Mi Vida || Abraham Mateo

By choibegin

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❝-No debiste hablar. -Lo sé. -Se fue por tu culpa. - Mierda, ¡Eso también lo sé! Debo arreglarlo si lo quiero... More

Importante.
Sinopsis.
Capítulo uno.

Capítulo dos.

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By choibegin

La primavera llego y con ella las alergias. Tener este cambio de clima no es nada agradable para mi sistema, pero se lo tolera ya que la primavera es una estación bastante bonita y alegre, aparte de eso la cuidad está llena de colores gracias a las flores y árboles. Escuchar a los niños del barrio correr y jugar es sinónimo de alegría porque sé que ya no estará tan callado como estuvo en invierno, además me trae bonito recuerdos, con Sofia sabíamos salir a jugar, con algunos niños del barrio que hoy en día no sé si seguirán viviendo.

– ¡Feliz primavera! –grita Sofia a par mía. También me olvide contarle que es la estación favorita de ella.

–No era necesario gritar y feliz día también.

–Creo que alguien amaneció gruñón. –comenta ella mientras me estruja mis mejillas.

Tengo que tener una charla seria con Nick y ella, mis mejillas no son juguetes.

Frunzo mi ceño y aparto sus manos de mis mejillas. –No estoy gruñona y dejas mis mejillas, duelen cuando me las aprietan.

Ella buza y gira los ojos.

Estamos en hora libre, el profesor de Inglés dio un comunicado que se ausentara por problemas familiares, así que tendremos una hora libre, las cuales serán largas gracias a ella.

En estos momentos nos encontramos en el patio de la escuela, en una banca sentada observando el hermoso día, Sofia se había recuperado bastante de su resfriado así que no dudo en venir.

– ¿Sabes que significa cuando llega la primavera? –pregunta con un tono de entusiasmo.

Asiento y contesto. –Florecen las flores.

–Que más.

–Hay alergias y yo soy una de esas.

Ella rueda lo ojos.

–No. Algo más emocionante y divertido.

Oh ya se. Fiesta y no cualquiera.

Andrés Banegas hermano de uno de los chicos del último año Sebastián Banegas. Andrés a comienzo de primavera hace una fiesta de bienvenida, una de las mejores según algunos chicos de esta escuela y de otras, ya que se hizo famosa por espumas, piscina y un dj que pone música bastante buena.
No niego, pero fui a una fiesta y fue una de las mejores que fui, el ambiente es otro y encuentras cualquier tipo de personas en ella. Y eso que fui a bastantes fiestas, pero esta me gusto más.
Los hermanos Banegas tiene una casa tan grande que una manzana entera, su familia tiene dinero y con ella una mansión, el mayor; Andrés. Va a la universidad y es tres años mayor que mi hermano, que por cierto tiene veinte y él veintitrés y no, no van a la misma universidad. Mi hermano va a una pública, mientras Andrés va a una privada y ¿por qué no? Su familia tiene dinero.

Y ahora sus dudas es; ¿estas llenas de niños ricos en esa escuela? Pues... no tanto. A pesar de que es pública tiene una educación bastante buena, tiene contactos con algunas universidades buenas de Madrid y una posible beca en el extranjero, que por cierto la escuela te lo da. Y a pesar de tener todo para ser privada, es pública. Pero el reconocimiento que tiene la escuela es gracias a esa beca en el extranjero, muchos chicos entran con la posibilidad de tener una, pero no es fácil de conseguirla ya que tus notas deben de ser cien porcientos diez, lo cual muy pocos, pero pocos consiguieron.

– ¿Me estas escuchando? Hola, Aixa te necesitamos en la tierra, baja de esas nubes. –mueve sus manos en mi rostro, mientras que yo solo ruedo los ojos.

Sofia me a llevado unas dos veces a esas fiestas, pero el amontonamiento y lugares pequeños no nos llevamos bien. Y no me considero claustrofóbica, pero no me gusta que invada mi espacio personal.

–La fiesta de los hermanos Banegas. Lo sé, todos los años a comienzo de primavera hacen una, la cual yo no iré. –muestro un intento de sonrisa.

Ella bufa y se cruza de brazo con una ceja alzada.

–Si convenzo a Nick y tu hermano, no podrás negarte a ir.

Ruedo los ojos y buzo con molestia.

Ella sabe que Lucas a veces puede ser un poco insistente, desde lo sucedido, a sido demasiado apegado conmigo y se encarga de que yo disfrute de mi vida adolescente. Y a pesar de que hemos discutido varias veces por querer ayudarme, sigue siendo igual.

Lucas conoce estos tipos de fiestas, ha ido varias veces y en esas veces solo dos fui y se encargó que lo disfrutara.

– ¿No puedes simplemente no llevarme? Cuando voy te olvidas de mi y te va con tus otros amigos.

Ella muestra una sonrisa incómoda y se arregla su pelo detrás de la oreja, significa que está nerviosa.

–Ya me disculpé un montón de veces, olvídalo ya, sigue para adelante. –enarco una ceja y miro a otro lado.

Mis ojos conectan con los de él, Abraham, y eso hace fruncir mi frente.

¿Estuvo observándome? ¿Por qué no lo sentí? Posiblemente por no ser una mirada tan penetrante. Era más una mirada de casualidad.
Su mirada no me provoca ninguna emoción, más el de solo golpearlo ¿Por qué sigue mirando? ¿Le gustara Sofia para no aparta la mirada? Miro bien fijo para saber donde mira, me acerco un poco más a ella y en definitiva me mira a mí, no a ella.

Bajo la vista una vez que un chico cruza en ella, me acomodo en mi asiento y juego con mis manos, el hecho de saber que me miraba a mí me hace extraño. Y si es muy extraño ya desde lo sucedido para la único que me miran es para burlarse o hacer expresiones de sexo en su rostro.

¿Él irá a la fiesta de mañana? ¿Debería preguntar?

–Sofia–ella me mira y me sonríe– ¿Quién irá a esa fiesta? Digo los que conoces.

Ella piensa por unos segundos y se encoje de hombros.

–No estoy segura, pero siempre son Nick, tu hermano, Samanta y sus sirvientas, –sonrió por lo último– y de seguro su nuevo novio, Abraham, y bueno algunos de mi clase de arte. ¿Por qué? –me mira con curiosidad–. ¿Quieres ver a alguien en especial? –sonríe con picardía y vuelves sus cejas de arriba abajo.

Sonrío con ella y niego.

–Solo por curiosidad.

Ella bufa y sonríe de nuevo.

–Si claro. –se levanta y pone su bolso en su hombro–. Debo hacer algo para matemáticas, pero también debo ir a biblioteca, ¿puedes dejar por mí estos libros? –hace un puchero y en susurros dice "por favor"

– ¿Tengo otra alternativa? Dámelos.

Ella dice un "yes" con entusiasmo y saca los libros de su bolso, que en total eran tres.

–Eres la mejor y lo sabes. –me abraza y me da besos en mis mejillas.

–Sí, sí, sí. Ya déjame. Me voy. –me limpio su baba y me levanto para ir a la biblioteca que queda en la otra punta de la escuela.

Camino por los pasillos y observo en cada esquina los estudiantes que conversa con sus respectivos amigos o compañeros. Cada esquina de esta escuela hay murmureos, hormonas alborotadas y en plenos desarrollos. Los chicos de primer año son siempre el centro de atención para los cursos altos, más que nada si sus cuerpos están en pleno desarrollo y a pensar que es desagradable no podemos hacer nada cuando tus hormonas están alborotadas. De cualquier forma, las niñas siempre son las primeras en buscarlos y ellos no se quedan atrás.

Deseo terminar este infierno y poder estudiar en una universidad donde no pueda encontrarlos más. Deseo tantas cosas que algunas son imposibles, lo sé, pero tal vez se cumpla si poco algo de mí en esto, porque la única que saldrá beneficiada en esto seré yo y nadie más.

Giro en una esquina y veo la puerta de la biblioteca que no es tan grande, pero los estantes sí.
Entro en ella y no veo a la bibliotecaria en su lugar. Entro como puedo con libros que pesan un poco más que yo y camino hasta una mesa para poner en ella los libros. Agarro uno de los tres, que es el más pesado y leo a los costados en donde tiene que estar.

Fila seis, sección A.

Busco la fila y me doy con la sorpresa que está arriba la sección A.

Perfecto. ¿Acaso mi 1,55 es un delito para todo?

Salgo de la fila y busco con la mirada a la bibliotecaria para pedirle un podo de ayuda, al no encontrarla me desespero un poco y respiro hondo para pensar mejor.
Vuelvo a la fila y lo encuentro por segunda vez en el día, pero esta vez con una escalera la cual yo no pude encontrar.

Él deja de poner los libros en los estantes y me mira, me mira por unos segundos y me sonríe.

–Aixa, ¿no? Hola de nuevo. –mueve su cabeza en un movimiento de saludo y lo saludo con mi mano, algo tímida.

– ¿Dónde encontraste la escalera? –pregunto en un tono algo bajo.

Él me mira de nuevo y luego mira la escalera.

–La bibliotecaria me la presto, puso de excusa que no podía subir en ellas por un dolor de rodilla. –asiento sobre el comentario.

Miro el libro que tengo en la mano y luego a él. ¿Está mal pedirle ayuda?
Hablar con personas nueva hace que me ponga nerviosa, no me considero alguien antisocial, pero desde lo ocurrido me encerrado un poco con las personas, al nivel de que si hacen un comentario simplemente los miro y le alzo el dedo del medio, ¿poco infantil no?

Tomo un poco de aire y hago la pregunta.

– ¿Podrías ayudarme a poner ese libro ahí? Por favor. –él me observa por unos segundos y asiente.

–Dime donde.

Le entrego el libro y le señalo donde tiene que ir. Le agradezco y me vuelvo a la mesa donde estaban los otros. Me fijo a los costados donde deben ir y camino en ella, agradecida con el de arriba que no me toco en un estante alto.

–Fila cuatro, sección C.

– ¿Irás a la fiesta de los Banegas?

Me sobresalto por la repentina voz y murmuro un "Mierda" por lo libros que cayeron de mis manos.
Alzo mi vista hacia él y muestra una mueca de incomodidad por lo ocurrido. Me levanto del suelo y lo miro.

–Lo siento, no pensé que te ibas a asustar tanto. –agarra los libros de mis manos y se encarga de ponerlo en su lugar.

–Era obvio que me iba a asustar, de estar tranquila a escuchar una repentina voz, era más que sabido que iba a reaccionar de esa manera. –comento con sarcasmo y me cruzo de brazo para darle una mirada de superioridad.

Él exhala y se rasca la nuca. De repente el aire se vuelve incómodo, gracias a mí y mi maldito sarcasmo. Debería aprender en qué momento usarlo y con quien.

–No te preocupes, soy fácil de asustar.

Él respira un poco y en su rostro se ve una diminuta sonrisa.

–Sobre tu pregunta, no lo sé. Lo estoy pensado ya que aparentemente va tu novia y la verdad quiero pasarla bien.

¿Realmente lo estoy pensando? ¿Cuándo cambié de idea en ir? Si me escuchara Sofia, lo que acabo de comentar de seguro estaría chillando de felicidad.

Abraham muestra una mueca y por un momento presiento que piensa en algo.

–Si, sobre eso...–se acerca un poco–. Lo siento, la otra vez te recrimino que estabas acosándome, cuando lo único que hacías era nada.

–No importa, ya paso. La guerra de odio que hay entre nosotras viene de hace mucho, no te preocupes. –le doy una pequeña sonrisa para que se calme, ya que siento que esta incómodo.

Él me devuelve la sonrisa mostrando sus perfectos dientes y me dice: –Entonces te veo en la fiesta, adiós Aixa.

Levanto mi mano en su dirección, en leves movimientos lo despido.

Miro a mi alrededor para verificar si nadie nos vio hablando y camino por el mismo camino que hace unos segundos camino Abraham.

***

– ¡Vas a ir, quieras o no! –grita Lucas detrás de mí.

– ¡No! No me puedes obligar a algo que no quiero. –contesto con notable irritación.

La discusión empezó así; llegue de la escuela y le comenté sobre la nueva fiesta a Lucas, él como todo loco fiestero me dijo que me llevaría. Lo cual me negué rotundamente y como él es un poquitito malcriado y decirle "no" es una palabra que odia.
Y así estuvo toda la tarde, siguiéndome y dando un discurso de lo importante que es disfrutar de la vida y que la mejor manera de hacerlo es yendo o haciendo una fiesta.

– ¿Entiendes que me preocupo el cómo llevas tu vida? –dice detrás de mí mientras entra en mi cuarto. Giro en su dirección y lo miro con confusión.

– ¿De qué manera crees que llevo mi vida? –pregunto algo irritada. 

Esto es increíble, hablaremos del tema que evado desde hace un año más o menos.

–Me preocupa verte de esta manera, encerrada en esta habitación mientras pasa tu vida en ella. Cuando llegues a una edad en donde no puedas hacer lo que quieras, te darás cuentas en cuanto desperdiciaste tu vida.

Inhalo fuertemente y exhalo con tranquilidad para bajar todos mis nervios a causa del repentino grito.
Si algo se de mi es que odio que me griten sin razón, pueden hablarme tranquilamente sin necesidad de elevar la voz.

–La vida que lleve será mi problema. No debería de preocuparte por lo que haga. Tranquilidad, sin necesidad de alocarme con alcohol o drogas, estoy perfecta de esta manera.

Camino hasta mi ropero y busco ropa cómoda para poder bañarme y dormir.

–Solo quiero que disfrute.

Suspiro y giro hacia él.

De los dos, él es quien se preocupa más. Su corazón es tan débil que siento la necesidad de protegerlo de todo. En su vida tuvo varias novias, pero ninguna fue digna de su corazón, todas las dejaban por ser sensible o por preocuparse demasiado.

–Disfruto de diferente manera, tal vez yendo al cine o salir a comer con mis amigos. –contesto en voz baja.

Lucas se acerca y me abraza por los hombros.

–Tu manera de disfrutar la vida es aburrida. –hago una sonora carcajada y lo pincho con mi dedo índice en su costilla.

–No me gusta el amontonamiento y la música fuerte, odio lidiar con borrachos, aunque a veces son divertidos y no me gusta que fumen cerca de mí. –me aferro más a él y largo un pequeño suspiro–. Sí, tal vez sea un poco aburrida.

Él larga una carcajada y me abraza más fuerte.

Nunca lo dije y capaz que nunca lo haga, pero estar entre sus brazos me hace sentir segura y reconfortante. Lucas siempre se ocupo que tenga una perspectiva de la vida, más sabiendo que nuestros padres nos dejaban solos por mucho tiempo. Siempre se encargó que sonría a pensar de algunas no eran de verdad, pero le agradecía internamente o cuando tenía oportunidad de llegar en mi vida.

Lo sucedido hace bastante me pidió perdón por no cuidarme y aconsejarme, lloraba tanto que se culpa por el accidente que había ocurrido. Se sentía mal, que él siendo el mayor, su hermanita haya salido exhibida y dañada de esa manera.
Pero en la actualidad todo cambio y él sigue tratándome como una niña de cinco años que necesita de su hermano.

–Si cambias de opinión, cosa que dudo, dímelo y te llevare y traeré a la hora que quieras. –asiento contra su pecho y hundo mi cabeza en ella. Inhalo su aroma varonil, pero fue interrumpido por una de mujer. Lo miro con el ceño fruncido.

–Llevas perfume de mujer.

–Es de mamá. –ruedo los ojos y pincho al costado de su costilla.

–No soy tonta, ese no es de mamá. Lucas si estas empezando a salir con alguien debes decirme prime-

Él me interrumpe poniendo su mano en mi boca sin hacer presión en ella.

–No salgo con nadie y no es de incumbencia lo que haga. –contesta sonriente, me da un beso en la frente y sale de mi habitación.

–¡No seas mal educado! Y no me dejes con la palabra en la boca. –grito desde mi habitación–. No me importa si eres el mayor, debo primero aprobar esa chica y luego presentarla ante nuestro padre. –digo mientras camino hasta su habitación.

Y así empezó otra pelea de hermanos, en donde me bañe tarde y cene tarde por culpa de mi hermano mayor. Dicen que sin peleas no hay amor y concuerdo con aquello

***

Holaaaaa pimpollos.

Se que me demoré un poco con este capítulo, pero quería contarle que luego de mi recuperación mi abuela se enfermó muy feo y tuve que ser enfermera y ama de casa a la vez, ya que esta casa vivimos cuatro personas y una es la que trabaja, así que tuve que ayudar (más de lo que ayudo) en la casa.

Pero no importa, ya se recupero y esta bien, bueno más o menos, pero al menos se puede levantar de la cama.

En el próximo capítulo creo que narrare la dichosa fiesta que hablan, y tratare de hacerlo bien ya que mucha imaginación no poseo, pero lo bueno es que veo series donde hacen fiestas, algo es algo ¿no?

Los leo la próxima semana y ojalá hayan tenido un fin de semana lindo. ❤
El mío fue pasarla en la casa y con mucho calor.

Tomen agua, coman fruta y persigan sus sueños aunque tengan que correr de más no se rindan. UwU

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