Cuando Emma y yo hicimos esa apuesta pensé que sería algo sencillo, pensé que los meses pasarían rápido y que las cosas saldrían bien para mí ahora estoy tan perdida.
Cuando Emma y yo hicimos esa apuesta pensé que sería algo sencillo, pensé que los meses pasarían rápido y que las cosas saldrían bien para mí ahora estoy tan perdida.
Nunca debí caer por él.
Sin embargo, tampoco detuve mi descenso.
Nada logró apaciguar las maliciosas llamas de deseo que se prendieron dentro de mí.
No su frialdad.
No su silencio.
No sus advertencia...