Arthur, un pianista de veintisiete años con un trágico pasado y una gran desesperanza en su alma, ayudará a la universitaria Alyssa a recuperar las riendas de sus sueños.
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En él, todo está en cenizas.
En ella, el fuego se ha extraviado.
Luego de un pasado tormentoso que ha dejado heridas imborrables en su mente y corazón, Arthur John Keller sobrevive solo, sin esperanza y con un crudo remordimiento que lleva anclado como una segunda piel. Ha vivido los últimos cuatro años de su vida sin rumbo ni propósito, sin echar raíces a su paso; solo con ecos que le recuerdan lo que algún día fue. Su existencia dará un giro radical cuando, llevado por la incertidumbre, rompa el juramento que hizo tras aquella trágica nochebuena: no volver nunca a Nueva York.
Sin desvelar su presencia, convertido en un fantasma, regresará a la gran manzana para saber del presente de la que alguna vez fue su familia. Sin embargo, su estancia en la ciudad se extenderá más de lo predispuesto cuando su mejor amigo se cruce al azar en su camino y, tras remover la espina de su herida, lo orille a quedarse. Así, sin buscarlo, terminará por experimentar todas las cosas que no quería volver a sentir, pero que tal vez necesitaba; como los anhelos, la música y la pasión.
Alyssa Marie Dawson ha vivido durante años alejada de su autenticidad, prisionera del sendero que eligió a partir del accidente automovilístico en el que murió su madre, justo cuando estaba por dar el gran salto hacia la construcción de su destino ansiado. Su realidad, desde entonces, ha permanecido en un caudal gris, solitario y apacible, hasta que siente el llamado de cambio y conoce a su indescifrable y magnético tutor de piano, quien la envolverá en un inquietante océano de emociones desbordantes y desconocidas.
Arthur y Alyssa pueden entender la sustancia de sus propias sombras, menos lo que surge entre ambos como un huracán imprevisible y arrollador.
Martin, nuevo director de marketing de la agencia de su padre, y Juanjo, diseñador creativo de esta, no se soportan... ¿Podrá la ciudad eterna hacerlos cambiar de opinión?