Ángel 234(I&II)

By Mariansosaaa

174K 24K 3.9K

Un caos apocalíptico, podría ser su definición. Eso era él. Cómo quizá podría ser un torbellino lleno de colo... More

Nota.
Antes de comenzar a leer.
Protagonistas.
Sipnosis.
Capítulo 1: El principio de todo.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24: Ángel 234.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 29: El final de un nuevo comienzo
Epílogo
/Segunda parte/ Ángel 234: Tiempos Oscuros.
Prefacio.
Capítulo 1.
Capítulo 2: Chica batido.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5: "Eres un problema"
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8: Rompo todo lo que toco.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11: Píntame.
Capítulo 12: ¿Quién era Hult Sullivan?
Capítulo 13.
Capítulo 14
Capítulo 15: Soy completamente de ti.
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18: Todo mi amor para ti, Gwen
Capítulo 19
Capítulo 20: Alma por otra alma
Capítulo 21
Capítulo 22: Quizás
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26: Capítulo Final
Epílogo
¡ATOM!
EXTRA

Capítulo 28.

2.5K 396 106
By Mariansosaaa

                            

Gwen Trainor.


La mañana de este día comenzó fría. Último día del fin de semana, tenía que disfrutarlo. He pasado toda la mañana acostada en mi cama, ni siquiera he bajado a desayunar. Mi mamá me levantó muy temprano para decirme que irían a casa de mi tía, desde ese entonces estoy sola. Era domingo, los domingos son completamente aburridos, y más si el día ha estado lluvioso. No provocaba ni poner un pie fuera de la casa. En este preciso instante debería estar estudiando para un examen de la materia de Warren, pero tan solo pensar en tener que abandonar mi cómoda y cálida cama, es toda una tortura.

Mi estómago rugía en forma de protesta, luchando por comida. La hora del almuerzo llegaba y yo aún no comía. Con esfuerzo terminó venciéndome el hambre y no tuve de otra que bajar y prepararme algo para comer o tal vez el almuerzo. Si no, las dos cosas juntas. Podría comerme un camión entero si fuese posible. No he tenido apetito estos últimos días. Pero no porque me sienta mal, creo que mi pérdida de apetito es debido a la emoción. ¡Hult dijo que estaba enamorado de mí! Eso es exorbitante. Jamás pensé que yo lo estaría de él.

Hoy muy temprano me escribió, a la misma hora en que mi mamá se fue. Pasaría por mi para ir a otro de sus lugares sorpresas, a pesar de que me causaba intriga saberlo, era mejor cuando lo mantenía en secreto. El viernes, ir con Hult fue la mejor decisión que tomé. Lo maravilloso de ver las estrellas fuera de la ciudad, el silencio que nos envolvía con tan solo el ruido silvestre, los murmullos de nuestras voces y las risas gloriosas de Hult. Está oficialmente calificado mi día favorito en toda mi vida. Otra cosa que nunca llegué a pensar es que, no sabía que Hult... No sabía de la forma en que entraría Hult a mi vida, en un torbellino de intensos colores. Antes solo era ese grosero y rebelde chico que conocí aquel día en la dirección, y ahora es todo lo que deseo. Creo que me estaba acostumbrando a él, no quería darme cuenta de que Hult no había tomado una decisión respecto a nosotros y a él. Sin embargo, era lo que menos me importaba en estos momentos. Mi felicidad podía más con todo.

Acabé de desayunar un tazón de cereal y me dirigí hasta mi baño para cepillarme los dientes y orinar. Dios mío, realmente mi estaba orinando, tenía litros y litros de líquido en mi vejiga. Tengo esa costumbre de levantarme y hacer cualquier cosa menos ir al baño a orinar, luego de un buen rato me doy cuenta todo lo que he estado conteniendo. Me detallé unos largos minutos en el espejo, luchando entre si mi cabello estaba bien así o me bañaba y me lo secaba. Agarré jabón y llené mis manos de este para así poder estrujarme y lavarme la cara. Lo quité con agua y al terminar mis manos comenzaron a palpar por toda la pared tratando de hallar la toalla, hasta que mis yemas tocaron la tela. Le di un jalón y me sequé.

Miré a través del espejo y pude presenciar un hombre a unos dos metros de mi con una navaja en su mano. Me llené de miedo en solo milisegundos. Lo observé con incredulidad y luego miré el objeto. Me giré enseguida para poder enfrentar al hombre oculto entre las sombras del pasillo. Se acercaba a mí con una lentitud inquietante, como si fuese un depredador apunto de cazar a su presa. Mientras más se acercaba, más podía detallar quien era.

Evan.

Recorrió mi rostro con la mirada, sin perder su frialdad. Una sonrisa perversa marcaba sus labios, mis pies retrocedieron hasta sentir mi espalda baja chocar contra el borde del lavamanos. No sé si esto era una pesadilla, o lo que él mismo me hizo creer aquí en mi casa. Pero el temor que me envolvía era tan fuerte como lo real que eran sus ojos tan oscuros como un abismo.

—¿Qué estás haciendo aquí? —murmuré muy débilmente. Solo podía concentrarme en la navaja que traía en su mano, le daba vueltas y luego trazaba su filo con su dedo índice. Jugaba con ella, así como jugaba con mi miedo.

Sus ojos me analizaron de arriba abajo antes de mostrar sus dientes en medio de una sonrisa—Digamos que me quería divertir este día.

Yo no tenía salida. No podía correr, ni gritar, ni tomar mi celular y llamar a alguien. Mi mente solo le gritaba auxilio a Hult. Si él podía sentir mi miedo, sentiría como me estaba consumiendo ahora mismo. Dios mío, por favor. Aparece Hult, aparece.

—Si—si—si no te vas ahora habrá consecuencias— tartamudeé. A él solo le pareció divertida mi amenaza. Ahora estaba a tan solo un metro de mí, esa oscuridad que emanaba era tan tenebrosa como lo es un asesino en serie.

—¿Consecuencias? —soltó aire por su boca en medio de una risa desgastada—Ahora mismo es una consecuencia, niña.

Me llamó como usualmente me llama el castaño. Pero él usó un tono perverso. Flaqueé cuando dio otro paso a mí, sentía el peligro en todas partes. Su mirada no era para nada buena, al igual que sus intenciones.

—Das otro paso más y ya verás.

No tardó en expulsar una risa ahogada—¿Y veré qué?

No pude decir otra cosa más. Porque mi vista se nubló y lo único que pude recordar fue como todo se tornó oscuro. Y un silenció acaparó la situación.


(...)


Estoy débil y soñolienta, como si acabara de despertar. Mis profundos deseos son poder encontrarme en mi cama y estar levantándome de un sueño. Algo áspero roza contra mi cara cuando doy movimientos para tratar de levantarme. Perdí la movilidad de mis manos y mis brazos. Los llevo hacia atrás amordazados con una cuerda, trato de abrir mis ojos con esfuerzo, la luz proveniente de alguna parte los irrita y les quita la fuerza para abrir. Luego de unos segundos de intentos, finalmente abro los ojos para así poder contemplar el lugar. Lo primero que veo, son las hojas de pasto contra mi cara y alrededor, es muy incómodo y no me agrada, estoy fuera de sí. Pero pude reconocer el sitio de inmediato. Estábamos en el campo abierto de las flores. Luché para obtener fuerzas y levantarme. A lo lejos como un eco escucho una voz, no entiendo de qué sitio sale. Intento centrar mis piernas para así impulsarme con ellas hasta ponerme de rodillas. Débilmente y con gran esfuerzo lo hice. Todavía me siento fuera de lugar. Mi conciencia va y viene, estoy mareada. Todo me da vueltas. Hasta que poco a poco cesó.

La voz se hacía más clara y mi vista más tenue. Observé en frente de mí y noté varias figuras distorsionadas, mis ojos trataban de hacer enfoque y contrastar la imagen. Y la voz... La voz se escuchaba igual que en mis sueños, como un eco, profunda, aterciopelada y con mucho miedo. Era Hult.

—¡Gwen!—gritó. Entró en mis oídos como un zumbido. Bastó para aclarar mi vista y detallar la escena en la que me encontraba. Vacilé tan solo ver al chico en frente de mí, tan cerca, pero tan lejos a la vez. Con una distancia aproximada a tres metros, estaba Hult. Amordazado, con las manos llevadas por detrás de su espalda y puesto de rodillas al igual que yo. Su frente brotaba un líquido rojo que viajaba hasta su mentón, donde terminaba el camino. Su labio inferior estaba hinchado con una cortada a un costado de este.

Capté todo con tan solo verlo. Las personas alrededor de nosotros, eran los mismos hombres que llegaron al parque esa vez. Evan flanqueaba entre Hult y yo. Mi miedo se apoderó de mí, no por Evan. Si no por el castaño, todo golpeado. Un agujero me abrió el estómago cuando Evan lo golpeó en la cara una y otra vez haciendo que la sangre salpicara.

—¡Basta! ¡Déjalo! ¡No lo golpees por favor!— mi voz se rompió como un cristal. Evan paró y giró sus pies en mi dirección. Miré hacia arriba para encontrarme con sus ojos perversos. Una sonrisa repugnante destelló de él. ¿Cuánto tiempo habré llevado aquí inconsciente? ¿Cuándo tiempo habrá llevado aquí el chico siendo torturado?

—Esta escena es tan perfecta y muy preciada —exclamó a voz alta. Como si estuviese dando un show —Una humana, enamorada de un ángel. Un maldito traicionero como él—miró a Hult en amenaza.

Hult escupió al suelo una gran cantidad de sangre, haciendo que mis entrañas crearan un nudo—Jodido imbécil, te juro que si le haces daño te retorcerás en tu propio dolor— ladró como un perro rabioso el chico, quien forcejeaba para poder soltarse de la cuerda. Lo miré aterrada, al mismo tiempo que miraba a Evan. No mostraba nada más que diversión malévola en sus ojos.

—Te lo advertí una vez, te lo advertí dos veces —comenzó a contar muy pasible con sus dedos —No doy terceras oportunidades, pero lo hice. Y te advertí una tercera y última vez. No quisiste tomar en cuenta las advertencias. Y aquí estamos —extendió sus brazos al aire a cada lado en forma de grandeza. Indicando la escena.

Se acercó a mi hasta agacharse con una rodilla apoyada en el pastizal. Comenzó a deslizar la yema de su dedo lentamente por mi mejilla. El miedo voraz hizo inclinarme hacia atrás. Él sonrió. Me negaba a dedos sobre mí.

—¡Déjala Evan! Ella no tiene nada que ver en esto — gruñó Hult al otro extremo. Le ardía la cara, y estaba más roja que la sangre que brotaba su frente y su labio.

Sin apartar su vista de mí, Evan habló —Beans—llamó al hombre moreno. Fue hasta Hult, y con la punta de su pie le dio una patada en la boca del estómago. Haciendo que Hult cayera de costado por el dolor. Cerré los ojos para poder obviar la escena. Cerré los ojos por no tener que ver la cara de dolor de Hult, retorciéndose. No entendía por qué Evan estaba haciendo esto, por qué tenía que crear toda esta discordia.

—No hagas esto por favor...—supliqué en un hilo de voz. No me había dado cuenta que estaba llorando, mis lágrimas me dejan al descubierto. Dejan al descubierto que él está ganando.

—A ti no te haré daño, linda. Deberías agradecérmelo —siseó contra mi oído—Te dije que nos veríamos otra vez — se puso de pie —Se lo advertí muchas veces a tu novio. Parece no escuchar.

Caminaba hacia Hult. De un estiró lo tomó por el cuello hasta impulsarlo contra un árbol donde lo dejó sin salida. Con su antebrazo puesto contra su cuello. El castaño se torció por la pérdida de aire, su cara de tornó violeta, y los ojos se le inyectaron en sangre.

—¡No le hagas nada! ¡Basta!—grité en llanto. Le oí reír con burla. Los otros dos hombres también le siguieron la diversión. Los ojos de Hult llenos de ira, conectaron con los míos. Volviéndose más suaves, su mirada hizo debilitarme. Hizo que mis lágrimas prosiguieran.

Evan sacó la navaja que llevaba en mi casa, en una sacudida hizo aparecer la cuchilla. Quise vomitar cuando pasó el filo por la cara de Hult, sin hacerle daño. ¿Lo iba a matar? ¿Esta era la consecuencia? Quería detenerlo, quería encimarme en él y apartarlo del chico. Pero si Hult no podía hacer nada, yo menos amordazada. Estrujé mis muñecas para intentar liberarme de la cuerda, pero mis esfuerzos eran imposibles.

—No le haré daño a tu novia. No soy tan vil como crees —espetó contra la cara de Hult— Sin embargo, verá como termino contigo. Verá cómo te acabo en este estado tan débil y vulnerable.

Gruñí unas cuantas veces con desespero, tratando se desatarme otra vez. Me atormentaba el miedo, me estaba comiendo viva. No quería que le hiciera daño a Hult... No podía hacerlo, no podía dejarlo. Era una tortura no poder hacer nada... El amor de mi vida estaba siendo torturado en frente de mis ojos.

La cuchilla cortó a Hult sobre la tela de la camisa de su hombros. Ahogó un jadeo, el castaño me miró con ese iris vacío. Volteé a mirar a otra parte, los muslos me temblaban.

—Lo siento Gwen, lo siento— la voz de Hult estaba tan quebrada como la mía. Ya no había ira en sus ojos. Solo me veía con dolor. Y ese dolor de cabeza me inundó, al oír sus gruñidos por cada vez que la cuchilla corta su piel. 

"Lo siento, Gwen"

"Lo siento"

"Lo siento"

"Lo siento"

Su voz, como en el sueño choca contra mi cabeza una y otra vez como una pelota de ping pong. Siento mis sesos salir por los huecos de mis oídos. Hice resistencia para mantenerme firme.

—¿Por qué tienes que hacer esto Evan?— pregunté con mi garganta deshecha. Me dolía y la sentía inflamada. Bajó la navaja goteando sangre y ladeó la cabeza para mirarme.

—Los ángeles no amamos. El amor solo es traición a la legión. Y el que traicione, paga.

Evan sonrió, hay sangre de Hult sobre él.

No sé en qué momento sucedió. Ni cómo. Cuántos minutos transcurrieron o segundos. ¿Fueron eternos días? ¿O eternos segundos que parecieron días? Una ráfaga de viento hizo volar los mechones de mi cabello. Eran gigantes, parecían gigantes con esas enormes cosas por detrás de sus espaldas. Atom Y Callum aparecieron de la nada, llevaban enormes alas que eran más grandes que ellos y de un tono muy blanco que poco a poco fueron desapareciendo. Nunca había visto algo tan majestuoso. Sus caras gritaban furia por todas partes.

De pronto los dos hombres que acompañaban a Evan se revolcaron del dolor, escuché como crujían por dentro. Como si sus huesos estuviesen rompiéndose. No entendía nada. Estaban completamente inmovilizados. Miré hacia Atom parecía concentrado en ellos dos. ¿Él hacía esto?

El grito de Callum me alarmó. Encontrándome con mi mayor temor.

—¡No! ¡Maldito idiota!— corrió hasta Evan y Hult que seguían en el mismo sitio. Evan también comenzó a retorcerse del dolor hasta perder la conciencia y caer al suelo. Exponiendo ante mis ojos al chico, pensé que todo había acabado. Que Callum y Atom llegaron a tiempo. Pero entendí el motivo del grito de Callum.

Hult llevaba una camisa blanca. Y en el centro, una mancha roja comenzó a extenderse poco a poco. Quedé sin aliento. Mis pulmones no tenían absolutamente nada de oxígeno. Como si la tierra hubiera dejado de producir aire. Evan le había clavado el cuchillo en el estómago. Vi como el chico cayó de rodillas y luego de espaldas. No emitió una palabra, o un grito ahogado. Solo cayó. Callum desató las cuerdas de sus muñecas al momento con ímpetu.

—¡Hult!—luego de un estado en shock entré en razón —¡Hult!— volví a gritar con desesperación. Esto no podía estar pasando. Él no podía morir, no podía dejar que muriera. ¿En qué momento se lo clavó? ¿Por qué no lo vi? Como pude me arrastré hasta él, como si fuese un gusano. Lloraba, y seguía llorando mientras me movía al cuerpo tendido de Hult. Seguía vivo. Él seguía vivo y eso me dio más fortaleza.

Se llevó una mano hasta la herida por encima de su camisa. Atom corrió hasta a mí y cortó mi amarre con un cuchillo. Desesperada y débil me levanté y me posé al lado de Hult. Mis ojos comenzaron a analizarlo de pies a cabeza con nervios.

—Vas a estar bien, tú vas a estar bien— mi voz era ahogada. El llanto posado en mi garganta apenas me dejaba hablar. Su camisa cada vez más se empapa de sangre. Puse mi mano encima de la suya para hacerle presión a la herida. Lo tomé por debajo de la cabeza como soporte. Sus ojos perdidos comenzaron a buscar a los míos. Vi como sus labios se movían con dolor. Trata de contenerlo.

Delineó una sonrisa débil en sus labios. Sus labios ya no eran carmesí, eran tan pálidos como él—Te amo Gwen—murmuró. Y una lágrima bajó por uno de sus ojos. Fruncí el ceño y negué frenética. Él se estaba despidiendo, parecía despedirse de mí.

—Tú no te irás Hult, sigue conmigo por favor. No cierres los ojos— supliqué con un hilo de voz. Apartó su mano de la mía. Estaba llena de sangre, y la llevó hasta mi mejilla.

—Todo estará bien, lo prometo— aseguró con debilidad, sus labios apenas hacían un leve movimiento. Respiraba con dificultad, mayormente por la boca. Tensó la mandíbula dando a entender que le dolía. Él no podía morir, no aquí, ni ahora.

—¡Sigue respirando por favor! ¡No me puedes dejar Hult! ¡Sigue respirando maldición! —decidida, quebré en llanto. Varias de mis lágrimas cayeron hasta su cara.

—Respirar se me hizo difícil al comprender que no era el aire que me mantenía vivo Gwen. Eras tú, siempre fuiste tú...— musitó muy despacio—Es irónico— lanzó una risita por lo bajo —Porque me siento más vivo que nunca, al saber que eres lo último que veré. Estoy feliz.

Estaba a punto de dejar mi alma ahí también. Me sentía destrozada de la peor manera. Mi Hult... Moría, Hult Moría entre mis brazos y no podía hacer nada—Si tú te vas, ya no habrá más sin ti... Ya no habrá más—dije a través del llanto. Mis facciones dolían por lo comprimidas que estaban. El chico seguía ladeando una suave sonrisa. Él sigue sonriendo, a pesar del dolor, a pesar que la sangre abandona su cuerpo, a pesar que tiene cortadas por todos lados. Él... sigue sonriendo.

—Bésame —pidió. Con esfuerzo me acerqué hasta sus labios y deposité un beso. Un beso muy roto y triste. Un beso con mucho dolor. De dos almas rompiéndose—Tienes que dejarme ir — susurró contra mis labios. Me separé de él y negué.

—Por favor, no me pidas hacer tal cosa... Quédate conmigo...— insistí con la voz destrozada. Su mano que seguía en mi mejilla comenzó a alejarse hasta caer al suelo.

—Todo estará bien... Gwen Trainor —dio un último respiro y sus labios dejaron de moverse. Sus pupilas dilataron, y sus ojos... Sus ojos dejaron de ser sus ojos, dejaron de brillar. Ya no lo hacían. Quedaron inmóviles viendo a la nada. No me miraban. Simplemente quedaron vacíos.

Vacilé y me sentí ahogada por la pérdida de aire. Me faltaba aire. Me faltaba mucho aire. Mis manos temblorosas lo sostuvieron de la cabeza, lo moví un poco para que reaccionara. Pero él no hacía nada. No escuchaba la melodía de su corazón latir. Ya no la escuchaba más.

—No, no, no. No me hagas esto por favor. No lo hagas —pedí. Él ya no estaba aquí, ya no estaba conmigo. Me había dejado.

—Gwen...—la mano de Callum se posó en mi hombro. Lo miré en estado de shock. Sus ojos azules habían enrojecido.

—Callum por favor, hazlo despertar. Por favor— le imploré. Encorvó los labios hacia abajo y desvió su mirada al suelo.

—Lo siento Gwen... Yo... Si pudiéramos hacer eso... Lo hiciéramos —musitó. Negué sin poder aceptarlo y me dirigí otra vez a Hult.

—Los colores de esas flores atrás de nosotros, esos colores eres tú y me has llenado la vida con los mismos. Por favor... Te pido con mi corazón que no me quites esos colores Hult — flaqueé con miedo. Esto no estaba pasando. Se había ido completamente, me limitaba a creerlo. ¿Cómo sucedió? Tomé su pulso, no tenía, incluso me incliné hasta su pecho y revisé su corazón. Dios... su corazón no late. No lo hace, se detuvo, y también ha detenido al mío. Reposé con cuidado su cabeza entre las flores del pasto. Me llevé las manos a la cabeza y le di un pequeño estirón a mi cabello. Mi chico ya no era mi chico. Ya no reía, ya no hablaba. No podía escuchar su risa sonora o sus burlas. Ya no me miraba de esa forma intensa. Y sentí como mi corazón estalló en un fuerte dolor.

Me quebré en un doloroso llanto, mi índice rozó su mejilla fría.

Despierta, despierta. Por favor Hult Sullivan, despierta. Pedí dentro de mi mente, una y otra vez. Ya las palabras no me salen, la garganta me arde. 

Escuché las rodillas de Atom chocar contra el suelo. Posó sus manos a los costados de la cabeza de Hult y cerró los ojos. De pronto un destello emanó del cuerpo del chico. Y como si fuera por arte de magia, su cuerpo comenzó a desvanecerse en pequeñas partículas brillantes. Hasta llegar en un punto en que desapareció por completo. Esas millones de partículas brillantes fueron llevadas por el viento. El cuerpo de Hult también se había ido.

—¡¿Qué hiciste?!— le grité a Atom. Furiosa, llena de rabia.

Me miró y tensó su mandíbula. Más no me respondió. Incoherente, busqué furtivamente el cuerpo ausente del chico.

—Hay una posibilidad imposible. Pero sigue siendo una posibilidad. Que cuando un cuerpo humano de un ángel muere aquí puede volver a resucitar en la legión — respondió Callum por él. Lo miré llena de esperanzas y una pequeña emoción recorrió por mis venas. Temblorosamente tomé a Callum de los brazos con desesperación, quien se encontraba también a mi lado.

—¿Puede volver? ¿Es posible?

—Solo es una probabilidad de un 13% Gwen... Es algo incierto — espetó en voz baja. Otra vez volví a quebrarme en llanto. Esperaba que fuese una pesadilla. Esperaba poder levantarme con un mensaje de él. Esperaba encontrarlo en la puerta de mi casa con una extensa sonrisa. Callum me rodeó con sus brazos hasta abrazarme. Lloraba incontrolablemente en su pecho. Mis manos le daban pequeños golpes al mismo, pequeños golpes de enojo.

—¡Son ángeles! ¡Hagan algo! ¡Devuélvanmelo! ¡Les suplico que me lo devuelvan!— grité con dolor. Todo lo que una vez me hizo feliz, desapareció. Y lo único que me quedaron fueron los recuerdos —Él lo prometió.... Lo prometió Callum. Prometió que nos veríamos, pero no de esta manera — comencé a gritar mientras lloraba —¡Hult Sullivan por qué me dejaste! ¡Sabes que las promesas no se rompen! Tú lo sabes muy bien... Por favor, vuelve a mí, vuelve te lo pido. No me dejes Hult, no lo hagas.

De pronto mis pensamientos se nublaron, y solo lo podía recordar a él. Recordar cada momento que me dio, cada risa, nuestras pequeñas discusiones. Recordar esos ojos de color esmeralda que destellaban al verme.


"Y aunque yo me encuentre lejos de ti, mi corazón jamás podría abandonarte"

"Eres tú la que me hace sentir menos solo"

"Podría decirte tantas cosas, pero si te fijas en la manera en que te miro ya deberías saberlo todo"

"Juega conmigo, haz lo que quieras. Me tienes solo para ti"

"Te aprecio, te aprecio más de lo que te imaginas y me importas Gwen. Me importas a pesar de que haga parecer que no"

"Si tú eres feliz con eso, yo lo seré. Y de inmediato se convertirá en mi deseo también"

"Lo único que quiero es estar contigo, ahora. Siempre"

"Toda tú me hace enloquecer"

"Ni siquiera convirtiendo mil años luz en tiempo normal, daría el resultado de cuánto te quiero. Ni siquiera yo te puedo dar una respuesta exacta"

"Estoy muy enamorado de ti, Gwen"


Todo lo que me ha dicho, jugaba con mi mente. De pronto solo era lo que podía recordar. Y me dolía, me dolía porque ya no tendría más de esos pequeños recuerdos con él. Serían los últimos. Serán las últimas cosas que tenga de él.

Me negaba a aceptarlo. A creerlo. El amor de mi vida se había ido. Se supone que no podía irse. Se supone que era mi Ángel, que debía estar para mí. Sin embargo, no era una pesadilla, o una alucinación, era la realidad. Él mismo lo dijo, su cuerpo se había hecho mortal.

—Esto es injusto —musité en un hilo de voz

—Yo prometí que no dejaríamos que pasara esto... Maldición —bufó Callum conmigo entre sus brazos.

Atom se acercó hasta los dos hombres que se hallaban en el suelo, se inclinó hasta ellos y les tomó el pulso —Murieron—informó con dureza —El imbécil de Evan sigue inconsciente, podría matarlo ya mismo — Callum deshizo sus brazos a mi alrededor y se puso de pie.

—La legión ya debió haberse enterado. No tardarán en llegar —espetó Callum. Miré hacia arriba y vi que me extendía la mano para ayudarme a levantar. Por un momento la cara de Hult se reflejó en la de él. Haciéndome llorar de nuevo. Sequé mis lágrimas con mi antebrazo y negué en aceptar irme de aquí.

—Quiero quedarme, no me importa —hablé. Pasé mi mano por el lugar donde había estado el cuerpo de Hult. Algunas flores habían sido aplastadas por su peso. Me di cuenta que mis manos se habían llenado de su sangre, y eso solo me dolió más. Estaba manchada por todas partes de su sangre, incluso en mi cara. Cuando colocó su mano por última vez en mi mejilla. Aún lo podía oler... Esa menta y perfume... Seguía impregnada alrededor como si estuviese justo aquí todavía.

—Gwen, tenemos que llevarte a un lugar seguro. Si algún jefe te encuentra aquí borrará tu memoria. Y de nuevo en tu mente no quedará nada de Hult—manifestó. Lo observé y vi que hablaba en serio. No quería olvidar a Hult por segunda vez. Miré de nuevo el sitio, cerré los ojos y suspiré.

Coloqué una mano sobre la parte donde había estado, mis yemas sintieron el tacto de las suaves flores junto al áspero pasto—Yo también te amo — susurré en despedida. Vi una última vez el lugar, antes de levantarme con todo el dolor mental e irme.


(...)


Callum y Atom me trajeron al apartamento de Hult. Donde pasé toda la tarde llorando. Todo olía a él, cada rincón de la casa. Parecía estar en todas partes. Sufría más con tan solo recordar la vez en que bailamos... La primera vez que nos besamos fue aquí. Nos dormimos juntos en su mueble, con mi cabeza puesta en su pecho y él en un profundo sueño. Pasé hasta su habitación y todo seguía intacto. Había dejado un par de camisas encima de su cama, las cuales doblé y guardé en su armario.

Me había dado un baño para poder quitarme su sangre de mí. Toda el agua que corría por mi cuerpo hasta el suelo era rojo intenso. Mis ojos dolían al igual que mi garganta, mis lágrimas no paraban y estaba segura que nunca se iban a detener.

Ahora me encontraba inmóvil en su habitación. Sentada en una esquina de su cama. Atom me dio la indicación que no podía decirle de esto a nadie. Ni siquiera podíamos hacerle un breve funeral a Hult. Ni siquiera teníamos un cuerpo para hacerlo. Nadie podía saber que había muerto, nadie podía saber de este día. Para las personas Hult se había ido de viaje. Solo yo sabía la horrenda verdad. Lo vi morir, vi como moría. Como sonrió una última vez y como dejó de respirar hasta quedar muy quieto. ¿Cómo enfrentaría la situación cuando me preguntaran por él? ¿Qué les diría a mis padres? Sé que me iría en llanto a penas lo mencionen. Cuando Wells me insista en hablar sobre su extraño viaje y a dónde fue. Wells sabía cuándo mentía. Y yo no podía ocultar cuando algo me dolía sin llorar.

Todo había transcurrido en un lapso de tiempo tan rápido, que parecía más una mentira. Esperaba que me llamara y dijera que solo era una de sus bromas. Que apareciera por la puerta de su cuarto y me dijera cuanto me quería. Que me dijera lo miserable que me veía al llorar de esta forma. Quería escuchar su voz resonar por cada parte de su casa.

—¡Por qué! —grité. Aventé mi celular contra la pared y este se destrozó enseguida—¡Vuelve!—comencé a darle golpes a la cama, una y otra vez sin parar. Estaba enojada, muy enojada. La ira me consumía y solo quería que Evan pagara por ello. Callum y Atom dijeron que no tardarían en venir, tendrían que esperar a una posible junta donde se determinaría que harían con Evan. Quería que sufriera lo mismo que estoy sufriendo en este momento, que sintiera el dolor con el que se fue Hult. El dolor que mostraba en sus ojos.

Mi ángel... Mi ángel ya no estaba. 

Continue Reading

You'll Also Like

946K 54.4K 42
Rebecca tiene una enfermedad que podría matarla. Un día conoce a Allen, un chico triste y solitario al que le muestra que, a pesar de todo, la vida t...
59.3M 2.6M 70
Freya Harrison nunca llegó a pensar que su vida cambiaría por completo al decidir pasar el verano junto a su padre. Un bloque de apartamentos alejado...
48.8M 4.6M 83
Primer libro de la serie #GoodBoys. En físico gracias a Nova Casa Editorial (este es un borrador). Inteligente, perfeccionista, competitivo, meticulo...
19.9M 1.3M 122
Trilogía Bestia. {01} Fantasía y Romance. El amor lo ayudará a descubrir quién es en realidad y su pasado hará reales sus peores miedos. ¿Podrá ell...