El Libro De Yolot

By Deylin020697

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¿Alguna vez te has puesto a pensar que los libros que lees por muy fantasioso que parezcan tienen algo de rea... More

Prólogo
Capítulo 1: Yoloth Ariella Mayer
Capítulo 2: Tienda de antigüedades
Capítulo 3: El extraño libro dorado
Capítulo 4: Colgando en sus manos
Capítulo 5: Rompiendo las leyes de la física
Capítulo 6: Alai y Kiefer
Capítulo 7: El poder de la voz
Capítulo 8: El príncipe de las llamas oscuras
Capítulo 9: Enfrentamiento
Capítulo 10: Un viaje al pasado
Capítulo 11: Preguntas sin respuestas
Capitulo 12: Un trató con el demonio
Capítulo 13: Mi amigo mi enemigo, mi enemigo mi amigo
Capítulo 14: Cayendo en la oscuridad.
Capítulo 15: Caos en el centro comercial
Capítulo 16: El libro y la bebé
Capítulo 17: Una extraña sensación
Capitulo 18: ¿En donde esta Kiefer?
Capítulo 19: El día que todo comenzó parte 1
Capitulo 20: El día en que todo comenzó parte 2
Capitulo 21: Secretos
Capítulo 22: Austin
Capítulo 23: Zapatos blancos
Capítulo 24: ¿Intervención divina?
Capítulo 26: Cupido parte 1
Capítulo 27: Cupido parte 2
Capítulo 28: Cupido parte 3
Capítulo 29: Una noche inolvidable
Capítulo 30: Una luz en la oscuridad
Capítulo 31: El secreto mejor guardado
Capítulo 32: Un visitante inesperado
Capítulo 33: Entre su vida y la mía
Capítulo 34: Decisión
Capítulo 35: Luchando por un futuro
Capítulo 36: Amanecer
Capítulo 37: Egoísmo
Capítulo 38: Lo que esconde su mirada
Capitulo 39: Es momento de decir "Adiós"

Capítulo 25: Me gustas

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By Deylin020697

Austin se removió nuevamente en su cama y miro fijamente el techo. Llevaba más de tres horas tratando de dormirse pero el sueño seguía sin tocar su puerta, el reloj marcaba las 11: 13 pm y parecía que nuevamente viviría una noche llena de desvelo.

Bufo por lo bajo...

Aunque habían pasado cuatro días desde que corto lazos con Yoloth el dolor en su pecho seguía doliendo igual o más que el primer dia. A parte de eso tambien se sentía preocupado, aunque dijo que no quería volver a ver su rostro no pudo evitar buscarla con la mirada en el colegio y nunca logro dar con ella, incluso se atrevió a preguntarle a una de sus compañeras enterándose de que Yoloth ha faltado desde entonces.

Eso lo alerto e incluso trato de ir a visitarla para saber cómo estaba pero antes de poder salir de su casa entendió rápidamente la locura que estaba por cometer. Fue el quien corto su amistad y no le correspondía echarse para atrás.

Restregó con mucha frustración su rostro y se levantó de la cama, encendió todas las luces y luego de tomar su libro favorito, uno sobre la mentalidad de los asesinos psicópatas arrastro una silla hasta la ventana, la abrió un poco y se sentó junto a esta.

Abrió el libro en la primera hoja y sin más comenzó a leer esperando que así el sueño llegara.

Casi 30 minutos después Austin estaba por terminar el quinto capítulo de su tan preciado libro y aun el sueño no hacia acto de presencia por lo que continuo con su lectura hasta que al otro lado de su ventana pudo notar algo que llamo su atención.

Entrecerró los ojos al ver como uno a uno los faroles que iluminaban la calle se apagaban. No le pareció extraño, era normal que en esa zona hubiera constantes apagones de luz lo que no fue para nada normal es que solamente las calles quedaran a oscuras y no las viviendas cuando se supone que la energía eléctrica de la calle y la de su casa provenían del mismo lugar.

Si Austin pensó que no podía estar más confundido todo se volvió mucho más extraño cuando lentamente algo en las calles comenzó a tomar forma.

Fuego...

Una llama de fuego hizo acto de presencia en la oscuridad bailando al compás de la noche comenzó a escribirse algo en la acera, algo que al principio no entendió hasta que se terminó de escribir y pudo leer perfectamente los que decía:

"Austin perdóname"

Casi se va de espaldas en cuanto vio su nombre escrito con fuego en el suelo. Era una completa locura que no podía estar sucediendo, probablemente estaba alucinando debido a la falta de sueño.

A menos que...

De entre las sombras una figura hizo acto de presencia parándose en el centro de aquella frase que pese al viento se mantenía firme sobre el suelo. Aunque estaba oscuro el fuego era suficiente para iluminarla de lleno y reconocerla como:

-Yoloth...- Murmuro entre extrañado y sorprendido.

¿Esa de verdad era Yoloth?

Austin se vio obligado a dejar todas sus preguntas a un lado al ver como su ex amiga movía su mano derecha de un lado a otro mientras daba saltos para que la notara. Austin agudizo su mirada tratando de ver que traía en su otra mano pero no pudo reconocer que era.
Por un instante se planteó si bajar o dejarla ahí. Después de todo su asunto con Yoloth había terminado hace tiempo y ya no había más que decir, a menos en su caso.

-¡Austin...!- Los fuertes gritos de su amiga fueron tan fuertes que traspasaron el cristal y le permitió escucharla perfectamente.

Austin debía admitir que de verdad extraño verla y escuchar su voz tan escandalosa y llena de vida.

-¡Austin...!- Siguió gritando una y otra vez hasta el punto en que las luces de las casas de sus vecinos comenzaron a encenderse.

Austin no quiso ni imaginar lo que sucedería si alguien miraba lo que ocurría en la calle, probablemente la llevarían a la cárcel por perturbar el sueño de los demás sino es que primero la acusaban de brujería.

Ninguna de esas opciones le gustaba.
Soltó un suspiro cansado y se decidió por ir hasta ella. Salió con mucho sigilo de su habitación teniendo mucho cuidado de no despertar a su madre o hermanas si es que los gritos de Yoloth no lo hicieron ya.

Le costó un poco salir sin hacer ruido pero lo consiguió. Al fin llego al patio de en frente y pudo encontrarse con Yoloth percatándose de que el fuego estaba apagado y los faroles retomaron la luz que por arte de magia perdieron.

-Hola...- Saludo tímidamente cuando estuvo frente a ella.

Austin quiso contestar pero sin poder evitarlo su mirada viajo hacia sus manos en donde pudo descubrir lo que llevaba. Nada más y nada menos que un oso blanco de tamaño medio con la palabra "perdóname" escrito en su pecho, aparte de eso tambien cargaba un bonito ramo de lirios blanco.

-Son para ti- Dijo la chica acercándose a él y entregándole ambas cosas.
Por inercia y un poco confundido lo tomo.

-¿Por qué...me das esto?- Se atrevió a preguntar luego de un largo tiempo en silencio.

Yoloth guardo silencio y le miró fijamente por un instante que se le hizo eterno. Se perdió en esos hermosos ojos azules que tanto amaba y en ese instante olvido lo que había sucedió entre ellos hasta que la tristeza le cayó como un balde de agua fría.

-¿Por qué estás aquí?- Su tono de voz cambio de forma radical por uno tosco que entristecía a Yoloth, aunque Austin trato de ignorar que vio eso. -Pensé que las cosas entre ambos estaban dichas-

-Te equivocas- Corto Yoloth parándose con firmeza. -Las cosas no están dichas para mí, fuiste tú quien hablo ese dia y es momento de que calles y me escuches-

-No es necesario. Deberías irte y...-
-¡He dicho que te calles que ahora es mi turno de hablar!-

Austin quiso creer que su tono de voz no le provoco escalofríos pero fue todo lo contrario. Yoloth podía dar miedo cuando se lo proponía, justo como lo estaba haciendo ahora.

La joven lo miro dudosa y tomando unas cuantas bocanadas de aire para mantener sus nervios a rayas inicio con su explicación:

-Se... sé muy bien que lo que hice estuvo mal-

-Por favor Yoloth no digas más y deja las cosas como están- Interrumpió.

-Por favor cállate y déjame continuar- Pidió aunque la forma en que lo miro le dijo que era más una advertencia. -Como decía- Tomo otra bocanada de aire. -Lo que hice estuvo mal, no trato de defenderme pero de verdad estaba confundida. No pensé que tuvieras sentimientos por mí, por favor soy un desastre tú mismo lo dijiste...-

-Yoloth no...-

-Cuando me entere comencé a sentirme de forma extraña- Retomo con la mirada clavada en el suelo. -Mi forma de verte fue diferente, algo en mí se movió, algo que hace mucho tiempo sentí pero quise ignorar. Me llenaba de alegría tenerte conmigo, me sentí honrada de ser tu amiga y cuando te vi sonriendo amablemente con Piper quise arrancarle el cabello a ella y a ti quise darte una paliza-

-No entendiendo...-

Austin no era estúpido y entendía perfectamente lo que Yoloth trataba de decirle pero no quiso crearse falsas esperanzas, después de todo con la pequeña bruja nada era certero.

-Lo que trato de decir es...- Bacilo moviendo sus manos de forma nerviosa.

-¿Es que?-

-Que tú tambien me gustas-

Su mundo entero se detuvo en cuanto escucho eso. Sus ojos estaban fijos en la nada mientras que su cerebro trataba de hacerse a la idea de que lo que escuchaba no se trataba de un sueño sino de una realidad.

¿Tambien le gustaba a Yoloth?

-¿Entonces porque me arrojaste a los brazos de Piper?- Pregunto aun no muy convencido.

-Deja de decir eso. No he hecho nada para emparejarlos todavía- Se defendió provocando que Austin arqueara una ceja.

-¿Qué hay del libro?-

-¿El libro?- Ahora fue el turno de Yoloth de arquear una ceja. -¿Qué libro?-

-Piper se apareció en mi casa unas horas antes de que me reuniera contigo me llevo un rompecabezas y un libro de psicología de regalo...-

-Un momento- Corto Yoloth -El libro de psicología que faltaba para completar tus diez tomos- Austin asintió y fue ahí que Yoloth entendió. -Esa... maldita-

Yoloth se sentía la idiota más grande del planeta tierra. Hace tan solo unas horas atrás se sentía verdaderamente mal por tener que decirle a Piper que no continuara con su promesa de ayudarla a conquistar a su amigo y resulta que mientras ella sufría Piper se las ingeniaba para acercarse a Austin.
Incluso se atrevió a regalarle el libro que con tanto esfuerzo compro.

Vaya amiga que tenía.

-¿Sucede algo?- Se atrevió a preguntar luego de tanto tiempo en silencio.

-No pasa nada. Piper y yo tenemos una plática pendiente solo eso- Trato de sonreír aunque Austin vio una mala mueca envuelta en una sonrisa. -Mejor dime... aceptas mis disculpas y bueno, si no fuera mucha molestia pues... ¿te gustaría tener un cita conmigo?-

Cuando Yoloth le mostraba ese rostro angelical rápidamente caía bajo sus encantos. Esa mirada era su punto débil y Yoloth se las ingenió para usarla a su favor.

La realidad es que Austin no entendía porque se sentía tan conflictivo consigo mismo cuando acababa de escuchar lo que por tanto tiempo deseo escuchar.

-¿Qué hay de Cody?-

-¿Cody?- Repitió ella. -¿Qué tiene que ver ese tonto?-

Austin tuvo que soportar sus ganas de echarse a reír por la forma en que lo llamo.

-Piper dijo que estabas saliendo con él-

Definitivamente ahora tenía una razón verdadera para desgreñar a Piper. Oh si, la dejara peor que a Brian.

Esa era una promesa.

-¿Piper dijo eso?- Interrogo alarmada, Austin asintió.

Yoloth tomo una fuerte bocanada de aire tratando de calmar su ira y no ir ahora mismo a la casa de Piper para exigirle una explicación.

¿De verdad era necesario toda esa basura para desacreditarla?

-Austin...- Llamó en un susurro tomando delicadamente las manos de su amigo y guardando su orgullo se colocó de rodillas alarmando de gran manera al susodicho.

Si un hombre podía ponerse de rodillas por la mujer que amaba ¿Ella no podía hacer lo mismo?

-Yoloth no lo hagas- Austin intento con todas sus fuerzas ponerla de pie pero Yoloth se rehusó a levantarse. -Si quieres mi perdón pues lo tienes pero por favor levántate. No tienes por qué hacer esto-

-Debo hacerlo- Concedió la joven aun tomando sus manos. -Y debes creerme cuando te digo que no estoy saliendo con ese bruto, prefiero ser comida para leones que tener algo que ver con Cody. Lamentablemente para ambos Piper jugo con nosotros-

Y eso es algo que pagaría muy caro.

-Tú de verdad me gustas y no solo como un buen amigo así que por favor dame una oportunidad-

Austin la miro fijamente por un largo instante y posteriormente miro a su alrededor notando que las luces de su casa estaban encendidas y en una de las ventanas pudo ver a su madre y sus hermanas contemplando con una sonrisa la escena.

-¡Vamos cariño no te hagas el difícil!- Alentó su madre desde el balcón siendo apoyada por su hijas. -Por cierto... hola Yoloth-

Saludo la mujer mientras que sus cuatro hijas movían sus manos en señal de saludó.

-¡Hola señora!- Devolvió ella desde su actual posición. -¡Hola niñas!-

El resto de las luces del vecindario comenzaban a encender y lo que menos quería Austin eran nuevos espectadores, tenía suficiente con su familia.

-Vamos Yoloth levante- Pidió tomándola de los brazos consiguiendo que en esta ocasión accediera.

-¿Entonces... aceptas?-
Austin negó divertido y colocando un casto beso sobre su frente dijo:

-Siempre te sales con la tuya ¿Esperabas algo más?-

Austin noto unas cuantas lágrimas nacer en los ojos de Yoloth, pero a diferencia de otras veces estas eran de completa felicidad.

-Te extrañe mucho...- Dijo la chica abrazándole fuertemente por la cintura.

El de lentes no se resistió, al contrario envolvió sus hombros y pego su cuerpo contra el suyo aspirando el delicioso aroma a dulces que emanaba Yoloth. Había extrañado tanto eso, de verdad que sí.

-Entonces... - Murmuro su amiga segundos después rompiendo el abrazo. -¿Ahora estamos saliendo?-

La abrazo nuevamente y colocando un casto beso en su frente contesto:

-Supongo que si...-

Una hermosa sonrisa adorno el rostro de su ahora pretendiente, aunque rápidamente entendió que no era sonrisa dulce sino una picara y divertida.

¿En que estaba pensando ahora?

-Entonces no debería ser así...-

Comento la chica. Algo que al principio no entendió de no ser porque en un rápido movimiento Yoloth se colocó de puntillas y tomando con rapidez su rostro planto sus inexpertos labios contra los suyos.

Fue apenas un roce en donde sus labios estaban inmóviles. Algo normal considerando que ambos eran inexpertos en ese tipo de cosas sobre todo porque eran el primer beso del otro, el cuerpo de Austin estuvo inmóvil por un instante hasta que sus inexpertas manos rodearon la cintura de su amiga moviendo un poco sus labios.

Pero así como de rápido llego tambien desapareció y ambos tuvieron que separarse al escuchar las burlas provenir de la familia de Austin acompañada de las risas de sus vecinos.
Cuando se separaron ambos se miraron de reojo con las mejillas teñidas de rojo. No solamente por las burlas sino por la emoción del momento, sus corazones palpitaban con tanta fuerza que asemejaban a dos poderosos tambores.

Sentir el cariño del otro, sus manos rozarse inocentemente, era un sensación indescriptible que ninguno olvidaría esa madruga que marcó el inicio de algo nuevo en su relación.

Mientras ellos reían alegremente a lo lejos escondidos entre la oscuridad se encontraban Alai y Kiefer, observando atentamente lo recién ocurrido.

-Pero miren a la mocosa...- Comento Kiefer con una sonrisa burlona mientras bajaba de las ramas del árbol que utilizo para admirar la reconciliación. -De verdad que me sorprendió... no pensé que se atreviera a besarlo delante de toda esa gente-

Miro de reojo a su acompañante quien recostado en el tronco del mismo árbol tambien admiraba la escena.

-Es sorprendente...- Murmuro clavando sus ojos negros en Kiefer. -Pero fue más sorprendente verte ayudarla-

-Corrección, no la ayude solamente me harte de sus llantos y esto fue lo único que se me ocurrió para deshacerme de sus gritos-

Alai asintió no muy convencido y paso discretamente su mirada por el hijo de Zagan, quien ahora bostezaba sentado en las raíces de un árbol.

No le pareció extraño que negara lo que hizo por Yoloth. Después de todo eso era algo que probablemente jamás aceptaría porque eso sería como demostrar que hasta alguien como él tiene corazón.

Tal vez a otros pueda engañarlos pero Alai es algo diferente. De su mirada perspicaz nada se escapa, sobre todo si eso está relacionado con Kiefer.

El chico al que sin querer rescató esa aburrida mañana.














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