16. FIN

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Un torbellino de emociones, miedos, esperanzas colapsaron en el interior de Danna. Por sus venas corría dinamita... Porque los malos entendidos siempre nos dejan con ese amargor en el paladar. Porque si no somos capaces de hablar con claridad y preguntar como niños pequeños cuantos ¿y por qué? sean necesarios para evitar confusiones. Porque cuando se ha tropezado una vez, la cicatriz no desaparece nunca y el recordatorio involuntario de que existe esa piedra en el mundo que te hizo daño permanece toda la vida... si sabemos eso, debemos vivir como el manantial, siempre claro, siempre libre, con nuestra propia esencia, nunca estancada ni turbia... aun así, está la semilla cruel y despiadada de la inseguridad, que nos juega malas pasadas porque queremos ver el agua bien conservada, pura... y aun siéndolo, palpable casi ante nuestros ojos... no lo vemos en ocasiones.

-¿De qué estás hablando? -Danna dio un paso hacia Vicente, con una mirada que taladraba su pensamiento, quería adivinar su verdad-.

-No te he puesto las cosas fáciles... en el pasado la fastidié e indirectamente has vuelto a sufrir por mí. -Vicente respiró hondo, intentando sacar fuerzas y aclarar las ideas para exponerlas de una forma coherente y creíble.

-Habla de una vez o te juro...

-Cálmate de alguna forma quiero enmendar el daño que te he hecho aclarando todo este enrollo, pero sentémonos, es largo de contar-.

Se acomodaron en una cafetería, Danna invitó a Esteban a acompañarlos pero este prefirió ser discreto y darles la intimidad que necesitaban. Sabía que Danna tenía muchos asuntos que zanjar que se dieron lugar en un tiempo que ellos no se conocían, se mantuvo cerca por si necesitaba su ayuda o apoyo...

-Muy a mi pesar tengo que aceptar que Samuel te ama, con un amor como debería ser, como desee yo amarte ti. Él nunca te engañaría, de hecho no lo he visto con ninguna mujer desde que te fuiste. -El entrecejo de Danna se contrajo tanto que le quedaría arruga irreversible y su boca se abrió en una perfecta O. -Aun así estuvo y sigue estando al lado de Sara, la ha ayudado mucho con el niño, que es preciso...

-¡¡Sara tiene un bebé de él!! -El rostro se le endureció de tal modo que de su mente se esfumó las palabras de Vicente sobre el amor de Samuel por ella-.

-Sí... pero ahí te equivocas en parte, Samuel no es el padre. Soy yo... -la miró a los ojos pero ella los tenía ya inyectado en sangre, aunque hacía un esfuerzo por escuchar hasta el final sin volver a interrumpir. - Conocí a Sara en L'Eveil, nos gustamos mucho y comenzamos una relación. Nos veíamos cuando estaba en la ciudad, que fue cada vez más frecuente. Digamos que ella sufrió mis celos enfermizos también, hace dos años que estoy con ayuda profesional porque quiero a Sara y no la quiero perder de nuevo.

-¡¿Están juntos entonces?!

-Sí... En la fiesta donde nos vimos fue cuando Sara supo que yo fui ese monstruo que te hizo daño. Que te amaba aun en ese momento. Ella sufrió mucho en la posición que se encontró por coincidencias del destino, yo tampoco sabía que era tu amiga. Terminó sabiéndolo tu amiguito Carlos y Samuel, la apoyaron cuando nos separamos y ella supo que estaba embarazada, Samuel ha sido como un padre para mi pequeño... todos hacemos un gran esfuerzo por llevarnos bien, yo sé que tengo un carácter un poco difícil cuando se trata de las personas que amo, pero sé que ellos son nobles y sinceros. Danna... nunca te han traicionado y Samuel te ama.

Esas últimas palabras quedaron resonando a modo de eco en su cabeza "Samuel te ama" "Samuel te ama" "Samuel te ama". Se levantó por inercia, cogió su bolso y se marchó sin decir nada, ni a Esteban que sabía estaba a dos mesas más allá.

Se enfrentaron los hombres, el pasado y de cierta forma el presente de Danna, en medio el equipaje que aún permanecía donde estuvo sentada escuchando como había perdido dos años de su vida sufriendo por su impetuosidad y orgullo.

DÁDIVA EN EL CAOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora