The Rivals_A&V (En edición)

由 iBrenduPerez

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"...y te amé, cuando yo me odiaba por hacerlo" 更多

Prólogo
2-Polos Opuestos
3-La Celebración

1-La Doña

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由 iBrenduPerez


Cada nuevo día que abro los ojos, odio más la vida, y, la culpa era de aquel fatídico imprevisto donde fui desposeída de mi ingenuidad y pureza juvenil. Dicho imprevisto donde dos individuos disfrazados hasta la cholla me bloquearon el camino. Y donde uno de ellos dejó registrado en mi piel, desnuda e inexplorada, el cuño eterno de la inmoralidad.

¡Abusó de mí!

Muy amplia fue la faena de recuperarme ¡Pero lo logré! Sólo que para ese entonces ya era tarde; tarde para reconquistar a esa agraciada adolescente con planes a futuros, sueños u objetivos que perseguir.

Hoy no hago más que cuestionarme con reiteración ¿Quién sería aquella desdichada joven, a quien realmente buscaban esos hombres? Claramente yo no era. Según ellos buscaban vengarce de mi padre, pero había una gran contrariedad: ¡Mi padre había muerto siendo yo apenas una bebé!

Desde ese momento supe que me habían confundido con alguien más. Pero ni eso, ni nada me iba a detener. ¡Yo me vengaría! ¡No me daría por vencida tan fácilmente. No, hasta estar de nuevo cara a cara con el energúmeno que había destruido mi vida en tan solo una noche!







Años después...

-Doña, ya todo está listo para su regreso.

-¡Perfecto!

Se le escuchó decir a la mujer de ilustre vestimenta y valiosas joyas.

-¿Para cuando tiene pensado regresar?

-Mañana...mañana mismo estaremos de vuelta. Después de tantos años por fin regresaré – caminó hasta uno de los ventanales de la acaudalada habitación. Su expresión era descortés. Áspera. Sus labios rojo vino permanecían fruncidos y en su mirada no habitaba otro sentimiento más que odio – ¿Tienes completa certeza de que todo está listo?

-Sí, doña, recién acabo de hablar con el agente inmobiliario que contrató en Ciudad de México, para la compra de la hacienda, y ya me confirmó que todo está en regla.

La enigmática mujer sonrió. Sonrisa impostora, que la hacía verse más hermosa y atractiva de lo natural.

-¿Sabes a dónde fue Constanza? – preguntó mientras disponía de un trago – ¿Gustas?

-Si no es molestia – hizo una pausa mientras la admiraba manejarse – y con respecto a Constanza, salió hace un rato a resolver unos asuntos.

-¿Y ella ya está enterada de que viajamos a México? – le entregó un vaso con whisky. Chema le agradeció mediante un ademán con la cabeza.

-Sí, doña, me tomé el atrevimiento de informarle.

-Muy bien, Chema, tu siempre tan eficiente... – se le arrimó en posición insinuante – Creo que debo recompensarte por eso – el tono de voz que empleó fue hipnótico. Removiendo a la diosa que consistía en su interior.

-Esta es la mejor parte de los tratos con usted.

El vaso con alcohol quedó en el olvido. En ese momento había otra droga que ansiaba degustar. 

Tomó a la mujer por la cintura y la pegó a su cuerpo con primitivismo, engulléndole la boca en el proceso.

-Vamos a mi habitación.






Ciudad de México:

-Eres un inútil bueno para nada. Desde ayer te dije que el cargamento estaría en el puerto hoy, ¿ahora es que te dispones a buscarlo?

-Perdóname, patrón, es que me informaron que la policía estaría rondando la zona y no me quise arriesgar.

-No me quise arriesgar, no me quise arriesgar – repitió a modo de burla – ¡Imbécil! Ahora mismo te quiero en el puerto y me importa un carajo que la policía esté rondando la zona, que para eso estás capacitado, para el peligro y los riegos...eso sí, sale algo mal y eres hombre muerto.

-Sí, patrón, será como usted ordene.

-Rata...¿Pudiste contactar con nuestros hombres de Colombia? – respiraba agitado estaba claramente enojado, como de costumbre, no era algo nuevo en él andar con el humor por el suelo.

-Sí, dicen que la cosecha va viento en popa y la venta por allá por los países de Sudamérica cada día es más efectiva.

-¡Por fin una buena noticia! Si el día de hoy lo pudiera catalogar de alguna manera. Fuera el peor de mi vida – con un gesto abrupto se dejó caer sobre una silla. Se sirvió un trago. Con un movimiento de mano le indicó la salida al hombre frente a sí. Cuando estuvo solo degustó de su bebida con suma tranquilidad. Tranquilidad que no se extendió más de cinco minutos.

De repente su celular comenzó a sonar indicando la entrada de una llamada.

-¿Qué pasó ahora, Chapo? – fue un gruñido agrio y sin emociones. Tenía una mala sospecha – ¿Cómo que la hacienda "La Dorada" ya cuenta con un nuevo propietario?

-Así es, patrón, desde hace un mes aproximadamente me percaté que habían quitado el aviso de venta.

-¿Y por qué no me comentaste nada? – gritó al tiempo que reventaba contra la pared, el vaso de cristal que porteaba en sus manos.

-Pasa, patrón, que yo no quise molestarlo hasta estar plenamente seguro. Nomás supe, me puse a investigar y averigüé que estaba en proceso de compra. Intenté hacer todo lo posible porque no fuera así, pero hoy supe por el agente inmobiliario que está al mando de ese caso, que ya la habían comprado y según una información extra que llegó a mis oídos...el dueño llega mañana a México para ocuparla.

Para ese entonces el hombre del otro lado del aparato tenía los puños apretado de tal fuerza que se notaban algunas venas resaltantes, sus nudillos blancos y su nariz completamente dilatada ventilaba aire de adentro hacia afuera dejando en evidencia su sentir. Enfurecimiento. Sus músculos, hasta los más recónditos, estaban contraídos y rígidos.

-No te despido, porque Dios es muy grande, porque te juro que ganas no me faltan.

Al finalizar la llamada, salió del despacho totalmente exasperado. Despotricando a cuenta persona se atravesara en sus pensamientos.







New York - Estados Unidos:

Agitada y sudorasa se dejó caer a un costado de la cama. Luego de unos minutos donde recobró el aliento, prendió un cigarrillo y comenzó a fumar.

-Maravillosa como siempre – quiso tocar los senos desnudos de la dama.

-¡No toques! – le pegó un manotazo con premura.

-Como si no los hubiera tocado ya – se echó a reír y comenzó a besarlos.

Ver esa escena a ella le provocaba asco, siempre había sido así desde aquella perturbable noche. Su vida sexual había quedado truncada para siempre, o no había llegado el hombre correcto que la hiciera dejar en el tintero todos sus resquemores.

Tomó disimuladamente una pistola del cajón a su izquierda y le apuntó directo a la sien.

-¡Te dije que no me tocaras! ¿Acaso eres sordo?

-Vamos, doña, ¿que haces? – tomó cautelosa distancia de ella y la miró desconcertado – No serías capaz de darle al gatillo.

-Ponme a prueba y te llevarás un buen susto. Te dije una vez que me tocarías cuando yo así lo quisiera. Tu te limitaste a aceptar mis condiciones. ¡Son mi reglas, así que respétalas! – se puso en pie.

Apagó el cigarrillo a través de golpes rápidos. Con una sábana blanca cubrió su cuerpo. Encerrarse en el baño fue su única y primera opción. Allí escrutó su cuerpo por largos minutos frente al espejo. Sentía repulsión de sí misma. Por un momento se vio tentada a liquidar todos sus problemas de raíz. Podía, tenía un arma mortal en sus manos, sólo bastaba con apretar el gatillo sobre su cabeza y sería mujer muerta. Sin embargo, pensó con más precisión y llegó a la sabia conclusión de que, una vez dejara de respirar, nadie se vengaría por ella.

-Eres rara doña, pero me gustas mucho, algún día caerás rendida a mis pies y te convenceré de que mientras hagamos el amor...me mires a los ojos.

Declaró Chema a modo de susurro, sin apartar la vista de la puerta del cuarto de lavabo.









Al día siguiente, en el horario del medio día, los nuevos inquilinos hacían su aparición en la hacienda "La Dorada". Era un terreno agrícola de gran tamaño. Diversos edificios agrupados en torno a una terraza delantera con acceso directo a una capilla religiosa. Las casas de los peones, se situaban fuera de ese núcleo principal.

Chema y Constanza, con el favor de algunos obreros, se ocupaban del equipaje.

-Con cuidado, por favor, que en estos cargamentos hay material delicado.

Sermoneaba Constanza a los empleados que agarraban aquellas maletas sin gota de sutileza. Tal parecía que estaban transportando a una manada de reses silvestres.

La Doña, en compañía del agente inmobiliario, daban un recorrido por los arrabales de la hacienda mientras éste último, haciendo gala de su profesionalismo, le daba una declaración detallada del terreno.

-Y hasta aquí es como tal las tierras de su propiedad. También por si le interesa, detrás de esos arbustos hay una refrescante cascada que conecta esta hacienda, con la vecina.

-¿Quién ocupa los terrenos vecinos? – indagó curiosa. Sus ojos se perdieron en la maleza que, según el agente inmobiliario disfrazaba una cascada. Intentó ver más allá, pero la densidad de aquellos arbustos no se lo posibilitó.

-Un hombre...un hombre misterioso – hizo una pausa en lo que recobró el aliento –, yo usted me andaría con precaución. Y según lo que se comenta en la región; estaba interesado en estas tierras. No dudo que tarde en hacerle una imprevisible visita.

La mujer de cabellos castaños y largos como lianas, respiró hondo al tiempo que levantaba una ceja. La curiosidad surgía en ella. Curiosidad de conocer al incógnito sujeto.

-Yo debo retirarme, si gusta explorar más a profundo toda la redonda, está en su completo derecho – le extendió una mano. Victoria siempre presta a las cordialidades, reciprocó el gesto – ¡Bienvenida!

-Muchas gracias.

En solitario peregrinó otro poco más la zona, inspeccionando, familiarizándose con su nuevo hogar. Instintivamente se detuvo frente a un paredón de árboles.

Conducida por la intriga cruzó aquella valla de hojas verdes, sus ojos se tropezaron con una cristalina y refrescante cascada. Ipso facto una paz agradable se alojó en su interior. El borbotar del agua hacía eco en sus oídos.

Tentada descalzó sus pies. En una esquina no muy lejos del agua, al costado de una medianas rocas, se deshizo de sus botas clásicas. Antes de humedecerse por completo el cuerpo, antepuso a sus pies.

-Exquisita... – contando con el calor de por esas horas y lo atrayente de esas aguas, no necesitó pensarlo dos veces antes de deshacerse de su ropa también. El aliento de la brisa, lidiando directamente con su piel, provocó el levantamiento de sus poros. Se erizó hasta la raíz del cabello. Las únicas prendas que la ataviaban eran, unas finas bragas de encaje beige, y el sujetador a juego.

Simultáneamente un hombre; su tez bastante clara, era áspera y más de la mitad estaba cubierta por una cerrada capa de vellos blancos. Era perfectamente proporcionado de cuerpo: Alto y ancho; se acercaba a la zona con la intensión de espiar a los nuevos vecinos, le era necesidad comprobar la identidad de aquellos intrusos que habían adquirido las tierras que despertaban su interés.

Lo primero que descubrió durante su caminata fueron las ropas de una mujer sobre un montón de rocas y unas botas negras al costado.

Levantó la mirada y la vio nadar al estilo libre.

"¿Y esta belleza quién será?", pensó, y se pasmó ante la sensualidad de su cuerpo. El sol de la tarde atravesaba el follaje, y al caer en contacto con el agua, producía destellos de luz por todo su cuerpo. Observó el flexionar de sus brazos al dar las brazadas y la armonía de sus movimientos. Los músculos de su espalda se contraían y se relajaban ante cada movimiento. Al dar la vuelta reparó en él. En aquel desconocido que sonreía con desvergüenza.

Prestó atención a la manera en que el agua caía por su pelo y por su cara, y en cómo se aplastaba el cabello con ambas manos y luego las pasaba por su rostro.

Se sacudió y volvió a mirarlo. Estaba furiosa ante la insolencia del extraño. Al salir del agua, se percató de que tenía unas bragas de encaje que se ceñían perfectamente a su húmeda piel. No pudo evitar una ola de deseo, de calor.

Ella se cubrió con las manos como si hubiera imaginado los pensamientos del hombre. Como de costumbre, sintió asco.

Se vistió rápidamente. No aguantaba un minuto más la mirada penetrante del desconocido sobre su cuerpo a medio vestir. No le dirigió la palabra en todo ese período. Tampoco era esa su intención. Quiso marcharse, pero la fuerza de unas manos inéditas, la aferraron. Jadeó boquiabierta ante el súbito empuje. No se contuvo. Presa de sus reflejos por protegerse, desenfundó el arma negra y pesada que llevaba sujeta al dobladillo de su pantalón y se volteó apuntándole al forastero directo a la frente. Se miraba intrépida. El pulso no le tembló ni por un nanosegundo.

El sujeto masculino no dijo nada y cerró la distancia que los separaba en unos cuantos pasos. Él también se miraba valiente.

-¿Asustada?

Fueron las primeras palabras que recibió la mujer, quien quedó pasmada. Estaba mojada, y le dolía el cuerpo, no supo si por las horas de viaje o por reconocer al individuo frente a sí. El corazón le latió con fuerzas, no esperaba encontrarlo tan pronto.

-Mi nombre es Atilio Montenegro. ¿Quién eres tú?

¡Era él! ¡Él! Un poco evolucionado por el mudar de los años. Más delgado quizás, pero era él. Su simple mirada fue suficiente para atravesarla de golpe y, enfocarla en los funestos recuerdos de su pasado.

-Tu padre se arrepentirá toda la vida – escuchó ella la carcajada amarga de uno de los tipos.

¿Qué ocurría? ¿Por qué no la soltaban?

-Dile a tu padre que aunque se esconda, lo encontraremos...y esto es una de las consecuencias – posó su mano en su falda ceñida a sus caderas. De repente se escuchó la voz de otro.

-¿Creés necesario esto?

-¡Tu calla y aprende, hermano!

Al momento uno de los tipos la tumbó en el suelo, mientras el otro miraba como en súbito movimiento su hermano le quitaba la falda; sus gritos se repetían una y otra vez.

Había abusado de ella, le había quitado su inocencia, su pureza.

¡Era él!

Su verdugo, quien una noche tempestuosa la hizo vivir su peor experiencia de vida. Dejándola sin nadie a quien acudir. Con ataques de pánicos durante meses. Llorando mientras dormía. Estresada por pequeñas cosas.

¡Era él!

Su peor pesadilla...

...

Holaaaaaaaaaaaaa.

Hace unos días decidí retomar esta historia. Una historia que ya está finalizada y hasta cuenta de una segunda temporada. La estuve releyendo en las noches pasadas y hubieron algunos detalles que no me convencieron. El tiempo evoluciona y el ser humano evoluciona con el en muchísimos aspectos. Esta fue uno de mis primeras historias y pensé que una restauración de nuevos conocimientos adquiridos no le vendría nada mal. La estaré editando y puliendo pormenores.

Me gustaría publicar un capítulo por día, pero eso también depende de que tan ocupada esté durante la semana. Haré todo lo posible, teniendo en cuenta también las actualizaciones de la historia que estoy escribiendo recién "El vendedor de sueño".

Un beso y ojalá me quieran acompañar nuevamente en esta vieja aventura.

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