Capítulo 81: Una jarra de agua fría

266 35 50
                                    

                                                                                                                                   Montrose 30 de noviembre 1918

 "Querido Albert,

Soy yo...sí, yo. Candy.

Esa persona a la que enviaste a Escocia para protegerla de un tipo peligroso, protegerla de ese hombre que quería  secuestrarme o algo peor. ¿Me recuerdas? 

Te estoy agradecida porque de no ser por tí no habría conocido a mi maravillosa familia. 

Pero dime ¿Tu afán por protegerme incluía mentir? 

Porque creo que en realidad, de quien debo protegerme es de tí. Porque me has hecho mucho daño, William Albert Ardlay. Tu hermetismo, tu facilidad para mentir...¡Me saca de mis casillas!

Sí, Albert.  Eres  incluso mejor actor que Terry. Eres exasperante, mentiroso, paternalista, valiente cuando te conviene y nunca sé lo que estás pensando, realmente. Yo te lo he contado siempre todo y tú en cambio nunca me cuentas nada. No estoy hablando de cosas cotidianas, sino de cosas importantes. 

Verás que te he adjuntado el artículo del Daily Telegraph donde aparece un artículo sobre esa mujer y su hija.

¡ Se os ve tan relajados y felices....! 

 Esa niña se parece a tu hermana Rosemary y  estoy segura que lleva tu sangre, Albert. 

El artículo es claro y dice que la madre es una enfermera que trabajó contigo en Kenia. Es la chica norteamericana que tanto le gustaba a Poupé y por la que yo me decidí a estudiar enfermería. 

¿Por qué  no me lo dijiste? ¿Es que no confiabas lo suficiente en mí?  

Dijiste que compartiéramos alegrías y penas, que las dividiéramos por la mitad. Pero  esta vez no has sido justo con tu parte, Albert.  Tu parte te la has quedado toda para tí , mientras yo como una tonta  te lo he contado todo. ¡Todo! incluso llegué a entregarte mi diario, para que lo custodiaras. 

Un cuaderno que me regalaste tú ¿Y para qué exactamente?  ¿Con qué intención? Ahora mismo me lo estoy preguntando. Tú conservas tu intimidad, tus secretos mientras yo no conservo nada. Nada cuando se trata de William Albert Ardlay. 

¡Porque no hay nada que no sepas de mí.!

 Se diría que mi alma está completamente desnuda ante tus ojos, mientras tú permaneces vestido con capas y capas de ropa. ¡Eso no es justo!

¡Me da igual la excusa que inventes esta vez! No pienso volver a creerte. 

Quería que tú estuvieras orgulloso de mí. Y creí que la enfermería sería una buena profesión a la que dedicar mi vida.  No lamento haberme titulado, ni tampoco haber cuidado de tí. Lo que lamento es haberme dejado engañar por tus mentiras.  Porque ahora que lo pienso bien,  siempre me has estado ocultando cosas, Albert. Me ocultaste tu identidad desde siempre, ocultaste que me conocías desde niño,  me dijiste que trabajabas de consultor de animales cuando en realidad gestionas un patrimonio multimillonario...Te conté miles de veces mi encuentro contigo en la colina y te me  quedabas mirando como si nada. 

Y hasta ahora, aunque me exasperaba, lo podía soportar. 

Pero que me hayas ocultado algo como esto, pone de manifiesto que no puedo confiar en tí. Que eres como tantos otros hombres que lo único que quieren es vivir la vida de manera egoísta sin importar a quiénes arrastren consigo.

Esmeraldas bajo un cielo sin nubes [Libro 2 ] Tu suerte: mi destino  [Libro 3]Where stories live. Discover now