Capítulo 11: Las cabezas por separado.

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Llegó el día en el que el profesor publicó la nota del examen de física.

Yo estaba en mi habitación, inmersa en algunos problemas de matemáticas endiabladamente difíciles que Paul me había dejado como tarea.

Fue Watson quien me avisó mandándome un mensaje a la Blackberry.

El mensaje de Bryan no tardó mucho en aparecer tampoco. Sin embargo, lo ignoré. Mis notas eran mías y de nadie más (bueno, salvo Paul… Y Mary). Pero no de Bryan. Dado la facilidad que aquel chico tenía para meterse con los demás y exhibir su prepotencia, lo mejor era no darle motivos para que hiciera lo mismo conmigo. Y mis notas bajas, tristes y escasas eran una llamada a su “crueldad”. La verdad es que el apellido Devil le pegaba bastante.

De todas maneras, yo tenía la sensación de que no terminaba de conocer a Bryan. No sabía con qué propósito me ofrecía cada día (sí, cada día, últimamente venía pasando mucho, en concreto en la última semana) llevarme a casa en coche.

Yo le decía que sí una de cada dos veces que me lo ofrecía, para no parecer desagradecida, aunque ya me estaba planteando el negarme en rotundo las dos de cada dos veces.

Algo me hacía pensar que él esperaba obtener algo a cambio de mí.

El caso era que no iba a contarle mi nota de física, ni la de matemáticas, ni ninguna nota.

No iba a permitir que Devil intentara medirse conmigo porque entonces, yo pasaría a ser su rival. Y ser el rival de Devil era algo que no le convenía a nadie en Ignature. Sólo se podría esperar de una persona que rivalizaba de él, y esa persona ni siquiera se molestaba.

Se trataba de Jackson. El misterioso y callado Jackson. Ése chico era el mejor. El mejor con mayúsculas.

Había recibido bastantes premios nacionales, en concursos de física, matemáticas, diseño y dibujo técnico… Sus notas eran desorbitadas.

Y, cuando menos trabajaba, obtenía como mínimo un nueve y medio de diez.

Obviamente, el mismísimo Bryan Devil no podía competir con aquello, y a la vista estaba que era algo que le desagradaba profundamente. Aunque, sinceramente, yo creo que lo que más le fastidiaba a Devil era el interés de muchas chicas por Jackson. Y no en el sentido de salir con él, si no que muchas parecían tenerle un especial cariño.

Claramente, Jackson, al portarse bien con todo el mundo y ser amable, se había ganado a sus compañeras.

No tanto a los competitivos machos testosterónicos de sus compañeros (quienes tenían como sumo líder a Devil).

Encendí el ordenador portátil. Esperé a que se cargara el sistema y, hecha un manojo de nervios, abrí el navegador de Internet.

Me metí en el aula virtual, donde los profesores colgaban apuntes, links a páginas interesantes, foros de discusión… Y las notas.

Allí estaba, un pequeño iconito con una letra A roja. Era el iconito de la muerte, así lo había llamado yo.

Respiré hondo.

Pero no me atreví a hacer click sobre él.

Me faltaba alguien allí.

Yo quería que Paul viera la nota conmigo, así si me venía abajo, él estaría para sujetarme.

Además, por otro lado, a él también le interesaba saber la nota, más que nada, porque había contribuido a ella tanto, o incluso más que yo.

Becca Breaker(I): Contigo © Cristina González 2013/También disponible en Amazon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora