El Flautista de HameliZ

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El Flautista de HameliZ es una versión del cuento clásico escrito por el autor de Pueblo de Sombras y DEGENERACIÓN (Disponibles en Amazon). Si te gusta el relato, no olvides votar y comentar, tu apoyo es importante.

                                                              El Flautista de HameliZ

                                                                       David Pardo

Hubo tiempo en el que la ciudad de Hamelín lucía esplendorosa bajo el cielo sombrío de Alemania. Las familias, adineradas en su mayoría, disfrutaban de una vida acomodada tras los altos muros de piedra que custodiaban la ciudad. Los hombres trabajaban en sus comercios y alimentaban su gula con ricos manjares; las mujeres saboreaban el rico café llegado de los rincones más alejados del planeta y lo aderezaban con dulces de canela o miel, sentadas en sus terrazas, al atardecer. La ciudad de Hamelín, de preciosas casas con techos dorados que resplandecían con la llegada del alba, de enormes arboledas con frutales donde los niños jugaban sonrientes y felices cuando finalizaba el día, con la lección de astrología ya aprendida.

Decenas de carruajes atravesaban las puertas de Hamelín a diario, abastecían de productos a los comercios y enriquecían a los mercaderes. Por aquel entonces eran cientos, quizá miles, las personas que acudían a la ciudad en busca de materias primas, alimentos, ropas, e incluso cajas de madera con botellas de licor con el que emborracharse… Pero rápido se propagó el rumor por las aldeas del reino de que algo extraño ocurría en Hamelín. Los más aventurados narraban historias terroríficas sobre muertos que caminaban entre los vivos, desgarrando a todo aquel que osaba transitar por las calles de la ciudad. Pronto, los habitantes del reino dejaron de visitar los mercados de Hamelín, provocando la ruina entre sus habitantes.

Hoy, reunidos junto al agradable calor de este fuego, os advierto que no tengo la intención de relataros un cuento de princesas, tampoco de reyes que libran batallas para conquistar castillos. El cuento de esta noche no trata de amor, ni de superación: este cuento trata de la vida y la muerte, trata del horror pero también de la venganza, y nos enseña que nunca debemos engañar a la persona equivocada.

—¡Alto! —Dijo con la mano en alto uno de los soldados que custodiaban la puerta de entrada a la ciudad—. Muéstranos la mercancía.

—Tan solo llevo unas cuantas vasijas de cerámica y unas cajas vacías —comentó el comerciante cuando hubo detenido el carruaje. El soldado asintió y levantó la vieja tela de lana marrón que cubría la carga.

—¿Cuál es tu nombre, anciano? —preguntó el joven guardia.

—Herbert, señor —respondió el comerciante, acariciando su barba blanquecina—, descargaré la mercancía y marcharé hacia mi tierra esta misma noche.

—¿Es sangre eso qué veo en tus uñas? —interrogó el soldado, al ver unas manchas rojizas en los dedos del anciano.

—¿Esto? —Se extrañó el viejo mostrando sus manos—. No, señor, son restos de barro… Soy alfarero, el mejor que comercia en este reino. Seguro que te has emborrachado alguna vez con licor destilado en mis vasijas.

El guardia no pudo evitar dejar escapar una sonrisa, y a continuación hizo un gesto al anciano para que reanudara su marcha.

—¡Dejadle pasar!

Estaba anocheciendo cuando las puertas de la ciudad se abrieron para Herbert. El anciano condujo su carruaje por las calles adoquinadas de Hamelín, ocultándose en la oscuridad hasta llegar al patio trasero de un pequeño comercio, poco visible en aquel tenebroso y apenas transitado callejón. Allí se detuvo y saludó al desdichado mercader que había contratado sus servicios.

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⏰ Última actualización: Feb 15, 2013 ⏰

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