De persecuciones y hermanos c...

By MariaRose95

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⌈YoonGi sólo quiere acercarse al lindo omega que acaba de llegar al instituto sin morir en el intento a manos... More

¡Bienvenidos!
¡Intro!
¡Uno!: distracciones bonitas y entrenamientos fallidos.
¡Dos!: vergüenzas constantes y clubes escolares.
¡Tres!: chicos no tan emos y castigos injustos.
¡Cuatro!: padres no tan cariñosos y encuentros que revolotean corazones.
¡Cinco!: omegas presionados y alfas encantadores.
¡Seis!: posibles parejas predestinadas y alfas no tan empalagosos.
¡Siete!: pequeñas señales y personas inseguras.
¡Ocho!: omegas escurridizos y pequeños momentos de sonrisas y sonrojos.
¡Nueve!: amigos preocupados y típicos fines de semana.
¡Diez!: pequeños escondites y malhumores repentinos.
¡Once!: vistazo a una vida conflictiva y más preocupaciones a la lista.
¡Doce!: situaciones incómodas y omegas sacados de quicio
¡Trece!: brownies de chocolate y números telefónicos.
¡Catorce!: pensamientos de enamorados y traumas de hermanos.
¡Quince!: padres molestos y malentendidos dolorosos
¡Dieciséis!: alfas lastimados y sentimientos de tristeza.
¡Diecisiete!: celos repentinos y alfas enloquecidos.
¡Dieciocho!: alfas enojados y madres comprensivas
¡Diecinueve!: peleas insensatas y nuevas amistades.
¡Veinte!: sensaciones complicadas y conciertos de hip-hop (pt.1)
¡Veintiuno!: sensaciones complicadas y conciertos de hip-hop (pt.2)
¡Veintidós!: citas fallidas y madres salvavidas.
¡Veintitrés!: emociones conflictivas y fiestas de adolescentes.
¡Veinticuatro!: amigos desaparecidos y omegas enfermos.
¡Veinticinco!: peleas entre amigos y sospechas entre alfas.
¡Veintiséis!: omegas incómodos y besos amorosos.
¡Veintisiete!: partidos de basket y problemas familiares.
¡Veintiocho!: aventones a casa y alfas misteriosos.
¡Treinta!: regalos sorpresivos y alfas consolados.
¡Treinta y uno!: conversaciones vergonzosas y omegas con olor a rosas.
¡Treinta y dos!: visiones diferentes y mariposas en el estómago.
¡Treinta y tres!: hermanos desesperados y amistades casi románticas.
¡Treinta y cuatro!: betas algo egoístas y alfas competitivos.
¡Treinta y cinco!: "alfas" hipócritas y exámenes finales.
¡Treinta y seis!: confesiones a medias y disculpas necesarias.
¡Treinta y siete!: un omega resignado y un omega enamorado.
¡Treinta y ocho!: vidas aparentemente secretas y finales culminados.
¡Treinta y nueve!: hermanos "egoístas" y citas "complicadas".
¡Cuarenta!: más padres insensibles y preparativos para eventos importantes.
¡Cuarenta y uno!: adolescentes celosos y charlas desagradables.
¡Cuarenta y dos!: desahogos emocionales y hermanos enojados.
¡Cuarenta y tres!: reconciliaciones torpes y conflictos amorosos secretos.
¡Cuarenta y cuatro!: competencias de karate y betas rebeldes.
¡Cuarenta y cinco!: eventos de verano y confesiones traumáticas
¡Cuarenta y seis!: concursos de belleza y alfas atrapados en el baño

¡Veintinueve!: cenas familiares y lobos heridos.

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By MariaRose95

YoonGi trataba de contener las náuseas debido a los nervios mientras secaba su cabello con esmero; no tenía secadora y no tenía suficiente tiempo como para dejarlo secar antes de irse, además, ayudaba tener su cabeza ocupada en eso ya que estaba jodidamente nervioso. ¿Cómo no estarlo? Se suponía que iría a comer con la familia de JiMin y a pesar de que había planeado cada movimiento a la perfección, cuando debía poner el plan en marcha las cosas no salían exactamente como él quería.

Una vez secó su cabello hasta donde creyó posible, se miró en el espejo y lo peinó hacia atrás, mirando cada lado de su cara detenidamente, esperando no ver alguna espinilla que arruinara su imagen o alguna mancha y/o golpe que lo hiciera ver más horrible de lo que ya se consideraba.

Suspiró finalmente, sin sentirse realmente a gusto con su cara, y se paró derecho antes de colocar la pequeña toalla alrededor de su cuello. Estaba un poco orgulloso de lo que había logrado; su cabello ahora era de un profundo color negro natural que se lo hacía lucir un poco más serio de lo que era realmente. No había usado ese color hacía un tiempo, pero ahora era necesario y es que no quería que los padres de JiMin lo vieran tan desaliñado con un cabello rubio azulado, ahora sí lucía decente.

Salió del baño con una toalla alrededor de su cintura y fue directamente a su cuarto en donde descansaba la ropa que había pasado toda la noche escogiendo. Una vez listo y con el corazón latiendo desbocado, tomó su tarjeta del autobús y bajó las escaleras, plantándose frente a su madre.

Ella lo miró de pies a cabeza y enarcó una ceja.

—¿Irás así?

Esa pregunta fue suficiente para tirar al suelo toda la seguridad que su hijo había estado tratando de mantener en pie y provocó que se encogiera un poco en su puesto.

—¿Sí? —la miró con duda, ella seguía mirándolo con ojos juzgadores—. ¿Qué tiene de malo?

Ella no dijo nada, lo siguió analizando antes de finalmente suspirar. Caminó hacia el cuarto de su hijo, dejando su taza de café sobre la mesa y YoonGi no hizo más que seguirla con resignación, contando los minutos que le faltaban para no llegar tarde.

El conjunto final fue uno que hizo dudar un poco al alfa, la mujer simplemente miró con orgullo su trabajo y él no estaba seguro de si aquello lo haría lucir como el "chico bueno que trataba de impresionar al padre de su novio". La camisa era de una tela delgada, completamente blanca y de botones, su madre había levantado un poco sus mangas y la camisa se encontraba dentro de sus pantalones, los cuales eran negros y llevaban una correa con una hebilla plateada. La camisa estaba un poco suelta y mientras YoonGi se miraba en el espejo, se preguntaba cuánto tiempo le quedaba para cambiarse de ropa.

—¿No te gusta? Te ves muy guapo —dijo ella con seguridad—. Esta camisa es de tu padre, pero te queda mejor a ti —le dio un par de palmaditas en el pecho.

YoonGi se miró nuevamente en el espejo.

—¿No se ve muy elegante? —comentó dudoso.

El problema no partía del hecho de que fuese muy elegante (que parecía), sino que lucía un poco más mayor de lo que hubiera querido. Así mismo, sus hombros resaltan un poco más de lo que le gustaría debido al estilo de la tela y él no era el tipo de alfa que disfrutara ver detalles como esos en él mismo, no cuando se veía tan flacucho para ser un alfa.

—¿Es una cena elegante? —ella enarcó una ceja, pensando que ese era el único problema.

—Pues, es algo como medianamente formal —miró nuevamente la camisa, tenía un estámpado de pájaros negros y podía recordar a su padre usarla muy pocas veces, aunque a él le quedaba un poco más suelta.

—Te ves bien —le dijo ella con seguridad—, luces guapo y sin una chaqueta pueden verse mejor tus hombros, recuerda que los alfas no dejarían a su pequeño omega con un debilucho y hay que hacerlos ver que no eres uno de esos —ella lo miró a través del espejo, dedicándole una sonrisa que aparecía las pocas veces que se encontraba de buen humor.

YoonGi dejó salir todo el aire acumulado, esperando que sus nervios se fueran con ese gesto, y se miró nuevamente en el espejo. Sus hombros seguían molestándole y trató de concentrarse en alguno de sus otros tributos como sus... no... sus piernas también eran muy delgadas.

—Estarás bien, eres un buen chico, los vas a impresionar —lo animó su madre por última vez antes de salir de la habitación.

Y aunque YoonGi quisiera cambiarse de ropa, la alarma que había colocado para no sobrepasarse con el tiempo límite ahora resonaba en su habitación y él definitivamente debía salir pronto.

Bien, estaba listo.

ChanYeol no podía evitar chasquear la lengua o soltar aire con frustración cada vez que veía a JiMin recorrer la casa mientras esparcía su suave aroma a frutos rojos por cada lugar que pasaba producto de sus nervios; su aroma estaba cargado de ansiedad y ChanYeol ya estaba empezando a impacientarse.

Por otro lado, su padre no parecía en absoluto afectado por lo que ocurría, él siempre fue un experto en mantenerse al margen y en expresar su descontento con miradas fuertes y palabras duras, expresiones de enojo o un par de regaños, pero esto le parecía ridículo, el hombre no se había movido de la mesa desde que desayunaron y sólo estaba concentrado en su trabajo.

El adolescente simplemente se mordisqueaba el interior de la mejilla, su lobo frustrado y preocupado daba vueltas estresado; no podía creer que dejaran entrar al enemigo a casa y no podía dejar de pedir a que el idiota de YoonGi metiera la pata como sólo él sabía hacer para que pudiera largarse de su casa pronto o mejor aún, nunca llegar.

Repentinamente, se vieron suaves nubes ocupar el cielo medianamente oscurecido y JiMin estaba un poco preocupado porque hacía mucho que YoonGi había salido de casa y ahora no contestaba sus mensajes.

—Bien, el pastel está en el horno —anunció su madre mientras se quitaba los guantes de cocina y el delantal—. Iré a arreglarme, ¿qué sabes de YoonGi?

JiMin desvió la mirada de la ventana, luciendo preocupado.

—Pues... viene en camino —sonrió un poco inseguro.

Justo después de eso, todos oyeron cómo un trueno resonó y se desató una poderosa lluvia afuera. JiMin miró con pánico la ventana y ChanYeol apretó sus labios con una sonrisa torcida de satisfacción, su padre por otro lado, se quitó las gafas y las dejó a un lado de la mesa antes de mirar a JiMin.

—No creo que llegue —le dijo lentamente, luciendo tan calmado e intimidante como siempre—, o llegará tarde y comeremos todo frío —chasqueó la lengua ante el pensamiento y su esposa hizo un ademán con su mano para restarle importancia al problema.

—Todo está recién hecho, aún le quedan unos minutos antes de que comience a enfriarse, no sufras por eso —le decía mientras caminaba hacia el baño.

JiMin suspiró y miró su celular, revisó su bandeja de entrada e hizo una mueca con sus esponjosos labios al verla completamente vacía. No creía que YoonGi pudiera retrasarse y si lo hiciera, el alfa debería tener una buena excusa; algo debió haber sucedido si no es que la lluvia lo retrasó lo suficiente.

Durante su pequeña batalla interna de preocupación y retortijones provocados por la ansiedad, su hermano se acercó a su encuentro en la ventana y se cruzó de brazos frente a él.

—Esto fue lo mismo que hizo con Baek —le dijo sin titubeos, JiMin viró los ojos mientras lo miraba.

—No necesito que comiences con eso ahora —lo miró con enojo, su hermano simplemente endureció su expresión—. No me mires así, de verdad que no estoy de humor para aguantar tu malhumor.

—¿Mi malhumor? Parezco el único con cerebro aquí, ¿quieres saber qué sucederá después? Ni siquiera recordará tu nombre —explicó con convicción mientras JiMin comenzaba a impacientarse—, y cuando estés llorando yo voy a estar ahí para decirte: "te lo..."

De repente, el timbre resonó y las palabras de Yeol quedaron en el aire mientras JiMin corría hacia la puerta.

Del otro lado de la puerta, bajo una sorpresiva lluvia torrencial de julio, estaba YoonGi completamente empapado de la cabeza a los pies, su cabello goteaba y sus brazos rodeaban su propio cuerpo en búsqueda de calor.

JiMin de inmediato formó una mueca de preocupación y tomó al alfa de uno de sus brazos, metiéndolo a la casa a pesar de que pudiera llenar la entrada de agua. YoonGi sólo podía murmurar disculpas sin levantar la cabeza del suelo y JiMin sintió su corazón apachurrarse, su lobo pidiendo abrazarlo para consolarlo mientras trataba de encontrar su mirada debajo de su cabello mojado.

—¡Oh! ¡Toma, toma! —escuchó a su madre aparecer detrás de él con una toalla, colocándola sobre su cabeza, JiMin rápidamente la tomó y trató de secar un poco su cabello.

YoonGi se sentía tan jodidamente avergonzado ahora mismo.

—Hyung... —murmuró más como un llamado preocupado que como una queja, el alfa simplemente levantó la mirada y lo observó con ojos cargados en culpa, sus mejillas rojas hasta las orejas por la pena.

—Creo... Creo que no debí venir... —se rió un poco robóticamente, quizás en un intento de destensar su propio humor, sus propias manos tomaron la toalla que reposaba sobre su cabeza e intentó cubrirse un poco su rostro—. Lo siento mucho... estoy mojando todo... —dio un par de pasos hacia atrás, pero la puerta ya estaba cerrada y JiMin volvió a tomarlo del brazo.

—Está bien, Hyung, no pasa nada —lo calmó con una sonrisa suave. YoonGi suspiró rendido, bajando un poco más la toalla, y JiMin apretó un poco sus labios.

—¿Por qué no viniste con paraguas, cariño? —esa fue la voz de su madre, sonando lo más reconfortante y comprensiva posible, pero JiMin se dio cuenta de que el rubor en las mejillas del alfa se había incrementado y su mirada seguía en el suelo, seguro sintiéndose cada vez más estúpido.

—Ya estaba a mitad de camino cuando la lluvia comenzó... —suspiró, sus ojos miraron por un segundo a JiMin antes de tomar la toalla y moverla sobre su cabeza para secar su cabello—. Además, había perdido el primer autobús cuando salí de casa, así que estaba realmente retrasado como para regresarme en búsqueda de un paraguas.

De nuevo, miró avergonzado al omega, porque era el único a quien podía mirar a los ojos sin sentirse como un grandísimo idiota y aún así, sentía que JiMin, muy dentro de sí, se estaba riendo de él.

—Lo siento mucho —se inclinó más de lo necesario un par de veces, cada una dedicada a todos los miembros de la familia.

La madre de JiMin le dijo que no había nada de qué preocuparse mientras iba por otra toalla, el padre de JiMin simplemente se mantenía observando la situación, quizás esperando su turno para intervenir. ChanYeol, por otro lado y ajeno a esa escena, dio un paso al frente y miró con sus cejas fruncidas en dirección al alfa que estaba volviéndose una gran molestia en el zapato. La última vez que convivió cerca de YoonGi fue cuando lo golpeó en la cara y el contrario pareció recordar ese encantador encuentro porque no pudo evitar pegar un pequeño brinco del susto cuando vio a ChanYeol parado detrás de JiMin.

—No sé cómo demonios esperas sentarte a comer así de mojado —le dijo un poco despectivamente, con una sonrisa cargada con algo de burla.

—Uh... bueno... —YoonGi pareció querer defenderse con alguna respuesta ingeniosa, pero ahora mismo no tenía ni una sola idea y tampoco estaba seguro de si era una buena estrategia, sin embargo, no tuvo que pensar mucho, porque JiMin había abierto la boca.

—Yo le prestaré ropa —dijo de inmediato, su hermano lo miró con una ceja alzada y su padre no dijo nada—, somos casi del mismo tamaño, así que mi ropa debe quedarle mientras la suya se seca —decía con una sonrisa suave mientras miraba al alfa, YoonGi no sabía qué decir.

—No... JiMin...

—No veo ningún problema —la madre de JiMin apareció con una segunda toalla mientras le sonreía con cariño—. Puedes ir al baño a vestirte.

YoonGi trató de negarse, pero realmente no tenía opción, así que murmuró un par de agradecimientos a ambos omegas y ChanYeol chasqueó la lengua con irritación, mirando a su padre en búsqueda de ayuda. El hombre no dijo nada, simplemente observó toda la escena en silencio y volvió su atención a los papeles que estaba leyendo.

—Tengo hambre, apresúrense, por favor —fue lo único que dijo.

—Tranquilo, no tomará nada de tiempo —le dijo su esposa antes de mirar al mayor de sus dos hijos—, ¿puedes ayudarme a poner la mesa? —hizo un gesto con su cabeza en dirección a la cocina.

ChanYeol sólo miró como YoonGi y JiMin iban hacia la habitación de su hermano, no podía creer lo que estaba sucediendo y mucho menos podía creer que su padre se mantuviera sentado sin hacer nada y más aún, que no le hubiese pedido que hiciera algo. Su madre pareció notar la tensión en su rostro, así que se acercó y lo tomó del brazo, guiándolo hacia la cocina para que llevara los platos a la mesa.

Por otro lado, YoonGi caminaba a la habitación de JiMin mientras el menor lo sostenía de la muñeca. El alfa no pudo evitar sonrojarse de nuevo al sentir el aroma del otro impregnado en todo el cuarto así como por el hecho de que oh, estaba en el cuarto de JiMin.

Su cabeza estaba vuelta un desastre y su lobo corría en círculos, eufórico, pidiendo cosas que su lado razonable iba a negar por completo porque, no, definitivamente no era ni el lugar ni el momento.

—Quédese ahí —le dijo mientras caminaba hacia el armario y lo abría, pronto un montón de conjuntos de ropa se hicieron presentes frente a la vista del otro y se preguntó qué tantas lindas combinaciones de ropa podría tener JiMin dentro de ese lugar.

—Es muy lindo de tu parte hacer esto —se rió apenado, mirando con curiosidad las paredes ajenas, viendo los posters de anime y de bandas, así como de alfas que conocía por estar en grupos de idols y sonrió sin poder evitarlo—. Tu cuarto es lindo —comentó.

—Gracias —JiMin habló suavemente mientras rebuscaba entre sus cajones, se oía risueño y feliz porque el alfa estaba ahí—, ignore los posters —agregó con una risita.

—Me siento un poco celoso —comentó con un tono gracioso, JiMin rió un poco más alto ahora y YoonGi admitía sentirse más tranquilo—. Lo siento de nuevo —agregó para sorpresa de JiMin, quien no pudo evitar mirarlo con extrañeza—. Es decir —tomó aire—, llegué tarde y mojé tu entrada, también estoy aquí esperando que me prestes ropa y simplemente... —suspiró—. Lo siento.

JiMin entonces se acercó con una mirada de cariño, brindándole tranquilidad al corazón del ansioso de YoonGi. Este le devolvió la mirada, tomando la ropa que el menor había encontrado con algo de pena mientras JiMin buscaba una manera de encontrar sus ojos con los ajenos.

—Hyung, estoy muy feliz de que haya venido —le dijo con una sonrisa suave en sus labios—, no se tiene que preocupar por las demás cosas, creo que no existen planes perfectos —se encogió de hombros—. Y... no tiene nada que ver, pero... me gusta mucho su nuevo color de cabello —agregó, mordiéndose el labio inferior suavemente.

YoonGi se sonrojó hasta las orejas debido a ese pequeño gesto.

—Ah... Gracias —sonrió nervioso, no esperaba que el hecho de que JiMin le dijera un cumplido lo pusiera así—. Bueno sólo... ya sabes... lo teñí.

JiMin rió y YoonGi se sintió más tonto.

—Es bonito, lo hace lucir muy bien —decía sonriente al ver como el otro se encogía un poco en su puesto por la vergüenza, sus mejillas estaban rojas y se veía adorable—. ¿Cree que deba teñirme el cabello también? —ladeó un poco su cabeza y tomó uno de sus mechones para verlo.

—No, rubio luces muy lindo —le dijo sin dudar y JiMin se sonrojó antes de cubrir su sonrisa tímida con su mano. YoonGi se sintió desfallecer por la imagen y quizás olvidó cómo hablar—. Uh... gracias por la ropa...

—No hay de qué —colocó ambas manos detrás de su espalda en un gesto lindo que derritió el corazón de YoonGi.

Durante un par de segundos ambos se miraron fijamente. Los ojos de JiMin estaban cargados de una pequeña petición oculta que YoonGi entendió a la perfección, tanto así, que sus mejillas volvieron a sonrojarse a la par que las del omega. Parecieron dudosos entonces, ambos mirando al mismo tiempo la puerta de la habitación un segundo antes de regresar su atención a los ojos ajenos, como si estuvieran tratando de asegurarse de que no hubiera nadie mirando.

Entonces el llamado de la madre de JiMin los sacó de su burbuja y ambos se dieron cuenta de que se habían acercado al otro más de lo que habían planeado.

—Iré a vestirme —anunció YoonGi, tropezando con las palabras.

—Bien, está bien, cuando termine pondré su ropa en la secadora —le dijo un poco más tranquilo que el alfa, sus ojos seguían brillando en ese pequeño deseo oculto que YoonGi podría interpretar tan fácilmente, que se preguntó si ya se habían mirado así antes.

La expresión insistente de JiMin le repitió lo que quería, así que YoonGi miró por última vez la puerta abierta y sin pensarlo más, besó rápidamente una de las regordetas mejillas del omega antes de entrar casi corriendo al baño que estaba frente a la habitación. JiMin sonrió en grande y colocó sus manos sobre sus mejillas, tambaleándose de un lado a otro como un niño enamorado.

YoonGi salió del baño un par de minutos después con un par de pantalones rasgados de color negro y una camisa roja de rayas negras, todo olía a JiMin así que YoonGi lo estaba disfrutando mucho e igualmente, disfrutaba del pensamiento de que la ropa de JiMin se impregnara con su propio aroma. El menor había supuesto bien el estilo que le gustaba al alfa y este se sorprendió un poco de que su ropa no fuera toda rosada o de colores pasteles, quizás debería dejar de relacionar a JiMin con un pequeño bebé rosadito y cachetón.

Una vez llegó a la sala de estar nuevamente, toda la familia estaba sentada listos para la comida y JiMin se levantó rápido para poner la ropa en la secadora antes de regresar a sentarse. Su estómago se revolvió de nervios cuando hizo contacto visual con el padre de JiMin y se inclinó de nuevo en señal de respeto y de disculpa, presentándose apropiadamente antes de sentarse en el puesto que estaba entre la madre de JiMin y el omega.

Bien, su plan de ir vestido como quería había fracasado desde el momento en el que su madre escogió otro conjunto para él, así mismo, la lluvia había arruinado el conjunto nuevo con el que veía un poco más elegante además de haber hecho que se sintiera demasiado avergonzado ahora, pero trató de ser positivo al respecto ya que de nada servía lamentarse por el momento, necesitaba comportarse bien y terminar con la cena.

Esperaba de todo corazón que las cosas no se tornaran peor.

—Buen provecho —dijo la madre de JiMin, anunciando el inicio de la cena y fue entonces cuando el sonido de los cubiertos resonó por el comedor—, puedes tomar lo que quieras, no seas tímido —le dijo a YoonGi y este rápidamente asintió.

—Gracias... —murmuró mientras le dedicaba una sonrisa a la mujer y buscaba algo entre todos los platos llenos de comida, optó por tomar un poco de arroz para comenzar.

—Entonces... ¿estás en el equipo de ChanYeol, cierto? —ella decidió comenzar con la conversación o al menos la tan esperada "entrevista" que el alfa había supuesto que sucedería.

YoonGi le dio una rápida mirada a Yeol y luego a la madre de JiMin, sonriendo de nuevo.

—Sí, por supuesto —asintió—, soy el capitán, de hecho —ella lo miró con interés.

—YoonGi Hyung fue la razón que los llevó a las estadales el año anterior —contó JiMin con orgullo, su madre lo miró con sorpresa.

—¡Whoa! Recuerdo ese partido, estuvieron muy cerca de ganar —decía con melancolía—, Yeol llegó muy enojado a casa ese día.

—Todos —le dijo con una sonrisa más relajada y algo decepcionada por los recuerdos—, prometimos hacerlo mejor este año, creo que empezaremos con los partidos oficiales entre escuelas después de las vacaciones de verano —entonces miró a JiMin—. ¿Tú no fuiste? —el omega negó con la cabeza.

—Tenía exámenes durante esas fechas, así que no pude asistir, me habría gustado mucho —contó mientras metía un poco más de comida en su plato—, esta vez espero poder ir a todos los partidos que hagan —le sonrió.

ChanYeol suspiró con cansancio, metiendo toda la comida que podía en su boca, esperando atragantarse y morir. Su padre seguía sin decir nada y sólo observaba en silencio mientras comía, las miradas estaban dirigidas tanto a JiMin como a YoonGi, este último no podía evitar sentirse demasiado intimidado como para siquiera mirar en su dirección, así que trató de concentrarse en la amena conversación que tenía con la señora Park.

—¿Y de qué trabajan tus padres? —ahora las preguntas rondaban por esas zonas, YoonGi lo sospechó y actuó un poco pensativo mientras ponía más carne en su plato.

—Mi madre trabaja en una editorial y creo que tiene a su cargo más escritores de los que su paciencia aguanta —contó con una ligera risa, JiMin lo miró con interés mientras hablaba y Yeol sólo seguía concentrado en su comida—, mi padre es algo así como el contador más importante de una empresa, pero no estoy muy seguro, no solemos hablar de su trabajo —se rascó la nuca.

—¿No? Seguro no le gusta llevarse el trabajo a casa —supuso ella y YoonGi le sonrió con un poco de pena.

—No, uh... mis padres están divorciados —explicó y la mujer lo miró algo sorprendida, JiMin eso ya lo sabía debido a conversaciones anteriores, pero no podía evitar sentir un poco de pena por el otro—. Igual no es la gran cosa —le resto importancia al tema para no poner incómoda a la mesa—. ¿Usted tiene una pastelería, cierto? Creo que JiMin me mencionó algo al respecto.

Ella asintió encantada mientras JiMin parecía dar un par de saltitos emocionado en su puesto, llamando la atención de los presentes.

—Hizo un pastel de chocolate para el postre —dijo sonriente—, le va a encantar, Hyung.

—Por supuesto, todos los postres que he probado son increíbles —la omega rió encantadoramente por el cumplido, haciendo un ademán con su mano mientras le decía que no exagerara.

Entonces, YoonGi miró al hombre con una sonrisa nerviosa atravesando su cara. No podía simplemente pretender que no estaba ahí, ignorarlo era mucho peor que ser grosero, así que trató de encontrar la valentía suficiente para hablarle.

—¿Y usted, señor Park? —trató de que su voz no temblara tanto, ya podía sentir un escalofrío recorrer su espalda cuando el hombre lo miró.

—Abogado —dijo con su voz profunda, sus ojos fríos miraron al alfa con seriedad y tomó un poco de aire antes de continuar—, he metido a mucha gente a la cárcel —agregó.

YoonGi trató de no espantarse con lo que esas palabras podrían significar y sonrió en entendimiento, asintiendo un poco sin saber qué decir.

—Ah... eso es genial —no supo qué más agregar.

—Papá —JiMin advirtió, el hombre enarcó una ceja y volvió a concentrarse en su comida.

ChanYeol suspiró y se cruzó de brazos, mirando fijamente a YoonGi.

—Bien, estoy harto —comenzó, su madre le dirigió una mirada de advertencia al igual que JiMin, pero él no estaba dispuesto a detenerse—. No me gusta que estés en mi casa, mucho menos cerca de mi hermanito, ¿cuáles son tus intenciones con él? ¿Simplemente divertirte un rato?

—ChanYeol —su madre le reclamó.

YoonGi se tensó un poco, pero no perdió la compostura. Si quería dar una buena impresión lo que menos necesitaba era responder como un salvaje tal como ChanYeol, así que carraspeó y abrió la boca.

—Entiendo que puedas estar incómodo al respecto, pero no deberías hablar de JiMin como si no estuviera en la mesa —empezó—. Pero si te hace sentir mejor, no, no quiero simplemente "divertirme" con él, si lo hiciera no estaría sentado aquí en primer lugar —refutó, aquella respuesta estaba siendo impulsada por la valentía de su lobo y esperaba que no desapareciera ahora porque realmente necesitaba verse fuerte—. No sé qué tipo de persona crees que soy, pero estás muy equivocado.

—Estoy perfectamente consciente del tipo de persona que eres —insistió.

—Honestamente creo que JiMin tiene la última palabra —le dijo YoonGi.

ChanYeol se veía incrédulo, casi soltó una risa y se inclinó hacia adelante con intenciones de comenzar una pelea. Sin embargo, todos fijaron su vista en el padre de JiMin quien, pese a no verse en absoluto incómodo con lo que sucedía, se notaba una ligera mueca en su rostro.

—Suficiente —anunció, colocando sus manos sobre la mesa para levantarse—. Ya terminé, me retiro.

Su esposa lo miró con confusión y se levantó de la mesa para seguirlo, sin embargo aquello no fue necesario, ya que el hombre solo se alejó unos pasos para mirar a la mesa, dándose media vuelta con una expresión indescifrable en su rostro.

—He visto suficiente de todo esto —dijo, sus ojos fijándose en YoonGi—. Puede que seas un buen chico, se nota que eres muy correcto y todo el numerito —decía, su voz sonando ligeramente despectiva—, pero eso no significa que seas un buen alfa para JiMin, es decir, tu padre no vive contigo, por lo que no tienes una figura de alfa en casa, tu cuerpo es pequeño, llegaste a mi casa empapado de lluvia y... te queda ropa de JiMin... —eso último lo dijo con algo de decepción mezclada con incredulidad.

YoonGi de inmediato se levantó, su lobo tratando de darle la fuerza suficiente para plantarse frente al hombre.

—Disculpe, no es por faltarle el respeto, pero... —fue callado con la mirada del hombre, con su aura y con su imponencia. YoonGi se sintió tan pequeño que retrocedió un paso y para el padre de JiMin, eso no era lo que un buen alfa debería hacer—. Y-Yo...

—Ni siquiera puedes hablar ahora, no eres en absoluto una amenaza para mi hijo —continuó—. Si JiMin quiere pasar tiempo contigo pues que lo haga, pero no tienes mi permiso para estar con él y ser su pareja —le dijo de manera dura, sentenciando su decisión como si fuera alguien enviándolo a la horca—. Me da igual toda esa historia de parejas predestinadas y demás porque aunque fueran ciertas ChanYeol es mucho más capaz de protegerlo que tú, un alfa que no está a la altura.

YoonGi sintió que sus piernas temblaban, su lobo acurrucándose muy dentro de él. Las palabras del hombre se sentían como dagas perforando cada uno de sus órganos, su corazón latía con dolor y su piel abandonó cualquier color que hubiese tenido. Se sentía débil, humillado e inútil.

—Hijo —Yeol lo miró, tan sorprendido como todos los demás—, es hasta injusto que golpees a este chico, con alfas como estos hay peligro de que les rompas un hueso —finalizó con una suave risa, alejándose de la sala de estar a pasos calmados.

La madre de JiMin fue la primera en salir del shock, se disculpó un sinfín de veces con YoonGi y fue en búsqueda de su esposo para preguntarle qué demonios le ocurría. ChanYeol no dijo nada más debido a la sorpresa que aún se mantenía su cuerpo y el lobo de YoonGi se sintió tan humillado que él no fue capaz de mirar a JiMin de nuevo. El omega trató de decirle que aquello no significaba nada, que su padre se estaba comportando como un idiota, pero YoonGi se sentía dolido, su orgullo estaba vuelto trizas y su lobo tenía sus orejas gachas y su cola entre las patas.

Quizás las cosas habían cambiado a lo largo de los años, quizás los humanos se habían vuelto menos salvajes y habían cambiado las reglas con respecto a sus castas, pero eso no significaba que algunas cosas como el orgullo y las peleas por el poder habían dejado de existir; los alfas tenían orgullo y, evolucionados o no, sus lobos seguían rigiéndose por sentirse victoriosos y con poder, por sentir que eran merecedores de lo que querían y por sentirse ganadores.

YoonGi definitivamente había perdido y su lobo estaba devastado.

—Lo siento... debo irme —fue lo último que le dijo a JiMin ese día.

Se cambió de ropa pese a que esta no estaba completamente seca y salió de esa casa tan rápido como pudo, huyendo como el cobarde que era y como el pequeño alfa que no era capaz de hacer nada bien.

El camino a casa fue oscuro y frío, llegó agotado y adolorido por el temblar de sus huesos y se encerró en su habitación sin ganas de hablar con nadie más ese día.

Esa noche YoonGi lloró tanto como el día en el que su padre se fue de casa.

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