Cruel Amor (Dramione +18)

By Rosalie_a17

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🗡️❤️La guerra terminó y cada quien regresó a Hogwarts. Hermione tenía a Ron, y las cosas al fin parecían ir... More

Sinopsis
Prefacio...
Capítulo 1: Tres meses antes...
Capítulo 2: Negación...
Capítulo 3: Miradas...
Capítulo 4: Prohibido...
Capítulo 5: Inevitable...
Capítulo 6: Nada Inocente...
Capítulo 7: Tan cerca...
Capítulo 8: Infiel...
Capítulo 9: Predicciones Inexactas...
Capítulo 10: Siempre...
Capítulo 11: Perfecta...
Capítulo 12: Nunca fuiste tú...
Capítulo 13: Corazón de dragón...
Capítulo 14: Bajo la nieve...
Capítulo 15: Invierno entre tus brazos...
Capítulo 16: Deseos de Año Nuevo...
Capítulo 18: Cruel Amor...
Capítulo 19: Heridas que nunca sanarán...
Capítulo 20: El día más oscuro...
Capítulo 21: Vuelve a mí...
Capítulo 22: La última noche...
Capítulo 23: La vida que elegimos...
Capítulo 24: Planes Ocultos...
Capítulo 25: Por siempre mía...
Capítulo 26: Vendetta (Parte 1)...

Capítulo 17: El precio del engaño...

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By Rosalie_a17

Hola, chicas! Les traigo una actualización express, espero que disfruten de este capítulo cargado de drama. Muchísimas gracias por sus leídas, por los favoritos, los votos y por el tiempo que le dedican a este fic 😊💕🙋🏼‍♀️

Un agradecimiento súper especial a katherinegil19, -nsBlack-, PRINCESA_WEASLEYS239, MaryFerAcua, ayluxchu, DanaDietrich, CarmenBonillaRamrez, corinnelove967, StefaniaSanchezZuk, Angela-MG, JessDeVilla, KookJin_mi_todo, Dani1996vp, y a Wheelerpotterhead, por regalarme una sonrisa cada vez que leo sus hermosos comentarios.💖😊🤩

A leer!😉

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Capítulo 17: El precio del engaño...

Desde que había amanecido el cielo estaba completamente oscurecido, cubierto por las sombrías nubes de invierno, y aunque el frío aún imperaba en el aire, parecía que al fin había dejado de nevar.

La tarde ya estaba cayendo, y los prefectos de último año se encargaron de que todos los niños de primero fueran trasladados ordenadamente en los carruajes desde la estación de Hogsmeade hasta Hogwarts.

-Parece que somos los últimos.-murmuró Neville mientras tomaba su baúl y se montaba en un carruaje junto al resto de los prefectos gryffindors.

Hermione alzó la cabeza.

-Yo iré en el siguiente, Neville.-le dijo mientras se separaba de ellos y buscaba con la mirada a cierto rubio. Neville le restó importancia y se despidió al mismo tiempo que el carruaje empezaba a moverse.

La castaña cogió el resto de su equipaje y cuando ubicó a Draco, se acercó hacia él asegurándose de que nadie estuviera cerca. Ahora que habían regresado, se le hacía un tanto difícil estar separada de él.

El rubio se encargó de que unos niños slytherins de primer año subieran a su respectivo carruaje y cuando hubo terminado, volteó a ver a Hermione.

-Eso es tan dulce, Malfoy.-le dijo ella, mientras el carruaje se llevaba al último grupo de pequeños slytherins.

Draco sonrió de lado.

-Sólo estoy haciendo lo que me dijiste, Granger, que sea un mejor prefecto.-le respondió al mismo tiempo que rodeaba su cintura con sus brazos y depositaba un suave beso en sus labios.

Hermione le correspondió, lo besó con el mismo cariño y entusiasmo de siempre, pero al cabo de unos segundos se separó de él, y fue como si hubiera recordado que ya no estaban en Londres.

-Draco...-musitó mientras miraba a ambos lados.-¿Qué haremos si nos ven?

El rubio se encogió de hombros despreocupadamente. Sinceramente, ya no había motivos para esconderse, pero las dudas y los miedos no parecían desaparecer tan fácilmente.

-¿Y qué si nos ven?-preguntó con la misma actitud.-No me importa, Hermione. No podemos escondernos todo el tiempo.-le dejó en claro.

La castaña puso una mano en su pecho. Él estaba en lo cierto, ya no había nada que ocultar, los dos estaban juntos y tenían una relación seria. ¿Pero entonces, por qué sentía que aún era demasiado pronto para mostrarse al mundo?

-Lo sé.-sentenció reconociendo su error e intentando olvidarse de esos problemas.

Él la miró en silencio por unos breves segundos, e intentó leer su rostro. Podía adivinar lo que ella pensaba, estaba casi seguro de eso, porque él también había pensado en lo mismo y sabía el riesgo que corrían al mostrarse como una pareja.

-¿Tienes miedo de lo que Potter vaya a decir?-inquirió sin poder evitarlo.

Hermione negó de inmediato.

-No, sinceramente, no me importa lo que Harry diga.-admitió sin darle más vueltas al asunto.-Sólo pensé que tal vez debíamos esperar unos días, para evitar cualquier malos entendidos con Astoria y Ronald. No sé qué tan mal ellos puedan reaccionar.-sentenció sabiendo que lidiar con esos dos no sería nada fácil.

Por supuesto que odiaba tener que ocultar su relación, odiaba que esas dos personas tuvieran que existir en sus vidas, odiaba que aún tuvieran que seguir a escondidas, pero tenía que ser realista y si quería evitar un escándalo, lo mejor era esperar. Pero en su interior, ella sabía que aunque esperaran unos días, una semana o un mes, no habría ninguna diferencia, no podían tapar el sol con un dedo.

Draco sabía que las dudas de Hermione no sonaban tan descabelladas. Habían muchos factores de por medio, y si hacían público que estaban juntos ahora, entonces las sospechas de Weasley y de la demente de Astoria tendrían fundamentos.

-Sinceramente, no sé qué hacer...-musitó ella mirando el suelo, y recordando lo fácil que había sido hablar sobre eso durante las vacaciones de Navidad.

En ese momento, Draco la abrazó, él tampoco sabía si estaban tomando la decisión correcta.

-Pensémoslo por unos días, Hermione. Hemos soportado más que eso.-le recordó animándola y asegurándose de que ella estuviera mirándolo.-No nos queda otra opción. Además, no quiero que esa demente se te acerque.-reconoció sabiendo que Astoria sería un dolor de cabeza.

Hermione asintió en silencio y no agregó nada más. No tenía palabras, se sentía incómoda y completamente confundida. Odiaba sentirse confundida y sin saber qué hacer.

El carruaje no tardó en llegar y Draco se apresuró en colocar todo el equipaje en la parte trasera. Ambos subieron y se sentaron lo más cerca posible.

-Draco, olvídalo.-dijo ella de pronto, mientras sentía que había tomado una decisión.-Al diablo con ellos y con lo que puedan pensar. Lo harán de todos modos.-respondió un tanto desesperada.

El rubio entendía a lo que se refería, eso era exactamente lo que él también quería, poder disfrutar de su relación de la misma manera que habían hecho en Londres.

-Escúchame.-dijo tomando su mano entre la suya.-Eso es lo que más deseo, Hermione, no tienes idea de cuánto quisiera que fuera así, pero si lo hacemos público ahora, sólo les daremos la oportunidad de que hablen a nuestras espaldas y que sus malditas sospechas se hagan realidad.-le explicó.

Pero Hermione volvió a negar con la cabeza.

-Sabes que eso no me importa, Draco. No me importa que hablen a nuestras espaldas. Ya te lo he dicho, no me importa.-le contestó frustrada.

-Que hablen lo que quieran de mí, pero no permitiré que hablen de ti, Hermione.-le dijo al mismo tiempo que acercaba su rostro al suyo. Sólo quería protegerla de todo lo que se avecinaba, pero sabía que no podría hacerlo por mucho más.-Esta bien, sólo serán un par de días... Por favor, preciosa. Sé que no te importa la reputación y toda esa basura, pero por favor, hazlo por mí.

Hermione no dijo nada, podía ver lo importante que era para Draco, podía verlo en sus ojos grises, y aunque fuera la opción menos altruista, muy en el fondo sentía que esto no estaba bien, sabía que no podrían ocultarlo por mucho más tiempo o sería peor.

Para satisfacción del rubio, y luego de unos momentos en silencio, ella asintió.

¿Se estaban equivocando? No lo sabía. Sólo sabía que habían tomado la opción más rápida y con la que sería más fácil de lidiar.

Despejó su mente y prefirió olvidarse de aquel problema. En sólo cuatro meses más se graduarían de Hogwarts y nunca más tendrían que volver a ver a Ron ni a Astoria. Esa era la mejor parte.

El carruaje avanzó lentamente a través de los sinuosos caminos que llevaban a Hogwarts. Hermione ni siquiera le había prestado atención a los Thestrals que jalaban del carro, pero cuando lo hizo, observó con cierto interés la curiosa apariencia de las criaturas.

-Me niego a creerlo.-sentenció el rubio negando con la cabeza mientras el castillo empezaba a asomarse entre la espesura del bosque.

Hermione esbozó una sonrisa.

-Pero si Slytherin no ha ganado ni un solo partido este año, Draco.-le aseguró.-Es obvio que Gryffindor ganará la copa.-sentenció orgullosa, aunque sinceramente, eso no le importaba, sólo lo hacía por diversión.

Draco rodó los ojos.

-Ni si quiera sé quién es el estúpido capitán de Slytherin esta temporada.-masculló y luego esbozó una sonrisa algo burlona.-Sólo espero que gane cualquier casa, menos Gryffindor.

Hermione entreabrió los labios para replicar, pero antes de que ella pudiera decir algo, Draco se adueñó de su boca. Plasmó un suave y breve beso contra sus labios.

-Sólo bromeaba.-le dijo el rubio sarcásticamente.-O tal vez no.

Ella sólo sonrió en respuesta, y el resto del recorrido hacia Hogwarts se hizo bastante rápido, entre bromas, besos y la compañía de ambos, el tiempo transcurrió velozmente. Hermione recordó que había un viejo dicho que decía que mientras más feliz se fuera en la vida, el tiempo pasaría más rápido, y estaba en lo cierto.

Draco fue el primero en bajar del carruaje, y antes de que Hermione pudiera hacerlo, el rubio le extendió una mano.

La castaña sonrió por la caballerosidad y la elegancia innata que caracterizaba el rubio.

-¿Nos veremos después de la cena?-preguntó Hermione, sabía que no había necesidad de hacer aquella pregunta, pero parecía que seguía siendo un hábito entre los dos.

-¿Qué? Preciosa, debes estar bromeando.-sentenció Draco mientras se apresuraba en sacar todo el equipaje del carruaje.-Por supuesto que lo haremos.

Hermione no podía estar más de acuerdo. Miró en frente, y una vez más, notó que ambos estaban en Hogwarts. Hubiera preferido que las vacaciones nunca terminaran, pero no podía detener el tiempo, la vida seguía y sabía que durante aquellas semanas los lazos entre ambos se habían fortalecido. Nunca pensó que tendría la suerte de sentirse tan amada y de poder entregarle su corazón a otra persona, sin temor a perderlo.

-Tienes razón.-admitió Hermione deteniéndose a ver el paisaje una última vez.-No podría soportar tantas horas sin ti.-respondió despreocupadamente y luego cogió su bolso.

Draco se detuvo a observarla, quería quitarle el bolso de las manos y arrebatarle un beso por el simple hecho de querer hacerlo; pero el destino tenía otros planes para ellos.

-¡Hermione!-exclamó Neville apenas la vio llegar.-Un alumno de primero acaba de accidentarse.

-¿Qué?-preguntó preocupada.

-Se cayó de las escaleras. Tenemos que llevarlo a la enfermería.-le dijo desesperado.

Hermione asintió de inmediato, y cogiendo sus cosas, lo único que pudo hacer fue echarle una última mirada a Draco y despedirse de él mentalmente.

En ese momento, el rubio no supo si maldecir a Longbottom por su ineptitud y depender de Hermione en casi todos los asuntos de prefectos que la requerían, o simplemente, aceptar que su novia era lo suficientemente hábil y que muchas personas la necesitaban para resolver hasta los problemas más simples.

Optó por elegir la segunda opción. De todas maneras, se verían después de la cena y tendrían el resto de la noche para ellos dos.

-Draco. ¿Tienes un minuto?-llamó una voz que se le hizo tan molesta, que ni siquiera tuvo que voltear para averiguar de quien se trataba.

De pronto, el aura de tranquilidad que le rodeaba, se había visto reemplazada por una cargada de negatividad, y cuando volteó, encontró a Astoria Greengrass observándole con curiosidad.

La azabache tenía una expresión de fastidio en el rostro, y Draco se dio cuenta que esa era la misma expresión que había llevado viendo en ella desde que la había conocido. La misma mirada cargada de odio y arrogancia.

Por la forma en que se había dirigido a él, Astoria no parecía haberlo visto junto a Hermione, y si lo había hecho, ciertamente, no había visto nada comprometedor.

-No.-respondió el rubio ignorándola, y siguiéndose de largo.

Astoria corrió tras él. Estaba molesta y confundida porque segundos atrás lo había visto junto a Granger y a Longbottom, pero en ese momento había tantas cosas en su cabeza, que decidió ignorar ese pequeño detalle y volver al tema principal.

-¡Detente! Hablé con tu madre.-le espetó desesperadamente.

Draco no entendía cómo tenía la desfachatez de decírselo en la cara. Ni siquiera entendía a dónde quería llegar ella con todo eso.

-Sí, eso lo sé. Y te puedo decir que me importa una mierda.-respondió con la misma actitud fría y pedante que siempre utilizaba con Astoria.

Ella pareció explotar en furia. Sabía que había caído muy bajo, porque nunca antes le había rogado a un chico. Generalmente, era todo lo contrario, era ella quien jugaba con ellos y los dejaba cuando se aburría, pero Malfoy; de todos sus malditos amoríos, era de él quien verdaderamente ella sentía que se había enamorado.

Daphne le había dicho que sólo era un capricho, que ella estaba haciendo todo eso sólo porque no podía aceptar que Malfoy andaba con otra, pero Astoria estaba segura de que esto era algo más, y no podía conformarse con lo que su hermana le decía. En su retorcida mente, sentía que no podía dejarlo ir. No podía aceptar una derrota.

-¡Sí que eres un idiota, Draco Malfoy!-le insultó buscando la maneras de que le prestara atención, pero el rubio parecía estar decidido a ignorarla.-¡Eres un imbécil!

-Lo sé, jamás debí firmar ese maldito contrato.-repitió como muchas otras veces.

Draco sintió que la discusión y los diálogos ya se estaban haciendo una costumbre.

-Estás arruinando la única oportunidad de tu familia...-le recordó mientras se acercaba a él amenazadoramente, pero cambió de estrategia al ver que no funcionaba.- Tú y yo, Draco. ¿Acaso has olvidado los buenos momentos que pasamos juntos? ¿Lo bien que la pasamos? ¿Qué te ocurre?-inquirió aún sorprendida de que él en verdad hubiera tomado la decisión de dejarla.-Vamos, cariño, no puedes haberme olvidado tan pronto.

Draco se alejó de ella tan pronto como la chica quiso tocarlo.

-Por un demonio, Astoria. ¿En qué mundo vives?-le dijo esperando que en esta oportunidad ella pudiera entenderlo de una vez por todas.-Nunca existió nada entre nosotros, sólo fuimos parte de un maldito negocio entre nuestros padres. ¿Por qué no lo entiendes?-le refutó esperando no perder la paciencia. Aunque cualquiera en su lugar, ya lo habría hecho.

-Eso lo sé perfectamente bien. Sé que fuimos parte de un contrato.-le dijo sintiendo que él le había dado dónde más dolía.- ¿Pero en serio crees qué puedes jugar conmigo? ¿En serio crees que soy una idiota? ¿Crees que no lo sé?-le encaró desesperadamente.

El rubio sabía a dónde quería llegar con todo eso, y prefirió ignorarla alejándose sin detenerse a esperar una respuesta.

-Te prometí que te voy a destruir, Draco. Y me encargaré de que tu reputación se vea más arruinada de lo que ya esta.-le advirtió desde donde estaba.-Te arrepentirás, Malfoy. Acabaré contigo y con tu zorra...-le aseguró sonriendo maquiavélicamente y sabiendo que eso le dolería.

Draco se detuvo, y retrocedió un par de pasos hasta quedar frente a ella. La desquiciada chica tenía una amplia sonrisa en los labios, sabía que para hacer sufrir a Draco debía apuntar hacia su amante.

-Aléjate de mí, Astoria. Olvídate que existo y deja de decir que tuvimos algo, porque todo fue parte de un maldito engaño, de un asqueroso contrato. ¿Lo escuchaste? Nada fue real, ni nunca lo será. Preferiría morir antes que verme atado a ti.-sentenció sabiendo que la única forma de librarse de ella, era hablándole con la verdad. Sin nada más que agregar, el rubio cogió su equipaje y salió de ahí tan pronto como pudo.

Astoria sintió que su sangre hervía. Él lo había logrado, la había herido donde más le dolía, le había dado directo en su orgullo. Lo vio alejarse completamente ofuscado y tensionado.

La azabache tragó espeso. Las vacaciones habían servido para que pensara en lo mucho que quería vengarse de él y de la maldita ramera con la que la había estado engañando todo ese tiempo.

¿Pero quién demonios es esa zorra que le ha lavado el cerebro?, pensó recordando todas las cartas que Narcissa le había enviado. La mujer le pedía que descubriera de quien se trataba y que no temiera, que el compromiso que existía entre ella y Draco seguía en marcha.

Pero Astoria no era estúpida, formalmente sabía que eso ya se había terminado y que no había forma de hacer cambiar de parecer al obstinado rubio. No importaba lo que intentara, sexo, chantaje o lo que fuera, ya lo había perdido.

Y lo que más odiaba, era que lo que sea que el rubio tuviera con aquella zorra iba en serio. Iba muy en serio, porque ella nunca antes lo había visto tan decidido y aferrado a algo.

-¡Ginny!-gritó una exasperante voz a sus espaldas.

La azabache giró de mala gana y vio al imbécil de Weasley correr tras su hermana.

Esa idiota, pensó recordando lo mal que la había pasado a su lado mientras hacían aquel maldito proyecto para Flitwick. Para Astoria, esa asquerosa pelirroja era igual de irritante que el estúpido de su hermano.

-Dile a Harry que lo veré en la cena, primero iré a hablar con Hermione.-le aseguró el pelirrojo.

Astoria colocó una mueca de asco. Sabía que la sangre sucia y él estaban juntos. Lo sabía, porque era de ellos y de Potter, de los que Rita Skeeter siempre escribía en su revista "Corazón de Bruja".

-Ron, no creo que sea una buena idea. En serio, sólo dale tiempo.-le dijo la pobretona.

¿Darle tiempo?, pensó sintiéndose atraída por aquella conversación. ¿Acaso el idiota de Weasley y la sangre sucia habían discutido?

De inmediato, corrió tras un arbusto y se escondió para poder escucharles mejor.

-No, Ginny.-le respondió el patético pelirrojo.-No quiero perder más tiempo.

Su hermana rodó los ojos, y luego colocó una mano en su hombro.

-Estás haciendo todo mal, en serio, Ronald. Así jamás conseguirás que ella vuelva contigo. Sólo espera unos días.-le pidió mientras los dos se iban caminando en dirección al castillo.

¿Entonces habían terminado su relación?

Astoria se quedó en su sitio, estática y alterada, mientras una descabellada idea cruzaba su cabeza y sentía que quería gritar. Era como si durante todo ese tiempo hubiera estado buscando en el lugar equivocado. De pronto, no pudo evitar recordar todas las veces en que había visto a Draco y a la sangre sucia juntos, todas esas veces en la biblioteca y como prefectos.

¿Acaso Granger podía ser la maldita ramera de Draco?

¡NO!, pensó con repudio y vergüenza, vergüenza de saber que él la había rechazado por una impura.

-No...-repitió desesperada.-No, no, no...-continuó diciendo.-No, no es cierto.-se dijo a sí misma para calmarse. Había sacado conclusiones demasiado pronto. Sí, sólo era eso, una estúpida sospecha. Sabía que era poco probable, que Draco hubiera caído tan bajo como para enredarse con esa sangre sucia. Él jamás haría eso. Nunca.

En ese momento, supo que había llegado al límite de la locura por pensar en esa maldita impura como la posible amante de Draco. Ahora si había perdido la cabeza. Podía esperarlo de Nott, hasta del degenerado de Zabinni. ¿Pero de Draco?

-Maldita sea.-susurró para sus adentros y sin saber qué pensar.

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El día había amanecido helado, frío, y tan oscuro que no se podía ver ni un solo rayo de luz en el cielo.

Draco no supo cómo interpretarlo, ni tampoco le importaba, en lo único en que podía pensar en esos momentos era en lo bien que la había pasado la noche anterior junto a Hermione. Los dos habían sentido que el tiempo transcurrido en la sala de menesteres, no había sido suficiente para llenar esos vacíos que quedaban cuando tenían que separarse.

Esa mañana tenían Encantamientos, y aunque Draco le había rogado a Hermione para que se quedaran, la castaña le había dicho que podrían ausentarse la próximo vez, además tendrían el resto del día para los dos.

-¿Dónde demonios estuviste anoche?-le preguntó Theodore mientras bostezaba y sentía que se quedaría dormido sobre su mesa. Era como si volvía a tener la misma resaca de año nuevo.-Déjame adivinar... La sala de menesteres.

Draco le echó una ojeada al libro que tenía en su delante.

-Si ya lo sabes...-murmuró restándole importancia.

Theodore rodó los ojos.

-Lo siento, había olvidado que ustedes dos no pueden dejar de coger ni un solo día.-respondió el castaño como si fuera lo más natural del mundo.

-Debo admitir que tienes razón.-le contestó el rubio haciendo su libro a un lado, y alzando la mirada hacía su amigo con cierta curiosidad.- ¿Por cierto, tú y Luna...?

Theo giró la cabeza hacía él.

-¿Yo y Luna, qué?-preguntó confundido.

Draco intentó hacer un ademán para que pudiera entender a lo que se refería, aunque ya era bastante obvio.

-¿Pues... dónde lo hacen?-preguntó sin más.

Theo se echó a reír, mientras el resto de alumnos empezaba a llenar el salón.

-¿Qué?-dijo Draco.

El castaño se pasó una mano por el cabello.

-No todos estamos con las hormonas alborotadas como tú y Hermione... Además, es diferente.-fue su respuesta.

Draco le observó confundido y no supo si reír.

-¿Diferente?-preguntó.

Theodore no dijo nada por unos segundos, pero por la expresión en su rostro, Draco pareció entenderlo de inmediato.

-Espera. ¿Es en serio?-sentenció sorprendido y sonriendo de lado.-¿Tú, Nott, en serio?

-¿Qué? ¿Es tan difícil de creer que ella y yo queramos esperar?-le dijo sin darle más vueltas al asunto.

Draco alzó una ceja.

-Lo creo de ella, ¿pero de ti?-continuó diciéndole.

Theodore rodó los ojos.

-Hablas como si hubiera sido un degenerado como tu, amigo.-le recordó.

-Pero si lo aprendí de ti, querido Theo.-sentenció en broma.

En poco tiempo, el salón empezó a llenarse de alumnos. Al ser el último año, compartían clases con todas las casas y los asientos comenzaban a escasear.

Hermione estaba a punto de ingresar a la clase de Encantamientos, y se entusiasmó cuando vio a Draco en compañía de Theodore unas cuantas mesas más atrás, pero alguien se interpuso entre ella y la puerta.

-Por favor, sólo quiero que me escuches.-le dijo una voz muy conocida.

Hermione alzó la mirada y se encontró con el rostro de Ronald. El pelirrojo lucía algo diferente, su rostro estaba más pálido, un tanto demacrado y bajo sus ojos habían dos grandes ojeras. Parecía que no había dormido en días.

-Ron...-murmuró sorprendida de su deplorable apariencia. Un aspecto similar al que había tenido cuando habían ido en busca de los Horrocruxes.

Él esbozó una débil sonrisa cuando escuchó que Hermione volvía decir su nombre.

-Sólo quiero que me escuches... Sólo eso.-le pidió esperando que ella no se fuera.-Por favor, seré breve, lo prometo.-repitió.

Hermione estaba a punto de ignorarlo por completo, pero el remordimiento se adueñó de ella, y sintió que esto era lo mínimo que podía hacer por él.

-Sé que cometí un error, pero no estoy listo para dejarte ir, Hermione.-empezó a decir con una seguridad que ella nunca antes había visto.-Eres lo más preciado que tengo y sé que he sido el idiota más grande por lo que te hice, lamento haberte juzgado de esa manera. Sé que estas molesta, pero no podemos terminar algo que...

Ella se apresuró a silenciarlo. Sentía que no había forma de volver a caer en lo mismo, ni quería escuchar palabras que no servirían de nada.

-Ron...No.-sentenció Hermione observándole con lástima, y sintiendo que la culpa empezaba a asomarse.-Lo nuestro terminó.-le dijo intentando no sonar tan dura, no quería lastimarlo más.-Sé que ambos cometimos errores, muchos errores, pero fueron necesarios para entender que jamás funcionaría. Lamento decir esto, pero nada de lo que digas me hará volver.-le explicó sin darle más vueltas al asunto.

Ron miró fijamente a sus ojos avellana, esos ojos que en otros tiempos le habían transmitido tanta felicidad. Era con ella que había imaginado su vida, sólo con Hermione y nadie más. A ella le había entregado su corazón, y ahora, era ella misma quien se encargaba de hacerlo pedazos.

Intentaba mantener una expresión dura y serena mientras hablaba con Hermione, pero por dentro se desquebrajaba sintiendo que perdía a la única persona que le había ayudado a superar sus inseguridades. Seguía sin entender por qué ella no quería darle ni siquiera una sola oportunidad.

Sólo una oportunidad, sólo eso.

-Hermione... Por favor, no he podido dormir, no he podido hacer absolutamente nada.-le confesó sintiendo que su garganta quemaba.- Todas las vacaciones estuve pensando en ti, estuve pensando en mis errores... Lo que te dije fue estúpido, sólo estaba furioso y reaccioné de la peor manera. Por favor, sólo dame una oportunidad.-le pidió tomando su mano y esperando poder sentir esa calidez que ella siempre le transmitía, pero en estaba ocasión, no sintió nada.

Hermione empezaba sentir que el remordimiento carcomía su alma, podía sentir que la culpa se hacía dueña de su interior y se iba expandiendo como un merecido recordatorio de lo que le había hecho. Sabía que había traicionado a Ron de la peor manera, le había fallado y probablemente tendría que pagar por ello algún día. Pero no podía hacer nada al respecto, no podía obligar a que su corazón sintiera cosas que no sentía, los sentimientos que tenía por Draco eran increíblemente fuertes y era él, a quien ella había elegido, él era el verdadero dueño de su corazón. Ron jamás lo había sido, y aunque sonara crudo, sabía que tarde o temprano, su relación con él habría terminado.

Se sentía como la peor persona del mundo, pero al mismo tiempo sentía que esto debía haberlo hecho desde mucho antes de que regresaran a Hogwarts a culminar el año escolar.

Tal vez no lo entiendas ahora, pero algún día lo harás, pensó recordando que era eso lo que le había dicho antes de las vacaciones.

-Ron, lo siento... lo siento mucho, pero es imposible. Yo no te amo y lo sabes.-le repitió como la última vez que habían hablado.-Estábamos equivocados, nos aferramos a algo que jamás funcionaría.-le dijo evitando hacer contacto visual y esperando que la incómoda situación se terminara.

-Hermione...-musitó Ronald sintiendo que su vista se empañaba.

Ella tragó espeso, y presionó ambos labios intentando armarse de valor.

-Podemos seguir siendo amigos... Pero sé que eso sólo empeoraría las cosas.-reconoció mientras empezaba a retroceder.-Es mejor que cada uno siga su camino. Yo no soy la indicada para ti, nunca lo fui, ni lo seré.-sentenció por muy duro que sonara.

Se separó del pelirrojo tan pronto como pudo, no podía seguir con esa conversación, sólo acabaría siendo inútil y más doloroso para Ron.

Ingresó al aula un tanto distraída y se sentó al lado de Neville. La clase ya había empezado, pero el profesor Flitwick no le dijo nada, a veces podía hacer excepciones con sus alumnos preferidos. Anotó un par de cosas en su cuaderno, pero al cabo de unos minutos, no pudo evitar perderse en sus propios pensamientos.

Discretamente, volteó hacía atrás y notó que Draco prestaba atención a la clase, pero no tardó en darse cuenta de que ella le observaba.

Ambos cruzaron miradas, y una débil sonrisa se dibujó en los labios de Hermione cuando recordó todas las vivencias que habían ocurrido en la víspera de año nuevo, lo bien que la habían pasado y la resaca del día siguiente. Memorias inolvidables que le hacían olvidarse de lo sucedido minutos atrás.

-Señorita Granger, nos podría hablar sobre el encantamiento "Colovaria".-le pidió Flickwick amablemente mientras algunos alumnos la miraban.

Y era en momentos como ese, que Hermione amaba ser una sabelotodo. No importa cuán distraída pudiera estar, sabía que no había hechizo o encantamiento que su mente no reconociera.

-El encantamiento Colovaria, es utilizado para cambiar el color de un objeto u animal.-respondió de inmediato. Era un encantamiento relativamente fácil y lo había necesitado para poder pasar los TIMOS en quinto año.

-Excelente, diez puntos para gryffindor.-respondió el pequeño profesor mientras les explicaba los riesgos de utilizar el hechizo constantemente.

Para alivio de Hermione, la clase continuó sin más sobresaltos o situaciones incómodas. De todas formas, sentía que aquella conversación con Ronald era lo peor que había sucedido en lo que iba del día. Sin embargo, no podía dejar de sentir cierta molestia, cierto fastidio y tensión.

Antes del cambio de hora, Flitwick dio la clase por terminada y dejó que los alumnos se fueran minutos antes de que finalizara la sesión. Hermione se quedó sentada en su silla, mientras veía que el resto de los alumnos iban pasando y salían del aula a toda prisa. Encantamientos podía resultar algo aburrido y tedioso para algunos.

-¿Estás bien? ¿Qué demonios quería Weasley?-preguntó Draco sentándose a su lado cuando el salón quedó completamente vacío.

Ella le echó una mirada al rubio. Su rostro estaba tan cerca al suyo, que por unos segundos, Hermione olvidó lo que iba a decir. No podía evitar perderse en ese atractivo rostro y en sus hipnotizantes ojos grises que la miraban fijamente.

-Sólo quería hablar, disculparse por lo sucedido y más de lo mismo.-le dijo despreocupadamente mientras extendía una mano y acariciaba su cabello rubio.- Pero le dije que es inútil y que no insistiera.

Draco reaccionó al contacto de Hermione, y deseó que la noche se apresurar en llegar. Sólo ella lograba ofrecerla esa paz que tanto necesitaba.

-Astoria también habló conmigo.-le confesó de pronto.

Ella dejó de acariciar su cabello, y miró a su rostro con una expresión de horror.

-¿Qué? ¿Por qué no me lo dijiste?-preguntó preocupada y sabiendo que Greengrass podía resultar ser un problema mucho mayor que Ron.

Draco tomó una bocanada de aire.

-Porque no quería preocuparte. Tú sabes que está loca.-le explicó sin darle mucha importancia al asunto.

Pero Hermione no parecía querer tomar el asunto a la ligera. Sabía que Astoria estaba desequilibrada, y sinceramente, no la quería cerca de su novio ni de ella.

-¿Qué te dijo?-insistió esperando que el rubio pudiera decirle todo.

Draco echó la cabeza hacia atrás, mientras se relajaba y tomaba la mano de Hermione entre la suya.

-Fue ayer, luego de que tú y Longbottom se fueran... Sólo dijo más de lo mismo, que me odia y que me va a destruir.-le respondió con ironía.-Me parece estúpido que crea que sus amenazas me importan. Ya lidié con mis padres en noche buena, ya les dejé en claro lo mucho que la aborrezco y que no planeo ceder a sus planes, no necesito que ella venga y me lo recuerde cada semana.

Hermione se quedó pensativa, jamás le había temido a algo, pero sabía que esto se estaba convirtiendo en una tormenta, Ron por un lado, y luego Astoria por el otro. Sentía como si lo peor se avecinaba.

-Quisiera que ellos se olviden de nosotros.-le dijo Hermione mirando el vacío y sabiendo que eso estaba lejos de pasar.

La castaña dejó caer su cabeza sobre uno de los hombros de Draco y se aferró a él, se perdió en ese aroma a menta que lo caracterizaba y por unos segundos quiso que ambos huyeran de Hogwarts y empezaran una vida juntos en otro lugar.

-Preciosa, mírame.-le pidió el rubio sabiendo lo que Hermione podía estar pensando en esos momentos.

Ella alzó su rostro hacia Draco y se encontró con sus hermosos ojos grises otra vez. Su mirada era tan penetrante que resultaba imposible alejar su vista de él.

-Prometimos que esto no nos afectaría.-le recordó el rubio acariciando su mejilla con cierta ternura. Dirigió su mirada a sus ojos color miel y luego bajó a sus labios, esos suaves labios que siempre parecían invitarlo a que los besara.-Todo estará bien...

Ella asintió en silencio, confiando en sus palabras, mientras sentía que los brazos de Draco la rodeaban con posesión.

-Todo estará bien...-repitió ella esbozando una sonrisa.

Eso era exactamente lo que él quería ver.

Draco buscó su rostro para plasmar un candente beso en sus labios, un beso que le transmitiría ese calor y toda la seguridad que ella necesitaba. Hermione rodeó su cuello con ambos brazos, y dejó que sus labios se vieran envueltos en un beso que no tardó en convertirse en uno hambriento de deseo. La tibia lengua de Draco penetró su boca desesperadamente y se deleitó con el dulce sabor de la castaña, sus lenguas se acariciaban y se saboreaban mutuamente. Hermione dejó que un gemido escapará de sus labios y eso sólo encendió la pasión de Draco. Si seguían así, acabarían haciéndolo en el salón de Encantamientos.

-Hermione...-murmuró una voz que les hizo separarse de inmediato.

Fue tan rápido, que no les dio tiempo de poder aparentar que estaban haciendo otra cosa, y ambos giraron para ver a la persona que tenían en frente.

-Potter.-exclamó Draco con desdén. ¿Qué demonios hacia ese idiota ahí?

Pero él lo ignoró y dirigió su vista hacia la castaña.

-¿Con él?-inquirió Harry sorprendido y tomándose un tiempo para pensar en lo que iba a decir. Había decidido volver a la clase de Encantamientos para conversar con Hermione y saber si en verdad había algo entre ella y Malfoy, pero una imagen valía más que mil palabras y he aquí la respuesta ante sus ojos.

Por unos momentos, la mente de Hermione se puso en blanco y supo que Harry sólo sería el primero de las muchas personas que les enfrentarían.

-Harry...-fue lo primero que salió de sus labios.

El azabache tampoco sabía que decir. Tenía la misma sensación de fastidio que había sentido aquella vez que había visto sus nombres en el mapa del merodeador, pero en esta oportunidad, era mucho peor porque había visto a su mejor amiga en los brazos de Malfoy.

-¿Qué estás haciendo, Hermione?-preguntó Harry como si Hermione hubiera perdido la cabeza. -¿Es Malfoy a quién te referías ese día?-le preguntó sintiendo cierta decepción.

Hermione presionó ambos labios, el momento había llegado. Sabía que luego de esto, probablemente perdería su amistad, pero no importaba, se quitaría los miedos de encima, y le diría la verdad.

-Sí, es él. Es Draco.-dijo echándole una mirada al rubio, quien lucía dispuesto a insultar a Harry en cualquier momento.-Sé que es difícil de entender, pero simplemente sucedió.-le dijo sabiendo que eso no era una excusa.

Harry entreabrió los labios y no supo cómo responder a eso.

-¿Me estás diciendo que has estado engañando a Ron con él todo este tiempo? ¿Con Malfoy?-le preguntó sintiendo que esa no podía ser Hermione.

Ella miró al suelo por unos segundos, y luego alzó la mirada. Mentir no era una opción y ciertamente, ya estaba cansada de hacerlo.

-Sí, lo hice.-le dijo sintiendo que su voz se quebraría en cualquier momento. Nunca antes pensó que podría aceptarlo, y menos frente a Harry, pero finalmente lo hacía.

El chico la observaba confundido, seguía sin poder creer que ella en verdad estaba confesando y aceptando que había hecho algo tan grave como eso. De todas las personas que conocía, jamás lo habría esperado de ella. El concepto que tenía sobre la castaña era demasiado alto como para creer que sería capaz de hacer eso.

-¿Terminaste con tu interrogatorio, Potter?-le preguntó Draco de mala manera, mientras daba un paso hacia adelante. Él entendía que su novia era cercana a Potter, sabía que esos dos habían pasado por mucho juntos, pero el rubio jamás se sentiría contento con la idea.

Hermione hizo un ademán con la mano y le miró como si estuviera diciéndole que no hiciera nada, que ella tenía todo bajo control.

-No estoy hablando contigo.-le espetó Harry sin poder entender cómo su mejor amiga podía haber caído en el juego de Malfoy, porque sí, él estaba seguro que nada bueno podía venir de aquel rubio.- Estoy hablando con Hermione.

Ella dejó salir un largo suspiró mientras miraba a su amigo.

-Sé que nunca lo vas a entender, Harry. Sé que no importa lo que diga, nada será suficiente para justificar lo que hice.-aceptó sintiendo que su respiración se aceleraba.-Tampoco busco el perdón de nadie. Sólo te diré que yo ya no podía seguir con Ron, nuestra relación se había vuelto insostenible, él nunca logró entenderme, nunca logramos tener esa química que tú y Ginny sí tienen... Si lo seguíamos intentándolo, sólo hubiéramos acabado destruyéndonos a los dos.-le dijo al mismo tiempo que sus ojos se empañaban.

Harry se quedó en silencio por unos segundos, mientras intentaba comprender las palabras de Hermione. Sabía que ella y Ron nunca habían sido la pareja ideal, habían tenido demasiado altos y bajos, demasiadas diferencias entre ambos. Y aunque Hermione jamás debió actuar de esa manera, el azabache sabía que tarde o temprano la relación de sus mejores amigos peligraría.

-Yo los vi en el mapa antes de vacaciones...-le confesó Harry de pronto.

En ese momento, Hermione entreabrió los labios, y tanto ella como Draco, se miraron sorprendidos ante la revelación.

-¿Qué demonios? ¿Nos has estado espiando, Potter?-inquirió Draco completamente exaltado y furioso de que el azabache hubiera invadido su privacidad y la de Hermione.

Pero la castaña le restó importancia a ese hecho, y prefirió centrarse en otro detalle.

-¿Ya lo sabías?-preguntó ella acercándose a Harry. Se sorprendía de que él no le hubiera dicho nada al respecto hasta este momento.

-Sí.-respondió él completamente incómodo y luego hizo una pausa mientras alzaba su mirada para verla fijamente a los ojos.-Él ha estado mal, Hermione, debiste verlo durante Navidad, se sentía tan culpable... Nunca dejó de pensar en lo que había hecho mal, pero ahora me doy cuenta que él jamás cometió un error.-le aseguró.

La castaña tardó en responder. Sí, Harry tenía toda la razón, pero ella no quería cambiar los hechos. Por mucho que doliera y por muy crudo que sonara, ella amaba a Draco y si tenía que volver a engañar a Ronald para poder estar con él, entonces lo haría otra vez.

-Lo sé, Harry...-le dijo con el corazón en la boca.-Lo sé, sé que lo traicioné de la peor manera, sé que cometí un error, y ese error, es haber iniciado una relación con Ron, cuando ni siquiera lo amaba.-le confesó sintiendo que las lágrimas empañarían sus ojos.-Lamento que él haya pasado por eso, lamento todo lo que sucedió, pero no me arrepiento, Harry, no me arrepiento.-repitió decidida.- Sé que no hay forma de justificarme, ni quiero hacerlo, pero sé que nuestra relación estaba destinada al fracaso.

Harry se quedó en silencio. No sabía cómo procesar esa información. Había derrotado a Voldemort, había enfrentado varios peligros a lo largo de su vida y siempre había sabido que hacer, pero ahora, se veía envuelto en una situación tan difícil y comprometedora.

-Creo que ya es suficiente, Potter.-sentenció Draco tomando la mano de Hermione entre la suya y esperando que la castaña accediera a terminar con eso.

Aquel gesto hizo que Harry reaccionara, y sin poder evitarlo, se acercó violentamente a Draco. Ante sus ojos, Malfoy era el único culpable de toda esta situación. Podía apostar que él había seducido a Hermione y sólo la quería como parte de algún escabroso plan como venganza porque su padre seguía en prisión.

-¿A qué demonios crees que estás jugando, Malfoy?-lanzó con intenciones de retarlo.- ¿¡Cómo te atreves!? ¡Si le haces daño, juró que te mataré!-le amenazó sacando su varita.

De inmediato, Draco, quien era mucho más alto que Harry, dio un paso hacia adelante y lo miró como si se tratara de un simple peón con el que podía acabar en cualquier momento.

-¿Por quién demonios me tomas, Potter? ¿Crees que me atrevería a hacerle algo como eso? ¡Jamás!-le espetó intentando controlarse.

Hermione tuvo que interponerse entre los dos.

-Deténganse.-les calmó, y luego dirigió su vista al azabache.-Harry, está bien... Draco está hablando en serio. Sé que es difícil de aceptarlo, pero él y yo, ahora estamos en una relación.-confesó sin que le importara lo que él llegara a pensar.-No empezó de la mejor manera, pero te puedo asegurar que no me hará daño.-le dijo mientras Harry se sentía más y más confundido con cada revelación.

El chico miró a su amiga, y seguía sin entender cómo podía existir una relación entre ellos. Eran tan opuestos, tan diferentes y con ideales tan distintos.

-Hermione, es Malfoy...-fue lo único que pudo salir de sus labios.

Draco miró a Harry con desaire y desprecio. No entendía cómo Hermione podía ser amiga de ese idiota.

-¿Qué demonios quieres decir con eso, Potter?-le preguntó sintiendo que perdería la paciencia en cualquier momento.

Pero Harry no se dejó intimidar y alzó su mirada hacia el rubio.

-No puedo esperar nada bueno viniendo de ti.-sentenció mirándolo de mala manera.

Draco hubiera respondido con su puño si es que Hermione no hubiera estado ahí, pero antes de que pudiera decirle algo, la castaña puso una mano en su pecho y de sus labios salió un "No". Se guardó sus insultos, y por mucho que quisiera romperle la cara a Potter, le hizo caso a Hermione.

-Harry...-se dirigió ella al azabache.- Ódiame, si eso te hace sentir mejor, pero nada de lo que digas me hará cambiar de opinión. Nunca dejaré a Draco.-sentenció mientras entrelazaba su mano con la del slytherine.-Él y yo, estamos juntos.

En ese momento, Harry pudo percibir que el vínculo entre Malfoy y Hermione, parecía ser más fuerte de lo que pensaba.

-No diré nada...-musitó como si no quisiera elegir un lado, pero nuevamente se veía en la obligación de hacerlo. Una vez más, volvía a guardar el secreto de Hermione. ¿Eso significaba que le era más leal a ella que a Ron?

No quiso saber la respuesta.

-Lo sé.-respondió la castaña sin expresión alguna en el rostro.

Harry le dio una última mirada a su mejor amiga y luego dirigió su vista hacia Draco. Notó que ambos aún seguían tomados de la mano, y luego se fue de ahí.

-¿Crees que Potter diga algo?-preguntó Draco con curiosidad.

Ella negó de inmediato.

-No, no dirá nada. Lo conozco.-sentenció como si fuera bastante obvio, aunque Draco seguía sin estar del todo seguro.-Sólo está confundido, tal vez molesto, pero te puedo asegurar que no dirá nada.

El rubio miró a su novia, y pudo notar cierta nostalgia en su rostro.

-¿Estás bien? Lamento que...-empezó a decirle, pero ella se apresuró en interrumpirlo.

-Draco, estoy bien. No hay nada que lamentar. Sólo estamos haciendo lo correcto. ¿Recuerdas?-le dijo tomando su mano entre la suya.

-Sí, preciosa.-respondió volviendo a besar sus labios y aferrándose a ella.

Ambos se quedaron así por un largo rato, necesitaban un descanso, un respiro de todo lo que estaba por venir.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

La tarde había caído, y casi siempre a esa hora, el comedor se encontraba repleto de alumnos, algunos estudiaban, otros hacían las tareas y algunos sólo iban a pasar el rato con sus amistades. Las clases del día ya habían terminado y podía decirse que era una tarde relajada.

-¿Estás hablando en serio?-preguntó Ginny mientras conversaba amenamente con una de las gemelas Patil.

-Sí, Cormac no quiere saber nada de ella. La pobre de Romilda sigue llorando en los baños todos los días.-respondió Parvati mientras cogía uno de los pequeños cupcakes que uno de los elfos domésticos había dejado sobre la mesa.

Hermione ni siquiera les había prestado atención, se encontraba profundamente sumergida en la lectura de su libro de aritmancia avanzada. Sabía que mañana tendrían un pequeño examen, y no quería distraerse con nada.

Sin embargo, en su cabeza no dejaba de repetirse lo que había ocurrido con Harry por la mañana. Las palabras de su amigo daban vueltas en su cabeza, y cerró los ojos cuando recordó el episodio con Ron.

Unas dos mesas más allá, se encontraba Draco en compañía de Theodore, ambos bromeaban sobre algo, pues el castaño no dejaba de reír.

De pronto, sus miradas se cruzaron, y Hermione le dirigió una sonrisa discreta al rubio, volviendo rápidamente su mirada al libro.

-Luna.-exclamó Ginny cuando vio que la rubia se acercaba y se sentaba en la mesa de los Gryffindors.

-Hola, Ginny, Hermione...-saludó la chica con gentileza mientras dejaba caer su bolso al lado de la castaña.

Hermione alzó la mirada hacia su amiga, ni siquiera la había escuchado llegar.

-Luna, lo siento, no te vi llegar.-sentenció Hermione notando que la rubia se sentaba a su costado.

Ella sonrió y se fijó en el pesado libro que la castaña tenía entre sus manos.

-No te preocupes. Recuerdo que me dijiste que tenías un tedioso examen.-le dijo amigablemente.-Aritmancia... Nunca fue de mis materias favoritas.

Ginny dejó de hablar con Parvati, y alzó una ceja con cierta curiosidad. Probablemente, preguntándose desde cuando Hermione y ella se habían vuelto tan cercanas.

-¿Qué tal tus vacaciones, Luna?-le preguntó la pelirroja mirando a la rubia.

Ella se encogió de hombros.

-Muy divertidas.-sentenció tranquilamente, mientras sacaba una manzana de su bolso.-Theo pasó Navidades conmigo.-le dijo sonriendo.

Ginny pestañeó dos veces.

-¿Nott fue a tu casa?-preguntó entreabriendo los labios al mismo tiempo que Luna asentía.-Pues, bien por ti, amiga.-fingió intentando disimular su asombro y luego dirigió su vista hacía la castaña.- ¿Tus padres se encuentran bien, Hermione?

La castaña alzó la vista hacia la pelirroja.

-Sí, ellos están perfectamente bien. Gracias por preguntar, Ginny.-respondió intentando ignorar su actitud.

-Mi madre te manda saludos, por cierto.-se apresuró en decirle.-Pasar Navidades sin ti, no fue lo mismo. Todos te extrañamos en casa. George no dejó de hacer hincapié en lo mucho que hacías falta.-le dijo sonriendo.

Hermione no supo que decir y guardó silencio por unos segundos. La pelirroja sintió que había metido la pata, y sin darle más vueltas al asunto, fue directo al grano.

-Lamento que mi hermano lo haya arruinado.-sentenció sin mucho ánimo.

La castaña le restó importancia al asunto. Ya había tenido suficiente con todo lo que había sucedido ese día.

-No te preocupes, Ginny.-contestó esperando cambiar de tema mientras cerraba su libro de Aritmancia de un solo golpe.-Tu madre es muy amable. Envíale mis saludos, y a George también. Me imagino que deben haberla pasado increíble.-concluyó pensando en lo alegre que era su familia.

De inmediato, la actitud de la pelirroja cambió y se sintió más animada.

-Sí, fue muy divertido.-admitió esbozando una sonrisa.-La señora Tonks llevó al pequeño Teddy a la madriguera. Hermione, tienes que verlo, ese bebé ha crecido tanto...-les contaba mientras su rostro se iluminaba por haber recordado algo.- ¡Casi lo olvido! ¿A qué no adivinan que ha sucedido?

Hermione miró a Luna, y ambas negaron con la cabeza.

-¿Qué?-preguntó la castaña un tanto entusiasmada.

Ginny no podía estar más emocionada con lo que estaba a punto de revelarles.

-Bill y Fleur tendrán un bebé, y será una niña.-sentenció con felicidad.- ¡No puedo creer que voy a ser tía!

-Eso es tan lindo.-respondió Luna sonriendo.

Hermione esbozó una sonrisa y sintió que la llegada de un bebé alegraría a los Weasley, después de la perdida de Fred.

-Felicidades, Ginny. No puedo imaginar lo feliz que todos deben estar en casa.-le dijo animadamente.

La pelirroja asintió.

-Mamá cuenta los días para conocer a la bebé. Todos estamos entusiasmados de que vaya a ser una niña.-les comentó con una amplia sonrisa en el rostro.

-¿Y ya tienen un nombre?-preguntó Luna.

-Bill dijo que querían llamarla Victorie, en honor al fin de la guerra.-les explicó con cierta ensoñación.

Hermione miró de reojo y notó que unos cuantos metros más allá, Harry había llegado en compañía de Ronald, y juntos se sentaron casi al final de la mesa.

-Es un nombre hermoso.-agregó ella intentando no cruzar miradas con el azabache.

-Lo mismo digo.-le respondió Ginny alegremente.-Es perfecto.

Las tres chicas continuaron conversando por unos cuantos minutos más, hasta que un chico de cabello castaño interrumpió su conversación.

-Hola Ginny, Luna...-les saludó Neville con una sonrisa en el rostro, y luego se dirigió a Hermione.-Lamento no haber esperado hasta más tarde, Hermione, pero necesito tu firma en el horario de las rondas. Mcgonagall lo necesita con urgencia.

Al inicio de cada mes todos los prefectos siempre recibían una copia de sus horarios y de los que serían sus parejas en cada ronda. Esto sólo era un procedimiento de rutina, al que Hermione ya estaba acostumbrada.

Neville le entregó la copia, y antes de firmar, ella le echó una breve mirada a su horario.

Lunes 10 de enero: Granger-Malfoy.

Miércoles 12 de enero: Granger-Malfoy.

Viernes 15 de enero: Granger-Malfoy.

Lunes 18 de enero: Granger-Malfoy.

Miércoles 20 de enero: Granger-Malfoy.

Viernes 22 de enero: Granger-Malfoy.

Lunes 25 de enero: Granger-Malfoy.

Miércoles 27 de enero: Granger-Malfoy.

Viernes 29 de enero: Granger-Malfoy.

La castaña esbozó una sonrisa y casi rió cuando notó que prácticamente todo el mes patrullaría los pasillos en compañía de Draco. Ni siquiera pareció sorprendida por eso. Sabía que él siempre cambiaba los horarios para poder estar con ella, pero ahora se había pasado de la raya.

Hermione procedió a firmar el papel esperando que esto no llamara la atención de nadie.

-Lamento que te haya tocado con Malfoy todos los días.-murmuró Neville inocentemente.-Si quieres, puedo cambiarte.-se ofreció con esa gentileza que lo caracterizaba.

Neville, no, pensó ella esbozando una sonrisa amigable y esperando que nadie más le hubiera oído. Sabía que él sólo estaba intentando ser amable, pero no quería que por culpa de Neville alguien más terminara sospechando.

-No, déjalo. Está bien así.-le respondió entregándole la copia de las rondas.

Ginny, que hasta ese momento, había continuado conversando con Luna sobre otros temas, giró a ver a Hermione con cierta curiosidad. La pelirroja estaba a punto de decir algo, pero alguien lanzó un gritillo con diversión en la mesa gryffindor.

-¡¿Pueden creer que Dean Thomas está saliendo con Marietta Edgecombe?!-exclamó Katie Bell completamente entusiasmada y llamando la atención de todas sus compañeras.

De inmediato, Ginny centró su atención en el nuevo cotilleo y olvidó lo que fuera a decirle a Hermione.

Sin perder el tiempo en chismes, la castaña volvió a lo suyo y abrió el libro de Aritmancia para continuar con la lectura que había dejado a medias.

Sabía que el último semestre del año escolar, sería el más tedioso de todos. Aparte del test de Aritmancia, se venía una cascada de exámenes a lo largo de esos meses, y con ello se acercaban los famosos y temibles EXTASIS.

Famosos sí, pero nunca serían temibles para ella. Gracias a esos exámenes, lograría graduarse de Hogwarts y accedería inmediatamente a una plaza en la Universidad Mágica de Londres.

Tenía muchos planes en mente, y lo mejor de todo era que no estaría sola, tendría a Draco a su lado y enfrentarían juntos esta nueva etapa.

Volvió a centrar su atención en el último párrafo de la lección número catorce de su libro. Estaba por pasar a la siguiente hoja, cuando de pronto se escuchó un repentino bullicio en las afueras del gran comedor.

-¿Qué demonios es eso?-escuchó que dijo Parvati Patil.

-Yo también lo oí...-respondió Katie Bell igual de fisgona.

Al parecer alguien gritaba exasperadamente, sus gritos se iban haciendo cada vez más fuertes y cercanos, y más de un alumno comenzó a alzar la cabeza en dirección a la entrada.

Hermione también lo hizo. Se preguntó qué podía estar pasando, quién podía perturbar la tranquilidad del castillo con esos chillidos. Fue extraño, pero sintió que un repentino escalofrío recorría su espalda.

De pronto, las enormes puertas del gran comedor se abrieron de par en par con una estrepitosa fuerza que hizo eco en todo el interior. El sonido fue tan fuerte que los objetos sobre la mesa temblaron, y al mismo tiempo sobrevino un silencio incómodo en todo el lugar.

Una alterada y perturbada chica de cabello azabache, ingresó al comedor hecha una furia e irradiando una rabia que podía ser percibida a leguas.

Sin importarle las consecuencias de sus actos, buscó con la mirada a sus dos objetivos. Miró a ambos lados de forma frenética por varios segundos, y cuando los hubo encontrado, se regocijó con lo que estaba a punto de decir.

-¡Malditos traidores!-gritó Astoria Greengrass con el rostro tan rojo que parecía que explotaría en cualquier momento.-¡Lo sabía! ¡¿Creyeron que podrían ocultármelo?!-exclamó de forma maniática mientras se preparaba para lanzar todo su veneno.

Nadie entendía nada, todos se miraban entre sí, y ciertamente, no sabían a quienes se estaba refiriendo la desquiciada muchacha.

Pero Hermione sí lo sabía, y estaba segura de que este era el precio del engaño.

-¡Que todo el maldito mundo se entere! ¡Que se enteren que Draco Malfoy y Hermione Granger han estado acostándose todo este maldito tiempo a mis espaldas!-sentenció Astoria con el odio más puro y aborrecible que pudiera existir.

La tormenta había empezado.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

¡Dios mío, se armó el escándalo!😲😳 Muchas gracias por leer, chicas, espero que les haya gustado y si no es mucho pedir, me encantaría saber lo que piensan en un comentario 🙀😊

Sólo diré que se viene un capítulo explosivo🤯💣💥. No olviden votar 😎

Próximo capítulo: Capítulo 18: Cruel Amor...💔

Rosalie!🌹

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