Nosotros ante todo

By sofiagarrido01

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Zoey Parker es una adolescente viviendo en 1992 pero todo cambia cuando Atlas Reed aparece. Descubrirá que el... More

Nota de la autora
Cap.1 "Soy Atlas".
Cap.3 "Déjame besarte".
Cap.4 "Desaparecer".
Cap.5 "Mi playa favorita".
Cap.6 "Cuanto te quiero".
Cap.7 "Estar donde tu estás".
Cap.8 "Tú si puedes evitarlo".
Cap.9 "Cosas del futuro".
Cap.10 "No existe final".
Cap.11 "Déjalo ser".
Cap.12 "En tanto estemos juntos".
Cap.13 "Bailemos así por siempre".
Cap 14. "Vuelve atrás".
Cap.15 "Teo, el cachorro".
Cap.16 "Tendré que imaginarte".
Cap.17 "Disfruta el presente o extrañarás el pasado".
Cap.18 "Es hora de pagarme".
Cap.19 "Yo te lo perdonaré".
Cap.20 "Atrapado en la realidad".
Cap.21 "Siempre te amaré".
Cap.22 "Serás mi recuerdo favorito".
Cap.23 "¿Qué? ¿Nadie me va a abrazar?".
Cap.24 "¿Quieres que desaparezca?".
Cap.25 "¿Besándose con un chico?".
Cap.26 "Serás mia".
Cap.27 "Esto no va a terminar bien".
Cap.28 "Ni en el infierno te querrían".
Cap.29 "Prometo bailar con ella".
Cap.30 "¿Y quién es el novio?".
Cap.31 "El tiempo que tuvimos".
Cap.32 "¿Es muy tarde para elegir verdad?".
Cap.33 "Entonces acabemos de una vez".
Cap.34 "Tu siempre estarás aquí".
Cap.35 "En otra vida".
Cap.36 "Puedes quedarte aquí".
Cap.37 "Eres toda mía".
Cap.38 "No lo dejes ir".
Cap.39 "Con todo mi corazón".
Cap.40 "Creo en nosotros".

Cap.2 "No rompo mis promesas".

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By sofiagarrido01

Bajé las escaleras con mi bolso en la mano. La televisión estaba encendida ya que Becky miraba alguna película aburrida mientras comía palomitas. Mamá y papá se habían ido a una cena, ellos salían a comer solos una vez cada mes para no perder su matrimonio con nosotras constantemente pegadas.

—Uh, alguien consiguió una cita para el cine —canturreó ella cuando me vio—. ¿Quién te invitó? Vamos, dime. De todas formas lo sabré mañana cuando salga en el diario porque que tu aceptes una cita, no sucede muy seguido.

—Fue Atlas —respondí cruzándome de brazos y ella abrió los ojos.

—¿Qué? ¿Ese chico no tiene novia? —preguntó sorprendida—. No hay formas de que eso sea posible.

—Gracias por tu apoyo. —Le sonreí falsa y caminé hacia la puerta.

—¡Si te besa, dale con lengua! —gritó lanzándome una palomita, la cual cayó al suelo mucho antes de llegar a mi.

—Eres repugnante —me despedí mostrándole el dedo del medio mientras nos reíamos.

Caminé hacia el nuevo cine, observando cómo el sol iluminaba los últimos minutos que quedaban. Mis botas hacían un poco de ruido al pisar, lo que me hacía pensar que tal vez me había vestido muy formal, pero el jean roto y la camiseta de Led Zeppelin le daba un estilo diferente.

Los nervios se apoderaron de mí cuando estuve a una cuadra y media del cine y pude ver la cantidad de gente fuera de la puerta. Tomé una bocanada de aire y saqué fuerzas de dónde no supe para acercarme entre la gente. Veía alumnos, parejas adultas e incluso gente anciana formando la fila. Todo decía que este estreno sería un éxito y que nacería una gran película.

Caminé por la gente observando para todos lados. Buscar a Atlas sería difícil, ya que no lo conocía mucho como para distinguirlo entre tantas personas. Al menos podría acercarme a la boleteria y comprar nuestros boletos.

—¿Zoey? —Oí una voz conocida y volteé cuando se animó a tomar mi brazo. —¿Pero qué haces aquí? —preguntó Destiny desconcertada. Me llevó unos segundos darme cuenta que era ella, apenas la reconocí con tanto delineador negro.

—A que has conseguido una cita —dijo Scarlett divertida. Me crucé de brazos y revoleé los ojos. —Oh, de veras la tiene. ¡Págame! —chilló ella, extendiendo su mano a mi mejor amiga.

—¿Qué? ¿Apostaste que no vendría? —pregunté propinándole un manotazo en el hombro.

—Jamás creería que vendrías con alguien —dijo sobándose el lugar afectado— y aún sigo sin creerlo.

—¿Pero quién...? —comenzó la pelirroja pero alguien la interrumpió.

—¡Eh, miren a quien me encontré en la boletería!

Reconocí la voz de Jaxon y volteé para verlo. Pero claro que mi atención se fue al chico a su lado. Atlas sonreía mientras mi amigo lo arrastraba hacia nosotras.

—Hola —saludó sonriéndome y acercándose a besar mi mejilla—, estás muy bella.

Atlas parecía un chico educado, así que no iba a emocionarme por eso. Porque él no tenía la pinta de coqueteador, sino más de querer hacer sentir cómoda a la otra persona y agradecí eso. Pero mis mejillas no pudieron evitarlo.

—Gracias, tu también te ves muy bien —tartamudeé un poco pero el apenas lo notó.

Jaxon pasó el brazo por los hombros de Destiny y caminamos cuando la fila avanzó un poco. No las estaba viendo pero podía imaginar las bocas abiertas de mis dos amigas. Algunos alumnos del instituto pasaban y observaban a Atlas con el ceño fruncido. Claro que en una ciudad de una sola escuela, los estudiantes nos conocíamos entre todos.

—¿Y bien? ¿Expectativas para Whitney? —preguntó él, mirándome de costado.

—Bueno, es obvio que es una película romántica con un poco de drama, solo espero que no sea muy larga porque no he dormido mucho anoche —bromeé logrando que se riera.

—Oí que dura un poco más de dos horas —dijo acercándose a mi oído y abrí mis ojos—, pero mi hombro es bastante cómodo. —Le sonreí cuando entendí y caminó cuando la gente delante nuestro se movió casi entrando al establecimiento.

Sentí un toquecito en el hombro y volteé hacia atrás. Jaxon, Destiny y Scarlett me sonreían con pulgares arriba, como si aprobaran de alguna forma a Atlas. O tal vez era la emoción de verme salir en una cita luego de casi dos años. Revoleé los ojos y volví a mirar al frente.

Atlas le entregó dos boletos al hombre que los recibía antes de entrar a la sala y me percaté de que el había comprado los nuestros.

—Debo pagarte mi boleto —dije al instante, abriendo mi bolso.

—No, claro que no —respondió el, señalándome dos asientos libres en el sector del medio.

—Si, claro que si. Espero que eso no sea una pequeña señal de machismo en la que quieras pagar todo tu. —Mierda, ese "todo" estuvo de más. Casi dejé en claro que volveríamos a salir.

Caminamos hacia los dos asientos y me giré hacia él mientras lo veía sentarse en una butaca. Vi a mis dos amigos enamorados sentarse a unas cuantas filas de nosotros mientras que había perdido de vista a Scarlett.

—No, de hecho, no te dejo pagar porque yo te invité. Si tu me hubieses invitado, estaría observándote pagar sin problemas y me ofendería que no fuese al revés. —Tomó mis hombros y me hizo sentarme a su lado.

Maldito educado. Él no estaba colaborando en que mis nervios se relajaran.

—Así que ahora siéntate aquí, espera la película y disfruta esto. —Me extendió un pequeño paquete de maní salado que parecía tener en el bolsillo.

—¿Cómo sabías que tengo una adicción por el maní? —pregunté mirándolo dudosa mientras abría el paquete.

—Porque soy adivino y leo mentes —bromeó girando su cabeza para detenerla cuando llegó a mi—. Tienes una bolsa gigante de estas detrás del mostrador —respondió metiendo la mano para tomar unos cuantos.

—¿Siempre eres así? —interrogué levantando un poco las cejas.

—¿Detallista? ¿Observador? ¿Atento? —enumeró con los dedos y mordí mi labio, evitando sonreír.

—Tan tú. Tan Atlas —dije sin más y el fingió pensar.

—Si, siempre —respondió sonriéndome y no pude evitar sonreírle de vuelta.

Las luces se apagaron de a poco y la película comenzó. No sabía de dónde o de quién Atlas había escuchado que la película duraba más de dos horas pero efectivamente así fue. Creí que se haría muy larga, sin embargo logró atraparme lo suficiente para no distraerme. Tampoco me di cuenta en qué momento mi cabeza había caído sobre el hombro de Atlas, pero no quise levantarla porque estaba demasiado cómoda.

La película terminó y las luces se encendieron, dejándome algo encandilada. Casi había soltado unas lágrimas cuando Whitney cantó I Will Always Love You y esperaba que mis ojos no estuviesen cristalizados.

Salimos del cine cuando la noche ya había caído. La gente se acumulaba en la recepción para luego ir esparciéndose de a poco hacia las calles de los lados.

—¿Quieres que te lleve en un taxi hasta tu casa? —preguntó señalando una fila de taxis estacionados que esperaban pasajero.

—Vivo cerca —respondí amablemente, rechazando la idea de un taxi—, pero si quieres puedes acompañarme caminando. —El asintió con la cabeza y comenzamos a caminar.

Charlamos sobre la película, sobre la música de ella y luego terminamos hablando de la escuela. Le conté como se manejaban las cosas en el instituto mientras el oía atento. Sin darme cuenta, ya estábamos en mi calle.

—De igual forma, no creo estar más de un mes y medio —respondió cuando me detuve en la puerta.

—No te preocupes, pasará rápido y cuando menos te des cuenta, ya estarás volviendo a New York.

—¿Y si en un mes y medio no quiero irme? —preguntó dando un paso hacia mi.

Un reflejo me hizo retroceder y me arrepentí al instante. Él se rascó la nuca y carraspeó la garganta para hablar. Sentí los nervios apoderarse de mí otra vez pero no iba a dejar que me ganaran, no si dentro de dos minutos estaría dentro de casa y esta habría sido una excelente noche. No iba a arruinarlo.

—Ya debería irme. Gracias por venir conmigo —dijo amablemente.

—La pasé muy bien, gracias a ti por invitarme —respondí sonriéndole.

Noté que no sabía si irse así sin más, si chocar puños o qué decir. En un acto rápido, besó mi mejilla y se fue de allí. Lo vi caminar con las manos en los bolsillos durante casi un minuto y cuando sentí frío, entré en la casa.

Becky dormía con la boca abierta desparramada por el sofá. El tazón de palomitas se había acabado y estaba tirado en el suelo. Negué con la cabeza y me acerqué para apagar la televisión. Subí las escaleras para dirigirme a mi cuarto y aproveché para pasar por la habitación de mis padres que estaba vacía, seguro llegarían pronto.

Me quité los zapatos con las puntas de los pies y los dejé allí para tirarme sobre la cama. Estaba cansada pero no tenía sueño. Sabía que mi mente vagaría un buen rato en muchas cosas antes de poder dormirme, pero iba a tener que hacer lo posible.

Me quité la ropa y me coloqué ropa para dormir. Dudé en tomar un libro para leer o si mejor sería escuchar música. Seguramente había dejado el libro que había empezado dentro de mi mochila de la escuela y el walkman estaba justo frente a mí en mi mesita.

Lo tomé y me metí dentro de las sabanas. No tenía ganas de buscar otro cassette, escucharía lo que sea que había dejado allí dentro hace algunos días. Di play y la canción de Guns N' Roses, November Rain, comenzó a sonar en mis audífonos. Apoyé la cabeza en la almohada, esperando poder dormir.

**

El timbre sonó cuando yo apenas entraba en la escuela. Los alumnos se movían de un lado al otro, entrando a sus clases. Apreté la correa de mi mochila y corrí hacia mi próxima clase. Casi que el profesor no me deja entrar pero le sonreí cuando solo me dio una mueca y me hizo pasar. Me senté junto a Scarlett porque Destiny no estaba en esta clase.

—A qué no sabes a quién vi entregando el formulario de inscripción —canturreó ella, acercándose a mi.

—No, dibújamelo —le bromeé de vuelta.

Me sentía de muy buen humor. El domingo había pasado tranquilo, Becky estuvo con su mejor amiga y yo organizando el resto de mis tareas. Mis padres decidieron que saldríamos a comer por la noche todos juntos por lo que había vuelto un poco tarde ayer y me costó levantarme esta mañana, pero eso no afectó mi humor.

—Muy graciosa. A tu chico —respondió.

—Primero que nada, Atlas ya me dijo que vendría. Y segundo, no es mi chico, salimos una sola vez —respondí abriendo mis libros.

—Vamos, vi como se miraban en la fila. Querían tragarse el uno al otro.

La miré con el ceño fruncido. ¿Scarlett estaba pasando tiempo con mi hermana y yo no me había dado cuenta?

—Eso es desagradable y no, solo somos conocidos. Ni siquiera amigos Scar, no lo conozco aún —respondí con la verdad—. Además se va a quedar poco tiempo.

—Uhm, espero que no te encariñes —respondió con una sonrisa y revoleé los ojos.

Apoyé mi mentón en mi mano, decidida a ignorar a Scarlett y prestarle atención al profesor de literatura, pero la verdad es que mi mente solo podía pensar en él.

No sabía que lo hacía tan especial. Una sonrisa bonita y unos ojos cautivantes no hace a una persona interesante. Había algo más en él que despertaba algo en mi, solo que aún no sabía que era. Tal vez su pasión por la música, la cantidad de viajes que había realizado y sin mencionar lo educado que es, a pesar de que siempre tiene una respuesta para todo.

El timbre sonó y seguí a Scarlett hacia la cafetería. Le pregunté con quien había ido el sábado porque no noté ningún chico cerca de ella, a lo que respondió que se encontraron apenas entraron pero que no era nada serio. Algo que yo ya sabía, por supuesto.

Destiny y Jaxon se sonreían uno al otro en nuestra mesa de la cafetería. No pude evitar sonreír al verlos pero Scar a mi lado hizo un sonido vomitivo.

—¿Tendremos que soportarlos así el resto del año escolar? —preguntó acercándose a ellos una vez que tuvimos nuestras bandejas.

—Estás celosa, rojita —se burló Jaxon, alejándose de los labios de mi amiga.

—Ya deja de llamarme así —se quejó ella cruzándose de brazos—. Mira quién está allí —apenas la oí pero no sabía a quién le hablaba.

Me reí mientras bajaba la cabeza para comer un bocado de lo que parecía puré de patatas. Sentí un pequeño golpe en la pierna y me percaté de que era Destiny. Subí la cabeza sin entender que sucedía. La observé y ella parecía tener los ojos fijos en algo.

—¡Atlas, ven aquí! —lo llamó mi amigo y volteé para verlo.

Atlas le sonrió y caminó hacia nuestra mesa para sentarse en la única silla vacía al lado de Jaxon. Dejó su bandeja y saludó, su vista se detuvo en mi durante unos segundos en los que solo pude sonreírle.

—¿Qué tal el primer día? —le preguntó Destiny, intentando hacerlo entrar en confianza.

—Aburrido. Creí que sería invisible pero al parecer todos observan mucho a los nuevos. Parece que nunca han visto a nadie que no viva aquí.

Una chica de otra mesa movió la mano, llamando a Scarlett y ella se levantó. Era una chica muy popular así que siempre iba y venía. Pero antes de irse, puso una mano sobre el hombro de Atlas, que la miró atento.

—Ay guapo, es que ya necesitábamos alguien nuevo. La carne de aquí no es tan buena —dijo ella con confianza—. No te ofendas Jaxon. 

Él revoleó los ojos mientras Destiny la miraba mal y la pelirroja se iba de allí. Me reí al entender que ella, básicamente, había dicho que todos los chicos de la cuidad eran feos. No me iba a molestar por ese cumplido hacia Atlas, Scarlett era así de sincera y directa pero no era una maldita.

—¿Eso fue un cumplido? —preguntó Atlas sonriendo confundido.

—Tómalo de quién viene —dije sonriéndole y asintiendo con la cabeza.

Tres chicos que había visto muchas veces pero no conocía sus nombres, solo el del idiota número uno, se acercaron a nuestra mesa. Rick apoyó las manos allí mientras que los otros dos se cruzaron de brazos. Solo esperaba que estos idiotas no molestaran a Atlas porque apenas era su primer día.

—Hola, alumno nuevo —saludó él con un poco de autosuficiencia.

—Hola, alumno antiguo —respondió Atlas, mirándolo con las cejas levantadas.

Jaxon se rio un poco y sonreí, feliz de saber que él no se iba a dejar pasar por encima por nadie. Rick nos miró enojado y volvió a mirarlo.

—Que te quede claro que los alumnos nuevos no pueden entrar al equipo de fútbol americano —casi sonó a amenaza.

—Ah, no, tranquilo. No me interesa ser parte de ese grupo de neandertales —respondió con una sonrisa superficial.

Destiny me miró con los ojos abiertos y me encogí de hombros.

—¿A quién llamas neandertales? —Rick se acercó un poco más y Atlas volteó a señalar a sus compañeros.

—¿No son esos tus jugadores, capitán? —preguntó señalando cinco idiotas tirándose tenedores de plástico a la cara en una mesa lejos de nosotros.

Ahogué una risa, logrando llamar la atención de Atlas que me miró y guiñó un ojo.

—Mejor que no te acerques, no queremos chicos afeminados en el equipo de fútbol —respondió.

Me moví nerviosa en mi lugar, estos chicos ya me estaban sacando de casillas y no iban a querer verme enojada. Pero Atlas parecía tener mucha paciencia y esto bajo control.

—¿Qué te hace pensar que soy afeminado? —preguntó el, riéndose a carcajadas.

—Tu corte de cabello, ¿eres Danny Zuko o quién te crees? —preguntó otro de ellos y Atlas se movió un poco en su lugar.

—Al menos a mi no me lo corta mami —respondió observando cómo se ponía serio.

Destiny, Jaxon y yo mirábamos la conversación como un partido de ping pong, de un lado al otro y podía jurar que otras mesas también se habían callado para escuchar esto.

—Di la verdad —dijo el idiota principal dándole un golpe con el puño a la mesa—, ¿eres gay?

—¿Por qué? ¿Estás buscando novio? —preguntó Atlas.

Abrí la boca y los ojos completamente sorprendida al igual que Destiny mientras Jaxon y otros dos chicos en una mesa cerca se reían.

—¿O temes que voten por mí para reina del baile? No voy a quitarte tu reinado, la corona es tuya amigo —dijo riéndose mientras se levantaba para hacerle frente—. Pero no te atrevas a molestarme.

Rick lo miró de arriba abajo con asco y se fue, moviendo la cabeza a un lado para que los otros dos gorilas lo siguieran. Atlas volvió a sentarse, pero esta vez en la silla vacía a mi lado y Jaxon le extendió la palma para que el la chocara.

—Eso fue genial —lo felicitó.

—No dejes que Rick te moleste, es un idiota —dije volviendo a comer tranquila.

—No te preocupes, hay chicos peores en casa —explicó, refiriéndose a su escuela en su ciudad.

—Déjame ver tu horario —dije extendiendo mi mano.

El buscó el papel por sus bolsillos y me lo entregó cuando lo encontró. Lo desdoblé para abrirlo y buscar alguna clase que compartamos.

—Tenemos humanidades y música juntos —le avisé, devolviéndole el papel con una sonrisa. Él me sonrió y tomó su botella para beber.

El timbre sonó para avisarnos que debíamos ir a nuestra próxima clase, la cual si compartía con Atlas. Caminamos hacia el aula de humanidades, viendo cómo la gente iba de aquí hacia allá.

—¿Cuantos años tiene tu hermana? —pregunté curiosa. El carraspeó la garganta y me dejó pasar al aula.

—Tiene veinte. Mamá tuvo a Brooke y cuando cumplió un año, quedó embarazada de mi. ¿Tú tienes hermanos?

—Si, la quinceañera que viste el viernes en la tienda es mi hermana menor, Rebecca. Pero todos le decimos Becky desde siempre.

El asintió recordando y sentándose a mi lado en dos bancos.

—¿Por qué Brooke no vino a Michigan contigo? —pregunté girándome a él, debido a que el profesor aún no llegaba.

Atlas se movió incómodo en su asiento y pareció pensar una respuesta.

—Lo siento, no debí entrometerme —dije al instante.

—No, no es eso. Es que... Brooke si quiere venir pero mamá no quiere que ambos nos alejemos tanto tiempo de ella. Cuando Brooke se fue de viaje con dos amigas mamá estuvo las dos semanas sobre mi y estoy seguro de que ahora esta consintiéndola a ella.

—Entiendo. —Asentí con la cabeza, dándole a entender que no debía decir más si no quería.

El profesor entró por la puerta y comenzó la hora más larga del día. Dos clases más y ya estaba fuera, esperando a Becky. Atlas se había ofrecido a esperar conmigo pero le dije que no había problema, que mi hermana podía hacerme esperar hasta media hora así que podía marcharse.

Una hora más tarde, mi hermana y yo comíamos junto a mamá. Papá se había quedado en la tienda porque al parecer hoy había tenido muchos clientes por las mañana.

Mamá debía preparar unos cuentos con dibujos para los niños de la escuela y mi hermana y yo nos ofrecimos a ayudarla. Cuando faltaban veinte minutos para las cuatro, salí de casa rumbo a la tienda.

Jaxon y Atlas ya estaban en el depósito acomodando mientras que papá metía dinero en dos sobres.

—Hola cariño —saludó él—, ¿cómo te fue hoy? —preguntó.

—Bien. ¿Has vendido mucho? —Besé su mejilla tirándome sobre el mostrador.

—Si linda, tengo que pasar a buscar más púas por la casa de Steve y luego voy para casa. ¿Necesitas algo?

—No, estaré bien —respondí con una sonrisa.

—Estuve viendo el depósito y estuvieron trabajando muy rápido. Si no lo terminan hoy, seguro mañana si. Volverás a tu aburrida soledad —bromeó.

—¿Entonces ya no tienen que venir? —pregunté algo desilusionada.

Si, sé que al principio tener compañía me parecía lo más tedioso del mundo. Pero no sabía que se trataba de mi amigo Jaxon o del chico que me atraía en todos los sentidos.

—Pues no. Alégrate, es lo que tú querías. —Acarició mi mejilla y besó mi frente. —Me tengo que ir, adiós linda.

Salió por la puerta y dejé escapar un suspiro. Pensé en ir atrás y ver que estaban haciendo, pero una cliente entró y me preguntó si la podía ayudar a buscar música blues.

La tarde pasó extremadamente rápido y fue por el hecho de que no paró de entrar y salir gente constantemente. Se había vendido mucho y mis piernas dolían de haber estado parada las cuatro horas corridas.

Cerré con llave cuando se hicieron las siete menos diez. Saqué dinero y lo guardé en mi mochila como siempre. Me dirigí al depósito para ver que estaba mucho más espacioso que ayer. Despedí a los chicos pero Atlas decidió quedarse esos últimos diez minutos.

—Quiero mostrarte algo —comentó sacando algo de su mochila y extendiéndolo hacia mi.

—¿Qué es esto? —pregunté desdoblando el papel.

—El otro día mencionaste que tú banda favorita era Queen y pues, quiero regalarte esto. Es la entrada a su primer concierto como banda.

QUEEN
2 de julio de 1971, Surrey.

—Yo... No puedo aceptarlo —dije devolviéndola.

—Es un regalo y los regalos no se devuelven —advirtió empujando mi mano hacia mi—. Además aún debe estar la de Brooke en algún rincón de su habitación. —Me sonrió y no pude evitar el impulso de abrazarlo.

—Gracias, gracias, gracias —repetí atrayéndolo hacia mí por la nuca.

Su perfume olía increíble y fue entonces cuando me percaté de que me había dejado llevar por la emoción. Me alejé de él algo apenada pero él no pareció inmutarse.

—Lo siento —musité despacio. El negó con la cabeza, quitándole importancia. —¿Cómo tienes esto? No habías nacido cuando se hizo este concierto.

—Mucho de lo que sé de música también es gracias a mi padre y a su experiencia en algunos conciertos —explicó riéndose.

Sentí un agujero en el pecho y mis ojos se aguaron apenas un poco.

—¿Estás bien? —preguntó observándome.

—Si, yo... Lo siento. Es que... Siempre he querido salir de aquí, visitar cualquier lugar que no esté dentro de Michigan y tener esto en mis manos es como si lo hubiese hecho.

Atlas frunció el ceño, entendiendo lo mucho que significaba para mí algo que el quizá tenía olvidado en algún cajón.

—Zoey, es un entrada de papel. No te conformes con esto, saldrás de aquí si es lo que quieres.

Ni siquiera noté en qué momento había sacado un pañuelo del mostrador para entregármelo y poder secar las dos lagrimas rebeldes que se escaparon. Quise decir gracias pero la presión en mi pecho no me dejó.

—Escucha, siéntate aquí —señaló el mostrador y supe que me imaginó sentada allí como lo hacía casi siempre.

Me subí con cuidado y lo observé, sin entender a que quería llegar.

—Cierra los ojos —me pidió y obedecí—. Imagina un lugar en el que te gustaría estar. Cualquier lugar. ¿Listo? —Asentí con la cabeza. —Dime qué ves.

Solté un suspiro e intenté describir lo que veía.

—Veo una playa. La arena está seca debajo de mi pero el agua cristalina moja una porción. El sol brilla en lo alto y hace calor. Sobre el agua no se ve nada, solo el horizonte. —Me detuve porque ya no había más explicación de lo que veía.

—Ahora abre los ojos y mírame. —Hice caso y vi sus ojos cerca de los míos. —Estarás ahí, créeme.

Sonreí, alegre de su intento de hacerme sentir mejor pero solo iba a lograr darme falsas esperanzas.

—No me hagas volar tan alto, luego va a doler cuando no suceda.

—Si tú imaginación que no pesa nada, no vuela alto, menos lo harás tú. —Me pellizcó la nariz y sonreí. —Te prometo que estarás ahí.

—No prometas cosas que no puedes cumplir —bromeé, como si fuese su responsabilidad por haberle metido la idea en la cabeza.

—Te lo prometí y no rompo mis promesas. —Asentí con la cabeza, a pesar de que solo intentaba levantarme el ánimo, había funcionado.

—Gracias, en serio te lo agradezco mucho.

—No tienes nada que agradecer. —Le sonreí observando sus ojos.

Atlas era una persona tan diferente a todas las que había conocido y había un problema. Me había olvidado por completo que dentro de unas semanas, ya no estaría aquí.

**
Nota de la autora: HEY! Día de actualización! ¿Cómo viene la historia? ¿Les gusta?

PREGUNTA: Conocen alguna canción de las que ya se mencionaron?

PD: Estoy muy emocionada por mostrarles toda esta historia pero quiero generar intriga😍

PD2: Les dejé una supuesta "Zoey" en el capítulo pero pueden imaginarla como quieran🥰

Gracias por leer, votar y comentar💕

Besos distanciados,

Sofi Garrido

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