Es de conocimiento común que, tras los trágicos eventos del templo GuanYin, Lan XiChen, líder de Gusu Lan, decidió entrar en reclusión. Es de conocimiento común también que salió de la misma pasado algún tiempo con la intención de retomar sus deberes. La vida seguía adelante, después de todo, y él decidió avanzar junto al resto del mundo.
Los Recesos de la Nube abrieron sus puertas para los jóvenes discípulos de las sectas de cultivo. Se retomaron las tradiciones, la enseñanza, y con ello Lan XiChen retomó su vida corriente, su rutina como figura clave para el clan. A su alrededor, todo seguía como siempre, como debe ser...
O no.
Nunca esperó despertar de aquella manera al lado de aquella persona. Y mucho menos en esas circunstancias. Porque... ¿se puede saber dónde diablos estaba?
...
Lan Huan tenía una imaginación desbocada. Desde siempre, desde niño. Por algo era escritor, después de todo, aunque a su tío nunca le había hecho demasiada gracia que se dedicase a la literatura e insistía en que ese no era un trabajo de verdad, que debería haber seguido como periodista. Pero, bueno, su tío tenía muchos prejuicios. Tampoco opinaba que el trabajo de su novio fuese un trabajo de verdad, pero ¿y lo bien que le iba a La Sonrisa del Emperador qué?
Al principio pensó que todo era un sueño y, por supuesto, no se asustó. Lo disfrutó incluso. Los que se asustaron fueron los pobres discípulos de Gusu Lan al ver que de pronto su amado primer jade sonreía como si hace dos años no hubiese tenido que matar a su hermano jurado ni nada. Lan Huan ni siquiera se imaginaba que esa era la razón tras sus miradas de asombro, y no lo habría sospechado jamás. Al fin y al cabo... ¿qué va a saber un millennial de las tradiciones y las pesquisas del mundo del cultivo?
Fanfic largo.
~Actualización semanal los viernes~
- Capítulo 1: Mis sueños nunca han sido tan realistas
- Capítulo 2: ¿Dónde se desayuna por aquí?
- Capítulo 3: Es un poco pronto para beber, ¿no crees?
- Capítulo 4: Así que esto es un teléfono
- Capítulo 5: Eso ha dolido más de lo que debería
- Capítulo 6: Ya me mando yo al sofá
- Capítulo 7: ¿Cómo que veintitrés de marzo?
- Capítulo 8: No, no ha sido un lapsus freudiano
- Capítulo 9: Lo poco que tenemos en común
- Capítulo 10: Si suena a locura y parece un disparate...
- Capítulo 11: El arte de salir de situaciones incómodas
- Capítulo 12: Toda esta calma me huele a tormenta
- Capítulo 13: Otra vez no
- Capítulo 14: Me miras como si supiera algo del siglo XXI
- Capítulo 15: ¿Para que sirve una cinta de correr si sigo en el mismo sitio?
- Capítulo 16: Debería cuidar por dónde piso
- Capítulo 17: Vamos a ver, tengo un móvil y no sé utilizarlo
- Capítulo 18: Solo creo que eres hermoso
- Capítulo 19: Podemos encontrarnos a medio camino
- Capítulo 20: Y si no estoy loco, ¿qué está pasando aquí?