa carrera es carísima.

Entonces Nicole añadió:

– No exageres Mary. Hoy en día existen bancos que te la financian con hipotecas… El inconveniente es que parte del sueldo del médico se va en pagar la deuda de su carrera universitaria.

Fruncí el entrecejo. Hasta aquel momento no me había planteado el tema del dinero.

Pensé en Paul, en su descascarillado Ford y en el que intuí que sería el origen humilde de sus padres.

No me costó deducir que cargaba con una hipoteca a cuestas que tendría que pagar  a lo largo de los años.

                                                            ***

Cuando Mary y Nicole se marcharon, Watson se estiró en una de las camas y cerró los ojos.

– Dile a Bryan que no – dijo ella.

Mi cabeza se giró como un resorte hacia Mary Watson.

– ¿Te refieres a lo del laboratorio? – pregunté con el ceño fruncido.

La vi asentir levemente con la cabeza. Sus párpados aún seguían echados como persianas sobre sus órbitas. Había extendido sus brazos por encima de la cabeza y parecía dispuesta a dormir un rato.

– ¿Y por qué tengo que decirle que no? – dije con cierto enfado.

Aunque sabía que Mary era una persona muy capacitada para detectar el peligro, me molestó que tuviera que decirme lo que yo tenía que hacer. Mi orgullo se sentía atacado.

Becca Breaker(I): Contigo © Cristina González 2013/También disponible en Amazon.Where stories live. Discover now