Cómo esconderse de los demás
YoonGi bostezó con cansancio mientras veía los alrededores de la tienda tratando de conseguir algo decente. Tenía mucho sueño ya que no había logrado dormir muy bien la noche anterior, además, no había podido tomar su café mañanero, por lo que realmente esperaba que TaeHyung pudiera conseguir una buena tienda de café que le diera algo lo suficientemente fuerte como para poder soportar algo tan agotador como lo era escoger trajes para bodas.
Sobre la boda, la pareja había escogido muy rápidamente la fecha y el lugar, sería en su aniversario de pareja y el lugar sería en una bonita granja a las afueras de Seúl que le pertenecía a la familia de TaeHyung; todo iba a ser muy íntimo y familiar, así que ellos realmente no estaban preocupados por cosas como el presupuesto o alguna decoración demasiado ostentosa.
Esa mañana, HoSeok había invitado a YoonGi para hacer las primeras compras y aunque el hombre estaba seguro de que el traje era lo último que se compraba (o al menos eso suponía) TaeHyung había insistido en que fuera una de sus primeras cosas en la lista. Así que allí estaban ambos mejores amigos; tratando de escoger cuál traje se veía mejor no sólo para HoSeok, porque YoonGi definitivamente iba a ser su padrino de bodas.
—¿Te gusta este? —preguntó HoSeok mientras él miraba alguna otra cosa, YoonGi sólo asintió y su mejor amigo suspiró—. Es de estampado de leopardo, es horrible, se nota que no me has escuchado en los últimos cinco minutos —su voz sonaba quejumbrosa.
YoonGi suspiró y se acarició las sienes, necesitaba su café.
—Lo siento, tuve una mala noche y estoy un poco distraído —murmuró. Claro que lo estaba, JiMin no estaba cerca y eso lo ponía aún más ansioso de lo que de por sí estaba sin cafeína.
HoSeok zumbó en entendimiento, mirando el traje horrible un segundo; no, definitivamente no se pondría eso jamás.
—¿Te preocupa TaeHyung? —preguntó Jung mientras regresaba el horrible traje a donde estaba colgado.
YoonGi negó.
—Me preocupa JiMin —corrigió, metiendo sus manos entre los percheros para tocar la tela de los trajes que le gustaban—, él es como una esponja por lo que cualquier cosa extraña que le digan puede tomarla como algo literal —lo miró y al ver la mueca en los labios de su amigo, rápidamente abrió la boca de nuevo—, y no digo que Tae lo haga con mala intención, pero es un poco...
HoSeok viró los ojos y rió.
—Sé cómo es Tae —comenzó, tomando un traje color café mientras un asistente robot esperaba para poder llevarlo al vestidor si lo escogía—, pero tampoco deberías preocuparte, tu robot estará bien.
YoonGi apretó sus labios y desvió la mirada. "Robot" era una palabra con la que no había relacionado a JiMin hacía un buen tiempo, así que ahora sentía un pequeño conflicto interno por eso. Claro, esto último su mejor amigo no lo sabía, realmente no hallaba cómo explicárselo sin que sonara como un loco y consideró que era mejor idea simplemente no hablar al respecto. Aun así, se le hacía incómodo que nadie fuera capaz de entender que JiMin no podía resumirse a algo tan simple como un "robot".
Robots eran los que estaban clasificando los trajes, los que estaban ayudando a los clientes y los que realizaban las transacciones de pago, JiMin era más que eso.
—¡Hola! —ambos se giraron hacia el llamado de Tae, su mano derecha cargaba un helado y la izquierda estaba sosteniendo la mano del pequeño JungKook—, ¿escogieron algo mientras no estábamos?
—¡Papi me compró un helado! —anunció JungKook mientras levantaba su mano, HoSeok rió.
YoonGi miró sonriente a JiMin quien, entre sus pequeñas manos, sostenía un café humeante. No dudó en salir de la tienda mientras sentía sus hombros destensarse, murmuró un "gracias" y antes de hacer cualquier ademán de besar al otro, se detuvo y apretó sus labios. JiMin pareció notarlo, ya que lo miró con confusión, pero YoonGi simplemente dio un paso hacia atrás y le dio un sorbo a su café.
—Ah, cariño, es tan complicado, ¿por qué no lo escoges tú? —HoSeok decía entre gemidos de flojera mientras salía de la tienda.
—No voy a escoger tu traje, después estarás quejándote de que nunca sé qué quieres —le sacó la lengua mientras HoSeok lo miraba con un puchero—. ¿Quieres helado? —inclinó el cono hacia él.
El hombre deshizo el puchero y tomó un poco de helado, robándole a Tae un pequeño beso en los labios luego de eso. JiMin observó el comportamiento y las sonrisas que se desataron después, así que miró a YoonGi, pero este todavía tenía sus labios cerca del vaso de café.
—Igual, ningún traje dentro de esta tienda me pareció de mi estilo —comenzó HoSeok antes de mirar a YoonGi—, ¿tú qué dices?
—Uh... busquemos en otro lado —dijo a pesar de que realmente no había prestado mucha atención.
La pareja se adelantó, caminando alegremente mientras hablaban sobre los temas de la boda y JiMin se mantuvo observando el comportamiento de YoonGi. El hombre no le dijo palabra alguna y simplemente caminaba, así que buscó su mirada y sonrió triunfante cuando el otro le dedicó un pequeño gesto avergonzado.
YoonGi entonces colocó su mano en la cintura ajena, atrayéndolo un poco y tratando de verse lo más sutil posible antes de acercarse al oído del rubio.
—No besos en público, ¿sí? —murmuró lo suficientemente bajo como para que la pareja no los escuchara, pero lo suficientemente cerca de JiMin como para que este entendiera el mensaje.
El rubio entonces sonrió y asintió, acatando el pedido de YoonGi.
—Hyung, quiero darle la mano a usted —JiMin miró hacia abajo, encontrándose con la pequeña mano de JungKook.
—Por supuesto —sonrió, tomando su mano sin dudarlo y viendo como YoonGi parecía realmente enternecido por la imagen que estaba presenciando.
El día de compras terminó con HoSeok eligiendo un lindo traje color negro y TaeHyung uno de color dorado, mostrándo su lado excentrico de ser y siguiendo los colores que habían escogido para la boda. Decidieron apartar los modelos y estuvieron indecisos sobre qué tipo de traje escogerían para YoonGi como padrino, así que pospusieron la compra para otro día y fueron a cenar.
La idea de que JiMin fuera a la boda no había sido dicha todavía, pero tal parecía que todos suponían que eventualmente sucedería porque se preguntaron si JiMin se vería mejor en negro o en dorado. Sin embargo, la boda sería el año siguiente, y fue entonces que YoonGi se planteó una idea que no había querido pensar hasta ese momento: ¿JiMin estaría con él hasta entonces?
Si bien en su contrato estaba dicho que el menor se iría una vez completado el año, él ahora se encontraba pensando en una manera de alargar ese proceso, ¿quizás debería pedirle a JiMin que actúe diferente con NamJoon? Podría convencerlo de que necesitaba más entrenamiento antes de ir con alguien más. ¿O quizás debería borrar un par de cosas importantes de su disco duro? Aunque no creía que eso ayudara, es decir, ¿si quiera podría hacer algo así?
Si se ponía a pensarlo detenidamente, teniendo en cuenta lo listo que era NamJoon, no creía que el hombre dejara a su creación tan indefensa como para que cualquier persona pueda borrar cosas de su memoria.
—JiMin —lo llamó una vez ambos entraron a la casa, el rubio lo miró con ojos sonrientes y mientras su corazón retumbaba por la imagen, decidió preguntar—. ¿Borrarías todo tu disco duro si te lo pidiera?
JiMin hizo una mueca de curiosidad y la luz en sus ojos pareció parpadear.
—No —le respondió simple, YoonGi supuso que esa sería la respuesta—, puedes borrar un par de cosas que creas que no necesito, o borrar algo vergonzoso que no quieres que mantenga en mi memoria, incluso algo que te moleste, pero no tienes tanta libertad al respecto —el pálido abrió los ojos un poco sorprendido ahora—. El límite son tres oportunidades para poder borrar algo antes de necesitar la autorización pertinente.
—Eso significa que me quedan dos oportunidades —supuso al recordar la primera vez que le pidió borrar algo y JiMin asintió—, ¿por qué no me lo dijiste antes?
—No preguntó —sonrió.
YoonGi rió, claro, era lógico.
—JiMin, deberías ser un poco más intuitivo —le dijo a pesar de que sabía que no podría y se acercó al contrario, plantando un beso en su frente.
El rubio simplemente rió, repitiendo el gesto.
—Trataré de serlo, Yoonie —le dijo, mirándolo de esa manera que encantaba al pelinegro.
—Ah, ven aquí, pequeño cachetón —soltó mientras abría sus brazos para darle al otro un gran abrazo de oso y se acurrucó en su cuello, disfrutando del contacto ajeno. JiMin rió por el gesto, correspondiendo el abrazo con una sonrisa en su rostro.
—Te gustan mucho los abrazos, ¿no es así? —preguntó con un tono de voz alegre, YoonGi asintió lento.
—Me encantan tus abrazos, mejor dicho —confesó.
No entendía por qué se había vuelto tan dependiente al respecto, los abrazos y besos de JiMin hacían estragos en su cabeza y corazón, tanto, que él sólo podía pensar en lo mucho que lo quería y en lo mucho que necesitaba tenerlo a su lado tanto tiempo como fuese posible.
"No quiero que te vayas" murmuró su cabeza, recordando que eran casi cinco meses que habían estado juntos y se preguntó cómo había cambiado todo tan rápido.
¿Quizás podría lograr hacer un trato con NamJoon?