Capítulo 70: Un nocturno de Chopin

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Ella no podía dormir

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Ella no podía dormir. Daba vueltas en la cama incapaz de conciliar el sueño con la imagen de Dimitri en la mente. Su expresión, sus palabras. ¿Cómo podía ser tan frío? Stephan en cambio, le parecía más humano, más comprensivo.

—Dale tiempo, Candy. Esta noticia significa mucho para él aunque no lo parezca.—Le dijo mientras lo observaban alejarse de ellos a grandes zancadas.

Pero la joven no lo tenía tan claro. La expresión de sus ojos oscuros, la seriedad de su rostro. Ni si quiera una leve sonrisa curvó aquellos labios apretados.

"Ay...Dimitri. No te entiendo ¿Por qué no te has alegrado de que tu prometida siga viva? Por tu expresión se diría que incluso te molesta...

Encendió una lámpara de aceite y bajó a la cocina de la mansión Bruce. No tenía caso preocuparse por la felicidad de otros cuando no sabían cuidar de sí mismos. Estaba cada vez más furiosa y frustrada con aquel joven obstinado.

Si no sabía apreciar lo que el destino le ofrecía, si no sabía aprovechar la oportunidad de ser feliz, no era asunto suyo. Ella no era su madre, ni tampoco su guardiana. Sin embargo, el convencimiento de que la joven era su prometida la hacía enfadarse porque ¿Cómo era posible que no quisiera mover un dedo? Si se tratara de Albert ella no dudaría ni un instante en ir a por él. Aunque arriesgara la vida.

"Dimitri, eres un egoísta inmaduro y desconsiderado ¿Cómo puedes estar tan tranquilo sabiendo lo que le espera a tu novia? Ególatra presuntuoso y arrogante. Si yo fuera Stephan te habría dado un puñetazo en esa cara de estatua que tienes..." Se dijo cada vez más frustrada pues por más que intentaba entender a Dimitri, menos lo entendía.

En ese instante, le pareció oír un Nocturno de Chopin interpretado al piano de cola que su abuelo había decidido retirar a la biblioteca tras la muerte de Poppy. La enorme biblioteca se encontraba bastante aislada del resto de la casa, pero aún así, el sonido llegaba, diáfano, triste, como las palabras de un amante destinado a separarse de su pareja.

Candy que había ido a por algo a la despensa para poder acabar con la ansiedad que la torturaba, se quedó extasiada escuchando la magistral interpretación que le llegaba como el eco de un sonido dulce y lejano. Se sentó en el sofá de la sala y cerró los ojos mientras degustaba un trozo de pastel de manzana hecho con el sucedáneo de harina de patata que había elaborado la cocinera aquella mañana.

"Está delicioso. Tendré que felicitar a Molly..."

El sonido del piano se interpuso y sintió como todo su ser vibraba con la intensidad de la melodía. Ella suspiró dejándose llevar, evocando sus ojos azules y el contorno de su cuerpo mojado aquella tarde bajo la lluvia, cuando la hizo suya en la casa del jardín. Esa música hablaba de gozo y también de pérdida.

"Qué música tan evocadora, me trae recuerdos..."  Se dijo mientras todo su ser se conmovía.

De pronto, la música se interrumpió abruptamente y el sonido de un golpe seco la hizo abrir los ojos asustada.

Esmeraldas bajo un cielo sin nubes [Libro 2 ] Tu suerte: mi destino  [Libro 3]Where stories live. Discover now