Primer encuentro

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Serena

Me revuelvo en mi cama intentando despertarme completamente, nunca me he acostumbrado a ser una mujer madrugadora, pero el día es corto para todas mis actividades y debo iniciarlo. Me siento aún adormilada en cama, escucho música en la cocina eso significa que Beryl se ha despertado. Beryl es mi mejor amiga desde la secundaria, es la mujer más inteligente y hermosa que conozco, tiene un cuerpo espectacular y lo más importante una personalidad arrolladora. Conocerla fue una bendición para mí, yo era demasiado tímida, la típica niña consentida de casa que no había salido al mundo y que le tenía pánico a entablar nuevas amistades. Las pocas "amigas" que tenía eran falsas, todas atraidas por el apellido Tsukino, pero no por mí. Todo eso cambió cuando una espectacular pelirroja llamada Beryl Osaka llegó a la escuela donde yo estudiaba. La primera vez que la ví, creí que era una supermodelo, su sola presencia captaba la mirada de los presentes en cualquier lugar y no solo por su belleza en mí caso lo que más me llamaba la atención era su inteligencia. De inmediato supuse que sería la chica más popular, que iba a estar rodeada de la mayoría de hipócritas que estudiaban conmigo, pero fue todo lo contrario, no sabía el por qué la alejaban de su ridículo círculo social. Mi timidez me impedía entablar una conversación con ella, pero anhelaba poder hablar con Beryl, pues en clases, sobre todo en historia se destacaba por su oralidad, se notaba que dominaba el tema y participaba sin temor a equivocarse. Fue gracias a que nos dejaron un trabajo en parejas, que pudimos hablar. En ese momento seguía sin entender, el por qué las demás estudiantes no querían trabajar con ella, por lo tanto cuando la misma Beryl me eligió para estudiar me sentí feliz. Desde el primer "hola" nos llevamos muy bien, teníamos gustos similares en música, cine, libros y demás. Hablar nunca fue problema, más bien era callarnos como decía mi hermano Haruka, con el pasar del tiempo Beryl me contó que las demás chicas no la querian porque era becada, su familia no era adinerada ni influyente, yo la verdad seguía sin entender por qué el dinero tenía que definir a una persona, sobra decir que eso no cambió nuestra amistad. Agradezco mucho ese trabajo en equipo que nos dejaron porque pude conocer a quien es mi mejor amiga, así mi madre nunca lo acepte.

– ¿Cómo es que te levantas tan feliz? – digo mientras me siento en una de las bancas que tiene la isla de la cocina. Beryl me sonríe y me da una taza de café bien cargado, ella sabe que sin café no puedo comenzar mi día

– Yo no me despierto feliz, es la música la que trae alegría a mí cuerpo – bailaba mientras cocinaba. Beryl decía que era mejor intentar alegrar tu día desde el inicio, por eso ponía música a todo volumen y movía su cuerpo al compás de las notas musicales, yo envidiaba esa fuerza de voluntad – ¿cómo dormiste? Escuché que Andrew se fue tarde

– Sí, teníamos que dejar arreglado la lista de invitados – hablé en medio de un bostezo – mamá está presionando con eso y antes de que Andrew viaje debíamos terminarla, así que le dije que pasara después del trabajo, es el único tiempo que tiene libre últimamente, solo espero que mamá no se entere que estuvimos solos en casa – Mi madre es una mujer ultra conservadora, demasiado estricta, la mayor parte de mí vida he hecho todo lo que dice, siempre tratando de complacerlar, creo que en lo único en lo que le he llevado la contraria es en mi amistad con Beryl. Cuando le dije que me iba a vivir con ella casi me quita el habla, según mamá tengo que estar con mujeres de mi misma posición social, y no con chicas tan... exóticas. Hizo muchas cosas, para que yo no me mudara con mí mejor amiga y nada le funcionó, hasta intentó chantajearme con quitarme el habla, si embargo no logró su objetivo, nada me iba alejar de la única amistad sincera que tengo. Fijé mi vista en la taza de café, anoche di muchas vueltas en la cama, tenía un tema que rondaba por mi cabeza, uno que me avergonzaba

– Habla – dijo Beryl sentándose frente a mí – sabes que no te voy a juzgar, pero si diré mi sincera opinión así no te guste – ella me conocía demasiado, tanto que sabía que me daba pena hablar de lo que me aquejaba

Entre el amor y el compromisoTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon