Ahora que te has ido

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Abro los ojos lentamente, acostumbrándome a la luz del día y me doy cuenta de que es hora de levantarme. Es temprano en la mañana, hace frío y el sol no parece tener intenciones de aparecer en un buen rato, quizás por el resto del día, y el gris de hoy se esparce por la estancia, envolviéndome. Aún así me levanto, pero con una ligera pereza que me cala hasta los huesos, ¡realmente hace frío! Sin embargo, me apresuro a iniciar mis tareas diarias con normalidad, la vida sigue.

Me dirijo a la cocina y preparo café con leche, más leche que café como tanto te gusta, y también un par de sándwich para nuestro desayuno. Sentado frente al comedor pruebo el sándwich que he preparado y una media sonrisa aparece en mi rostro al probar el mío.

-No está mal, ¡Eh! -Exclamo divertido - ¿Qué opinas tú? -Pregunto, buscándote a mi lado, pero no te veo por ninguna parte.

Es entonces cuando me doy cuenta de que estoy solo, de que tú no estás aquí, de que te has ido y ahora que todo parece tan vacío sin tu presencia, el aire no podrá reemplazar tu respuesta incluso si grito y exclamo esperando que me contestes.

Me levanto de la mesa sin más, ya no tengo ganas de comer, no si sigo recordando una y otra vez que por más que lo desee, tú no volverás a mí de cualquier manera.

En toda la casa tu aroma aún persiste a pesar de que sin ti aquí, este lugar parece aterradoramente enorme. Antes no me di cuenta de que nuestro recibidor es bastante espacioso, tampoco sabía que nuestra alcoba es el doble de grande que las alcobas de nuestros amigos, y, sobre todo, jamás me di cuenta de lo extensa, fría y solitaria que es nuestra cama.

Me he dado cuenta de todo ahora, ahora que no estás.

Convertido en un verdadero zombi, camino lentamente hacia la sala de estar, donde he dejado algo que deberías atesorar, pues estoy seguro de que las cosas que contiene realmente te harán falta ahora. Sentado sobre tu sofá favorito comienzo a recorrer con la mirada las cosas que he depositado en esta pequeña caja de cartón para ti.

He preparado una copia más de nuestros álbumes fotográficos para que la conserves y sonrías al recordar aquellos tiempos como yo lo hago ahora al verlas a pesar de que tú no estás para sonreír conmigo. Debido a que afuera hace mucho frío y el clima cambia constantemente, he dispuesto también un kit extra de suéteres para ti, para que te abrigues bien ya que eres fácil de enfermar. Te conozco bien y sé que no sueles llevar paraguas al salir, por eso he preparado una gran sombrilla para que te refugies de la lluvia cuando ésta azote la cuidad sin previo aviso alguno. Aquí he depositado también tu querida cámara para que fotografíes cada parte del enorme mundo que se abrirá ante tus ojos y no te pierdas de ningún detalle; asimismo he guardado guías turísticas de los lugares interesantes que siempre dijiste que querías visitar conmigo pero a los que jamás fuimos, ahora que eres libre, sin duda debes visitar aquellos sitios y disfrutar el conocerlos al máximo. En esta pequeña caja he depositado también tus diarios, recortes, discos y muñecos de felpa favoritos, aquellos que siempre conservaste con tanto fervor y que solo olvidaste el día que te marchaste para siempre de aquí. Ah, y no te preocupes, para cuando estés viajando he preparado algo también: tus inseparables libros de aventuras y romance, así como los de ciencias y arte; podrás leerlos todos en el camino para que no te aburras.

Sin embargo, una gran pregunta me ataca y me inquieta.... Pienso que para cuando estés sola, el calor corporal reconfortante de la persona que tanto te ama... ¿Cómo puedo preparar un set extra para que te lo lleves?

Por cierto, también te puedes llevar mi alma, aquella que te di en un beso, pues al fin y al cabo siempre fue tuya. Llévate los restos de Octubre, el mes en que nos conocimos, y también los abrazos que por culpa de mi indecisión, mi temor y mis idioteces, jamás te di.

Una vez más estoy observando tus cosas como si se tratase del más raro y excepcional de los tesoros, y en parte, lo es, es un tesoro excepcional porque te pertenece, y tú misma eres excepcional como ninguna otra. Jamás podría encontrar alguien como tú ni siquiera si recorriese todo el mundo en búsqueda de alguien igual.

Eres única, eres diferente, eres encantadora.... Y sólo lo valoro hasta ahora, ahora que te has ido.

Revisar tus cosas una y otra vez, añorarte, pretender hablarte y llorar al saber que no estás son ahora un hábito, al igual que las tercas heridas que no se curan, parece que aún te espero mientras se me astilla el alma.

Después de que te fuiste, mis recuerdos de ti son constantes y nunca me abandonan, a veces parece que sigues aquí, pero saber que no es así duele mucho más que antes. Tu aroma, tu voz, tu alegría.... Todos ellos han quedado atrás. Al final, solo te llevaste tu pureza, tu inocencia, tu dulzura y fragilidad, y a una persona que yo jamás debí dejar ir.

Ahora que te has ido, un terrible miedo me ha embargado y la angustia me ha convertido en su presa. Sucede que realmente no quiero que estés sola, siendo solo una persona oculta entre la multitud. No quiero que camines bajo tormentas y lluvias, tu sola, enfrentando la crueldad del mundo por ti misma.... Yo.... No quiero que las lágrimas sean siempre tu compañía.

Sonrío con ternura al terminar de acomodar las cosas en la caja.

-He pensado en todo, ¿verdad? Estoy seguro de que te encantará todo esto y nada te hará falta mientras estés lejos de casa -medito sin deshacer mi tonta sonrisa.

Es verdad, a pesar de que ya no estás aquí, aún pregunto y te hablo, le hablo al viento; simple y sencillamente porque estoy acostumbrado a tus aplausos de euforia cuando hacía algo bueno por ti, a tu estruendosa risa y a tu sonrisa llena de dulzura.

Todas estas son cosas que sin duda debí haber dicho frente a ti antes: mis sentimientos. Sentimientos de los que simplemente no pude hablarte porque antes de que pudiera si quiera tener la posibilidad de hacerlo, me dejaste solo en este lugar y volaste lejos, cual mariposa colorida y bella que se escapó de mis manos justo cuando pensé que me pertenecía.

Ahora, todo lo que puedo hacer es recordarte mientras te espero en silencio y soporto el dolor que me trae el no tenerte entre mis brazos.

En las noches, cuando duermo, a veces puedo verte sonriendo y despidiéndote de mí con la mano, luego das media vuelta y te alejas sin más. A pesar de que paso los días llamándote, no hay respuesta.

Nuestra historia ahora está escrita en un cuaderno vacío, y ahora que lo mejor será que me olvides, yo también trato de borrar tus huellas en mi habitación. Con esfuerzo estoy intentando olvidarte, pero no es lo que mis sentimientos quieren, no es lo que mi corazón desea.

Quizás en el futuro conozcas una mejor persona, que te comprenda y se preocupe por ti. Así que cuando la encuentres, dile a esa persona que te gusta comer chocolate a media noche, que el yogurt de durazno es tu favorito, y que lloras con cada película romántica que ves al punto de creerte dentro de la trama mientras comes helado de fresa entre las frazadas de tu cama.

Realmente espero que seas muy feliz y te sientas realizada.

En ocasiones, desde lo más profundo de mi corazón, anhelo que vuelvas, pero como sé que lo mejor para ti será estar lejos de mí, sólo tengo un último deseo: Solo deseo que tengas una vida dichosa.

Conserva este pequeño, pobre e improvisado manual de instrucciones ahora que te has ido y no regresarás, y por favor sigue cada una de mis recomendaciones al pie de la letra para ser completamente feliz, muy feliz lejos de mí.

Por favor sigue volando hacia la felicidad. No des marcha atrás, simplemente vuela hacia delante. Y sobre todo: Por favor olvida que yo todavía estoy solo y te añoro todos los días de mi vida.

Ahora que te has ido... |Finalizado|Where stories live. Discover now