Capítulo 49: Intrigas, sospechas y bienvenidas

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Dominic Le Franc estaba eufórico

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Dominic Le Franc estaba eufórico. Se sentía arropado por Stair y podía disfrutar  de la fiesta con total entrega. No podía evitar reír de las anécdotas que le contaba Archie sin pudor ninguno y la cosa fue mucho mejor todavía cuando él añadió las suyas, mientras Stair ponía cara de circunstancias con cada detalle cómico que añadía. Para él su cara no tenía precio y les hacía arrancar carcajadas a todos.

Porque Domi había conocido lo que era la amistad verdadera en uno de los momentos más difíciles de su corta vida. La pérdida de su familia tras el bombardeo de su mansión familiar lo había dejado desolado. Era el único heredero vivo del título de conde de Fontainebleau que había ostentado su padre en vida y se sentía roto. Ya no le quedaba nada. 

También había perdido el contacto con sus parientes rusos de Petrogrado. Le preocupaba especialmente no saber nada de ellos  tras el estallido de la Revolución bolchevique. Hacía tiempo que no veía a sus  impetuosos primos mellizos: a Stephan y Dimitri,  a la  prima Irina o  a los más pequeños: la revoltosa Petra y a su hermano Gregory. Esperaba de todo corazón que lograran huir. Sabía que el MS Marlborough había logrado traer cientos de refugiados rusos a Europa y Domi confiaba en que sus parientes hubieran logrado escapar aunque albergaba serias dudas. De haber sido así, la tía Ada o quizá el tío Leonid hubiesen encontrado la forma de ponerse en contacto con él. Aunque por  otra parte ¿Qué refugio iba a poder ofrecerles? Su hogar ancestral había saltado por los aires, tras los bombardeos alemanes. 

Se sentía vacío, embotado por la tristeza. Creía que lo mejor que podía hacer para sobrellevar su tragedia era empezar en otro lugar y América le  parecía el sitio  perfecto.  Cuando Olivia le propuso acompañarla, no pudo negarse. Acaso ella también sentía la necesidad de tenerlo cerca. 

Suspiró.

Hacía rato que se había ido con el tío de Stair y pensó que quizá se había hecho una idea equivocada de ella, de sus verdaderos sentimientos. Después de todo,  él era un hombre roto y aquella joven parecía tener en mente  planes en los que él no parecía estar incluido. Si tenía que ser sincero consigo mismo, puede que su desesperación por huir de la tragedia le hubiese hecho hacerse ilusiones vanas, plantando sentimientos en donde solo había un terreno baldío.

Tomó otra copa de champaña. Sus nuevos amigos destilaban felicidad y optimismo. Stair llevaba con orgullo una extraordinaria prótesis diseñada con la ayuda de un talentoso chico llamado Gilbert Archer.

— Cuando lo conozcas te va a caer muy bien, Domi.  

—Si, y ya verás cuando conozcas a su hermana Candy.—Coincidió Archie con los ojos brillantes por el alcohol.

—Ooohh...sí. Nuestra maravillosa Candy.—Suspiró Stair.— Y mejor te lo advertimos ahora...—Añadió con una  mueca divertida e intrigante.

Domi escuchaba con atención.

—¿Advertirme de qué...?— Inquirió hipando tras ingerir una nueva copa de champaña.

—...De que blindes tu corazón ahora que estás a tiempo.—Afirmó Stair misterioso mientras miraba a su hermano. 

Esmeraldas bajo un cielo sin nubes [Libro 2 ] Tu suerte: mi destino  [Libro 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora