Pip... Pip... Pip... Es lo único que escucho desde que estoy aquí. ¡Rayos! Es lo único que puedo pensar, jum... si me escucharas me estarías diciendo que fuera más positiva, que no pensara lo peor. Estoy sentada al lado tuyo, por lo menos la habitación es cómoda, aunque ese color blanco en todas partes con tonos de verde, es bastante enfermizo, pero que se le puede pedir a una habitación de un hospital, tienes varios tubos para poder respirar, el suero, los electrodos que me indican que tu corazón todavía late y mientras late, el mío está en una cuerda floja... Esperar, esperar y esperar ¿Acaso los médicos no pueden decir otra cosa? Tomo tu mano pensando, deseando que puedas sentir mi caricia y volver del sueño profundo en el que estés, que tomes mi mano entre las tuyas como siempre hacías y que despertemos de esta pesadilla. Coloco mi cabeza en el borde de la cama y sin más me quedo dormida.