En manos de la Bestia

By Eva-Mora

47.8K 2.8K 143

Me encontraba en la misma posición, atada de mis manos, sujeta a una cama, con mis ojos vendados. Horas, días... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Epílogo
Parte 2

Capítulo 11

1.5K 114 4
By Eva-Mora

Maddison...

Lentamente comencé a abrir los ojos, me sentía débil. Tratando de adaptarme a la luz que se colaba por las ventanas, mis ojos aun pesaban. Me esforcé para que no se cerraran. Intente levantarme, el dolor me hizo quejarme al mismo tiempo que me quede inmóvil al sentir el inmenso dolor muy cerca de mi hombro.

—Gracias al cielo que despertaste —esa era la voz de Sam —Sera mejor que no intentes levantarte —se acercó a la cama. Tomando asiento sobre el borde.

Me encontraba un poco desorientada, la última escena que tenía registrada en mi memoria era de Joe. Sus brazos aferrados a mi cuerpo, suplicándome que no cerrera mis ojos.

¿Cómo había llegado a mi habitación?

—¿Te sientes bien? —mi garganta se sentía demasiado seca —Voy por el doctor.

—No —solté como pude.

—Maddi.

—Necesito un poco de agua —se acerco a la pequeña mesita, en la cual estaba una botella de agua. En todo momento estuvo al pendiente, ayudándome a beber de aquella botella.

—¿Te duele algo? —su cara reflejaba preocupación.

—Estoy bien. Solo estoy algo confundida, no entiendo que... ¿qué ocurrió? —se quedó observándome.

—Oh por Dios, Maddy. Por favor dime que no has perdido la memoria —toco mi frente, tomo mi mano para según él tomar mi pulso, hizo un movimiento con su dedo para que lo siguiera con mi vista —¿Recuerdas quien soy? —asentí.

—Estoy bien. Es solo que no recuerdo muy bien lo que paso, lo último es que estaba con tu hermano y creo el auto volcó —él volvió a sentarse junto a mí.

La preocupación se veía en cada una de sus facciones.

—Tú y Joe se dirigían a tu departamento ¿Recuerdas eso?

—Si, él se ofreció a llevarme.

—Bien. Al parecer alguien comenzó a seguirlos, después a dispar —conforme relataba, mi mente iba reproduciendo imágenes de los hechos —Joe perdió el control del auto y volcaron.

—Aguarda ¿Joe está bien?

—Si, no tienes de que preocuparte. Mi hermano solo recibió pequeños golpes, nada grave —sentí alivio de saberlo —La peor parte te la llevaste tú, creí que no despertarías, nos tenías bastaste preocupados. Dos malditos días en lo que pensé que no volvería a ver esos hermosos ojos —sorprendida por sus palabras, me levante de golpe de la cama, olvidando el dolor quede sentada.

—¿Qué acabas de decir?

—Maddi, no puedes hacer ese tipo de movimientos, puedes lastimarte —ignore sus palabras.

—¿Llevo dos días inconsciente? Sam, responde —el dolor cerca de mi hombro me estaba matando, pero el pánico que sentía era más grande.

No me afectaba aquel dolor, mi cabeza estaba a punto de estallar, estaba metida en un grave problema. Lo único en que podía pensar era que había faltado a mi cita con mi verdugo.

—Tranquila, no creo que se buena idea que te alteres. Recibiste un disparo, ahí —señalo el área de donde provenía mi dolor —Al parecer también al volcar el auto, recibiste un fuerte golpe en la cabeza por ello perdiste el conocimiento, tuviste suerte de que Bestia llegara rápido al lugar. No quiero imaginarme lo que hubiese pasado si no.

—Aguarda ¿Por qué no me llevaron a un hospital? —puso sus ojos en blanco, como si fuese obvia la razón.

—Maddy. Al llevarte a un hospital, la policía estaría involucrada, comprenderás que eso no nos conviene —un sinfín de preguntas rondaron por mi cabeza, todo seguía siendo confuso.

—¿Sabes porque nos atacaron?

—No, pero Bestia y mi hermano ya están averiguando. Lo más probable es que fueran sobre mi hermano, por desgracia tu estabas con él, lo único que te puedo decir es que todo está muy raro —me quedo observándolo tratando de averiguar que quería decir —Bestia ha estado muy al pendiente de ti, jamás lo había visto de esa manera, se puso como loco. Comprenderás que a la rubia no le agrado para nada la idea de que actúe así por una empleada, yo por mi parte actuaria peor, si te soy sincero tuve miedo de perderte —acaricio mi mano —Es un alivio saber que estas bien.

Por más que intente no pensar en ello, mis pensamientos se desviaron a la forma en que Joe me sostenía entre sus brazos. Estaba cien por ciento segura de que no lo había imaginado, el me miraba con miedo, como si me fuese a perder. Después tendría que averiguar que le había ocurrido para que actuara de esa manera y más sabiendo que no me soportaba.

Había olvidado que no me encontraba sola, de no ser porque Sam rompió el silencio.

—Debes tener hambre. Iré por Mati, estoy seguro que se alegrará de saber que has despertado. Traeré algo para que puedas comer —se levantó de la cama —Es un alivio que hayas despertado, Bella durmiente —reí por su referencia.

Después de su cara de preocupación, ver que volvía a ser el mismo me hizo sentir alegría; sin esperar a que dijera algo, salió de mi habitación.

Mi cabeza aún seguía sin poder procesar lo que había ocurrido, lo que más lamentaba era que por cupa del dichoso accidente, había perdido la oportunidad de ver a Noah y dado las circunstancias estaba segura de que vendrían problemas por faltar a mi cita, esos malditos no se tentaban el corazón, no les importaría en lo más mínimo lo que me había ocurrido.

Con mucho cuidado me levante de la cama, necesitaba ir al baño.

El dolor en mi hombro no disminuía.

En cuanto estuve dentro del baño, me quedé mirando mi reflejo en el espejo, me sorprendí al verme demasiado pálida, tenía un ligero moretón cerca de mi ojo, uno que otro rasguño en el cuello. Quería ver la herida en mi hombro así que poco a poco y con mucha delicadeza me deshice de mi blusa, continúe con la venda que cubría gran parte de mi hombro.

¡Maldición! Dolía.

Una pequeña gasa cubría la pequeña marca, me deshice de ella con muchísimo cuidado, evitando causar más dolor del que sentía, el pequeño orificio aun no cicatrizaba.

Me quedé frente al espejo, reflexionando sobre lo ocurrido, pude haber muerto.

¿Qué hubiese pasado si ya no estuviera viva?

¿Qué pasaría con Noah?

¿Como podría escapar de las garras de esos desgraciados?

Sacudí mi cabeza, tratando de alejar esos pensamientos de mí, coloqué ambas manos sobre el lavamanos, sosteniéndome, para no caer; tomé mi blusa para volver a ponérmela cuando la puerta se abrió de golpe.

—¡Mierda! —dije al mismo tiempo que cubrí mi busto con la blusa.

—¿Estas bien? — dijo, no importándole que estaba prácticamente desnuda de la parte de arriba, se acercó para abrazarme.

—Aaah —me queje por la manera tan brusca de su abrazo.

—Lo siento —se separó de mi —¿Te hice daño?

Si tan solo hubiese tenido la más mínima idea del daño que me ha hecho, no hubiese hecho esa estúpida pregunta.

—Estoy bien, solo necesito un poco de privacidad —y ahí estaba su estúpida sonrisa, regresaba a ser el Marcus que creía merecerlo todo. Sus ojos bajaron a mis pechos, los cuales intente cubrir con mi mano.

—Bien. Estaré pendiente de que nadie te moleste —lo mire con molestia.

—Cuando digo privacidad, es por ti. Necesito que salgas de aquí —señale la puerta para ver si de esa manera captaba.

—No pienso irme a ningún lado. Que tal y te mareas, estaré aquí o bien te llevare a la cama en este preciso momento —puse los ojos en blanco.

—Deja de actuar como si te importara lo que sucede conmigo. Vete con tu prometida, no te necesito —hice el mayor de los esfuerzos para no gritarle.

Antes de que el pudiese decir algo más, Mati y Sam aparecieron. Ella al verme se alegró muchísimo, ignorando por completo la presencia de Alexander. Al parecer a nadie le importaba que estuviese con mis pechos expuestos.

—Si recuerdas algo más, házmelo saber —dijo Alexander, para después salir de la habitación.

Para Sam no paso desapercibida la manera en que me miraba, agradecí que se reservara cualquier comentario al respecto.

—Addy que bueno que despertaste. Nos tenías muy preocupados —le dedique una sonrisa a Mati —Joven Sam, puede dejar la comida en la mesita, yo ayudare a Addy —cerró la puerta del baño.

Tener la ayuda de Mati, era como si se tratara de esa figura materna que nunca tuve. Ella era lo único bueno que había conocido durante las últimas semanas.

Me encontraba sola en mi habitación, sin saber exactamente qué hora era, después de haberme duchado, Mati me dejo sola con Sam, el cual se encargó de hacerme compañía y alimentarme debidamente; digo alimentarme ya que me trato como un bebe, dándome de comer en la boca. Como era de esperarse tuvo que marcharse y todo por órdenes de Alexander, se había tardado en sacar la Bestia que lleva en su interior.

El no saber la hora, comenzaba a estresarme, quizás se debía al hecho de no saber nada de Noah. Me preocupaba que tomaran repesarías en su contra, estaba segura que aquellos hombres estarían furiosos de no tener noticias mías.

¿Cómo poder dormir, si todo era un completo caos?

Quería salir corriendo a mi departamento, intentar salvar a Noah de alguna forma, detestaba todo en lo que se había convertido mi vida, todos mis días de mierda se los podía agradecer a Alexander; tendría que odiarlo por ello.

Mis pensamientos se vieron opacados ya que la puerta se abrió.

—¿Puedo pasar? —Joe asomaba ligeramente su cabeza por la puerta.

—Adelante —limpie mis lágrimas, no necesitaba que me viese llorar.

—¿Cómo te sientes? —note algo de preocupación, pero no tanto como aquel día.

—Estoy bien, gracias.

—¿Puedo? —dijo señalando una de las sillas.

—Claro —tomo asiento.

—Maddy —dudo unos segundos —¿No tomes a mal mi pregunta, pero habías tenido problemas antes? —sabía perfectamente lo que trataba de decir, sin embargo, me hice la desentendida.

—¿Problemas? ¿Qué intentas decir?

—Todo lo que ocurrió es algo confuso, por más que trato de encontrar un culpable sigue siendo confuso.

Por mi mente jamás se cruzó la idea de que el ataque podía ser por culpa de mi verdugo.

—No. No creo tener enemigos —lo mire a los ojos —Su trabajo es peligroso según me lo han dicho, ¿porque tendría que ser yo la culpable de lo que ocurrió? — lo dije con demasiada seguridad.

—Oh no. Nadie a dicho que se tu culpa, es solo que pensé que... Olvídalo quizás solo sea una advertencia para Bestia, te garantizo que los culpables van a pagar lo que hicieron —trate de ignorar la manera tan perturbadora en que lo dijo.

—Joe —me observo, estaba algo dudosa de decirlo y más por su manera de mirarme —Si no quieres, no respondas.

—Dilo.

—Tu y yo no somos los mejores amigos, pero ese día me veías como si sufrieras por mí, lo cual es un poco loco, lo sé —hice una pequeña pausa —¿Puedo saber la razón por la que estabas preocupado? Algo me dice que no era por mi —guardo silencio unos minutos.

No sabía si respondería, por un momento pensé que se iría sin decir nada. Me sorprendió que permaneciera en su lugar.

—Me hiciste recordar a alguien a quien quise mucho. No me gusta hablar de ello, pero ten por seguro que me preocupé por ti —una vez más lo vi, en sus ojos se veía sufrimiento.

—No tienes que decirlo. Yo... estoy bastante agradecida por haberme ayudado —verlo sonreír era un verdadero triunfo ya que nuestra relación no era la mejor de todas.

—No tienes nada que agradecer. Créeme de haber podido recibir esa bala por ti, lo hubiese hecho.

—Gracias —no sabia que mas decir, normalmente nuestras conversaciones solían ser de un hola y adiós.

—Sam te envía saludos —sonreí —Lamenta no estar aquí, pero ya sabes le toco trabajar.

—Si, tuve que correrlo a patadas para que saliera de mi habitación —riendo, comenzó a negar.

—Me da gusto que mi hermano y tu sean amigos.

—A mi igual —guardamos silencio, sin saber que decir. Opte por investigar un poco —Ahora que lo recuerdo, ¿Sabes que ocurrió con mi celular? —sabía que lo menos que tenía que importarme era mi celular, pero debido a que era el único medio por el cual tenía contacto con Noah, me preocupaba mas de la cuenta el tener que perderlo.

—Todas tus cosas se las entregue a Mati, imagino que ella las tiene.

—Gracias.

—No hay nada que agradecer. Creo que será mejor que te deje descansar —se levanto de la silla.

—Bien.

—Te veo luego, Maddison —salió de la habitación.

Esa sin duda había sido la charla mas larga que tuve con Joe, lo mas raro de todo fue que no me incomodo, fue como hablar con Sam, pero sin chistes tontos.

El saber que Mati tenía mis pertenencias, fue tranquilizador. Por momentos creí que estarían en manos de Alexander y de tan solo imaginar que descubriera la verdad, mi piel se erizaba.

Me acurruque en la cama, necesitaba descansar. Era un hecho que, a primera hora, si o si saldría de mi habitación, no quería convertirme en una carga, sabía perfectamente que solo era una empleada y actuaría como tal. No importaba el estado en el que estaba.

Desperté, tal como la última vez. Me encontraba en la misma posición, atada de mis manos, sujeta a una cama, con los ojos vendados.

Me resultaba difícil saber cuánto tiempo llevaba en la misma posición. Horas, días, semanas, había perdido la noción del tiempo. Lo único que realmente me importaba era saber que el estuviese bien.

Solo podía rogar para que todo terminara.

Cada día era una tortura, estaba cansada de estar en esas cuatro paredes, desesperada por no saber en el lugar en el que estaba. Mis manos ya no aguantaban más la posición en la que me encontraba. Mi voz se había esfumado, mis fuerzas desaparecían con cada hora que pasaba, incluso mis lagrimas habían desaparecido. Lo único que no me abandonaba era el miedo, temor de pensar que en cualquier momento iban a entrar alguno de esos hombres; aquellos hombres que se turnaban para poder torturarme, con tan solo pensar en ello mi cuerpo temblaba.

No me importaba cual fuera mi destino, en lo único que podía pensar era en él.

—Miren nada más. La princesa ha despertado —aquella voz era completamente desconocida para mí.

—¿Quién eres? ¿Qué hago aquí? —comencé a moverme tratando de liberarme, lo cual era inútil.

—Al parecer no has entendido que no estas aquí para hacer preguntas, si no para obedecer —no estábamos solos, había alguien más en el lugar —Llévensela —le dio la orden a quien quiera que estaba ahí, de inmediato sentí como alguien comenzaba a liberar mis manos. Mis ojos permanecieron igual, cubiertos por aquella tela.

Sentí como me arrastraban por un pasillo, el sonido de una puerta abriéndose nos hizo detener. Casi de inmediato fui lanzada dentro, por fin mis ojos habían sido descubiertos; tarde en adaptarme a la poca luz del lugar, hasta que por fin enfoqué la mirada.

La peor de las escenas estaba frente a mí.

Sus hermosos ojos verde suplicaban por ayuda. En ese momento me di cuenta de que no había peor tortura que la que estaba por venir.

¡NOAH!

Mi corazón latía muy rápido, mi cuerpo se encontraba bañado en sudor, sus firmes manos me sostenían de ambos brazos, tarde en reaccionar hasta que por fin lo hice y me di cuenta en la situación en la que me encontraba, su penetrante mirada estaba deseosa de saber lo que me ocurría.

—¿Quién es Noah? —cuestiono.

Permanecí en silencio, sin saber exactamente que decir.

—Maddison. No repetiré la pregunta —continúe callada, tomo mi barbilla con su mano para que lo viera a la cara —Maddison.

—No entiendo de que hablas —el tono de mi voz, demostraba lo nerviosa que estaba.

—Estabas soñando con él y quieres que me trague el cuento de que no sabes de que hablo —mi cuerpo comenzó a temblar, el pánico me hizo su presa. Evite a toda costa, mirarlo a los ojos —Esta bien, no tienes que decirme, yo mismo lo averiguare —se levantó de la cama, alejándose furioso de mí, me observo por última vez para después salir azotando la puerta.

Ojalá hubiese tenido el valor de decirle todo.

Ojalá le hubiese gritado que todo era su culpa.

Ojalá lo hubiese maldecido por haberme abandonado.

No tenía el suficiente valor para hacerlo y mucho menos quería poner en peligro a Noah.

Lo único que pude hacer en ese momento fue acurrucarme y llorar. Llorar hasta que el dolor se fumara, llorara hasta que no quedara ni una lagrima, llorar hasta quedarme dormida.

Continue Reading

You'll Also Like

303K 26.5K 44
Si tuvieras que escoger, a quién sería más difícil lastimar ¿Al hombre que deseas con locura? ¿Al hombre que te ama? ¿A tu mejor amiga? Sofi, Lily...
135M 8.7M 65
Recién llegada a la elitista universidad Tagus, Jude Derry descubre que ahí todo gira alrededor de las fiestas, los chismes, los ligues y sobre todo...
103M 6.3M 35
• YA A LA VENTA EN TODAS LAS LIBRERÍAS DE LATAM Y ESPAÑA • ADAPTACIÓN AUDIOVISUAL POR WATTPAD WEBTOON STUDIOS «Es como si cada uno fuera un cielo. Un...
31.1M 2.4M 43
Emily Malhore es hija de los perfumistas más famosos del reino de Mishnock. Su vida era relativamente sencilla, pero el destino le tenia otros planes...