El Ascenso De Un Alfa ©

By AMH120

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Noah es un chico que a penas conoce su mundo, pero antes de tomar el cargo como el nuevo alfa; él cree que de... More

Prólogo
Capítulo Uno: El Novato
Capítulo Dos: Lejos De Casa
Capítulo Tres: Una Mano Amiga
Capítulo Cuatro: Perdiéndose
Bonus Familia Hale
Capítulo Cinco: Asesina
Capítulo Seis: Si Puedes Escuchar
Capítulo Siete: Camino A Casa
Capítulo Ocho: Blake Shadow
Capítulo Nueve: Cuando Te Deje
Bonus Familia Hale
Capítulo Diez: Misericordia
Capítulo Once: Resignación
Capítulo Doce: Conóceme
Capítulo Trece: Menguante
Capítulo Catorce: Pronto En Casa
Bonus Familia Hale
Capítulo Quince: Cazador Cazado
Capítulo Dieciséis: Nueva Luna
Capítulo Diecisiete: La Elegí
Capítulo Dieciocho: Cicatrices
Capítulo Diecinueve: Confusión
Bonus Familia Hale
Capítulo Veinte: Tu Decisión
Capítulo Veintiuno: Renuncio A Ti
Capítulo Veintidós: De Nuevo En Casa
Capítulo Veintitrés: Adiós
Capítulo Veinticuatro: Soltarte También
Capítulo Veinticinco: Enemigo Natural
Capítulo Veintiséis: Nuestra Historia
Capítulo Veintisiete: Cambios
Capítulo Veintiocho: Mi Sacrificio
Capítulo Veintinueve: Nuevos Mundos
Capítulo Treinta: Min Månen
Capítulo Treinta y Uno: Mío
Capítulo Treinta y Dos: Nubes e Ilusiones
Capítulo Treinta Y Tres: Cuidaré De Ti
Capítulo Treinta y Cuatro: El Hombre De Tu Vida
Capítulo Treinta Y Cinco: Verdad
Capítulo Treinta Y Seis: Tyler Hale
Capítulo Treinta Y Siete: Heredero
Capítulo Treinta Y Nueve: Nuestro Pasado y Futuro
Capítulo Cuarenta: Volví Por Ti
Capítulo Cuarenta Y Uno: Vuelve
Capítulo Cuarenta Y Dos: Príncipe Demente
Capítulo Cuarenta Y Tres: Por Su Amor
Capítulo Cuarenta Y Cuatro: Todo Cambia
Capítulo Cuarenta Y Cinco: ¿Qué Más Quieren De Mí?
Capítulo Cuarenta Y Seis: Arconte De Luna
Capítulo Cuarenta Y Siete: Familia y Justicia
Epílogo
Agradecimientos
La Creación de un Alfa

Capítulo Treinta Y Ocho: Los Hale

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By AMH120

Noah

Tres meses después...

Tallé mis ojos un poco y me estiré en la cama sabiendo que ya era de día y que debía de despertar ya.
Me giré en mi propio lugar y noté que Mara no estaba, así que abrí mis ojos y la vi sentada en la silla que había puesto afuera en el balcón. Sabía que le gustaba tomar el sol y más aún cuando este a penas alumbraba el día.

Me levanté de la cama y caminé hacia ella tallando aún mis ojos.
Ella no se asustó al verme pero si se me regaló una sonrisa al ver que yo aún estaba algo dormido en ése momento.

—Buenos días —. Sonreí besando sus labios en un beso casto.

—Buenos días, cielo.

Yo me acerqué a su enorme barriga y desaté el nudo de su bata para dejar mi cabeza pegada a ella para sentir como cierto cachorro ya me golpeaba con sus pies. Sabía que estaba listo para verme porque siempre se movía cuando yo estaba cerca haciendo que Mara sonriera al notar que poco a poco me estaba reconociendo. Sabía que su padre estaba cerca.

—Buenos días, Baruk.

—No, ése es Nalu.

Yo la miré y negué.

—Por supuesto que no, yo sé cual de los me ha golpeado. Reconocería los pies de mis hijos en cualquier caso.

—Ni siquiera los haz visto —. Rió.

—Pero sabría reconocerlos en todo momento —reí besando su mejilla—, son mis hijos y sé con seguridad que Baruk es el que lo ha hecho.

Hace poco que Mack nos había visitado para ver cómo es que evolucionaba el embarazo de Mara. Normalmente esto tardaría cinco meses, sin embargo, cuando Mara inició su embarazo siendo un vampiro había adelantado las fechas por lo que ahora creíamos que en un par de semanas veríamos a nuestros hijos por primera vez.
Era fascinante descubrir que ellos llegarían a nuestra vida y que, no solo era eso, sino que eran dos. Al parecer la Luna nos había bendecido con dos grandes lobos que pronto verían lo perfecto que es nuestro hogar y lo hermoso que ellos lo harían con su llegada.

—Mis hijos serán los lobos más fuertes de Månen.

—También son mis hijos —negó y jaló de mi cabello—, pero vamos, tengo hambre. Tus hijos comen como si no fuera a existir un mañana.

—Sí, creo que eso es herencia familiar —. Asentí riendo y ayudando a que ella se levantara de la silla para caminar de vuelta a la habitación.

Yo tomé mi playera de la cama y me la puse, siempre dormía solo con mis pantalones porque era más cómodo, sin embargo, Mara dormía siempre con su pijama completo, un pantalón corto y una blusa de seda con tirantes.
Creo que ambos éramos diferentes para eso.

Ambos salimos de la habitación y bajamos hasta el gran comedor donde mi madre, Clark y Jake estaban sentados ya listos para tomar el desayuno.

—Hola —. Sonreí.

—Hola, cariño —. Dijo mamá y ayudó a Mara a sentarse.

Yo me senté a su lado mientras vi como ella volvía a sentarse en su lugar con calma.

—¿Y tío Bastian?

—Está con tu padre tratando de hacer un desayuno decente después de que Tyler incendiara la cocina, otra vez —rió fuerte—, creo que le están dando el regaño de su vida por quinta vez en el mes.

—Claro, es la cocina de Byron —sonrió Clark—, nadie se mete con su cocina y menos con sus desayunos sagrados.

—Me parece que Bastian debe ser el que lo está regañando mientras cocina —rió Jake—, siempre le ha gustado hacer eso contigo, ¿No Clarky?

—Oh vamos —dijo Clark—, solo quemé un pastel una vez y no fue a propósito.

—Pero casi quemas la casa cuando estabas sólo con Noah.

Yo reí recordando la cara de tío Clark cuando ambos incendiamos la cocina mientras tratábamos de hacer el pastel de cumpleaños de tío Bastian.

—¿Quemaste la cocina? —. Preguntó Mara y me encogí de hombros.

—Es verdad cuando te digo que necesito tener cerca un extintor.

Ella sonrió y yo miré a la puerta cuando mi tío Bastian entró con dos platos en cada brazo que dejó frente a nosotros. Papá le ayudaba con algunos más y el pobre de Tyler llevaba la jarra de café.
Algo me decía que estaba siendo el castigo que de seguro el par Hale le había dado por lo que había causado.

—Toma, linda.

—No —espetó tío Bastian cuando vio a papá dejar un plato frente a Mara—, ¿Cómo crees que va a comer eso? Se va a hinchar y le van a doler los pies después.

Papá lo miró confuso y creo que hasta cierto punto le dio miedo la mirada que tío Bas le echaba y con justa razón, a todos nos daba miedo cuando él se ponía en modo protector con Mara porque siempre le cuidaba como si fuera un bebé.
Yo traté de no reír y me callé cuando Mara golpeó mi estómago con su codo siendo discreta en ello.

—Deja, he mandado a los chicos por comida digna de un rey para mis sobrinietos.

Mara sonrió gentil y todos nos sentamos en la mesa reservando el lugar de Liam y Jeremiah quienes acababan de llegar con comida que habían comprado en la manada.
Era fruta fresca, pasta y carne recién cocida que de seguro habían traído del restaurante favorito de Bastian en la manada.

—Eso si es digno de reyes —. Dijo Bastian orgulloso.

Yo acomodé todo en el plato de Mara y sonreí cuando le entregué sus cubiertos para que ella empezara a comer. Me gustaba ser amable con ella a pesar de que no estaba todo el tiempo aquí o que nuestra relación ahora se basaba en cumplir sus antojos de media noche. Lo cual no me importaba pero sí me hacía sentir algo desplazado puesto que había puesto empeño en ser detallista con ella y creo que tío Bas a veces lo era más que yo.

Era difícil superarlo a veces.

Los chicos se sentaron en sus lugares y comenzamos a comer todos juntos una vez que la paz por fin reinó en la mesa de los Hale.

—¿Listos para el día de hoy?

—Lista y bastante emocionada —. Admitió mamá.

—Es verdad, estamos orgullosos de ti, Noah —dijo mi padre al verme—, haz hecho un gran trabajo con la construcción del nuevo centro y estoy seguro de que todo marchará de maravilla en la gran inauguración.

Yo le sonreí a papá y me sentí orgulloso de mí. Pocas veces recibía un halago tan importante de su parte y no es porque no lo hiciera con cariño sino porque a veces me tenía que esforzar aún más por obtenerlo. Me sentía orgulloso de saber que a él le gustaba lo que estaba haciendo por la manada porque así me sentía contento de saber que al menos seguía el camino correcto para cuidar de nuestro hogar. De Månen.

Quería ser el mejor Alfa que tuviera ésta manada.

(...)

—Bienvenidos a todos a ésta gran inauguración del nuevo centro de entrenamiento —sonreí al hablarle a todos—, es un orgullo para mí mostrar ante Månen mi primera obra como futuro alfa. Éste es un proyecto que siempre quise ver crecer pues confío en que estará capacitado para dar el mejor entrenamiento de vida a aquellos que pertenecen a la manada sin importar su raza u origen. Quiero que esto sea un lugar nuevo para que el futuro de la manada se sienta orgulloso de pertenecer a ella.

Mara me miró con una sonrisa y le guiñé un ojo.

—Esto lo hice para mejorar el futuro de nuestros hijos, de nuestra familia.

Escuché varios aplausos y de inmediato corté el listón con ayuda del arquitecto que había tenido bajo su cargo la obra. Incluso los lobos que habían trabajado en ello estaban tan contentos que se habían formado alrededor para sostener el listón. Así todos estábamos haciendo la gran inauguración del nuevo lugar que albergará a nuevas generaciones.

—¡Felicidades a todos! —. Dije alegre y dejé que poco a poco la gente fuera entrando para que por fin vieran el resultado de tantos meses trabajando.

Todo estaba listo y me sentía orgulloso de que hoy todos pudieran ver un poco de lo que yo tenía planeado para el futuro de Månen. Necesitaba hacerles ver a mi manada que yo iba a hacer lo mejor para ellos. Para todos.

—¡Vamos! —. Escuché a Mara decir emocionada al tomar mi brazo.

Yo le sonreí y asentí besando su frente.

Todos entramos a la gran construcción y pudimos observar de cerca todo lo que había planeado junto con la ayuda de mi familia.
Las habitaciones para entrenamientos personales estaban pintadas de un color celeste y blanco que hacía que la luz las iluminara por completo para dejar que el ambiente se volviera próspero para la educación de los lobos. Además, Mara había venido aquí a pintar algunas formas en las paredes que le daban aires más juveniles al lugar.

Todo estaba quedando de maravilla y lo mejor es que estaba listo para empezar.

—Noah —dijo Jake a mi lado cuando Mara y yo llegamos al centro ceremonial—, los lobos preguntan cuándo pueden venir.

—Tío Clark tiene el calendario con las fechas para cada curso y las formas de inscribirse —sonreí—, pero lo más seguro es que ésta misma semana todo quede listo para que los lobos comiencen.

Él asintió y yo miré a Mara cuando ella se detuvo a ver un cuadro gigante.

—No puede ser...

Yo sonreí al verla sorprendida, pues en el cuadro que había mandado a pintar de los Hale, figuraban las siluetas de todos nosotros haciendo un collage de todos juntos y claro que, en la familia Hale, ella estaba incluida.
La silueta de mi madre y de Jake estaban a los costados con detalles de sus armaduras doradas, incluso tío Bastian y papá estaban a su lado convertidos en lobos, sus detalles eran pintados con los colores de sus pelajes, negro y café. Tyler y Clark estaban incluidos pero ellos lo hacían de su manera humana porque quería simbolizar que, a pesar de ser lobos, también eran humanos y sus siluetas eran verdes. Sin embargo, lo que supe que impactó a Mara fue el vernos a nosotros en el centro del cuadro demostrando el futuro de Månen. Mara llevaba una espada en su mano y yo estaba detrás de ella mostrando mis alas en señal de libertad.

La mezcla perfecta del rojo y dorado.

—No puedo creerlo... —. Murmuró y miró las estatuas de Jeremiah y Liam que eran los que defendían el cuadro de una forma peculiar. Ambos llevaban de arma lanzas que anteriormente les veía usar cuando entrenaban con Jake.

—Tu madre mencionó que es una tradición en tu familia que el primogénito entrene con espada y supe que tú tuviste una que perdiste hace tiempo —la miré y después le señalé la espada que estaba bajo el cuadro—, pero quise darte al menos el recuerdo de ella. No es la original pero espero que con esto baste.

Ella me miró y yo tomé la espalda en mis manos con una sonrisa. Gail me había dado la espada de su abuela, Vianey, la cual era muy similar a la que Mara perdió en su última cacería antes de mí.
Sabía que no era la misma, sin embargo, quería que éste lugar también tuviera una parte de la familia de Mara puesto que yo siempre quise que ella se sintiera en su propio hogar y sabía que en un futuro mis hijos estarían entrenando aquí.

Quería que se uniera la historia de la familia.

—¿De dónde la sacaste?

—Tengo aliados —. Sonreí y le mostré la espada para entregársela—. ¿Te gusta?

—Es preciosa —. Murmuró con una sonrisa y trató de no llorar cuando la tomó en sus manos.

Sabía que para ella implicaba mucho orgullo el ver algo de su historia en éste lugar puesto que aquí ella era nueva. Mara estaba esforzándose por ser la mejor de las Lunas y sabía que cuando ella estuviera lista, iba a ser quien entrenara a algunos de mis chicos aquí, incluso a nuestros hijos.

En un futuro.

Mara me miró emocionada por lo que veía pero poco o nada duró aquel momento de felicidad ya que la soltó para poder tomarse del borde de la repisa. Yo traté de alcanzarla cuando lo noté pero de inmediato ella alejó mis manos para que no tocara su espalda.

—Duele —. Murmuró con los ojos cerrados.

—¿Mucho? —. Pregunté asustado al ver que ella no se movía ni abría los ojos.

—Por todos los Dioses, Noah, si digo que me duele es que de verdad duele —. Espetó molesta y tomó mi mano con fuerza para apoyarse en ella—. Vamos, llévame a casa, por favor.

—Por supuesto —. Asentí y rodeé su cintura con mi brazo para darle apoyo al caminar.

Tío Bastian se nos acercó de inmediato y yo lo miré aliviado de que al menos él estuviera cerca.

—¿Pero qué es lo que pasa?

—No lo sé, de pronto comenzó a doler pero la llevaré a casa —negué algo conmocionado—, por favor, dile a tío Clark que venga de inmediato.

—Por supuesto —. Asintió levantando la espada del suelo para volverla a colocar sobre su lugar.

Ayudé a Mara a salir del gran lugar, sin embargo, no pude evitar ver que ella hacía gestos de dolor con cada paso que daba así que la tomé en mis brazos y ella decidió dejarse llevar por mí ésta vez.

—Te llevaré a casa y Clark te revisará —. Dije confiado mientras la llevaba cargando hacia la parte alta de la colina en donde la casa se veía.

Me preocupaba que fuera el momento en que los cachorros decidieran nacer porque era más que evidente que no estábamos listos para algo así ahora. No pensaba en lo que había hecho para recibirlos y tampoco creía que fuera el momento ya que Mack no estaba cerca para ayudarnos y el único que podía estar preparado era Clark y rogaba porque así fuera. No quería que nada la dañara mientras esto pasara.

Al llegar a la puerta de inmediato escuché a mis espaldas a Liam y a Jeremiah que habían llegado a ayudarme. Liam se adelantó a mis pasos y corrió a abrir la puerta, lo cual agradecí infinitamente ya que ahora mismo no podía poner el código yo mismo.
Él dejó la puerta abierta y corrió escaleras arriba sabiendo lo que pensaba hacer. Jeremiah se mantuvo detrás de mí por si de alguna manera resbalaba al subir los escalones. Estaba ayudándome como un escudo en la espalda.

Cuando entré a la habitación, Liam ya había hecho las mantas de lado y cerró todas las cortinas de la habitación. Jeremiah por otro lado, sirvió un vaso de agua que le dio a Mara en cuanto la dejé sobre la cama. Ella lo bebió sin dudar y de nuevo dejó que Jeremiah se llevara el vaso mientras ella le sonreía un poco sobre el dolor que la embargaba en aquel momento.
Ambos comenzaron a moverse por la habitación y no fue consciente de lo que hacían hasta que uno de ellos colocó una toalla húmeda sobre la frente de Mara mientras Jeremiah dejaba en la mesa frente a mí un tazón lleno de agua.

—Esto te va a ayudar con la fiebre —dijo Liam cubriéndola con las sábanass después—, tranquila. Ya va a pasar.

Ella asintió tomando mi mano cuando me senté a su lado y vi a Jeremiah quitarle sus zapatos para después tomar su otra mano y apretar una parte de ella con los dedos.

—Con esto debe bajar un poco el dolor —murmuró al verla—, ¿Cómo te sientes?

—Como si un tren me estrellara la espalda —rió entre quejidos—, pero estaré bien. Sobreviví a eso.

Yo la miré con una sonrisa al ver que al menos su humor no había cambiado por lo que me sentía aliviado ya que eso sería una mala señal.

Vi a Mara quejarse un poco después de que Jeremiah dejó de tomar su mano y me miró asustada. Yo sabía que estaba pasando por un gran dolor y me temía que fuera el inicio de un parto para el que seguramente ninguno de los dos estaba listo.

—Tranquila... —murmuré y miré su mano tomada en la mía para absorber su dolor—, no puedo quitarlo todo pero puedo liberarte de la mayor... Demonios.

Gruñí de dolor cuando de repente sentí que la misma espalda se me quebraba y podía sentir como si mi cadera se separara en dos.
Era lo peor que había sentido en la vida y creo que el dolor se hacía peor a cada instante, sin embargo, no iba a dejar a Mara pasar por esto ella sola y me aferré a ése dolor para que ella no lo sufriera tanto.

—Estoy aquí —dijo Clark al llegar y vio a Mara en la cama—, ¿Qué es lo que duele Mara?

—Todo —. Dijo casi en un gemido del dolor.

Lo que yo absorbí era solo la mitad de su dolor y creo que estaba a punto de caer desmayado.

—Traigan agua caliente —. Dijo Clark quitándose la chaqueta elegante y arremangando los puños de su camisa mientras los chicos hacían lo que él pedía—. Bien, ahora, necesito que salgan.

Ambos asintieron y salieron de inmediato cerrando la puerta detrás para darnos privacidad. Cuando ellos salieron, tío Clark levantó las mantas y trató de ser cuidadoso al tocarla.
Supe que revisaría a Mara pero aquello no me dejaba de resultar incómodo, no por mí, sino por ella porque yo sabía que no le gustaba que invadieran su espacio.

—Estamos listos —. Confirmó las sospechas de ambos.

—Pero Mack debía estar aquí —negó Mara asustada—, no puedo, no puedo hacerlo.

—Hey —negué tomando su rostro con una de mis manos para hacer que me mirara cuando estaba entrando en pánico—, aquí estoy y aquí está tío Clark. Está listo para ayudarte, min månen.

Ella asintió con miedo y tío Clark la volvió a cubrir de nuevo.
Yo seguía tomando su mano para absorber parte de su dolor y noté que dejó a los chicos entrar para preparar todo. Mi madre llegó a mi lado y tomó mi hombro en señal de apoyo, Bastian entró también y dejó sobre la cama las mantas que antes ya habían preparado para éste día, sin embargo, fue mi padre el que entró para entregarme a mí la manta sagrada que solo llevaría el primogénito.

—Suerte, hijo —. Sonrió papá dejando su mano en mi hombro para después salir con tío Bastian de la habitación.

Cuando tío Clark estuvo listo, yo vi a los chicos salir no sin antes sonreírme para darme su apoyo. Mamá cerró la puerta y se colocó a lado de Clark quien ya se había aseado y estaba listo para lo que iba a suceder.
Aunque nosotros no.

—¿Estás lista?

—No —negó Mara—, pero hagamos esto.

Yo la miré y traté de sonreírle a pesar de que también estaba asustado. Estábamos listos para esto.

—Bien, entonces quiero que pujes con toda tu fuerza.

Ella asintió y sentí que aquel dolor se incrementaba con cada esfuerzo que ella hacía pero no la soltaba. Mara cerraba los ojos con fuerza y trataba de no gritar pero era algo inevitable ya que se escapaban sus gemidos de dolor cuando ella se esforzaba por hacerlo.

Yo quité la toalla de su frente, volví a mojarla con una mano en el tazón enorme y lleno de agua fría para después exprimirlo y dejarlo de nuevo en su frente. Mara estaba aguantando todo el dolor en su cuerpo pero no se dejaba derribar por el, al contrario, veía la fuerza que tenía en ella misma cuando apretaba los dientes antes que soltar un grito de dolor. Se estaba aferrando a ella misma para poder demostrar que su valor era lo único que necesitaba en un momento así. Necesitaba de ella misma para poder entregar al mundo lo mejor de ella.

Nuestros hijos.

—Vamos Mara —. Dijo Clark y lo vi tomar entre sus manos una pequeña persona que salió del cuerpo de mi mujer.

En medio del miedo y del caos que reinaba en aquella habitación, se escuchó un grito lleno de fuerza; no tenía miedo y mucho menos dolor, pero aquello me hizo saber que mi querido hijo estaba vivo. Estaba ahí conmigo.

—Oh por Dios... —. Susurré al verlo por primera vez.

Mamá lo tomó en sus brazos y lo limpió con una toalla que de inmediato dejó de lado para ponerle la manta de Månen. Era él. Era mi hijo.
Cuando mamá lo miró yo la miré solo a ella porque en mi mente yo también vi lo que ella. Su recuerdo de inmediato me embargó e hizo que olvidara lo que pasaba en mi propio mundo cuando vi a mi madre sostenerme en sus brazos por primera vez en mi vida.

—Velkomstbit av hjertet mitt.

Yo sonreí al escucharla en mi cabeza y cuando ella me miró no pude decir nada, solo tuve que soltar la mano de Mara por un momento para tomar en mis brazos por primera vez a aquella criatura llena de asombro.
Una vez en mis brazos, lo miré y sonreí de nuevo al entregarlo a Mara en sus brazos. Baruk de inmediato comenzó a llorar pero al oír la voz de su madre, de inmediato entró en calma y la miró por primera vez a los ojos.

—Hola pedacito de cielo... —. Murmuró y comenzó a llorar con alegría.

Yo la miré y le sonreí a pesar de que también deseaba llorar, sin embargo, aquel momento fue instantáneo cuando de nuevo el dolor atacó y tomé a Baruk en mis brazos permitiendo que Mara pudiera terminar su propia batalla.
Todos querían conocer a Nalu.

Pasaron minutos largos y llenos de dolor que Mara soportó hasta que por fin, tío Clark sacó de ella a mi segundo hijo que de inmediato mamá tomó en sus brazos haciendo lo mismo que hizo con Baruk hasta ponerlo en mis brazos junto a mi primogénito.
No era capaz de pensar en lo que estaba haciendo, sin embargo, el sentir la mano de Mara en mi brazo me hizo mirarla cuando ella me miró llena de alegría.

—Felicidades —. Murmuré conmocionado pero feliz. Era extraño el sentir que tenía en ése momento.

—Felicidades —. Sonrió y besó la frente de Baruk.

Ambos miramos a nuestros hijos detenidamente cuando ellos abrieron sus ojos para vernos. Yo estaba atónito al ver que sus manos pequeñas me tomaban de la mejilla y jalaban de mi piel con dulzura, como si supieran que yo era su padre y que estaban a salvo conmigo.
Era un sentir increíble lo que se formaba en mi pecho en aquel instante que me fue imposible no creer que mis hijos estuvieran ahí. Era completamente mágico y especial el saber que ellos estaban ahí.

Baruk era igual a mí, por mucho; sus ojos cafés y su cabello oscuro en definitiva era parte de mí. Su piel era blanca y sus manos eran tan suaves que parecía que me tocaba un algodón. Nalu en cambio era igual a su madre, llevaba el cabello rubio y los ojos de él eran azules. Su piel también era blanca pero eso no quitaba el hecho de que era distinta a la de Baruk. Era su complemento como Mara es el mío.
Eran iguales pero distintos a la vez y aquello me hizo saber que mis hijos en realidad no eran dos sino uno mismo. Un perfecto cielo.

—Mara... —murmuré y la miré—, son... ¿Mara?

Ella me sonrió y cerró sus ojos, pero no lo hizo de una manera normal, más bien, parecía que se estaba desmayando. Por lo que yo traté de tomar su mano aunque no pude porque no podía dejar a mis hijos caer de mis brazos.

—Algo no anda bien —. Dijo Clark y lo miré—. Sal de aquí, Noah.

—Pero...

—Vamos —. Dijo mi madre y volví a ver a Mara.

—Estaré aquí, contigo.

—Saca a los niños de aquí —. Murmuró con una sonrisa.

—Mara, no quiero hacerlo, no quiero dejarte.

Ella ya no me miraba y yo no sabía qué hacer. Mi madre entendió que me era imposible moverme pero aún así me ayudó a levantarme y me sacó de la habitación con mis hijos en brazos sintiendo que dentro de aquella habitación estaba dejando una parte de mí que al parecer no estaba bien.
No era capaz de volver porque no sentía nada en sí, estaba confundido y al saber que mis hijos estaban en mis brazos, no pude hacer nada más que llevarlos conmigo hasta donde estaba el resto de mi familia.

Papá fue el primero en levantarse de la sala pequeña que estaba cerca de las habitaciones y corrió a mí para ver a mis hijos.
Estaba lleno de alegría y yo le sonreí viendo como sus ojos miraban con asombro en mis brazos a mis cachorros.

—Oh, Noah... —. Sonrió y me tomó del hombro—. Felicidades, hijo.

Yo asentí y dejé que todos se acercaran a mirar a mis hijos quienes estaban tranquilos y en calma en mis brazos. Yo estaba igual pero sentía que en el fondo de todo, mi corazón estaba allá adentro, no sabía cómo explicarlo pero una parte de mí estaba contento de tener a mis hijos en mis brazos mientras la otra estaba queriendo volver a donde estaba Mara.

Dejé que Bastian sostuviera a Nalu en sus brazos para que tío Clark le sonriera contento. Sin embargo, fue mi padre quien sostuvo a Baruk para que Jake y Tyler lo miraran con detenimiento mientras él se dejaba mimar por su abuelo en sus brazos.
Todos en la familia estaban contentos de ver a mis hijos e incluso Liam y Jeremiah los veían curiosos cuando se lograron acercar para verlos haciendo que sonriera al ver sus manos jugar en el aire para entretenerlos.

—Noah.

Miré a mis espaldas a mi madre y ella me extendió su mano.

—Ven, alguien quiere verte.

Yo la miré preocupado y de inmediato me adelanté hasta la habitación sintiendo que el corazón me latía fuerte y horriblemente rápido. No medí la fuerza con la que abrí la puerta pero eso no me detuvo cuando vi de nuevo a Mara sonreírme con alegría mientras sostenía en sus brazos una bola dentro de una manta blanca.

—Noah... —sonrió estirando su mano a mí—, ven.

Yo me acerqué siendo cuidadoso y al ver que en sus brazos había otro bebé no pude ser capaz de seguir moviendo mis pies. Yo solo tomé su mano atónito y ella rió cuando me hizo sentarme a su lado para ver por primera vez a aquella persona en sus brazos.

Era una niña.

—Pero...

—Los cachorros que vienen en una camada grande suelen hacer esto. Ocultan a la cría más pequeña para protegerla y es por eso que no la vio Mack —. Dijo Clark contento—. Sus hermanos la protegieron hasta el último momento.

Yo vi a Mara contento y ella sonrió cuando puso su mano sobre la mía para permitir que tocara por primera vez a mi pequeña hija.
Era rubia como su madre pero había algo diferente en ella porque llevaba mis ojos y mi sonrisa. Lo vi con claridad cuando abrió sus ojos para mirarme.

—Es como yo... —. Murmuré contento.

—Por supuesto que sí —sonrió y me miró a los ojos—, es la pequeña Nora.

—¿Nora?

—Sí, la mitad de Noah y Mara —rió llorando—, la pequeña Nora.

Yo la miré también y sonreí asintiendo.

—Es perfecta.

Yo volví a mirar a mi hija en brazos de Mara y no pude evitar llorar por primera vez en todo ése momento. No esperaba a Nora pero sabía que era un regalo que la Luna me había dado. Una pequeña y gran niña que después sería una gran mujer. Igual a su madre y a su abuela.

Mi pequeña Nora Hale Songer.









Nuevo Capítulo.

¡Que emoción! Mi Noah por fin conoció a sus pequeños ángeles y espero que muy pronto los podamos ver interactuando con su propio padre.

Muchas gracias a todos por leerme, nos veremos pronto, ¡Saludos! ✨

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