Hospital pandemia

Mi jefe del periódico donde trabajaba me había encargado la tarea de hacer una nota acerca del que, se decía era el mejor psiquiatra de la ciudad ya que sus métodos ni siquiera requerían medicación de algún tipo. Era la tarde del viernes 10 de agosto de 2018, la hora exacta no la recuerdo.

Esa noche llegué a casa y procuré hacer a un lado los pensamientos respecto a este nuevo encargo. Me preparé un par de emparedados, un vaso de agua de Jamaica, escuchar la radio y a las 23:00 horas, a dormir.

Al día siguiente, sábado 11 de agosto, decidí ir al cine a ver un par de películas, no deseaba pensar para nada en ese famoso sujeto del que, casi toda la ciudad hablaba. Después de todo sabía que tendría el domingo para hacer los preparativos correspondientes el día previo al inicio de mis actividades.

Llegó el domingo, son las 20:00 horas y antes de cenar preparo mis hojas blancas que es la manera en la que me gusta realizar mis notas y demás escritos de mi profesión: siempre en grupos de tres hojas, engrapadas, y en la medida de lo posible, que sean hojas recicladas como solemos llamarlas en el ambiente en el que me desempeño, esto es, aquellas hojas que alguna de sus caras no ha sido utilizada y está en blanco, dispuesta a servir. Dos grupos de tres hojas, mi lapicero, y por supuesto, el de repuesto.

Preparo mi cena: un par de huevos estrellados, frijoles refritos y un vaso de agua de Jamaica. La radio, a las 23:00 horas, a dormir.