No podía hacer eso, no entregaría jamás al hombre que la hizo sentirse de una manera especial. Era el malo, lo sabía. Pero nadie en este mundo es del todo bueno. Jugar a policías y ladrones no era tan infantil después de todo. Un amor imposible que no debía crecer con el paso del tiempo. A ellos no les importó, querían vivir aún corriendo el riesgo de no tener final feliz... Ella tan dulce e inteligente, un peón. Él, un seductor, frío y calculador. Con un reinado perfecto e inquebrantable. Pero hasta el más simple peón, puede derrumbar reinos enteros.