❝La Extraña Niña❞
[ La Familia Cullen ]
Algunos miembros del clan Cullen: Rosalie, Esme, Carlisle y la Manada Quileute se encontraban en cada final del tratado. Aquellos vampiros tratando de explicarles sobre la extraña niña que últimamente había estado rondando por sus territorios.
- ¿Cómo pueden estar tan seguros de que la niña es indefensa? - preguntó Sam, Alfa de la manada Quileute.
- Por sus dones, los usó sin ocultarlos, sabemos por ahora que no sabe del poder que tiene, tal vez es una neófita y por eso está desorientada o confundida. Creo. - respondió Esme.
- ¿Cómo qué creo? - dijo el joven Jacob con el ceño fruncido.
- Sabemos que de alguna manera esa niña es especial, tiene una gran poder, además de que es una híbrida. - respondió Carlisle.
- ¿Cómo están tan seguros de que es una híbrida? Ni siquiera hemos estado tan cerca de ella como para comprobarlo. - dijo Sam.
- Ustedes no saben lo que pasó porque se fueron después de que te lánzaste sobre ella, pero los perros de tu manada si saben lo que pasó, tal vez ellos puedan confirmartelo. - dijo Rosalie con los brazos cruzados.
La rubia miró a los chicos detrás de Sam y uno comenzó a hablar.
- Algo pasó después de que ustedes se fueron. La niña saltó a nuestro territorio - Jacob gruñó - y... se convirtió en uno de nosotros.
Jacob y Sam abrieron los ojos como platos, con una expresión de sorpresa Jacob comenzó a hablar.
- ¿En un lobo? - Jared asintió - Osea que no es una híbrida entre humano y chupasangre, si no que es una entre un lobo y vampiro.
- ¿Cómo diablos es esto posible? ¿Porqué nadie me dijo esto antes? Tenemos que atraparla lo antes posible. - dijo Sam con voz de Alfa.
- No podemos. - la miraron sin entender - La niña es indefensa, no tiene ni idea de lo que está pasando, además sabemos que nos conoce a todos nosotros, tal vez siente curiosidad por nosotros, si la dejamos tal vez ella es quien venga hacia nosotros. - dijo Esme.
Sam comenzó a pensar en otra solución pero extrañamente no tenía alguna idea, así que, tuvo que aceptar. Tal vez al fin y al cabo sea buena idea y con buena suerte funcione.
- Está bien, pero si no funciona en la siguiente dos semanas, no habrá de otra y tendremos que deshacernos de la niña.
[ Por otro lado, Delia Galimoor ]
La castaña estaba terriblemente cansada. Cansada de absolutamente todo. De los vampiros y lobos, de que sea una de ambos bardos, de que en cada momento la estuvieran persiguiendo y que no puede controlar aquella tonta sed de sangre.
Necesitaba que alguien la ayudará con aquella sed pero desde que había llegado no había visto a nadie, sólo a esas personas que querían deshacerse de ella.
¡Ni siquiera he salido de éste estúpido bosque!, pensó la adolescente.
Otro día, otra aventura. La castaña tenía esperanzas de que aquel día sucediera algo nuevo, pues desde que había llegado todos los días eran una rutina, y aquello se estaba volviendo algo aburrido.
Tenía planeado salir del lugar.
Si terminó matando a personas pues mala leche, pensaba la castaña.
Pensaba pasar desapercibido en algún lugar como plazas, restaurantes o hasta alguna secundaria. Definitivamente esa última opción sería la mejor, según la neófita.
Podría ir a la secundaria de la reserva pero los chicos lobo, como los nombró ella, la detectarian con su olfato y la atraparian fácilmente, así que, decidió ir a la secundaria de Forks. Donde van los Cullen e Isabella Swan, la hija del jefe de policía. La chica literaria que la castaña más detestaba.
Tal vez la reconocerían pero estaría más segura ahí que en la reserva.
Esperaba que su plan con nombre de: Plan para escabullirme en una secundaria con los Cullen que tal vez me maten o tal vez no pero quien sabe, funcionará. Estaba consciente que era un nombre un tanto largo pero que más da.
La neófita entró a aquella secundaria pasando desapercibida mientras que las personas a su alrededor estaban ocupadas en sus propias cosas.
- Hola - saludó ingresando en el salón de último año. En realidad, en su verdadera realidad asistía a el penúltimo año escolar.
Visualizó a Bella sentada junto a Edward. Se dirigió hacía un asiento vacío junto a un chico. Se sentó y dirigió discretamente su mirada hacía Edward, quien al parecer todavía no se había dado cuenta de su presencia.
La clase comenzó, seguía viendo a Edward hablando en voz baja con Bella. Vio como el vampiro paró de hablar de repente, el chico cerró sus ojos y aspiró profundamente el aire, sus ojos ámbar se abrieron y su rostro tenía una expresión sorprendida. Comenzó a buscar algo alrededor de todo el salón.
Aquel "algo" era la castaña, y la adolescente estaba consciente de ello, pues esa mañana había ido a la casa de los Cullen y presenció como le contaban todo lo que estaba ocurriendo en Forks, claramente en todo salía la castaña con el nombre de "La niña".
Ya sabía de su presencia en el aula de clases.
La castaña dirigió su mirada hacia otro lado tratando de esquivar los ojos penetrantes de el vampiro, cuando de repente siente una mirada fija en ella, lo cual comenzó a incomodarla.
[ . . . ]
Había pasado ya cuarenta y tres minutos de clases, la mirada del Cullen seguía fija en ella.
Realmente, con lo más sincero de mí pequeño corazón, me tiene ya hasta la madre que me esté mirando, pensaba la chica.
Se sentía incómoda, pareciese como si le estuviera sacando de alma o algo así.
Quién me manda a venir, pensó la castaña.
La chica quería profundamente que la clase acabará para salir corriendo de aquel lugar. Claramente Edward estaba esperado el momento preciso para hacer algo y a la adolescente le da terror que sea ese algo.
Mientras la joven Bella se encontraba terriblemente confundida ante la situación, el porqué su novio estaba tan en sumido viendo a una chica que jamás en su vida había visto. Ardía de confusión y celos.
Apenas la castaña oyó como el timbre tocó, salió de ese lugar como alma que lleva el diablo. El joven Cullen al ver que trataba de huir se paró rápidamente de su silla para comenzar a perseguirla olvidando la existencia de la joven Swan.
Delia sintió como la seguían, pero entró en la multitud de estudiantes y Edward la perdió de vista.
La chica tropezó con alguien, volteó a pedir disculpas, pero era Emmet con quien había chocado, tenía su mirada puesta en ella y a su lado estaba Rosalie, Jasper y Alice. Al parecer el duendillo Cullen también había llegado a Forks y sabía de la existencia de ella.
Dio media vuelta y salió lo más rápido posible de ahí, mientras que los Cullen seguían aturdidos al haberla tenido frente a sus narices.
- ¡Por Salazar! ¿Por qué tengo tan mala suerte? - exclamó la neófita para sí misma.
Lo único positivo de aquella situación es que ya sabía que Edward y Alice estaban en Forks. ¿Lo negativo? Es que ellos serían dos más sumados a la lista de las personas que querían tirarla por un puente.
Realmente no esperaba eso, realmente no pensaba que su presencia en Forks alteraría tanto a la manada Quileute y a los Cullen.
¡Ni siquiera hago tanto daño, en realidad simplemente cazo mi comida!, pensaba la chica frustrada.
Durante todo ese tiempo no había tenido ninguna sed de sangre, tal vez sea que haya estado tan incómoda o concentrada en sus pensamientos como para pensar en otra cosa.
Tenía el pensamiento de volver al bosque, tal vez buscará ayuda en algún lugar de éste mundo o simplemente dejaría que la próxima vez ellos la atraparan porque los chicos lobo la matarían en el segundo que esté en sus manos y realmente no quería morir siendo tan joven.
Se subió a la copa de un árbol, como Edward lo hizo con Bella. Se quedaría un buen rato en aquel lugar, sin molestar a nadie y vigilar un rato por decirlo así. Buscaría a los chicos Quileute o a los Cullen, realmente tenía esperanzas de que funcionará porque sus planes siempre terminaban siendo un total fracaso.
[ . . . ]
¡Que aburridooo!, pensó la castaña.
Había estado en aquel árbol durante unas, tal vez, dos horas y no había visto absolutamente nada. Ni siquiera una miserable ardilla.
- ¡Esto es ridículo! Me bajaré de aquí antes de que me caiga o algo así y me rompa la jeta. - espetó bajando de las ramas del grande árbol con gran agilidad.
Comenzó a caminar si rumbo alguno. Ya no sabía que hacer, y eso le provocaba tristeza.
¡Estaba dentro de su libro favorito! ¿Cómo no podría estar haciendo nada? Debería estar corriendo junto a la manada Quileute, o saltando de río en río con los Cullen.
Una idea se le cruzó por la mente. Tal vez podría ir a ver a los Cullen desde lejos, o como lo llamaba Delia: "Espiaje al estilo ninja japonés".
Destino: Los Cullen.
[ . . . ]
Llegó a unos metros de la casa de aquellos vampiros, sabía que no podría acercarse más pues ellos captarian su presencia.
Rápidamente buscó un lugar donde podria esconderse. Sus ojos se dirigieron hacía un árbol de gran tamaño y con ramas gruesas enteras de hermosas hojas de un color verde oscuro.
Comenzó a trepar entre las ramas con una gran agilidad y rapidez. Se sentó en una rama gruesa al llegar a un punto donde las hojas y demás podrían esconder su cuerpo entero y dirigió su mirada hacía los Cullen.
Pero sus ojos se abrieron un poco cuando notó que ciertos chicos morenos ya conocidos por ella estaba hablando con la cabeza de la familia de vampiros. Así que, comenzó a escuchar aquella conversación.
- ¿Seguros que era ella? - preguntó un chico de facciones muy marcadas, Paul - Pudieron haberse equivocado.
- La vimos a la cara, perro. - respondió la rubia fastidiada ante la presencia de su enemigo natural. Paul gruñó.
- ¡Rosalie! - exclamó Carlisle.
- Sí, la vimos, por alguna razón fue a nuestra escuela, fue a la primera clase, la vimos y después de eso no volvió. - dijo el vampiro de cabello cobrizo, Edward.
- Tal vez la niña ingresó en esa escuela, se dió cuenta de ustedes y por eso no volvió. O la niña fue a espiarlos para saber algo. - respondió el Alfa de la manada Quileute, Sam.
¿Qué? ¡Ni siquiera fui a espiarlos, perro idiota! Espera, yo también soy un lobo... Además, tal vez si haya ido para espiarlos pero ñeh, se dieron cuenta muy rápido de mi presencia en el lugar, se quejó la adolescente mentalmente.
- Y sabemos nuestro plan, debemos dejar que ella venga a nosotros, así podemos capturarla y ayudarla, es una neófita, no sabe nada de lo que está pasando.
- ¡Cierto! Soy una neófita, ¿cómo pude olvidarlo? - se susurró a sí misma la castaña.
Dos vampiros que estaban un poco alejados de la conversación entre aquellos bardos se miraron al mismo tiempo frunciendo el ceño extrañados al haber detectado una voz muy alejada de aquel lugar.
No habían escuchado absolutamente nada, dada la distancia, pero pudieron escuchar balbuceos.
La castaña bajó de aquel árbol rápidamente y cayó de pie provocando un sonido un poco estruendoso debido al impacto. Al notarlo soltó una maldición dirigida hacía sí misma.
Detectó como aquellas personas volteaban hacía su dirección al escuchar aquel pequeño estruendo. Sólo pensó en correr y eso hizo. Aquellos vampiros solo pudieron ver como la adolescente comenzó a correr y desapareció al instante de su vista.
La chica corría con velocidad casi invisible para el ojo humano pero algo la tiró por detrás con gran brusquedad.
Su cuerpo rodó y se estrelló contra tronco de un árbol caído. Volteó para ver aquello que la había empujado.
- Hijo de su puta madre. - susurró entre dientes.
La chica sabía que aquel licantropo: Paul, era impulsivo y algo estúpido, pero casi hacía que su cabeza se partiera en dos.
El moreno caminó a zancadas hacía ella emanando furia hasta por los poros.
La mirada de la castaña trasmitía terror, preparada para usar su don en cualquier momento, pero aquello no pasó.
Paul tomó su brazo con fuerza excesiva.
- Auch. - soltó un quejido - ¿Qué haces? ¿A dónde me llevas? - preguntó rápidamente mientras trataba de liberarse.
- Tú vendrás conmigo. - respondió él frío, tensó la mandíbula.
La adolescente al escuchar eso comenzó a moverse como lombriz en anzuelo, tratando de liberarse mientras usaba más fuerza, por lo cuál Paul tuvo aumentar más la fuerza que usaba sobre el agarre.
- No, no, no, no. - dijo la castaña negando con la cabeza - No puedo ir allí, no todavía.
- No me importa.
¡La pitufichingada! Sería más fácil tirarme de un acantilado, insultó la chica mentalmente.
Sabía que no podía hacer nada más, así que, dejó de pelear y comenzó a seguirle el paso preparando su mente para lo que estaba a punto de pasar.
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