Flicker [H.S]

By Thelooney

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Harry Styles se ve obligado a volver a Nueva York después de dos años para afrontar el juicio final contra Ri... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24

Capítulo 13

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By Thelooney

Nota: ¡¡¡NO LEER SI NO HAZ LEÍDO EL CAPÍTULO 12!!! ESTO ES UNA MARATÓN. Aquí les dejo otro, antes de las 10pm porque las amo<3


Reencuento 2/3


[1:25 am]

Sentados sobre butacas en un rincón del barco Serenity se encontraba un grupo de caballeros reunidos con trago en mano y más de una razón por la cual celebrar. La tenue iluminación proporcionaba la calidez perfecta en el ambiente acompañada por la suave melodía del piano al fondo de la sala. Harry se acomodó sobre su asiento mientras sonreía en dirección a su amigo, quien contaba un par de anécdotas de unos años atrás. La estaba pasando bien, siendo la una con veinticinco de la madrugada, una noche como aquella era de las que no disfrutaba hace mucho. Disfrutaba haberse estar con sus amigos y uno que otro colega, conversar de trabajo nunca había sido divertido hasta que extrañas a aquellos con los que solías trabajar. La ceremonia había finalizado a medianoche, sus amigos y él presenciaron gran parte de ella; ahora quedaba disfrutar del resto de la velada y celebrar al estilo de la élite neoyorquina. Le gustaban las fiestas en América, diferían un poco de aquellas a las que estaba acostumbrado, en el buen sentido. Los ingleses podían ser un poco arrogantes en lugares públicos; los americanos, un poco más abiertos. Las risas de pronto resonaron en el círculo, Chad Collins de pie a un lado era el centro de atención, su carisma y personalidad lo hacían destacar donde fuese y esta no era la excepción.


—Entonces me dijo que baje del auto—les contó—Y yo le dije "que te follen" —agregó. El grupo alrededor suyo volvió a reír. Les contaba sobre la vez en que casi fue arrestado equívocamente por un oficial, en medio de una persecución, cuando tenía una cita con una espectacular rubia—Entonces...—dijo continuando con su historia, pero se detuvo de repente. Los muchachos lo observaron expectantes mientras una sonrisa aparecía por la comisura de los labios de Collins—Enseguida vuelvo muchachos...—se disculpó con sus amigos y el resto del grupo mientras acomodaba su corbata y se abría paso en dirección a una morena de pie junto a la barra. Recibió el aliento de sus amigos y un par de palmadas en la espalda antes de alejarse del grupo.


En ese momento uno de los camareros reapareció para reemplazar las botellas de licor vacías sobre la mesa, por unas nuevas. Los caballeros alrededor agradecieron de sobremanera, gracias a los estragos del alcohol, al hombre mientras este realizaba el cambio.


—¿Desean? —alguien cercano al grupo extendió una cajetilla de cigarros hacia los muchachos. Harry negó despacio. Louis Tomlinson tomó uno.

—Caballeros—saludaron a sus espaldas.

—Leighton Sabath, bienvenida al club—Christopher Campbell, cuya esposa no pudo asistir esta noche, dijo mientras la joven llegaba junto a ellos. Tomó asiento a lado de su novio y se unió a la conversación. La habían visto por no más de unos cuantos minutos cuando llegaron, pues al ser su familia una de las anfitrionas de la noche, andaba de un lado a otro.

—¿Cómo va su noche? —les preguntó y la conversación partió de ahí.

—Mucho mejor ahora que estas aquí—Louis Tomlinson le dijo mientras la abrazaba por la cintura. Leighton sonrió y se recostó sobre su hombro.

—¿Dónde está el campeón? —Campbell preguntó. Tampoco contaban con la compañía del pequeño Evan esta noche.

—En casa, probablemente en su quito sueño—ella le dijo entre risas—¿Estas de vacaciones Harry? —preguntó amigablemente mientras daba un sorbo a su bebida. Harry llevó su atención hacia ella.

—Sí...tengo que atender un par de asuntos mientras estoy aquí, pero sí, básicamente—le dijo. Era la primera vez que intercambiaba palabras con Leighton después de mucho.

—¿Cómo te trata Nueva York? —preguntó ella.

—Para llevar solo un par de días debo decir que bastante bien...—sonrió a la vez en que removía el líquido dentro de su vaso, para beber de él poco después.

—Es bueno saberlo—Leighton dijo, con sinceridad.

—Felicitaciones por la gala, todo está increíble—Harry dijo de pronto, a modo de cumplido mientras se frotaba el mentón.

—Gracias, fueron meses estresantes, pero aquí está el resultado—respondió ella con satisfacción mientras miraba al rededor—Gracias por venir—le dijo. Harry simuló una reverencia y ambos sonrieron.


La platica fluyó. La música en la sala era lenta y pausada, casi como un vaivén sonoro que apaciguaba las copas que varios llevaban encima, incluyéndolo a él. Pero lo cierto es que al ser un hombre maduro, su tolerancia al alcohol no era algo en cuestión y esta noche era especial, así que las botellas de Dalmore Scotch podían seguir llegando sin ningún problema. Para los demás, guardar la compostura probablemente era crucial, un evento como ese era esencial para establecer relaciones y, con mas de un periodista asistiendo esta noche, ninguno desearía aparecer en escándalos y arruinar su imagen. Lo curioso es que bastaba recorrer los pasillos del barco Serenity para encontrar a algunas reconocidas figuras inhalando más que humo de los taburetes en algún rincón. Harry presenció una de aquellas escenas cuando tranquilamente se dirigía hacia los servicios para caballeros, al percatarse de ello, simplemente se centró en sus asuntos y abandonó el lugar. Escenas como esas lo incomodaban, removían recuerdos para nada placenteros sobre Steven Gallagher y la posible adicción de su hermano, dos asuntos de los que no deseaba preocuparse hasta su próxima cita con sus abogados. De regreso junto a sus amigos, de inmediato se reincorporó al ambiente mientras iniciaban otra ronda de brindis.


—La rubia...—alguien junto a él señaló, mientras fumaba un cigarrillo y expulsaba el humo en dirección a quién se dirigía. Harry miró por sobre su hombro a una mujer, guapísima cabe decir, observándolo con discreción. Al percatarse de que él la miró, ella apartó la vista.

—Le asustan las rubias—Chris dijo en son de broma mientras lo abrazaba por los hombros. Una clara alusión a Nicole Montgomery.

—Idiota—le dijo al momento en que los demás comenzaban a reír, incluyendo él mismo.


Delineó el borde del vaso que sostenía mientras sonreía con la cabeza gacha. Sí, habían mujeres hermosas a su alrededor, pero su interés no iba más allá de pasarla bien con sus amigos esta noche. Su mirada divagó por la sala mientras se unía a la risa colectiva del grupo al momento en que la voz del presentador de la noche volvía a resonar y los aplausos de pronto estallaron mientras algunos se asomaban a observar el escenario desde el segundo nivel del barco, donde se encontraban.

Lo siguiente que ocurrió cambiaría el transcurso de la noche por completo. Harry miró distraídamente a las personas pasar frente a él hasta que sus ojos cayeron sobre un vestido negro y la figura que lo vestía. Frunció el ceño manteniendo la sonrisa en su rostro, pero esta se desvanecería por completo al cabo de unos segundos cuando sus ojos se cruzaron con los suyos. Todo a su alrededor cayó en segundo plano de forma repentina. Las voces y palabras dirigidas a él poco a poco se fueron haciendo inaudibles. Pareció entrar en un trance, donde estaba cegado y lo único que podía ver... era ella.


—Harry—uno de sus amigos lo llamó.


Lo siguiente que hizo fue dejar el vaso de golpe sobre la mesa y ponerse de pie. Todos alrededor lo observaron atónitos.


—Hola...—una femenina voz lo detuvo cuando estuvo a punto de avanzar. Harry volvió hacia la persona junto a él, era la rubia de unos minutos atrás.

—Hola—dijo y trató de no sonar grosero, aunque se mostró inquieto por alejarse.

—¿Quieres? —preguntó en una invitación abierta a ir por un trago mientras señalaba la barra a un par de metros. Se meció de un lado a otro destilando coquetería con una pequeña sonrisa en la comisura de sus labios.


Harry la miró cortamente antes de volver su atención hacia el vestido negro que ahora se perdía entre los cuerpos.


—Quizás en otra oportunidad...—brevemente contestó. Le dirigió una mirada de disculpas y pronto se alejó con prisa.


La rubia, quien evidentemente no esperaba un no como respuesta, lo miró ofendida antes de ajustar su escote un tanto disgustada y alejarse del círculo donde él previamente se encontraba. Los caballeros alrededor se mostraron confundidos ante ello.

Harry se abrió paso con cuidado entre las personas y atravesó el salón lo más rápido posible. Sus ojos la buscaron bajo la luz tenue, la divisó al fondo. Luego un poco más lejos. Continuó con paso apresurado, una extraña sensación inundó su cuerpo, hacía mucho que no le ocurría algo así. Volvió a mirar al frente, esta vez no la encontró, su pulsó de inmediato se aceleró, algunos estragos del alcohol empezaron a hacer efecto y sintió la cabeza un poco ligera. Continuó su camino, con cada vez menos idea de hacia dónde iba, hasta que dio con el otro extremo de la sala. Se detuvo y miró alrededor desconcertado, ya sin siquiera estar seguro de lo que buscaba. Frunció el ceño, continuó buscándola, hasta que al cabo de unos minutos se rindió.

Se acercó a la barra situada junto a él, con la respiración agitada y tomó asiento. Resopló con frustración y hundió el rostro en sus manos mientras pensaba lo que acababa de pasar. Lo había hecho otra vez. El barman lo miró de reojo mientras limpiaba la superficie, Harry susurró un par de maldiciones y se frotó la barbilla. Pensó que esto era realmente estúpido, se sintió estúpido.

Lo que acababa de ocurrir había sucedido muchas veces ya, si tan solo recapitulaba lo ocurrido un par de años atrás. Entonces, no sería la primera vez que el impulso de ir tras la primera persona que lo recordase a ella ocurría. Pero una vez mas, eso ya no le pasaba desde hace mucho; aunque esta noche fue distinto, estaba seguro de que era ella. Permaneció pensativo y volvió a mirar alrededor suyo. Lo único que vio fue un mar de rostros desconocidos.

Se pidió un trago y permaneció sentado junto a la barra por alrededor de veinte minutos, solo. Al caer en cuenta del absurdo cuadro en el que se encontraba, de repente se puso de pie y caminó perdidamente cerca al gran ventanal que conducía hacia la cubierta exterior, dispuesto a volver junto a los demás. Los aplausos estallaron una vez más en la sala, la voz del presentador de la noche se oía por el micrófono mientras animaba con entusiasmo, la ovación de las personas creció y entonces la vio.

A través del cristal, de pie observando la nada en la cubierta del barco, la vio. Cualquier rastro de tensión abandonó su cuerpo y se relajó por completo, simplemente observando aquel vestido negro y el perfil dueño de sus incontables noches de insomnio en el pasado.

Se vio cortamente sumergido en trace y poco después, casi de forma involuntaria, empezó a caminar hacia la puerta corrediza, sin que sus ojos abandonaran la imagen de ella en ningún momento. Sintió la brisa de la noche golpearlo con delicadeza mientras salía a la cubierta exterior. Sostuvo la puerta y la arrastró lentamente de regreso hasta cerrarla. Fue en ese momento que el sonido de ella la alertó y volteó para encontrarlo.

Sus ojos conectaron.


—Hola Sage—dijo.


Tenía la sensación de inseguridad atropellando el valor que había tenido para seguirla. La expresión tranquila en su rostro decayó en asombro al tenerlo en frente, yacía reclinada contra el pasamanos de estribor, suaves oleadas se oían a lo lejos y un par de faros brindaban iluminación tenue en la cubierta. Su mirada traspasó cada centímetro de él, quién pareció decepcionado cuando ella apartó la vista. Le tomó un par de segundos apartar la vista también, pues no quería dejar de mirarla, de no ser necesario parpadear, él no lo hubiese hecho, por el simple hecho de que temía que desapareciera.


—Entonces era tu—dijo ella. Su voz tan suave, tan calmada mientras miraba la oscuridad del mar por sobre su hombro.

—Así parece—respondió él, de la misma forma.


Ella se removió en su lugar y bajó la cabeza. Él, con ambas manos en los bolsillos de su pantalón, hizo lo mismo.


—¿Qué haces aquí? —preguntó, después que el silencio se formara entre ambos.

—Fui invitado...—dijo él. Volvió a mirarla, su cabello caía con gracia sobre sus hombros y bailaba despacio con el viento.

—¿Desde cuándo es que...—inició ella. Llevaba el ceño fruncido, casi como si tratara de comprender algo.

—Llegue hace un par de días—le dejó saber. Ella asintió despacio, y levantó la mirada al fin. Cruzada de brazos, su rostro se mostró inexpresivo.


El silencio creció.


—¿Por qué? —dijo finalmente. Su pregunta lo tomó por sorpresa.

—Bueno, han pasado dos años...—explicó él.

—¿Por qué estás aquí afuera? —Sage aclaró. Harry detuvo sus palabras. La miró con intriga y se relamió los labios bastante pensativo por lo que diría a continuación, luego respiró hondo.

—Porque te vi y lo primero que pasó por mi mente fue ir a buscarte—le dijo. Ambos se miraron fijamente, las facciones de su rostro sólidas junto a sus palabras, mientras que las de ella revelaron confusión ante su respuesta tan sincera.


Sage volvió a apartar la vista sin decir nada. La tensión entre ambos acrecentándose con cada respiración.


—No he sabido nada de ti por dos años—él dijo de pronto, cortando la comodidad del silencio que los refugiaba mientras caminaba hacia el pasamanos de estribor, manteniéndose a un par de metros de ella.

—Lo sé—se demoró un poco en responder y cuando finalmente lo hizo, lo miró otra vez—Así lo decidimos—recordó.

—Así lo decidiste tú—corrigió él, con la vista al frente y resentimiento detrás de sus palabras. Ahora ambos podían apreciar la oscuridad del mar. Sage dejó escapar un suspiro—¿y tu? —interrumpió su corto trance devolviéndole la pregunta. Ella se tomó un par de segundos, aún manteniendo la inexpresión en su rostro mientras se removía en su lugar.

—Porque te vi y...—frunció el entrecejo mientras parecía buscar las palabras correctas—no lo sé, joder—se rindió en el intento. Lo cierto era que la conmoción causada por verlo la había traído hasta aquí. Miró hacia el cielo sumergida en la sensación de ligereza que las copas de champagne le habían otorgado, logrando sacarla de órbita por un momento—No esperaba verte está noche—dijo poco después, casi en un susurro.

—Tampoco yo—dijo él—pero aquí estamos—agregó.

—Y no sé que decir—se volvió hacia él. Tenía el entrecejo caído y parecía afligida por tenerlo frente a ella.

—En cambio yo no sé ni por dónde empezar—dijo él, sus ojos se mantenían al frente y el sonido del oleaje los acompañaba a lo lejos.


Ella continuó mirándolo consternada, repasó las líneas de su perfil en un intento por asimilar su presencia a unos metros, el traje color gris que llevaba puesto se ceñía a su cuerpo, su cabello se mecía a penas con el viento, un rebelde mechón caía por su frente y sus ojos relucían bajo la luz de la luna. Ella solo se repitió que no era posible.


—Necesito un trago—Sage dijo, dejando escapar el aire contenido en su interior mientras pasaba un mano por su cabello y miraba alrededor suyo. Se notaba intranquila en un modo resguardado.


En ese momento, un camarero pasó junto a ellos, Sage lo detuvo por el brazo y tomó una de las pequeñas copas que llevaba sobre una batea plateada. Ambos caballeros junto a ella la observaron intrigados, entonces Sage ingirió el transparente líquido de golpe y devolvió la pequeña copa, agradeciendo al camarero con un leve asentimiento y una mueca en el rostro, debido al ardor en su garganta. Este procedió a continuar su camino por la cubierta, en dirección a los invitados que se encontraban un poco mas lejos.

Sage resopló con pesadez, probablemente era la cuarta o quinta copa de alcohol destilado puro que bebía, quizás no la mejor idea considerando las demás copas que ya llevaba encima. Harry agachó la cabeza y luchó por contener una sonrisa que de pronto quería surgir por la comisura de sus labios. Pese a la tensión del momento, debía reconocer que le alegraba verla.


—No me mires así—dijo ella, de forma acusadora y un poco molesta.

—No te miro de ninguna forma—él le dijo, aclarándose la garganta y recuperando la seriedad en su rostro.


Se había percatado desde un inicio, por la tonalidad de su voz, que había bebido un poco mas de la cuenta, no le sorprendería si el alcohol le proporcionaba un papel difícil esta noche, pero tampoco le molestaría en absoluto. Se vio cautivado por ella, quién cruzada de brazos parecía tan distante y sumergida en sus pensamientos, delineó las facciones de su rostro con lentitud, como si deseara grabar en su memoria cada detalle, aunque las recordase a la perfección. Se concentró en sus ojos, que poseían un brillo singular y no estaba seguro si era por cuanto había bebido, o quizás algo más, sus pestañas acariciaban su piel tersa con cada parpadeo y sus labios...


—¿Qué? —de forma abrupta ella lo sacó de sus pensamientos. Harry cayó en cuenta de que quizás la había estado mirando más de lo que debía con una media sonrisa en los labios, y apartó la vista de ella.

—Nada, nada...es solo que...—negó despacio y detuvo sus palabras por unos segundos, manteniendo aquella sonrisa— Te ves preciosa Sage—dijo después, con total sinceridad. Sus palabras alivianaron la expresión en el rostro de ella, evidentemente tomándola por sorpresa, pero de inmediato volvió a lucir tan neutral como segundos antes, casi como si se lo hubiese recordado a sí misma.

—¿A dónde vas con ello? —duramente preguntó, con los ojos entrecerrados.

—A ninguna parte—respondió con simpleza. Sage se removió en su lugar, él jugó perdidamente con el pasamanos frente a él—No quería incomodarte, lo siento—de inmediato se disculpó.


Y es que no quería hacerlo, en absoluto, pero era inevitable no sentirse abstraído por ella. Era hermosa, siempre lo fue y estaba seguro que habría cautivado a más de uno aquella noche. Sage permaneció en silencio, su delgada figura aún yacía reclinada contra el pasamanos mientras sentía los estragos de las copas de más ascender por su cuerpo.


—¿Cómo has estado? —preguntó después de un momento de silencio.

—Bien—respondió ella, cuando se reincorporó en sus sentidos—Bastante bien, de hecho—agregó, un poco a la defensiva. Harry asintió despacio, aún con su atención al frente—Asumo que tú igual—dijo y sonó como una invitación para la conversación que pronto surgiría entre ambos.

—Eso creo, sí—respondió él y volteó a mirarla.

—No pareces muy convencido—señaló y ladeó la cabeza, mientras analizaba sus expresiones. Él vaciló él por un momento y formuló una mueca.

—Muchas cosas han cambiado—dijo. Ella asintió, interiorizando sus palabras.

—Los cambios son buenos—señaló ella. Él cuestionó su respuesta.

—Inevitables—de repente dijo. Ella lo miró sin comprender—son más bien inevitables—acotó y cortamente pensó en todos los cambios en su vida durante los últimos años, definitivamente no todos eran buenos.

—De cualquier forma...—empezó a decir—resultan necesarios—le dijo. Harry la observó intrigado por su respuesta, que ahora parecía tener un indicio más personal.

—¿Qué ha cambiado para ti? —se animó en preguntar. Sage no se esperaba la pregunta, pero se cuestionó a sí misma.

—Yo he cambiado—dijo al cabo de un momento—Crecí—afirmó, mientras asentía frente a sus propias palabras—Ya era tiempo—agregó. Un poco de resentimiento oculto en sus palabras también y por supuesto él lo notó. Sus ojos no dejaron de mirarla, evidentemente deseoso por saber más, pero temeroso por su respuesta—¿estás preguntándote si eso tuvo algo que ver contigo? —casi como si le hubiese leído el pensamiento ella dijo—Probablemente sí—respondió.


Harry entreabrió los labios, pero no dijo nada. Las veces en que había imaginado un posible reencuentro entre ambos, la había visualizado a la defensiva, pero aquella idea le había parecido tan remota y lejana hasta que finalmente se olvidó de ella. Ahora, dos años mas tarde, estaban frente a frente, y ella estaba a la defensiva. Cosas de la vida.


—¿Y para ti? —le devolvió la pregunta poco después.

—Todo—contestó, casi como si hubiese anticipado ello—Y solo por si tienes dudas...—dijo despacio—Sí, gran parte tuvo que ver contigo—concluyó.


Sage se estremeció ante su inesperada respuesta. Harry la miró con ansias de decir mucho más, pero indeciso por hacerlo.


—¿Puedo preguntarte algo? —se animó en decir poco después.

—Si te digo que no, preguntarás de todos modos—contestó con aquella ironía tan propia de ella últimamente. Él enarcó una ceja—adelante—le dijo.


Harry repensó en lo que diría a continuación.


—¿Has podido perdonarme? —soltó la pregunta. Sabía que temía por la respuesta, pero deseaba saberlo. Sage se tomó un momento para responder, inhalando despacio consiente de que quizás se sentía algo mareada.

—Sí—contestó al fin, después de lo que para él se sintió como una eternidad—Pero cuando lo hice, tú desapareciste y nunca llegué a decírtelo—agregó, casi arrastrando las palabras de sus labios y con voz profunda.

—Pensé que así lo preferirías—justificó él.

—Simplemente te fuiste—acusó, el enojo asomándose por su rostro. Harry entrecerró los ojos y, para su sorpresa, caminó hacia ella acortando la distancia preestablecida por sus barreras invisibles, hasta que solo unos centímetros los separaban.

—Lo dices como si hubiese sido fácil—le dijo. Sage retrocedió tan solo un poco, cautivada de repente por sus ojos, al apreciarlos de cerca después de tanto tiempo. La cercanía alimentó sus nervios, que de pronto se hicieron evidentes y se sintió vulnerable ante él, quien la miró directo al alma—No lo fue Sage, pensé en ti durante meses—duramente dijo haciendo énfasis en la última palabra. La expresión en el rostro de ella mostró aflicción ante lo que acababa de decir—Traté, de verdad traté, pero te amaba lo suficiente como para dejarte ir y mi único gran deseo era que fueses feliz—dijo un poco más rápido. Guardó silencio por un momento y prosiguió en voz baja— de ser así lo que pasara conmigo sería lo de menos—finalizó.


Podía jurar que escuchó sus laditos acelerarse con sus últimas palabras y él... él tranquilamente podía caer de rodillas ante ella en ese preciso momento. Incapaz de sostener su mirada, Sage bajó la cabeza, su respiración era lenta, mientras que la de él era pesada. Solo unos centímetros impedían el roce de su piel con la suya.


—Quise verte—dijo ella.

—Solo lo hubiese hecho más difícil—le respondió.


La mirada de él se volvió tierna, la de ella ensombreció. El silencio parecía ser su mejor aliado esta noche, pues bien sabían ambos lo que a gritos deseaban decir.


—No es posible...—echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos mientras dejaba escapar una risa incrédula.

—Te refieres a...—indagó él.

—Que estés aquí. Estas aquí—se adelantó ella y lo miró. Harry permaneció en silencio y se acercó tan solo un poco más, en un intento por que ella supiese que sí, él estaba ahí.

—Y eso es tan cierto como que estamos solos y muero por besarte—dijo.


Sage elevó el rostro, la notoria diferencia estatura entre ambos se acortó cuando él se inclinó solo un poco hasta juntar su frente con la suya. Ambos cerraron los ojos, sus respiraciones se mezclaron formando un remolido que deseaba evaporarse a gritos cuando sus labios hicieran contacto. Él colocó una mano en su cintura y con la otra alejó el cabello que se asomaba por su rostro para luego deslizar su pulgar por su mejilla. Ella se estremeció ante su tacto y cuando él se inclinó un poco más ella se apartó con brusquedad.

Su respiración era agitaba y lo miró con enojo. Él la miró decepcionado. Se mostró indecisa por lo que haría a continuación hasta que finalmente, se alejó de ahí sin decir nada. Harry de inmediato volteó en dirección hacia dónde ella iba y, tras debatir si era correcto o no, fue tras ella sin importar qué.

Sería una noche larga.


***

Okey... ahora sí EXIJO sus comentarios sobre lo que está pasando porque hasta yo estoy nerviosa!!!! El siguiente capítulo es de mis favoritos<3<3<3 las extrañeeee coñooo!!! Diganme que les va pareciendo la maratón!!!!

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