Nunca creí que con todas las reglas con las que yo había crecido, terminaría entregándole mi corazón a aquel que no era un caballero. El día qué lo conocí fue mi primer pensamiento: El no es un verdadero caballero pero me salvó de todos modos. Mi puesto como princesa de Markoa nunca creí que tendría que escoger entre el hombre que era conocido como un caballero ante todas nuestras naciones o al hombre al que todos mencionaban su nombre en los planes de guerra. Bartolomé Alexander.