El arte de vivir

By Flying25

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Las casualidades de la vida les llevan a conocerse cada vez más, les enseñan a vivir la vida sin prejuicios... More

Antes de leer
Música
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14

Capítulo 2

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By Flying25

Emilia.

El último cliente se fue hace 5 minutos, ya estamos cerrando la cafetería, la señora Dalia está haciendo las cuentas del día, Javier está recogiendo las últimas mesas mientras cierro las persianas.

—Chicos, vengan por sus respectivos pagos— Nos dice la señora Dalia, a ambos nos brillan los ojos. Nos acercamos y nos da un sobre a cada uno.

—Gracias señora Dalia— Le sonrío y ella a mí.

—Vamos a extrañarte por aquí cariño, siempre trataste muy bien a los clientes— Llevo trabajando aquí casi un año, la cafetería queda cerca de mi casa, la señora Dalia es vecina de Paula y tiene la cafetería desde hace casi 30 años.

—Yo extrañaré trabajar aquí— Le digo con pesar —Hoy es mi último día de trabajo —Me mira con tristeza.

—¿A mí no va a extrañarme señora Dalia?— Dice Javier con tono burlesco.

—Tú seguirás por aquí Javier— Le dice reprochándolo. Ambos nos reímos. Es cierto, Javier irá a la universidad local, en mi caso iré a estudiar a una ciudad que queda a 8 horas por carretera.

Como dije antes, este es mi último día de trabajo, me tomaré toda la semana que viene para alistar y empacar mis cosas y luego instalarme en mi nuevo hogar.

Nos despedimos de la señora Dalia, Javier y yo caminamos hacia mi casa, le dije que le invitaría a cenar, porque ganó la apuesta que hicimos, una apuesta estúpida para matar el tiempo.

—Emi ¿Qué te parece si en lugar de ir a tu casa vamos a comer a otro lado?— La pregunta me toma desprevenida, sé que Javier gusta de mí, ya había intentado invitarme a salir antes y yo me he venido haciendo la tonta, además sé que la estúpida apuesta que hicimos era para lograr justamente esto.

—¿A otro lado?— Le digo intentando hacerme la tonta, como siempre.

—Sí, es decir siempre cenas en tu casa ¿no te gustaría cenar en un lugar diferente?— Lo pienso y no encuentro fallas en su lógica.

—Mmm ¿Por qué no?— Le digo sin mucho interés, ya me queda poco tiempo en esta ciudad.

—¿Eso quiere decir que sí?— Asiento con la cabeza, Javier no es un mal chico, tampoco es feo pero la verdad es que no me gusta del modo en el que yo le gusto a él. Lo conocí cuando empecé a trabajar en la cafetería y congeniamos de inmediato.

—¡Genial! — Tiene una sonrisa de oreja a oreja.

—Déjame avisarle a mi mamá que iré a cenar contigo— Le envío un mensaje de texto a mi mamá para avisarle que no llegaré a casa todavía, y como lo esperaba, su mensaje de respuesta no es nada alentador.

"Como te gusta perder el tiempo con gente que no vale la pena" — Esa es su respuesta. Suelto un gran suspiro, eso es lo que mi madre me dice todo el tiempo, que siempre salgo con perdedores, que debería buscarme un novio rico para que pueda "salir de pobre", lo que sea que eso signifique, como si no pudiera hacerlo yo sola.

—¿Y bien a dónde quieres ir?— Me pregunta Javier.

—No lo sé, pensé que ya lo tenías todo planeado— Le digo con cierto sarcasmo y me río.

—Si te soy sincero, no pensé que aceptarías— Sonríe y se encoge de hombros.

—Me convenciste con lo de hacer algo diferente— Le digo con sinceridad.

—Vamos a algún restaurante en el centro ¿Quieres?—

—Me parece una buena idea—

Pedimos un Uber para encaminarnos al centro de la ciudad.

—Ayer vi a Camila— Me dice un tanto incómodo. Camila era su novia hasta hace unos meses, estuvieron juntos un año, pero por lo que él me ha contado ahora son buenos amigos.

No sé a qué viene que me cuente que vio a su ex en nuestra primera ¿cita? La verdad no sé si esto es una cita, es decir él no me gusta pero nunca antes habíamos salido los dos solos a cenar, hemos salido siempre en grupo.

—¿Si? ¿Cómo está?— Le pregunto. Camila me agrada, no es mi amiga pero iba a mi escuela y he conversado alguna vez con ella.

—Bien, de hecho me contó que tú y ella se vieron en una fiesta que hubo el sábado pasado— Es cierto, lo había olvidado.

—Sí, es cierto nos vimos en esa fiesta— Oh esa fiesta, le rogué a mi mamá para que me dejara ir, Paula vomitó su alma entera, mis amigas se enojaron conmigo y Paula por irnos antes, y... volví a ver al chico de ojos azules que intenté emparejar con mi amiga en aquella cafetería del centro, coincidencias que a veces suceden.

—Ella me contó que estaba saliendo con un chico— Suelta un gran suspiro y puedo notar que lo dice con un cierto pesar.

—¿Ustedes hablan sobre eso?— Le pregunto intrigada, generalmente cuando dos personas terminan su relación todo se acaba, y esta demás decir que no quedan como amigos.

—Sí, te había contado que quedamos como amigos— Gran mentira, nadie es amigo de su ex, digan lo que digan, simplemente no creo que sea posible, y en el caso de Javier percibo una leve parte de él que aún no supera del todo a su ex, es decir eso no impide que le guste desde hace un tiempo y que me haya invitado a salir, sin embargo presiento que continúa enamorado de Camila.

—Oh, es bueno saberlo— Le digo con cierto sarcasmo que no nota.

—Me comentó que había un chico interesado en Paula— Continúa, creo que está nervioso y lo único que hace es crear tema de conversación, no entiendo porque se pondría nervioso, si trabajamos juntos todos los días.

—¿Interesado en Paula?— Le sigo la corriente.

—Sí, creo que es un amigo del chico con el que Camila está saliendo— Eso me deja sorprendida, Paula no charló con ninguno de esos chicos, estuvo todo el tiempo conmigo y... "Santiago" viene a mi mente.

—No tengo idea de quien sea— Le digo.

—Me dijo que cuando estaban por irse a otra fiesta, logró charlar con ella— Santiago viene a mi mente otra vez, pero es imposible, él dijo que tenía novia.

—Eso me alegro mucho, ya que Paula va a la cafetería casi todos los días y nos cuenta lo mucho que ama a su "ex novio"— Se ríe y yo también -Quizás ese chico sea la solución a la vida amorosa de Paula —Me dice con entusiasmo-Su historia del ex novio ya me tenía cansado— Se encoge de hombros y sonríe.

—No seas malo— Me río —No recuerdo a ningún chico— Le digo de inmediato, es decir podría ser Santiago, pero no lo creo.

Nos reímos un rato al recordar a Paula hablando una y otra vez de su ex novio, me da mucha pena mi amiga pero a veces es muy gracioso escucharla repetir una y otra vez como sucedió todo.

—¡Llegamos!— Me dice Javier, el Uber se estaciona al frente de un restaurante que tiene la fachada de ladrillo visto y una gran puerta color roja "Pizzería Don Vitto" dice en el cartel de arriba. Entramos y nos ubicamos en una mesa para dos, pedimos dos pizzas medianas. Cenamos y conversamos sobre la secundaria, de lo divertido que fue para cada uno, no fuimos a la misma escuela pero la gente de nuestra edad suele hacer las mismas cosas. Me cuenta sobre Camila y como decidieron terminar su relación, y sí presiento que todavía no la ha olvidado.

—Tú salías con ese chico César ¿cierto?— Me pregunta mientras come un trozo de pizza. Es la primera vez que hablamos un poco más a fondo de nuestras vidas sentimentales.

—César, sí. Eso ya terminó hace casi un año— Le respondo un poco cortante, no es que quiera hablar de eso ahora. Estuve con César un año, terminó porque mi mamá no dejaba decirme que era un perdedor y además me prohibía salir con él, aunque ella hacía turno en el hospital tenía a mi hermano como su vigilante para informarle todo lo que yo hacía.

Toda esa situación llegó a cansarme y decidí terminar la relación, además de que él debía irse a la universidad. Lo quería mucho, incluso creo que sí estaba enamorada de él, pero mi madre logró llenarme la cabeza de pensamientos negativos en su contra. De igual manera siento que él no tenía muchas aspiraciones en la vida, y yo sí las tengo, nunca hubiéramos llegado lejos. Fue decisivo terminar con él porque me había pedido matrimonio. Por supuesto no era algo legal, yo tenía 17 recién cumplidos y él 18. Fue algo como espiritual, quería que hagamos una unión para que llegado el momento correcto nos casáramos. Igual para mí resultaba demasiado serio.

—¿Te gustó la pizza?— Me dice cambiando de tema, al notar que me quede callada luego de mi corta respuesta, cosa que agradezco.

—Sí, estuvo deliciosa ¿Pedimos la cuenta?— Él asiente con la cabeza, busco la billetera dentro de mi cartera para pagar la cuenta. Ya quiero irme.

—Yo voy a pagar— Afirma.

—Claro que no, yo perdí la apuesta y se supone que debía invitarte a cenar—

—Sí, pero la idea de venir aquí fue mía. No te preocupes hoy fue día de pago—

—Bien, no pienso discutirlo porque debo ahorrar todo lo que pueda— Ambos sonreímos.

De vuelta a casa recibo un mensaje de Paula:

Emi, ven a casa. Mamá tiene una cita y mi hermana irá a una fiesta, tenemos la casa sola para ver películas de amor, comer helado y llorar.

Pdta.: Nuestros períodos se sincronizaron de nuevo

Sonrío de inmediato al ver su mensaje, hoy en la mañana le había contado que mi periodo había llegado y al parecer a ella le acaba de llegar. Le contesto:

El mejor plan de todos para un sábado, llego en seguida.

—¿Todo bien?— Me pregunta Javier al ver que texteo y texteo.

—Sí, estoy hablando con Paula, me quedaré en su casa— Él asiente con la cabeza.

En el camino continuamos conversando y riendo de todo, lo hemos pasado bien, creo que tanto él como yo hemos notado que sólo somos buenos amigos, la cena lo ha confirmado. Después de 30 minutos llegamos a la casa de Paula, Javier ha insistido en acompañarme hasta aquí.

—Gracias por la cena Javier, fue agradable ir a un lugar diferente— Me despido bajándome del auto, él no intenta nada raro conmigo y lo agradezco, creo que esta salida ha confirmado que no hay química entre nosotros, al menos no como algo más que amigos. Toco la puerta de Paula.

—¡Amiga!— Me saluda.

—¡Qué lindo atuendo!— Le digo en medio de risas, lleva su pijama más vieja.

—El mejor para ver a mi amiga— Nos reímos.

Vamos directo a la cocina en donde comienza a preparar pipocas en una olla, la verdad es que no tengo hambre, vengo de cenar, pero nunca estoy demasiado llena para unas pipocas.

—¿Qué tal tu cena?— Me pregunta sin mucho entusiasmo, porque sabe que era una simple comida con un compañero del trabajo.

—La pizza estaba buenísima— Le sonrío —La charla estuvo bien, pero comprobé que nada fluye entre nosotros— Le confirmo.

—Sí, Javier es buen chico pero muy básico— Me dice ella.

—¿A qué te refieres con eso?—

—A que según lo que sé sobre él, está demasiado arraigado a su familia y a este pueblo— Yo la miro atenta —Lo que no tiene nada de malo, por supuesto. Pero no es lo tú buscas y...—

—Y en una semana me voy de aquí— Termino por ella y ella asiente.

—¡Nos vamos de aquí!— Me dice con euforia y yo sonrío.

—Sí, tienes razón. De hecho esa fue la razón principal por la que terminé con César— Ella asiente con la cabeza nuevamente.

—Es mejor expandir nuestros horizontes— Me dice mirando exageradamente hacia la nada, lo que me hace estallar en risas.

—Hablando de horizontes— No sé porqué le digo eso —¿Recuerdas al chico que te gustó en la cafetería del centro?— Le pregunto mientras alistamos todo para la película.

—Sí, el que luego nos acompañó a nuestras casas—

—Sí, ese— Me mira expectante.

—¿Qué pasó con él?— Me pregunta impaciente.

—Javier me comentó que su ex novia Camila le dijo que uno de los amigos del chico con el que está saliendo preguntó por ti— Paula me mira extrañada. Lo que acabo de decir suena como un trabalenguas.

—Mmm pero yo no conozco a ningún amigo de Camila y mucho menos a los amigos del chico con el que sale—

—Eso mismo le dije yo ¿No conociste a ningún chico ese día, cierto?—

—No, estuve contigo toda la noche—

—Quizás se refería a Santiago— Le digo de inmediato. No hay forma de que sea otro chico, tengo curiosidad de saber si fue él o no.

—¿Santiago?—

—El chico de la cafetería, el que nos acompañó a nuestras casas— Ella se ríe.

—¿De qué te ríes?— Le pregunto.

—Ese chico te gustó ¿cierto?—

—¿Qué? Claro que no, se supone que te gustó a ti y por eso... — Me corta.

—¿Por eso qué?— Vuelve a reírse —No creo que "Santiago" haya preguntado por mí— Hace énfasis en su nombre —Porque es obvio que no podía quitar los ojos de ti— Sonríe de manera burlesca.

—Mmm no lo creo— Le digo convencida, porque estoy segura de que no me miraba de manera especial.

—Cariño esa noche estaba borracha, pero no soy tonta. Bueno, quizás un poco si— Ambas nos reímos.

—Admite que te gustó, tú nunca recuerdas los nombres de la gente que no te importa— Eso es cierto.

—Sí, por supuesto que sí...— Admito derrotada —Es decir ¿A quién no le gustaría ese chico? era muy lindo— Volvemos a reírnos.

—Me pareció muy tierno que quisiera acompañarnos a nuestras casas, estaba bastante ebria y no recuerdo muy bien de qué hablaban, pero sí recuerdo como te miraba— No puedo evitar sonreír. ¿Será que eso es cierto? No lo creo.

—No hablamos mucho pero definitivamente quisiera volver a verlo y continuar la charla, aunque eso sea imposible—

—¿Imposible? ¿Por qué?—

—Porque sí, ya sabes... es obvio que no frecuentamos los mismos lugares y...—

—No me digas que no te pidió tu número de celular— Me interrumpe.

—Sí lo hizo, pero no se lo di porque no me pareció—

—¿QUÉ? pero si te gustó no entiendo porque no se lo diste— Me dice exaltada.

—Por muchas razones, en primer lugar tiene novia, en segundo no creo que él y yo tengamos algo que ver y en tercer lugar falta una semana para que me vaya a vivir a otra ciudad, y según lo que me contó ese día, él estudiará más lejos aún, así que no vi prudente que intercambiáramos números. Sería una pérdida de tiempo— Creo que mis razones son las suficientes como para no haberle dado mi número.

—Entiendo tu punto, pero como siempre analizaste todo de manera exagerada, no esperaste a ver qué pasaba— Apaga la olla de las pipocas y las coloca en un recipiente.

—Puede ser, pero con lo de la novia me basta— Suelto un gran suspiro y mi amiga me da un abrazo de consuelo. Saca una gaseosa de la heladera mientras yo busco dos vasos del mueble de la cocina.

—Tienes razón, nadie debería meterse en la relación de nadie— Asiento, porque esa es la principal razón de no haberle dado mi número ¿Para qué? ¿Para ser amigos? Mmm podría ser, pero es obvio que no —Mejor nos olvidamos de ese tema entonces— Me da una sonrisa de ánimo —Vamos a llorar con la película que escogí para hoy— Ambas nos reímos.

Nos dirigimos a la sala y comenzamos a ver la película "Simplemente no te quiere" es la que escogió ella, puedo vernos reflejadas en varias escenas, y sobre todo a mi amiga, creo que por eso la escogió. Mi celular comienza a sonar en media película, es mi mamá.

—Mierda, olvidé avisarle a mi mamá que estaría aquí— Contesto de inmediato y Paula pausa la película.

Mamá, olvidé llamarte, estoy en casa de Paula

—Emilia ¿Cómo pudiste dejar a tu papá sin cenar? Preferiste irte con ese pobre nadie a hacer quién sabe qué— Suena muy molesta.

No mamá, se supone que Rodrigo era quien debía hacer la cena hoy, incluso le deje dinero para que pidiera comida por si no podía cocinar— Es cierto, mi hermano Rodrigo debía cuidar hoy a papá, hacer la comida o incluso comprarla, era él quien debía encargarse de todo, le di parte de mi dinero para que lo haga, ya que tenía planeado llevar a Javier.

Rodrigo no está en casa, no hay nadie en casa, son las 1 A.M. y tú tampoco estás, No creas que porque cumpliste recién 18 años, te mandas sola. Emilia ¡Ven de inmediato!

Iré de inmediato mamá, pero Rodrigo... Me corta.

Ni una sola palabra más, te quiero aquí en 10 minutosMe cuelga.

—¿Está muy enojada?— Me pregunta Paula.

—Sí, el mismo drama de siempre. Rodrigo hace lo que se le da la gana, se supone que él debía cuidar a mi papá y una vez más no lo ha hecho, ni siquiera cocinó, ni pidió comida, al contrario se fue con mi dinero—

—¿Qué? ¿Encima le diste dinero?— Asiento con la cabeza.

—Y como siempre buscará la forma de salir ileso de todo esto echándome la culpa a mí o a quien sea y mi mamá por supuesto va a creerle— Suelto un gran suspiro —Ya estoy harta—

—Por suerte nos vamos de esta ciudad muy pronto, lejos de estos dramas— Me dice como consuelo, aunque no estudiaremos en la misma ciudad, ella irá a una universidad muy cerca de donde estaré yo.

—Debo irme rápido, antes de que sea más tarde—

—¿Llamo un taxi?—

—¿Estás loca? Ahora que sé que Rodrigo se ha gastado mi dinero debo ahorrar lo más que puedo, estoy segura que no me dará el cambio— Soy una tonta al confiar en él —Me voy a ir corriendo a casa—

—¿Corriendo? Tú sí que estás loca, tu casa no es tan cerca como solemos decir. Tranquila yo te presto y luego me devuelves— Asiento con la cabeza. El taxi llega en unos minutos, ya que la compañía de taxis queda cerca. Me despido de Paula y me desea suerte con mi madre.

El taxi se detiene afuera de casa, le entrego el dinero por la carrera y me quedo unos minutos sentada en el pórtico. Mamá ya debe haberse encargado de darle de cenar a papá y ayudarle a asearse, seguro terminó tan cansada que se acostó luego de todo eso, lamento que encima de trabajar todo el día deba hacer lo que no lo correspondía, pero hoy tampoco era mi día de hacerlo, era el día de Rodrigo, tenemos las tareas asignadas por día, pero él nunca asume ninguna responsabilidad.

Estoy cansada de todo esto, es decir amo a mi papá y siempre le he dicho que no se sienta una carga para nosotros porque no lo es, en realidad es complicado, claramente cuesta el doble hacer tus propias cosas y tener que hacer las de otra persona, pero prefiero mil veces tener esta rutina diaria de asistir a mi padre que no puede caminar, a que haya muerto en aquel accidente.

Las que hacemos casi todo en casa somos mamá y yo, mi hermano mayor Diego se casó hace unos años, justo antes del accidente de papá, cuando pasó todo él ayudó con un poco de dinero, pero tampoco es que tenga mucho, y además tiene dos niñas a las que debe criar. Viene a casa cada que puede, no lo hace tan seguido porque debe trabajar mucho, él y su esposa acaban de sacar una casa a crédito y deben esforzarse el doble para poder pagar la cuota cada mes.

Sergio, trabaja todo el día y además debe viajar mucho porque ofrece seguros de vida, el aún vive en casa y aunque siempre está ausente, destina casi todo su dinero para los cuidados de mi papá y para los gastos de la casa, sé que él quisiera estar haciendo cualquier otra cosa a estar vendiendo seguros, pero es un sacrificio que tuvo que hacer, es decir, todos tuvimos que hacer sacrificios cuando pasó lo de papá.

Federico intenta equilibrar su vida entre terminar su carrera universitaria y trabajar en el supermercado, antes nos dividíamos las tareas de la casa entre él y yo, pero eso no le estaba dejando nada de tiempo para terminar la universidad, de hecho se retrasó un año por trabajar para pagar las cuentas, pero hablé con él y le dije que debía terminarla, que yo vería la forma de buscar trabajo y dividir el tiempo para cuidar a papá, al fin y al cabo mi hermano Rodrigo nunca hace nada, no quiso ir a la universidad y jamás vemos una mísera moneda de su trabajo de medio tiempo en uno de los Starbucks del centro.

No sé cuánto tiempo llevo afuera pensando en lo desafortunados que son algunos momentos de la vida, levanto la mirada y veo que Federico está llegando a casa.

—Hola pequeña ¿Qué haces afuera de casa tan tarde?— Me da un beso en la mejilla.

—Pensando en la vida— Suelto un suspiro.

—Mmm eso no pinta nada bien ¿Qué pasó?— Me sonríe y se sienta a mi lado.

—Lo de siempre, hoy era el día de Rodrigo y no hizo nada de lo que tenía que hacer, dejó solo a papá todo el día, sin comida, ni nada, y podría apostarte que ni siquiera ha llegado a casa— Le suelto todo de inmediato y ahora es él quien suelta un gran suspiro.

—Lo siento, todo esto es mi culpa, no debí dejarte sola con todo esto, sabía que no funcionaría volver a la universidad— Comienza de inmediato con la culpa.

—Claro que no es tu culpa, ni siquiera mía. Rodrigo solo miente y de alguna forma logra que mamá se ponga de su lado, nunca en la vida lo castigaron por no hacer algo y eso no es justo, eso siempre ha sido así...— Ambos nos quedamos callados por un momento —De hecho... no sé si sea buena idea irme a la universidad justo ahora, porque... — Toda esta situación me hace repensar las cosas, ni siquiera me he ido y pasa esto, ¿Cómo van a funcionar las cosas si yo no estoy para hacer mi parte?

—Déjame cortarte ahí, antes de que digas cosas que no son. Emilia tú misma me dijiste que no dejara la universidad, que debía realizar mis sueños primero, y lo mismo aplica para ti, tú eres brillante, incluso más que yo, te ganaste una beca en la universidad que querías. Ni siquiera pienses que voy a permitir que abandones todo eso— Sonrío.

—Pero tú estabas por terminar tu carrera, yo quizás puedo empezar luego, quizás este no es mi momento, o quizás puedo aplicar para la universidad de aquí en el segundo semestre—

—No seas testaruda pequeña, vas a estudiar lo que quieres en la universidad que quieres porque te lo mereces, aquí vamos a estar bien. Te prometo que voy a hallar la forma de hacer que Rodrigo se comprometa o que se largue de la casa— Asiento con la cabeza.

—Suerte con eso— Ambos nos reímos.

—Vamos adentro que es tarde y hace frío— Asiento con la cabeza.

Nos dirigimos adentro, Federico se va directo a su habitación y como había previsto mi mamá ya dejó todo listo, odio que encima de no decirle nada a Rodrigo termine ella haciendo lo que le corresponde. Voy a la cocina por un vaso con agua, mientras lo termino, siento un aire frío que viene de una de las ventana de la cocina, la cierro y me quedo mirando al cielo, parece que un temporal se acerca, el cielo está rojo y hay mucho viento, cuando el clima está así suelo ponerme melancólica, en unos días mi vida cambiará totalmente, voy a estar sola en otra ciudad, lejos de mi familia y todo el drama que eso conlleva, drama que no sé si debería dejar, Rodrigo jamás pondrá de su parte, porque a él sólo le interesa él mismo y no quiero que Federico deje la universidad cuando está a nada de terminar.

—¿Acabas de llegar?—Es mi madre que me saca de mis pensamientos. Está con su pijama y el cabello revuelto, se nota que se quedó dormida por tanto cansancio, pero conociéndola como la conozco, sé que despertó por la preocupación de saber si habíamos llegado o no.

—Llegué hace media hora mamá— Me muestra un vaso vacío y me hace señas para que le sirva agua de la pileta.

—¿Rodrigo no ha llegado todavía?-

—Creo que no— Le paso el vaso con agua —Pero Federico llegó hace un momento, creo que se fue acostar, se veía agotado— Ella asiente con la cabeza.

—¿Dónde estabas?—

—En casa de Paula, nos quedamos viendo una película y... —

—¿Por qué no estabas cuando tu papá te necesitaba?— Comienza a llorar de la nada. Me molesta mucho que sólo a mí me exija tanto.

-Mamá, te lo dije... Hoy era el turno de Rodrigo, se suponía que... - Me corta.

—Basta de excusas, Emilia. Prefieres irte a cenar con ese don nadie en vez de cuidar a tu papá—Se le caen las lágrimas —Cuando llegué a casa el pobre se había hecho en los pantalones, su jarra de agua no tenía agua, no había comido nada desde el almuerzo— Suspira. Realmente me pone mal que mi papá haya pasado por eso, pero no es mi culpa. 

—¿Qué clase de hija eres? Tu papá siempre dio todo por ustedes y ahora ¿no puedes ayudarlo cuando te necesita?— Sus palabras me duelen, ella no escuchó ni una palabra de las que le dije, está culpándome por todo y... ¡No es mi culpa!

—Mamá, ni siquiera estás escuchándome— Me exalto un poco, porque no puedo hacer que me escuche, ella sólo está acusándome y es como si mis palabras no valieran nada.

—Baja el tono jovencita— Me regaña —Sé bien que en unos días te vas de la casa y vivirás sola, y que crees que porque no tengo que pagar por esa universidad, te mandas sola y tu vida será increíble— Suelta otro suspiro, No entiendo porqué tiene que meter ese tema —Pues... ¿sabes que? No lo será y cuando te des cuenta de que no encajas allí, lo vas a lamentar y volverás a casa arrepentida— Cada palabra duele mucho, porque es duro que tu propia madre espere verte fracasar, siento como lágrimas se acumulan en mis ojos, pero no voy a llorar, no lo haré 

—Sigo siendo tu madre y harás lo que te digo hasta el último día en que dejes esta casa, tu papá y yo nos merecemos respeto— No puedo creer lo que escucho, porque no tiene nada que ver con lo que paso hoy.

—Mamá, en ningún momento les he faltado el respeto y aunque me vaya a otra ciudad siempre seguiré teniéndoles respeto a ti y a papá, las cosas no van a cambiar, hoy sólo cené con mi compañero de trabajo y después me fui a donde Paula, estuve con ella hasta hace un momento ¡Mamá nunca hago nada malo!— 

Es cierto, siempre he sido muy tranquila, nunca he dado problemas, sin embargo no pienso quedarme estudiando en una universidad de segunda categoría y conseguir un trabajo de mierda, o peor aún casarme con un tipo cualquiera y tener 5 hijos, ese no es mi plan, tengo sueños y ambiciones a los que no pienso renunciar. Federico tiene razón, no voy a dejar algo por lo que me he esforzado tanto. Mamá está enojada conmigo desde que supo lo de la universidad y realmente no lo entiendo.

—Emilia, sabes que sólo quiero lo mejor para ti y por eso sigo pensando que esa universidad no es para ti, allí todos te miraran mal por no ser como ellos, sólo sufrirás y perderás el tiempo, la carrera que escogiste te va a matar de hambre ¿Por qué no estudias algo que realmente te de trabajo?— No entiendo en qué momento esta conversación se volvió en hablar sobre mi futuro en la universidad.

—Mamá ¿No eres tú la que siempre me dice que debo rodearme de gente con dinero y que debería casarme con un hombre muy rico?— Le digo con cierto sarcasmo, ya que odio que me diga eso siempre, eso es algo que no me interesa en lo más mínimo, es decir por supuesto que ayuda mucho rodearte de la gente adecuada para surgir en algo, pero eso no es lo primordial, lo primordial es el esfuerzo máximo que puedas darle a lo que hagas, y yo lo tengo bastante claro.

—Claro que sí cariño, pero en esta vida a los hombres no les gusta que sus esposas sean más inteligentes que ellos, y mucho menos a los ricos, yendo a esa universidad nunca conseguirás...— La corto.

—Mamá ¿Estás escuchando lo que estás diciendo?— Es lo más machista y retrógrada que he escuchado de su boca, bueno en realidad no. Siempre me sale con esa clase de comentarios, los cuales jamás he tomado en serio. Entiendo que ella fue criada así y por eso nunca le discuto sobre eso, pero cada vez me convenzo más de que quiero hacer las cosas diferentes y demostrarle que la vida de una mujer no tiene porqué ser así, que la vida de una mujer es tan valiosa como la de un hombre. 

Y que mujer u hombre se puede salir adelante por su propio esfuerzo. Mi papá ama que yo sea una chica inteligente, jamás ha hecho ninguna diferencia entre mis hermanos y yo, a diferencia de ella que siempre ha intentado que yo aprenda a cocinar, a limpiar, a hacer "cosas de mujeres", para "saber cuidar de mi familia". Mi abuela es exactamente igual a ella, dicen que de tal madre tal hija, ese es su caso, no el mío. Yo no soy como ellas, siempre las he respetado, pero no quiero ser como ellas. Me rehúso a serlo

—¡Emilia despierta ya! Lo que necesitamos es dinero y tu evades todo, no te importa nada, te preocupas sólo por ti, decides dejarnos atrás e irte a una ciudad que queda a 8 horas de aquí, pareciera que lo único que buscas es estar lo más lejos posible de nosotros— 

Está diciendo mentiras y verdades, yo no pienso sólo en mí, pero si no me voy ahora jamás me iré de aquí, es cierto que quiero irme lo más lejos posible, pero no porque no quiera verlos, sino porque necesito explorar el mundo yo sola, sin problemas, sin complicaciones, pero sobretodo debo demostrarle que se equivoca al decir tantas cosas negativas sobre mi futuro. De hecho lo que quiero es poder algún día ganar mucho dinero para que no tenga que trabajar tanto.

—Mamá sólo confía en mí, por alguna vez en tu vida, siéntete orgullosa de mí, gané una beca, una chica con cero probabilidades de algo mejor, tendrá la oportunidad de cumplir sus sueños, de demostrar que es posible tener un gran futuro, sin importar el dinero, las clases sociales o lo que sea— Me Mira con desaprobación.

—Hija... — El sonido de la puerta nos interrumpe. Es Rodrigo.

—Hola mamita— Le dice con un tono embaucador y le da un beso en la mejilla, típico de él hacerse el tonto con todo y llegar como si nada hubiera pasado, la sonrisa que tiene mamá en el rostro es indescriptible, definitivamente es su hijo favorito —Hermanita—Me dice el muy hipócrita, yo vuelco los ojos.

—Me voy a dormir, estoy muy cansada— Él tiene esa sonrisa cínica en el rostro. Me dirijo a las escaleras y los escucho reír, hace dos minutos mamá lloraba porque yo era la peor hija del mundo y ahora ríe porque Rodrigo le debe estar contando una increíble historia de porque llegó a esta hora, de porqué tuvo que irse repentinamente, y ella va a creerle todo.

—¿Quieres que te caliente la comida?— ¡Oh vaya! encima va a calentar comida, cuando viene de gastarse el dinero que le di para la supuesta cena de hoy, es un descaro que no estoy dispuesta a discutir por esta noche, de verdad estoy cansada.

Me dirijo a mi habitación, dejo mis cosas en el escritorio y me pongo la pijama, salgo hacia el baño a cepillarme los dientes, pero antes voy a la habitación de mis padres, quiero ver cómo está papá. Me asomo ya que la puerta está entreabierta. Lo observo mientras está acostado dando la espalda y sin querer suelto un suspiro. Me doy la vuelta para irme y escucho su voz.

—Hija no te vayas, ven y dame un abrazo— Sonrío de inmediato.

—Papito ¿Cómo estás?— Me acerco hacia él y enciendo la lámpara de la mesita de luz, lo abrazo y me pide que le ayude a sentarse en el espaldar de la cama.

—Lamento lo de hoy pequeña— Me dice con tristeza, yo niego con la cabeza.

—No es tu culpa, papito. No deberías estar preocupándote por estas cosas— Veo en sus ojos la impotencia que siente.

—Sabes que odio ser una carga para ustedes, si no fuera por mí todos podrían hacer sus vidas de manera normal, tú mamá no tendría que trabajar tanto y... a veces pienso que hubiera sido mejor si me hubiera...— Lo corto.

—No digas eso nunca, ni siquiera lo pienses— Sin querer una lágrima se me resbala por los ojos.

—Escúchame hija, prométeme que nada de lo que pase te va a hacer desistir de tu decisión de ir a la universidad, terminarla y convertirte en la mujer exitosa, que sé que serás— Es como si leyera mi mente y supiera que tengo dudas sobre eso.

—Papá...—

—Prométemelo, no sabes lo orgulloso que estoy de ti— Asiento con la cabeza, que mi papá me diga que se siente orgulloso de mí me reconforta, y es muy importante para mí, sin embargo aunque diga que no me importa lo que piense mi mamá, quisiera que ella también sintiera que soy un orgullo para ella. ¿Quién no?

—Te lo prometo— Toma mi mano derecha y le da un beso —Tienes un futuro brillante, pequeña— Suspira y sonríe —Creo que debo dejar de llamarte así porque ya no eres tan pequeña— Eso logra sacarme una sonrisa.

—Me encanta que me llames así—

—Bueno entonces— Vuelve a sonreír —Ve a descansar, pequeña— Le doy un beso en la mejilla.

—Que descanses, papito— Le ayudo a acostarse, apago la luz y me voy al baño.

Entro a mi habitación me acuesto en mi cama y miro todo a mi alrededor, tengo algunas cosas que ya están empacadas, no puedo evitar sentir nostalgia y debo admitir que estoy aterrada de no poder adaptarme a la universidad ¿Y si de verdad la gente es mala conmigo porque no tengo dinero? No lo creo, eso es muy estúpido, se supone que la gente es más madura en la universidad. El temor más grande que tengo es el de fallar con mi carrera, aunque no quiera las palabras de mi mamá se me quedaron clavadas.

Le texteo a Paula:

—Ya en casa, todo un drama como siempre—

Ella me responde:

—Fuerza, amiga. Ya falta poco para vivir nuevos dramas— Eso me hace sonreír.

Me quedo pensando y pensando en todo, escucho que mi mamá y mi hermano se van a sus respectivas habitaciones. De pronto ya no se escucha nada, sólo silencio en toda mi casa, sin embargo sigo sin poder dormir, miro el reloj, son las 4 a.m., y no he conseguido pegar un ojo, decido levantarme y ponerme a guardar mis cosas en las cajas vacías, por supuesto intento hacer el menor ruido posible.

Mientras acomodo las cosas, la ventana de mi habitación se abre por el viento, el cielo continúa rojo, pero todavía no llueve, es de esos días en los que parece que lloverá, pero al final el día acaba y la lluvia aparece al día siguiente. Cierro la ventana y me acuesto nuevamente esperando poder dormir al fin, recuerdo que al lugar en donde viviré le hacen falta unas cortinas para la única ventana grande que tiene, si bien el pequeño departamento viene "semi amoblado", le hacen falta cosas que son esenciales, el día que fui a cerrar el contrato de alquiler, el sol entraba directo a donde se supone que estará mi cama, y eso será un gran problema para mí, porque no soy una persona madrugadora.

Sigo divagando con mis pensamientos, en definitiva no puedo dormir. En unos días mi vida será muy diferente a lo que es ahora , y como lo he venido sintiendo hace días, es una mezcla de sensaciones, sin duda será muy difícil pero también muy excitante.

Nota: ¿Qué tal les pareció el segundo capítulo? Me ayudaría mucho saberlo.

Comentarles que los primeros capítulos son para conocer un poco sobre los personajes, sobre sus gustos, amigos y familias, para luego adentrarnos en sus vidas diarias y verlos crecer.

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