Jardín de mariposas (Golden S...

By AzulMelocoton

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¿Cuál es el precio de la libertad? ¿Qué tanto estás dispuesto a sacrificar por las personas que amas? Liah es... More

Prólogo
Capítulo 1: Promesas a medias
Capítulo 2: Sin alma
Capítulo 3: De vuelta (Parte 1)
Capítulo 4: De vuelta (Parte 2)
Capítulo 5: Cautivado
Capítulo 6: Desafiante
Capítulo 7: Demasiado bueno
Capítulo 8: Sin nombre, sin pasado y sin esperanza
Capítulo 9: Crisis (Parte 1)
Capítulo 10: Crisis (Parte 2)
Capítulo 11: Puertas que se abren
Capítulo 12: Kena
Capítulo 13: Un lugar destrozado, y una chica mucho peor
Capítulo 14: Sentencia
Capítulo 15: A medio camino
Capítulo 16: Las reglas de Liah
Capítulo 17: El Ken moreno al rescate
Capítulo 18: La chica que no le teme al jefe
Capítulo 19: La mano derecha
Capítulo 20: Un demonio de ojos verdes
Capítulo 21: Unos tragos
Capítulo 22: El pasado puede doler
Capítulo 23: Justo en el estómago
Capítulo 24: Monólogo a la madrugada
Capítulo 25: El hombre que roba sonrisas
Capítulo 26: Día de descanso
CAST
Capítulo 27: Cajas sospechosas
Capítulo 28: Una entrada gloriosa
Capítulo 29: No mires a Liah
Capítulo 30: Mágica
Capítulo 31: Tenemos un trato
Capítulo 32: Valientes
Capítulo 33: Recuerdos
Capítulo 34: El hermano de la rubia y una triste historia
Capítulo 35: Esperanza
Capítulo 36: Un favor y una noticia
Capítulo 37: Maximillian, el chico malo no tan malo
Capítulo 38: Explicaciones
Capítulo 39: Completamente equivocado
Capítulo 40: Momentos eternos
Capítulo 41: Lunes
Capítulo 42: Padre e hija
Capítulo 43: Charla de chicas y pelea de hermanos
Capítulo 44: Adiós Celeste
Capítulo 45: Cuando el dolor explote
Capítulo 46: La otra cara de la moneda
Capítulo 47: Arcoíris
Capítulo 48: Cuando el amo se va...
Capítulo 49: Los reclutas de la ducha y carta para una mariposa
Capítulo 50: Los esclavos hacen fiesta
Capítulo 51: Chicas de alquiler
Capítulo 52: Sin máscaras
Capítulo 53: Habitación 448
Capítulos 54: El color de la desolación
Capítulo 55: Plata Líquida
Capítulo 56: Miel agridulce
Capítulo 57: Radiante sol
Capitulo 58: Stand by me
Capítulo 60: Príncipe infiltrado
Capítulo 61: Jordan o Hope
Capítulo 62: 3 - 1
Capítulo 63: Sindicato de esclavos
Capítulo 64: Armagedón
Capítulo 65: Cartas de amor a los vivos
Capítulo 66: Más allá de las estrellas
Capítulo 67: La última canción
Capítulo 68: Juan 15:13
Epílogo
Agradecimientos
Con cariño, Lee, su chica sin nombre
A N U N C I O

Capítulo 59: Encuéntrame

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By AzulMelocoton

Cuando Alec se fue con el corazón destrozado y una sonrisa rota Petrov me envió directo a los calabozos.

Se sintió frío, húmedo, familiar y muy solitario.

Theo tuvo que agarrar con fuerza la mano de Kena cuando intentó llegar a mí en el momento en que los guardias me arrastraron por todo el salón hacia las escaleras, y Max dijo algo a Val que la hizo tragarse las lágrimas.

Ahora en esta diminuta habitación donde no llega la luz y el frío es abrazador estoy en paz.

No tengo miedo, sé que hice lo correcto, que a pesar del dolor que pueda sentir ahora en algún momento el mar se abrirá en dos para que todas la que están cautivas en esta tierra extraña puedan ser libres y que este jardín de mariposas vuele alto.

Los días transcurren sin prisa, como si alguien les hubiera ordenado ir más lento.

Recuerdo a Max la primera vez que entró al calabozo con algo de comer y su hombro listo para permitirme dormir en paz por primera vez en mucho tiempo.

Desde hace al menos tres días sólo viene un guardia a traerme sobras de comida y agua. Petrov podría darme algo mejor, pero sólo quiere hacerme saber que tiene el control. Supongo que olvidó de dónde salí, olvidó que la chica que le ha hecho ganar millones de dólares creció en las calles, comiendo basura y durmiendo en los peores lugares.

Cuando se ha sufrido tanto como yo lo he hecho no hay muchas cosas que puedan quebrarte. Comer las sobras de un idiota como él y dormir en una habitación fría y húmeda son como un regalo.

−Lee...−es un susurro amable y temeroso que llena de una extraña calidez todo el lugar.

−Todavía respiro−le digo mientras me levanto del suelo. Mis articulaciones parecen negarse a cooperar y me tambaleo hasta llegar a la puerta. Unos enormes y gruesos barrotes nos separan.

−Bueno, si no fuera así serías un zombie−bromea con una sonrisa apretada.

−La primera vez que estuve aquí Petrov me llevó al borde del abismo y me dejó en la cuerda floja. Esta vez no es necesario llamar a Illarius, estaré bien−le aseguro notando las ojeras oscuras debajo de sus ojos.

−Arriba todo se volvió un caos cuando Alec se fue. Petrov tuvo que cerrar el burdel−me informa entregándome un tazón con avena caliente.

−Pronto me dejará salir−digo con la boca llena. Podré ser una experta en etiqueta y tener los modales de una princesa, pero sólo lo hago cuando es necesario, y puedo asegurar que este momento no amerita eso.

−Debo irme−anuncia viendo hacia las escaleras−Alec dice que encontró algo que deberías saber, dijo que su madre te ayudará a salir unas horas−le entrego el tazón vacío y me dedica una mirada divertida.

−Estaré bien−le digo limpiando los restos de avena en mi barbilla.

Tal como le dije a Kena, al día siguiente ya estaba encerrada en mi habitación con Petrov sentado al borde de mi cama y una sonrisa siniestra de bienvenida.

−¿Me extrañaste?−pregunto caminando hacia el armario.

Necesito una ducha urgente.

−¿Sabías que estaba vivo?−me pregunta. No me detengo, sigo caminando. Desearía haber podido seguir siendo su sombra al menos por esa noche, ver la agonía en su rostro al saber que quien más amaba está dispuesto a destruirlo, y que de hecho él sabe que es perfectamente capaz de hacerlo.

−¿Cómo podría? Max me dijo que lo mató, y he estado aquí por mucho tiempo, ya no tengo aliados y he estado siendo tu sombra cada segundo, casi tengo que pedirte permiso para ir al baño...−tomo un pijama de seda púrpura y lo dejo sobre el tocador.

−¿Entonces si él seguía vivo por qué no intentó sacarte?−se levanta con elegancia y me dedica una mirada afilada. Preparando las palabras perfectas para romperme el corazón.

−Supongo que ya no le importo−me encojo de hombros restándole importancia.

−Yo creo lo mismo, ¿por qué mi hijo se arriesgaría por una basura como tú?−hay mucho más odio detrás de esas palabras del que me gustaría admitir.

−No lo culpo, de hecho si yo tuviera un padre como tú olvidaría a cualquiera con tal de acabar con él, ¿no lo crees?−le respondo enderezando mi espalda.

Veo sus nudillos blancos mientras empuña ambas manos. Se va sin decir otra palabra.

Necesita a su show principal, de lo contrario me habría molido a golpes, así que si mis suposiciones son ciertas quiere decir que ha perdido suficiente dinero y no quiere perder más.

Duermo algunas horas antes de que Max irrumpa en mi habitación.

−Andando, no tenemos mucho tiempo−anuncia lanzándome un abrigo negro.

Corro detrás de él por los pasillos mientras intento ponerme la prenda que pesa más de lo que debería.

Cuando salimos al estacionamiento Max me empuja dentro de un auto desconocido y cierra la puerta antes de que pueda preguntar algo más.

Estoy completamente desubicada y algo nerviosa. ¿Qué rayos acaba de pasar?

Las calles de Londres están oscuras y solitarias, el chofer no aparta la mirada del camino y tampoco responde ninguna de mis preguntas.

Cuando el camino comienza a hacerse conocido me relajo.

Ya sé a dónde me llevan.

Cinco minutos después estoy caminando entre los rosales y un rubio en pijama me espera en la puerta mientras intenta no congelarse el trasero.

−Podrías haber esperado dentro junto a la chimenea con un tazón de avena caliente−le digo mientras me acerco.

Sin esperar una respuesta de su parte lo abrazo, a lo que él responde con un quejido pero cuando intento apartarme sólo me abraza más fuerte.

No sé cómo pude vivir estos últimos meses creyendo que estaba muerto. Creo que ahora que sé que su sonrisa sigue brillando yo he vuelto a la vida.

−Vamos, tenemos sólo unas horas−dice tomando mi mano y guiándome a su cuarto en el segundo piso.

Su habitación es diferente a todas las del resto de la casa, es como entrar a un mundo diferente.

Empezando por las paredes azul oscuro, luego el techo con una galaxia pintada y lleno de planetas colgando, luego su cama enorme con un edredón gris, el suelo negro alfombrado, estantes llenos de libros de astronomía, física, programación y otros pocos de literatura clásica. Y por último una gran mesa con tres computadoras, y otras pantallas que no tengo idea para qué sirven.

En teoría Alec es un hacker, uno realmente bueno.

Estoy segura de que es así como encontró a todas las chicas y pudo llevarlas a salvo al santuario.

Me veo tentada a tirarme a dormir en su cama, pero sé que no estoy aquí para tomar una siesta, es algo importante si Amalia está involucrada.

−Toma asiento−me ordena mirando a la computadora y tecleando a toda velocidad.

Hago lo que me dice obligándolo a hacerme un espacio en su silla.

−Hace tiempo me dijiste que no querías meterte en su vida, pero creo que ahora necesitamos su ayuda−me dice mientras me sienta sobre su regazo.

Sé de quién habla. Y ver su rostro en la pantalla es un golpe directo al corazón.

Las lágrimas no tardan en salir.

−Lo siento−se disculpa.

Nos acerca a la pantalla.

Jeremy ha crecido, pero lo reconocería incluso después de cien años.

Ahora debe tener veintisiete años, sus rizos rubios han desaparecido, ahora lleva el cabello muy corto, noto que tiene mucha más masa muscular y está mucho más alto, pero un sollozo se me escapa cuando reparo en una foto donde está sonriendo mientras habla por teléfono.

Intento recuperarme y aparto los horribles recuerdos de nuestra infancia, de nuestros padres drogadictos y de ese horrible día en el que escapamos.

−¿Por qué dices que necesitamos su ayuda?−le pregunto secando mis lágrimas−¿Y cómo es que tienes tantas fotografías suyas?−no creo que solo con poner su nombre en el buscador hayan aparecido.

−Bueno...−suelta una risa nerviosa que me obliga a ponerme alerta.

−Habla−le ordeno sin apartar la mirada de la pantalla.

Quiero guardar este recuerdo por siempre.

−Trabaja para el FBI y está en el caso contra mi padre−responde tan rápido que temo haber escuchado mal.

De todos los trabajos que pudo haber buscado, de todas las cosas para las que era bueno tuvo que elegir ser un policía.

Su hermana es una estafadora y él está detrás de su jefe. Vaya suerte la mía.

−Sigo sin entender por qué podríamos obtener ayuda de mi hermano−llamarlo así por primera vez en años me hace sentir como si la vida me sonriera por un segundo.

−Bueno, en realidad no sólo está en el caso, de hecho tiene un puesto bastante importante y encontré algo más−sus manos se mueven de un lado a otro en el teclado hasta que la imagen de alguien que se me hace conocida aparece frente a la pantalla y lego imágenes de ella y mi hermano juntos.

−¿Qué rayos es esto?−me siento desubicada, y algo enojada, no entiendo lo que Alec quiere decir.

−Esta chica llegó hace poco al burdel, su nombre es...

−Sabba−respondo recordando a la morena con acento portugués.

Alec me explica que Sabba y mi hermano son novios, que de hecho están comprometidos, ella es policía y estaba de encubierto cuando quedó atrapada en el burdel y perdió contacto con la central, mi hermano la ha estado buscando desde entonces y que además planean rescatarla ya que es una agente realmente importante.

Supongo que alguien como ella tuvo que pasar por mucho para que esa mirada temerosa no se apartara de ella desde la primera vez que la vi.

En el burdel no he hablado mucho con ella, Petrov la ha enviado con algunos de sus socios y he sabido que es como una especie de informante para él.

Lo que nos lleva a tener que contactarnos con él para que pueda rescatar a su novia, yo pueda verlo incluso si no puedo acercarme a él y que Alec le entregue información sobre su padre para que se convierta en uno de nuestros aliados.

−Conseguí su correo personal...−insinúa mientras pone el mentón sobre mi hombro.

−Podrías haberlo hecho tú...−mi corazón late con violencia ante la idea de que mi hermano ponga un pie en el Golden club.

−Este es mi regalo para ti después de haberte hecho creer que había muerto, quiero que puedas al menos decirle por una vez que no los has olvidado y que lo sigues amando. Mereces esto más que nadie mi hermosa mariposa−sus palabras son cálidas y están cargadas de culpa y cariño.

Mis manos tiemblan cuando las pongo sobre el teclado.

Recuerdo la última vez que lo vi.

Fue hace casi once años; intentamos escapar del orfanato, yo lo logré, él no, estaba tan asustada que no lo noté hasta que fue muy tarde, terminé perdida, durante un mes vagué por las calles hasta que pude volver al orfanato, en la entrada estaba él con una bolsa negra sobre su hombro y una mujer a su lado.

Cuando la vi quise correr y apartarla de su lado, pero hubo algo diferente en la forma en que mi hermano la miraba, no había temor, rabia o incomodidad, entonces recordé que teníamos en algún lugar una tía que se veía exactamente igual a nuestra madre, así que debía ser ella.

Era una mujer muy bonita, y después de verla por unos minutos supe que no era mala.

Entonces decidí que si estaba ahí por mi hermano entonces lo dejaría ser feliz, porque siempre que yo aparecía en su vida cosas malas sucedían, desde que nací todo se arruinó para él, quería que mi hermano fuera feliz, así que viéndolo una última vez para guardar su recuerdo conmigo me fui, viajé kilómetros hasta llegar a Londres y poco después Beth y George me encontraron sacando comida de la basura.

−Puedes hacerlo−me anima Alec sacándome de mis pensamientos.

Asiento respirando profundo y comienzo a dejar que las palabras se deslicen.

<<Estimado señor Jeremiah Brown, nos tomamos el atrevimiento de escribirle a su correo personal debido a la importancia de la información que le brindaremos.

Sentimos hacerle saber que su novia se encuentra en el burdel clandestino Golden club donde trabaja como informante para el jefe Bastian Petrov, tenemos conocimiento de que está tras este hombre hace ya varios años, por lo que le ofrecemos la posibilidad de rescatar a su novia y además hacer una alianza con nosotros para poner fin al negocio de trata de blancas que lidera este hombre hace más de veinte años.

Esperamos su respuesta, si es afirmativa le informamos que el día más conveniente para el operativo sería este viernes, 10:00pm, llegue puntual, vista de gala y no lleve refuerzos. Nosotros nos encargaremos de su seguridad y la de su novia.

Att: Ally, quien lo ama más allá de las estrellas y a quien aún le gustan los arcoíris tanto como su sonrisa.>>

­−Encuéntrame...−susurro cuando el correo es enviado.

No sé cómo explicar todas las emociones que me invaden una vez que veo aquel apodo en la pantalla, recuerdos tan felices como dolorosos aparecen ante mí, intento apartarlos pero son tan fuertes que en segundos estoy llorando como una niña en los brazos de Alec.

No hay muchas cosas que Alec no sepa sobre mí, y una de ellas es mi nombre.

La razón es sencilla, ese nombre me hace ser vulnerable, mi hermano de me dio ese nombre, y si él no está aquí para pronunciarlo no tiene sentido que alguien más lo haga.

−Mariposa, debes volver ya−me dice Alec secando las lágrimas de mi rostro con la manga de su pijama.

Sin decir mucho más regreso al club antes de que el sol salga, y cuando Petrov irrumpe en mi habitación yo ya estoy levantándome como si nada para ir a ducharme.

...

Hula, estoy por aquí después de muchos días, pero espero que les haya gustado el cap. Aviso que no falta mucho para el final, así que alisten los pañuelos *inserta risa malvada

Los amito, abracitos cibernéticos

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