Nunca lo planeamos, porque cuando es planeado no sale bien, ambos nos alejamos pensando que después de hacerlo podremos separarnos por completo como hacemos con el resto de nuestras aventuras de una noche. Pero ambos tenemos algo que nos atrae para juntarnos de nuevo, puede ser una semana después, un mes después...Incluso dos días después...Pero cuando volvemos a encontrarnos nuestros cuerpos quieren encajar de inmediato, lo notamos al mirarnos... Hacemos una guerra de miradas de la que nunca hablamos pero en la cual sentimos todo lo que desea el otro.
Cuando me observas a los ojos fijamente, tus pupilas se dilatan de inmediato, mis piernas se aprietan por inercia al notarlo y me dices algo simple manteniendo esa mirada, me haces desearte sin siquiera tocarte...Y tu lo sabes.
Como si nada nos levantamos y caminamos a nuestro espacio de deseo, entre nosotros mandan nuestros cuerpos y nuestras almas, que por cierto, son una sola cuando están juntas. Deslizas tus manos hasta mi entrepierna y de inmediato tocas el liquido que provocaste con solo una oración y una mirada profunda.
Después de separar la tela que estorba entre nosotros encajamos como si de una pieza de lego se tratara, algo que no nos sucede con otra persona. Supongo que cuando encuentras al amor de tu vida y resulta ser tu alma gemela es con la única persona que tienes esa sensación.
Luego de satisfacernos no nos largamos y desaparecemos para siempre como con el resto, de hecho nos quedamos ahí desnudos físicamente y mentalmente, en un profundo silencio para nada incomodo y solo nos disfrutamos, porque es otra de las cosas que me pasan contigo, puedo compartir el silencio, puedo tener el alma quieta a tu lado.
Y es que nosotros no nos buscamos con mensajes clichés, ni siquiera nos damos los buenos días, mucho menos las buenas noches, nuestra atracción va mas allá de lo simple, nos buscamos mentalmente, porque nuestras almas se conectan y cuando una necesita de la otra...Solo se acerca, te acercas, me acerco...Y repetimos el ciclo, el ciclo sin fin.