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Peyton nunca se consideró a sí misma como el tipo de persona que se deja llevar por las emociones como si nada más importara

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Peyton nunca se consideró a sí misma como el tipo de persona que se deja llevar por las emociones como si nada más importara. La mayor parte del tiempo intentaba mantener la cabeza fría antes de tomar una decisión, o —cuando menos— medir sus reacciones frente a diferentes situaciones de la cotidianidad.

Ahora… bueno, en definitivo algún cable importante de su sistema se había desconectado, o hecho cortocircuito, desde la noche anterior cuando Trenton Bailey apareció para convertirse en su caballero de brillante de armadura.

Y sí, le salvó el pellejo.

Y sí, si no hubiese sido por él cualquier cosa podría haberle pasado.

Y sí, le estaba eternamente agradecida por eso.

Y era eso, todo eso, lo que la ponía con los nervios en punta cada vez que lo tenia cerca. Esa parecía ser la causa más razonable para excusar la agitación de su cuerpo al tomar asiento junto a quien, desde aquel día hasta finalizar el año, sería su compañero en la clase de Filosofía.

No le alcanzaban las palabras para maldecir a Jasper. Si no hubiese tenido que irsesería su compañero, como debió ser, y no el «bateador de inocentes» como apodaban a Trenton.

Sacudió la cabeza. ¿Quien le habia puesto ese apodo de todos modos? Era estúpido.

¡Él ni siquiera estaba en el equipo de Béisbol!

Sacó con resignación los útiles del bolso y los acomodó sobre la mesa. Se tomó el tiempo de situar cada cosa en un orden específico, solo para tener las manos ocupadas en algo. Su subconsciente le ordenó que calmara un poco los pensamientos ya que estaba haciendo todo un drama de algo minúsculo. No es como si no hubiera pasado años viendo a Trenton en clases, porque sería una mentira. Estaba acostumbrada a verlo por el fondo de cada salón, aislado de todos... aunque no sentado justo a un lado de ella. Eso cambiaba un poco las cosas. Por otro lado, no era amiga de Trenton ni mucho menos. ¿Por qué debía importarle tanto que la sentaran con él?

―Quiero ver en cada mesa cualquier tipo de cuaderno, carpeta o lo que sea que vayan a utilizar par los apuntes que tomaran de esta cátedra ―dijo Jhons―. Iniciaremos con la historia de la Filosofía, y al pasar las clases haremos trabajos que bien pueden ser entregados en el día o en fecha programada. También deberán elaborar ensayos que serán gran parte de la calificación ya que decidí no tomar examen. ¿De acuerdo?

Todos corearon un «sí» y Jhons asintió conforme, concentrando la atención en la pizarra donde comenzó a escribir sobre el tema que tratarían ese día.

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Déjame Salvarte [anteriormente Falling] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora