Ángel 234(I&II)

By Mariansosaaa

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Un caos apocalíptico, podría ser su definición. Eso era él. Cómo quizá podría ser un torbellino lleno de colo... More

Nota.
Antes de comenzar a leer.
Protagonistas.
Sipnosis.
Capítulo 1: El principio de todo.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24: Ángel 234.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29: El final de un nuevo comienzo
Epílogo
/Segunda parte/ Ángel 234: Tiempos Oscuros.
Prefacio.
Capítulo 1.
Capítulo 2: Chica batido.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5: "Eres un problema"
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8: Rompo todo lo que toco.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11: Píntame.
Capítulo 12: ¿Quién era Hult Sullivan?
Capítulo 13.
Capítulo 14
Capítulo 15: Soy completamente de ti.
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18: Todo mi amor para ti, Gwen
Capítulo 19
Capítulo 20: Alma por otra alma
Capítulo 21
Capítulo 22: Quizás
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26: Capítulo Final
Epílogo
¡ATOM!
EXTRA

Capítulo 10.

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By Mariansosaaa

                            


Hult Sullivan


No había podido dormir en toda la noche, no pensé que las cosas iban a salir de este modo. Ni mucho menos que llegarían hasta ella, no lo tenían permitido, no tenían permitido ponerla en riesgo, y yo tampoco lo iba a permitir.

—Evan— llamé su atención, levanta su vista viéndome a través del espejo. Ladeó una sonrisa y siguió en lo suyo.

—Al parecer aquí no está permitido entrar en casas sin permiso—murmuró muy lentamente. La ira me recorría por las venas, lo acabaría aquí mismo si pudiera.

—Tampoco está permitido hacer lo que hiciste ayer —escupí.

—¿Y qué se supone que hice ayer?— indagó divertido, terminó de lavarse las manos y se dio media vuelta quedándonos frente a frente.

—No te hagas el jodido imbécil.

—¿Quieres tomar algo? ¿Una cerveza? —su actitud era pasiva, pasó por mi lado dirigiéndose a la cocina. Giré y le seguí.

—¿Qué hacías en su casa? —pregunté.

Se agachó hasta lo último de la nevera encontrando un par de cervezas, las abrió y me entregó una—Brindo por los viejos amigos.

—¿Viejos amigos?—sarcásticamente solté una risa entre dientes, llevé la cerveza hasta mi boca dándole un sorbo—Dudo que me consideres tu amigo.

—¡Por supuesto que lo hago!— sonreía maliciosamente, sé a lo que juega. Tiene una personalidad demente, capaz de jugar con la mente de otras personas, así como hizo con la de Gwen.

—A mí no me engañas, si es lo que tratas de hacer.

—¿Deduces que fui yo el que estuvo en la casa de la chica?

—En ningún momento la mencioné a ella— espeté dándole a entender que se había descubierto por sí solo.

—Oh, me descubriste—alzó las manos en forma de inocencia.

—¿La has estado siguiendo?

—No creo que más que tú— rio bajito —Me contaron algo muy interesante... podría decir que hasta gracioso —parecía desafiarme ahora.

Repuse mi postura.

—Genial, y dime viejo amigo, ¿qué fue lo que te contaron?

—Te vieron con la chica. ¡No sabía que eran amigos! —agitó las manos, eufórico.

Mi mano apretó con fuerza el cristal de la botella. Me aseguré de no romperla. Di un paso a Evan.

—Si la vuelves a molestar, juro que...

—¿Qué? ¿Qué harás Hult?—podía arrancarle la cabeza aquí mismo y acabar con todo, pero debía contenerme, eso solo desataría peores cosas.

—No te vuelvas acercar a ella —respiré hondo para que mis palabras sonaran lo más tranquilas posible.

—Eres una decepción, debieron haberte condenado de por vida.

—Al parecer los dos lo somos, ya que estamos en el mismo lugar—noté como su mandíbula se tensó.

—Casos diferentes Hult, casos diferentes. Tú la amas, y yo estoy en contra de eso que por si no recuerdas, está prohibido para ti. Ahora dime, ¿quién es el que está mal aquí?

—Si lo hago o no, es mi responsabilidad. Así como también lo es cuidarla de peligros, de ti, por ejemplo —afirmé fríamente.

—Creen que el peligroso eres tú.

—¿Yo?—musité con burla.

—Nos pones en riesgo a todos, desafías las reglas. Si sigues jugando a la familia feliz, tendré que actuar.

El ambiente se tensaba, los ojos de Evan destellaban ira a simple vista.

—¿Me estás amenazando? —me acerqué más hacia él.

—No, en absoluto. Solo te recuerdo lo que soy capaz, ella tampoco está a salvo de esto —sin pensarlo dos veces empujé su cuerpo contra la nevera, con mi brazo presioné su cuello dejándolo sin salida.

—Maldito imbécil—gruñí—La rozas si quiera, y juro que te mataré. Es mi responsabilidad y no me importaría aniquilarte por su seguridad.

—N–no si yo–yo lo hago primero —con esfuerzos trató de hablar por su garganta presionada. Aumento más la fuerza mientras mi ira evoluciona, su cara se torna de roja a morada. Y me detuve cuando se quedaba sin aliento. Lo tomé de la camisa empujándolo una vez más contra la nevera, retrocedí porque si no lo hacía no iba a parar. Sabía que Evan era un peligro, haría lo que fuera para hacer cumplir las reglas, él quería venganza, quería verme sufrir.

—Ve por tus propios asuntos, y déjame a mí los míos —fue lo último que dije antes de darme la vuelta para desaparecer.

—¡Eres débil Hult! ¡Ni siquiera puedes matarme por tu maldita debilidad! ¡Ella causará tu propio infierno! —gritaba con furia.

Ahora debía estar más alerta que nunca, Evan no tardaría en hacer algo fatal.


(...)


Gwen Trainor


—¿De qué sabor vas a querer el helado?— Cuestionó Graham mientras veíamos el cartel de los sabores, no sabía cuál escoger, había millones de sabores.

—Es una difícil decisión—hice una mueca de lado.

—Lo sé— dijo entre risas —Hagamos algo, yo escogeré. Será sorpresa, sé que te gustará.

Graham se ha portado muy lindo desde que me buscó, era atento. Me preguntaba a cada rato si no me aburría o si quería algo más, le gustaba que opinara en todo, inclusive ésta mañana me mandó fotos de varias camisas que podría ponerse y me dio la libertad de elegir cual me gustaba más.

—Te cedo la totalidad de elección —dije, pasó una mano por mi cabello y me dedicó una tierna sonrisa. Causaba ese revoloteo en mi estómago.

—Anda a sentarte con Wells y los demás mientras yo pido los helados. ¡Recuerda que es sorpresa! —subía y bajaba las cejas muy gracioso. Reí y asentí girando en mis talones para dirigirme a nuestra mesa. Todos estábamos aquí, el lugar estaba repleto de personas de nuestro instituto.

Wells jugaba con sus papas fritas mientras uno de sus amigos, Charlie, lo fotografiaba, donde hubiera comida mi mejor amigo era feliz. Tenía la enorme suerte de que, aunque comiera diez hamburguesas diarias, su cuerpo seguía de la misma forma. Cualquier chica moriría comer tanto y seguir delgada, es totalmente injusto que ellos salgan ganando siempre en cuanto a físico.

—Ahí estás— espetó Wells al verme.

—Aquí estoy— sonreí risueña, arrastré una silla y me senté a su lado.

—Puedo oler amor desde aquí— enarcó una ceja burlonamente.

—¡Él es tan lindo! Creo que me enamoré— chillé de emoción. Le robé una papa frita a Wells y este me miró con los ojos entrecerrados.

—Ugh, mi pequeña hermanita se enamoró— con su mano sacudió mi cabello revolviéndolo.

—¡Wells! Me despeinas —me quejé apartándolo—Necesito tu opinión de hombre.

Mi amigo acomodó la postura en su silla como si fuese a dar una conferencia, entrelazando sus manos.

—¿En qué puedo ayudarte?

—¿Crees que le guste a Graham? —Wells no era la mejor persona dando su perspectiva y opiniones, pero era mi mejor amigo y de vez en cuando acertaba en lo que me convenía.

—Su cara al verte lo dice todo, se hipnotiza—¿Graham se hipnotizaba por mí? Bueno, cuando me invitó a la fiesta después del juego se notaba su nerviosismo, quizás si le guste —Además, si no le gustaras ni siquiera te hubiese invitado a comer helado.

Quizás era cierto, Wells era hombre, debía de saber el sistema entre ellos.

—Posiblemente—me encogí de hombros.

—¿Y Hult?

—¿Qué hay de él?

—No lo sé, digo, no me has contado nada sobre él. Ni siquiera cuando te fuiste de la nada del instituto —encorvó los labios hacia abajo.

No había tenido tiempo para contarle a Wells sobre Hult, ayer lo iba hacer antes que sucediera lo de los golpes, lo cual aún me ha dejado con intriga.

—Es buen chico, si lo conoces de seguro te agradará.

—¿Te gusta?—preguntó muy curioso. Abrí los ojos por completo y negué repetidas veces.

—¡Por supuesto que no, es mi amigo!— me defendí exaltada, creo que algo exagerada.

—Tranquila—alzó las manos —Solo tenía curiosidad.

—¿Por qué la pregunta? —ahora era yo la curiosa.

—Te escapaste del instituto con él, eso me hizo pensar que... Salían o algo parecido—confesó dándole un mordisco a una papa—Nunca habías hecho algo así.

—¿Piensas que eso estuvo mal?—murmuré esperando una respuesta de Wells regañándome.

—Pienso que... Es genial —mi boca cayó al suelo por tal respuesta.

—Mi Wells jamás diría algo así. ¿Dónde está y qué hiciste con él?—reclamé. Golpeé levemente la mesa con la mano y los dos terminamos riendo al unisonido.

—Es tu último año, debías romper alguna regla por una sola vez en tu vida —afirmó. Nuestra conversación se vio acabada por Thomas que lo llamó para tomarse unas fotos, Wells me insistió en que fuera, pero yo no era muy fan de las fotos por no ser para nada fotogénica. Antes de levantarse me regaló un beso en la frente.

—Tardé tanto solo para pedir dos copas de helado —Graham apareció detrás de mí.

—Por lo menos saliste vivo — bromee, puesto que las taquillas para pedir los helados estaban repletas de personas.

—¡Lo logré!— alzó los brazos en forma victoriosa, haciéndome carcajear. Dio una vuelta por la mesa y se sentó enfrente de mí.

—¿Y de qué pediste los helados?

—Es sorpresa, ya deben estar por traerlos — anunció. Inflé mis mejillas y expulsé un suspiro.

—Espero que no haya sido de pistacho.

—¿Odias el pistacho? — expandió sus ojos con sorpresa y yo asentí.

—Lo detesto, no me gusta para nada.

—¡Yo también lo odio! Prefiero los sabores más simples —arrugó la nariz.

—Jamás como helados que no sean los simples —me apunté con la mano dejando escapar una risita.

—Eres la chica perfecta — afirmó con una sonrisa muy suave en sus labios. Mis mejillas no tardaron en arder. Es lo mejor que he podido escuchar.

No, no es lo mejor que has escuchado

Mi conciencia habló, recordando el momento en aquel campo donde Hult me llevó y me dijo que era la primera persona a la que había traído. Me sentí muy feliz cuando lo confesó.

—Dos copas de helado de torta suiza — una chica morena nos interrumpió trayendo una bandeja con los helados, la reposó en la mesa.

—Gracias —le dediqué una sonrisa, la cual me devolvió.

—Eres un sol Camille —halagó Graham, ¿Camille? Era el mismo nombre de la chica con la que hablaba Hult, la del mensaje explícito. Pero por supuesto, hay tantas Camille en la ciudad, no justamente tenía que ser ella. Esta chica era muy hermosa, tenía dientes perfectos, aunque su cabello estuviese recogido en una cola alta, le llegaba por la cintura con hermosas hondas negras. Sus ojos eran de color miel, parecidos a los de Wells. Además, Hult ya debería estar con su Camille. Pero qué me importaba a mí eso.

—Si necesitan algo más me llaman, para que no tengan que hacer la fila. Aprovechen antes de que acabe mi hora —ofreció la chica, era muy amable.

—Está bien, no te pierdas —Graham le guiñó el ojo, mi corazón palpitó más rápido por tal acto.

Está bien, sólo está siendo amable. Eso es todo.

La chica sonrió por última vez antes de desaparecer entre la multitud.

—¿Torta suiza?— inquirí al ver los helados.

—¿No lo has probado antes?

—No, nunca— negué, tomó una cucharilla y sacó una porción. Con una sonrisa, la llevó hasta mi boca. Quedé ensimismada detallando aquel divino sabor que mi boca exploraba.

—¿Y bien?— cuestionó muy paciente esperando una respuesta.

—¡Es el helado más divino que he probado! —exclamé feliz, el helado era mi dulce favorito. Llegaba a ser muy exigente cuando se trataba sobre helado.

—Sabía que te gustaría, es mi sabor favorito desde que era un niño.

—Tiene toda mi aprobación— alegué a través de una risita. Él me miraba como si estuviese contemplando algo.

—Te ves...

—¿Qué?

—Tan hermosa cuando ríes —y nuevamente mis mejillas se coloraban, Graham no paraba de llenarme de halagos y ni siquiera sabía qué responderle.

—¿Lo crees?— pregunté con la mirada fija en mis manos que sostenían la copa.

—Cualquiera podría darse cuenta de eso — aseguró —Fue tonto no haberte hablado antes.

—Lo hubieras hecho.

—Imaginé que Wells era tu novio — confesó, no pude evitar reír por eso.

Todos pensaban que Wells y yo éramos novios porque siempre estábamos juntos.

—Tranquilo, ya me lo han dicho antes — Graham había dejado de mirarme a mí, se fijaba algo por encima de mi hombro, no le había prestado atención hasta que escuché levemente su risa ronca, haciéndome erizar completa. Hult se encontraba justo en la entrada, suponía que vendría hacia nosotros, pero no lo hizo. Parecía esperar a alguien, aún no se daba cuenta que yo estaba ahí. Más atrás llegó Atom y Callum, tal vez no se vio con la tal Camille.

—¡Hey chicos!—Graham agitó el brazo llamándolos, enseguida Atom y Callum vinieron hacia nosotros.

—Esto está hasta el tope —expresó Atom observando el lugar.

—Te dije que teníamos que llegar más temprano—se quejó Callum. Agarró la silla vacía que había a mi lado y se sentó —¡Hola Gwen! —sonrió muy contento.

—Pensé que no vendrían —le devolví la sonrisa.

—Si bueno—comenzó a rascarse la nuca—, debimos esperar a Hult.

—¿Hult no sentará con nosotros? —Graham lo señaló, ya que el chico aún seguía en el mismo lugar.

—No, él ya se va. Sólo vino a buscar a una amiga— informó Callum.

¿Hult tenía más amigas aparte de mí? ¿Sería a la chica de los mensajes? Ni siquiera ha tenido la decencia de acercarse y saludar. Está inmerso en su celular, tal vez debo acercarme a él y saludarlo. O esperar que se de cuenta de mí. Aunque si espero eso, seré yo quien cierre el local. Le avisé a Graham que volvería en un momento antes de pararme y dirigirme a Hult.

Pero algo me detuvo, él sonreía. Le sonreía a alguien, no a mí. A una chica que iba hacia él antes de mí, me detuve detrás de una columna para que no viera que iba en su dirección y vi como esta chica besó su mejilla y lo abrazó. Era Camille, la chica que nos atendió a Graham y a mí. Después de todo si era ella, la de los mensajes, con quien mi amigo posiblemente salía. Hult tomó su bolso para ayudarla y le abrió la puerta saliendo luego de ella.

Quedé estática en el mismo sitio, sintiendo tristeza por verlo con una chica, mi corazón comenzó a latir frenéticamente, no de alegría, si no de esa forma cuando ves algo que no te gustó. Su sonrisa, me había acostumbrado a ella, pero parecía pertenecerle a ella. Mi estómago quedó vacío al verlo irse con ella ¿Qué mierda me sucede? 

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