Capitulo 1: En el bosque.

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Mi cara estaba pálida, tan blanca como la nieve que estaba por debajo de mis zapatos. Traía una chamarra cafe con peluche en el las mangas y el gorrito, unos leggins negros y unas botas que me cubrian lo suficiente; Sin embargo era inevitable no sentir la fuerte ráfaga de aire frío que me golpeaba, era como estar desnuda a pesar del fuerte sol que hacia. No habian locales, una plaza, nada, no habia nada; solo yo y el horizonte, no servía de nada quedarme parada en el mismo lugar desértico abrazandome a mi misma pensando que así se me pasaría el frío. Comencé a caminar sin rumbo fijo tratando de que la suerte se pusiera de mi lado y me dejará encontrar un lugar donde refugiarme hasta que la nieve se derritiera y el frío desapareciera. Llegué a una cumbre bastante pronunciada y llena de pinos con nieve en las copas; sería bastante complicado bajar por aquí, me gire para ver mis otras opciones pero no lograba ver más que el horizonte y las huellas de mis pisadas en la nieve. Cuando me decidí a seguir logré escuchar un grito: el cual me desoriento bastante, me gire de nuevo y alcance a ver la sobra de una persona que caminaba hacia donde yo estaba.

—¿Hola?—dije casi gritando para que la persona al otro lado pudiera escucharme.

No consegui respuesta, espere a que se acercara un poco más para poder distinguir a la persona que se acercaba. Llevabá una tunica negra y la cabeza descubierta, se alcanzaba a apreciar su maltratada melena castaña y su altura bastante elevada, conforme se acercaba alcance a notar su cara arrugada y gorda, era bastante feo, también vi detrás de el una silueta un poco mas enana ¿Era un perro? Se seguia acercando y yo seguia paralizada en el mismo lugar.

—¿S... sabe a dónde debo dirigirme? —tartamudé y note que mis labios parecian piedras de lo reseco que se encontraban.

Se escucharon unas risas severas que me sobresaltaron... no paraban.

—Modok, dile a donde tiene que ir...

Un gran lobo se dejo ver y comenzo a correr a toda prisa hacia mi. Me gire y comence a correr esperando aun que la suerte acudiera a mi y me permitiera esconderme entre los tantos arboles de este extraño lugar que desconozco. Corrí y corrí... aun se escuchaban bastante cerca sus gruñidos y respiraciones; sonaba como un perro con rábia. Miré hacia atras y noté que no estaba, continué caminando despacio inspeccionando cada centimetro del frío lugar. Escuche un aullido y me alerté de nuevo, pero ¿Hacia donde tenía que ir? ¿En dónde no correría riesgo? Dios, estaba realmente asustada, mis manos muy mojadas y mis piernas no me ayudaban demasiado, estaban temblando, en cualquier momento me fallarían y caería. De pronto reparé en un árbol grande con un hoyo lo suficientemente espacioso, seguro cabía ahí, el unico problema sería que tendría que trepar y todas las veces que intente hacerlo fallé y caía raspandome los codos y las rodillas, una vez no corrí con tanta suerte y me fracture el hombro, pero no tenía otra alternativa. Me dirigí al árbol con toda la cautela posible y comence a trepar. Mis manos estaban entumidas y mojadas, la verdad no me ayudaban bastante. Coloqué una mano en una pequeña rama del gran arbol y uno de mis pies en otra, y así hasta que casi alcancé la altura  cuanto uno de mis pies fallá y me hace resbalar un poco, el sudor comenzo a inundar mis mejillas y las manos comenzaron a arderme, consegui pisar una rama que tenía cerca y alcance la altura suficiente para poder entrar en el hoyo. Adentro era oscuro y temía encontrarme con una araña pero nada era peor que ser comida por un lobo. Me asome con cuidado para que nadie pudiera encontrarme y alcance a ver al señor de la tunica con el lobo mirando por todos lados, seguro me buscaban.

—Tú y tu estúpido olfato que no sirven para nada.

El hombre feo le dio una patada al lobo y esté solo gimio. Me recargue sobre el tronco de madera y comencé a dormirme...

*Paz* Todavia adormilada logré matar al mosquito que tenía la intención de picarme. Aun estaba un poco desorientada hasta que recorde como había llegado ahí. Volví a asomarme por el hoyo y no lograbá ver más que arboles, si no fuera por la luna llena no alcanzaría a ver nada. Me dispusé a bajar de aquel árbol y al momento de asomarme lo suficiente para pensar la manera de lograrlo me entro pánico. Cerré los ojos:

—Básta Andy, no puedes tenerle más miedo a un estúpido árbol que a un lobo que intento matarte.

Me puse de espaldas hacía el resto del "bosque" y comence a bajar, uno de mis pies en una rama y mis manos sujetando otra. Aun me dolían las manos, hace un rato me habían sangrado un poco debído a mi casi caída. Alcancé la última rama sin mucho éxito y caí ¡Demonios! comencé a quejarme del dolor, al parecer me doble el tobillo pero no podía permanecer ahí tirada mucho tiempo, el lobo podía volver. Me levante y seguí con mi camino.

1... 2... 3... pasos más. Esté sitio parecia no tener fin todo erá arboles, ramas, insectos y nieve.

Estaba comenzando a darme hambre cuando a lo lejos veo una fuerte luz. Era una vieja casucha al fondo del bosque. Me alegró demasiado que comence a caminar más rápido ignorando el dolor que mi tobillo me causaba. Todo parecia ir bien hasta que tropece con una rama y me golpeé la cabeza mis ojos comenzaron a cerrarse y antes de que todo se tornará negro sentí algo liquído callendo por mi cara. Ví la cabeza del lobo sobre la mía y sentía su respiración como si fuera mía, gire mi cabeza y alcance a ver un hombre parado en el porche viendo la escena.

—Bien hecho Modok

Y todo se tornó negro.

Faerie TaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora