Capitulo 1

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Solté un grito ahogado al sentir como la bala atravesaba mi piel y mis interiores. Lagrimas caían continuamente sobre mi rostro y la herida drenaba mi fuerza con rapidez. Dentro de segundos ya me encontraba en el suelo, luchando por mi vida, intentando sobrevivir. Aunque bien sabia que ese era el fin.

Había tenido una buena vida. Mi familia era adinerada, todos los caprichos que llegue a querer fueron cumplidos y todo lo que alguna vez quise tener estuvo en mis manos.

Estudiaba en una escuela prestigiosa, estaba rodeada de amigos, la mayoría eran falsos mientras que otros pocos verdaderos. En esos momentos me preguntaba si mis amigos llorarían por mi muerte cuando se enteraran.

Hacia un esfuerzo por recordar todas las caras de aquellos sirvientes a quienes ofendí alguna vez y pedirles una disculpa de corazón, aun si jamas llegaran a escucharlas.

Al repasar mi vida me percate del asco de persona que fui. Alardeando sobre mi riqueza, despreciando a las personas 'inferiores' a mi, ofendiendo a los demás sin razón alguna; nada de eso me lo enseñaron mis padres.

Mis padres. El par de seres vivos a quienes mas amaba, ellos eran los únicos dueños de mi corazón. En esos momentos sus cuerpos yacían en el suelo, no muy lejos del mío. Quería acercarme a ellos, pero me contuve, no me atrevía a morir por un esfuerzo en alcanzar los cadáveres de mis progenitores.

Jamas había abierto mi corazón a otras personas fuera de mi familia. Jamas hubo un novio que me regalara collares o rosas, jamas hubo alguien 'digno' de mi amor.

Era gracioso como en esos momentos me arrepentía de todas las idioteces que cometí. Llego el momento de recordar toda mi vida, siempre dude si esto ocurría en verdad pero termine comprobando mis dudas.

Entonces empezó. Mi primer cumpleaños, rodeada de la familia y amigos de mis padres, quienes me cargaban sin cesar aunque yo llorara para evitarlo. La primera vez que me perdí adrede, tenia cuatro años, jugaba en el patio y mi curiosidad era tan grande que termine dentro de un arbusto. Desde ahí podía ver como las sirvientas me buscaban con una clara sensación de preocupación en sus caras, cosa que me parecía tan divertido que no podía salir del arbusto. Mas y mas recuerdos siguieron pasando por mi mente, hasta que llego el momento de recordar lo que paso ese día.

Habían pasado muy pocos días desde que cumplí los catorce años. Ese día por la mañana teníamos un evento en casa de un amigo importante de mi padre, mis padres disfrutaron bastante de este mientras yo iba la fuerza. Estar rodeada de personas desconocidas no me apetecía, y menos cuando personas de mi edad o cercanas a esta tratan de simpatizar conmigo por medio de la hipocresía. El evento había terminado mas tarde de lo esperado, alrededor de las ocho de la noche, debido a esta prolongación llegue a conocer mas a esas personas. Terminaron siendo un tanto agradables y gracias a ellos me percate de lo malo que es el prejuicio.

El trafico era un obstáculo para nuestro regreso a casa, gracias esto llegamos aun mas tarde de lo esperado a nuestro hogar. Mis padres se encontraban en su habitación, seguramente viendo aquel programa que nunca dejaban pasar, yo estaba acostada en mi cama disfrutando de la comodidad de esta. Una serie de ruidos extraños comenzaron a sonar por toda la casa. Al principio pensé que eran las sirvientas, sin embargo, a esas horas ellas se encontraban en sus hogares. El miedo entro en mi y sigilosamente camine hacia la puerta para abrirla un poco y escuchar con mas claridad lo que ocurría. Voces. Se escuchaban voces masculinas, una rasposa, una gruesa y otra era una combinación de las anteriores.<<Ladrones.>> pensé de inmediato.

El miedo empezó a recorrer mi cuerpo entero, poco a poco, quizá yo estaba equivocaba, pero mi sexto sentido me decía que no era así. Abrí mi puerta por completo para así salir en dirección a la habitación de mis padres. Una vez frente a su puerta se escucho como un grupo de personas subían las escaleras, lento, pero las subían. Me apresure en entrar a la habitación y avisar a mis padres. Al parecer estos no se habían percatado de lo que sucedía dentro de nuestra casa, todo debido a lo alto que estaba el volumen del televisor. Trate de avisarles con un tono normal, procurando no ser escuchada por alguien mas que ellos, pero no funciono. Me escucharon, eso si, pero el programa no estaba en cortos así que estaban totalmente absorbidos por el suspenso del programa. No lograba escuchar si esos hombres estaban mas cerca nuestro que antes, eso me desesperaba, me frustraba. Con un solo movimiento le arrebate el control remoto a mi padre y apague el televisor. Una avalancha de quejas cayo sobre mi. Pero no me importo en lo mas mínimo. Los callé cuando empece a contarles la situación. Desconfianza, preocupación, miedo e intriga eran unos los tantos sentimientos que reflejaban sus rostros.

Ambos salieron de la cama, mi padre se dirigió al armario y comenzó una amplia búsqueda mientras que mi madre me abrazaba, intentando calmarme con el calor de sus brazos.

Entonces entraron los hombres a la habitación de un portazo. Mi padre había encontrado lo que buscaba, una pistola, y apunto con ella a los hombres. Sus manos temblaban sobre el arma.

-¡¿Que es lo que quieren?!- Grito con miedo mi padre.

Las armas de los hombres se dirigieron a el, ellos no temblaban en lo mas mínimo. Pareciera como si apuntar un arma a otra persona fuera parte de su rutina diaria.

-¡No son bienvenidos en esta casa! ¡Váyanse ahora mismo!

Ese ultimo comentario no fue del agrado de los hombres. Mi padre se dio cuenta de esto y dejo caer el arma sin siquiera darse cuenta. Todos sabíamos que ese comentario había marcado el fin de su vida.

-No...¡No lo hagan!- Suplico mi madre. Yo me mantenía en shock con el pensamiento de perder a mi padre, y de lo que pasaría después.

Uno de los hombres hizo una señal a otro con su mano libre, paso su mano de manera horizontal por la parte de su cuello, su movimiento tuvo un poco de gracia. Un estruendo sonó y mi padre cayo al suelo segundos después. Lagrimas salieron de mis ojos, sin embargo no tenia palabras. Mi madre corrió al lado de mi padre recargando la cabeza de este en sus delgadas piernas mientras sollozaba. Levanto su rostro lleno de lagrimas y miro a los hombres con odio.

-Ustedes...- Empezó.<<No,no lo hagas. ¡Me dejaras sola si lo haces!>> pensé.- ¡Ustedes, hombres sin corazón! ¿Como pudieron matar a mi esposo? Oh, ¡Pero esto no se quedara así! Yo voy a...

Nuevamente se escucho un estruendo y madre murió dejando solamente el sonido de su cuerpo estrellando contra el suelo como ultimo recuerdo.

-¡¿Porque la has matado, idiota?! Era divertido oírla reprochar. -Se quejo el hombre de voz gruesa. Era un hombre regordete, calvo y feo. Ademas de narizón.

-¡Lo siento! Era demasiado ruidosa y me alteró.- Respondió el de la voz rasposa. Un hombre esbelto, de cabello negro grasoso y dientes chuecos y sucios.

-¿Que hacemos con esta?- Pregunto el hombre que tenia la voz mezclada.Se había acercado a mi y me jalaba el cabello para que los demás supieran que se refería a mi. Aunque no tenia sentido porque no había nadie mas en la habitación. Su cabello era rubio, tenia la barba del mismo color y parecía tener un tic en la lengua.

-Hay que llevarla con nosotros y después la vendemos. Seguro que ganamos un buen dinero con esa carita linda que tiene.- Propuso el hombre regordete.

No quería que mi destino fuera lo que ellos quisieran. Así que me rehuse a caminar cuando me querían obligar a hacerlo.

-Mira mocosa, si no colaboras acabaras igual que tus padres.- Me amenazo el hombre del tic. Le di un empujón para apartarlo de mi.

-¡No iré a ningún lugar con ustedes! Están sucios y apestosos, no deseo terminar igual que ustedes.-Los provoque. Había llegado a la conclusión de que si mis padres no vivían ya no tenia sentido que yo siguiera en este mundo y menos en manos de aquellos hombres.

-¡Tu te lo buscaste!- Grito uno de los hombres. Disparó. Caí al suelo y ellos salieron de la habitación, en busca de cosas costosas que pudieran tomar.

Así fue como mi momento de recuerdos termino. Ya estaba muy débil. Difícilmente podía mirar a otro lugar que no fuera la puerta. La húmeda y caliente sensación que provocaba la sangre en mi piel era cada vez mayor ya que cada segundo había mas sangre a mi alrededor.

Yo ya estaba lista para partir, pero entonces lo vi. Aquel destello azulado que cambio mi vida por completo.

Dar para vivirWhere stories live. Discover now