Tal vez te lance por la ventana

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Al terminar de fumar un habano de chocolate de la caja guardamos el cofre bajo la ropa de

Alexandra en el ropero.

-¿Te vas?

-Creo que si, tengo que enfrentarme a mi padre.

-Sabes que puedes volver si sucede algo.

-Si, lo sé Alex.

-Oye... ¿tienes algo?

-No, ¿por qué? -Contesté confundida.

-Noté de desde que entramos a la casa... -Me observó con la boca abierta. -¿Estás celosa

porque besé a Andy? -Susurró como si fuera un oscuro secreto.

-¿De qué hablas? Claro que no, ni siquiera los vi.

-No te hagas _____.

-Entiéndelo Alexandra, no me gusta, y jamás me gustará. Además estoy con Paul, sería

imposible.

-Pero te parece lindo.

-¿Si te digo que si me dejarás en paz? -Asintió con la cabeza. -Bien, si, es hermoso... -Rodé los

ojos y tomé mi mochila.

-Espera, te llevo yo. Tim arregló su auto.

-¿Y te deja conducirlo?

-En realidad no, pero acaba de irse al supermercado. -Reí.

-Bien, si tu lo dices. -Ambas salimos de la casa y nos subimos al auto. Debía admitir que la

manera de manejar de Alex me hacía temblar, pero no tenía ganas de caminar. Ni siquiera unas

pocas cuadras hasta casa. Apenas llegamos me bajé y la abracé.

-No te tomes todo el whiskey.

-Claro que no, nos vemos mañana.

-Bien, adiós. -Entré a la casa, la puerta estaba abierta y subí sigilosamente hacia mi habitación

pero oí una voz grave a mis espaldas, era mi padre.

-¿Dónde carajo estuviste?

-En casa de Alex. -Contesté tranquilamente.

-¿En casa de ésa chica? ¿Por qué?

-Porque no quería verte, ni tampoco a Mariah, ni a su hijo.

-Andy me dijo lo que le dijiste cuando te encontró en el cementerio, ¿qué hacías allí?

-Sabes que siempre voy, me gusta tener privacidad, allí puedo hablar con mamá.

-Tu madre está muerta.

-No me digas. -Contesté irónica.

-No me contestes asi _____.

-Ok. -Entré a mi habitación con la llave.

-Compartirás la habitación con Andy. -Dijo antes de cerrar la puerta.

-Claro que no lo haré, no empieces tu también.

-O la compartes o duermes en el sótano, tú decides.

-Me estás arruinando la vida con tu noviecita y su hijo. -Contesté furiosa.

-Hija...

-Oh, ¿sigo siendo tu hija? Digo, porque tú ya no eres mi padre, tal vez eres su alter ego. -Di un

fuerte portazo y me lancé a la cama, cerrando los ojos y colocándome la almohada sobre la

cara para no mojar mi cara con las lágrimas, oí el rechinido de la puerta al abrirse, pero no

Jamas cambiaras (Andy Biersack y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora