The Stripper [Caché]

By JaureguiAlwaysDarks

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¿Se han imaginado tener dos vidas? ¿Ser dos personas al mismo tiempo? Apuesto a que si. Pero entre pensar y v... More

Capítulo 1 - Doble Vida
Capítulo 2 - Volviendo a Miami
Capítulo 3 - La Stripper
Capítulo 4 - Nueva Presidencia
Capítulo 5 - Primer día
Capítulo 6 - Más tiempo juntas
Capítulo 7 - El baile
Capítulo 8 - El beso
Capítulo 9 - Perdiendo el control
Capítulo 10 - Le café
Capítulo 11 - Dulce Ilusión
Capítulo 12 - Confusión
Capítulo 13 - Regalo, Paseo, Conversación
Capítulo 14 - Juegos Perversos
Capítulo 15 - Llegada Inesperada
Capítulo 16 - Reencuentro
Capítulo 17 - Conociendo La Familia, Problemas
Capítulo 18 - Un Buen Día
Capítulo 19 - Un Baile
Capítulo 20 - Volviendo a la dura realidad
Capítulo 21 - La venganza
Capítulo 22 - Perdidas
Capítulo 23 - Arriesgarse
Capítulo 24 - Fuck you all the time
Capítulo 25 - Caminos cruzados
Capítulo 26 - Peleas y Reconciliación
Capítulo 27 - Nueva Alianza
Capítulo 28 - Un día diferente
Capítulo 29 - Momentos
Capítulo 30 - El descubrimiento
Capítulo 31 - Confrontación
Capítulo 32 - Torbellino de sentimientos
Capítulo 33 - Cayendo en tentación
Capítulo 34 - Negociaciones
Capítulo 35 - Cosas del Pasado
Capítulo 36 - Baile de Máscaras
Capítulo 37 - Propuesta
Capítulo 38 - Cuestión de saber
Capítulo 40 - ¿Todo funcionará?
Capítulo 41 - Mentir, ¿Si o no?
Capítulo 42 - Sorpresa
Capítulo 43 - El Vuelo
Capítulo 44 - Secretos
Capítulo 45 - Irse, ¿Sí o no?
Capítulo 46 - Decisión
Capítulo 47 - El Lap Dance
Capítulo 48 - Jaque Mate
Capítulo 49 - Estrategia
Capítulo 50 - La Nueva Era
Capítulo 51 - Ajuste de Cuentas
Capítulo 52 - La Pérdida
Capítulo 53 - Nuevos Tiempos
Capítulo 54 - La Boda
Capítulo 55 - El Poder
La Familia - Epílogo 1
Dos Lados - Epílogo 2
Querida Stripper - Epílogo 3 Final
Culpable Tentación

Capítulo 39 - ¿Quién dirige este juego?

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By JaureguiAlwaysDarks



POV Poché

Desperté en esa fría mañana con el cuerpo de Calle pegado al mío, debo confesar que era maravilloso ser capaz de acurrucarse en los brazos calientes de alguien de esa manera. La mujer estaba detrás de mí, envolviéndome en un encantador abrazo. Podía sentir el ritmo y profundo respirar que emanaba. Me moví lentamente, tomando mí teléfono de la mesita de noche, era muy temprano. Me volví hacia ella, mirando su serena expresión mientras dormía. Hermosa, como siempre.

Su cabello café oscuro hacia destacar su suave y pálida piel, incluso podía ser comparada con esas actrices de películas de vampiros. Calle seguramente sería una sexy y poderosa vampira. Sonreí, y deslicé mi pulgar en su mejilla delicadamente. Suspiré profundamente, pensando en lo suertuda que era por tener a esa mujer en mi vida.

La noche anterior Calle insistió en que durmiese en su casa. Al principio me opuse, pero como era de esperarse. En contra de ella no había argumentos. Llegamos a su casa y ella se hizo cargo de preparar una cena simple. Calle me dijo más de ella, con el fin de saber más de mí. Y yo simplemente hablé, abrí el libro de mi vida a la mujer que quería junto a mí para siempre. Era cierto que tenía un gran miedo de que ella me dejase al saber todo los problemas que me rodeaban. Pero para mi sorpresa, me escuchó detenidamente y me apoyó en cada momento en el que flaqueaba y lloraba, lo que me hizo quererla aún más. Sus relajantes caricias me ayudaron a sacar todo lo que estaba dentro de mí, eso que me hacía daño. Calle de una manera amorosa prometió que me haría feliz, que ella sería la diferencia en mi vida. Y no dude de ella, tenía con ella la gran confianza de que mi futuro a su lado sería mejor.

Dejé un beso en su frente lentamente e intenté desenredarme a mi misma de sus brazos sin despertarla. Calle se removió un poco en la cama, quejándose del frío, pero rápidamente puse la manta sobre ella. Sonreí tan pronto como se acomodó ella misma. Y de puntillas pisé el frío suelo, sintiendo todo mi cuerpo temblar. Caminé con pasos lentos al baño para realizar mi higiene matutina.

Entonces decidí caminar hacia la cocina, esa mañana Calle iba a recibir mimos, esperaba que no le importase que tocase sus cosas. El apartamento de Calle era digno de un Calle, enorme y Valesticado. Todo de buena calidad, dejando claro cuan millonaria era. Estaba en lo más alto, y tenía una vista hermosa del mar de Miami y todos los enormes edificios. Até mi cabello y abrí la nevera que estaba llena, difícilmente ella se comería la mitad de todo eso. Escogí todos los ingredientes y los puse en la encimera: frutas, leche y zumo. Haría un gran desayuno.

Bien, me llevó más trabajo de lo que imaginaba, pero estaba haciendo un buen trabajo. Nuestro desayuno consistía en tortitas, ensalada de fruta, zumo, café con leche, bacon y huevos revueltos. Todo estaba casi listo, solo faltaban por cortar las últimas fresas.

-Podría acostumbrarme a esto.-

Me giré rápidamente poniendo mi mano sobre mi pecho.

-Jesús, ¡Calle! Me asustaste.-

La mujer dejó salir una hermosa sonrisa hacia mí, estaba sentada en una de las sillas de la encimera. Vestía una camisa negra, apretada, dejando sus pechos apretados en frente. En la parte baja un par de shorts blancos. Su cabello como el mío estaba atado en una coleta bien hecha. Se veía hermosa.

-Lo siento, Pouch.- Habló acercándose.

-Espero que no te importe que haya tocado tus cosas, solo quería...- Calle ni siquiera me dejó terminar, me robó un beso.

-Puede tocar todo lo que quiera, Señorita Garzón.- Susurró sobre mis labios, haciéndome sonreír.- Siéntete como en casa.-

-Está bien.-

Calle sonrió, tomando una fresa del pequeño tazón blanco de la encimera, dándole una pequeña mordida.

¿Pueden creer que incluso comiendo se veía sexy? Sus labios estaban rojos, pero pronto se hizo cargo y los lamió.

-Te ves muy hermosa con mi ropa.- Dijo apoyándose contra la encimera.

-¿Te gusta?-

-Me encanta.-

Su tono de voz estaba lleno de misterio, me acerqué un poco, rodeando mis brazos sobre su cuello, acercando su rostro cerca del mío.

-También me encanta vestir tu ropa, creo que lo haré más veces.

-Estoy totalmente de acuerdo, e incluso estoy más de acuerdo si te quedas caminado alrededor de mi apartamento con solo bragas.

Sonreí, y besé sus labios lentamente. Sintiendo los suaves labios de la mujer sobre los míos, sabían a fresas.

-Deja de ser sucia, Calle.- Dije golpeando su hombro.

-¡Bien! Me quedaré callada.- Calle caminó al otro lado de la encimera otra vez, sentándose donde estaba antes.

-Tenemos que comer pronto, o llegaremos tarde.-

-Pensaba en hacer algo diferente hoy.- La miré y ella sonrió.

-Tengo que trabajar Cal.-

-Trabajas para mi, si no estoy ahí no hay razón para que tu trabajes.- Dejé salir una risa y me senté enfrente de ella.

-Tengo que trabajar, mi vida no gira a su alrededor, señora.-

-¡Ouch! Eso dolió.- Calle fingió estar dolida.

-Hablo enserio, bebé, tengo muchos reportes que hacer, tengo que terminar la ficha de balances de este mes.

-¿Puedes hacerlo mañana? Lo has dicho tu misma, trabajamos mucho. Te estoy dando la idea de no ir a trabajar hoy y lo estas negando.- Calle habló comiendo sus tortitas. -Esto está muy bueno.- Dijo dando otra mordida a la tortita cubierta de chocolate.

Sonreí mirándola comer.

-¡Tengo grandes habilidades culinarias! Y volviendo al tema, podemos hacerlo en otro momento, ¿Bien?- Calle hizo una cara de aburrimiento y se encogió de hombros.

-No hagas esa cara.- Hablé poniéndome de pie, robándole un beso que se hizo cargo de prolongar lo máximo que pudo.

-Solo quiero pasar más tiempo contigo.-

-Y lo haremos, ¿bien? Pero tengo muchas cosas que hacer hoy, y todavía necesito ir a Imperium.- Mi voz bajo de tono con cada palabra que decía.

Calle no hizo una cara muy bonita.

-No pongas esa cara.-

Ni siquiera respondió, solo se levantó y asintió.

-Calle...-

-¿Qué?-

-Pensé que ya habíamos hablado sobre ello.-

-Hablamos sobre muchas cosas, pero no definimos tu futuro ahí. Futuro que siquiera debería existir.- Gruñó.

-Vas a venir conmigo, ¿verdad?-

-No lo sé.- Dijo caminando hacía la habitación.

No le podía exigir que me acompañase todo el tiempo, pero me sentía mejor con ella ahí. Después de que Calle conoció a María José, empecé a bailar única y exclusivamente para ella.

Suspiré mordiéndome mi labio, quizás los días de María José estaban contados.

Decidí tomar una ducha caliente, y prepararme. Afortunadamente ayer Calle me dio tiempo de ir a casa y tomar algo de ropa para vestir en la empresa hoy. Ahora estaba haciendo mi maquillaje mientras ella se vestía. Calle seguía enfada conmigo. Hasta que escuché sonar el timbre.

Caminé rápidamente a la puerta, abriéndola ligeramente. Cruzándome con una rubia con un exagerado escote, vistiendo ropa de gimnasio que estaba extremadamente apretado a su cuerpo. Analicé a la mujer, notando dos cosas: desesperada y zorra.

-¿Está Calle aquí?- Preguntó la mujer con un tono molesto. Haciéndome preguntar qué demonios quería con Calle, mi Calle.

-Sí, pero está ocupada. ¿Quieres algo?- Pregunté bruscamente.

Me analizó de pies a cabeza y sonrió, mordiendo su labio como una perra.

-¿Que eres para ella?-

-Novia.-

-¡Hmm! No sabía que Calle tenía una novia.-

-Pero la tiene.-

-¿Cuál es tu nombre?- Demasiado curiosa para mí gusto.

-Poché Garzón.-

-Mi nombre es Penélope.-

Deje salir una sonrisa sin el más minino humor, esperado que Calle no saliese, o la lanzaría desde aquí.

-Vine a devolverle unas películas que me prestó la semana pasada. Son buenas y vine por más.- La rubia dijo entregándome las películas.

-¿Calle te dejó esto?- La mujer asintió.

-Compré algunos para dárselos como un regalo, ¿puedes llamarla?-

Entrecerré los ojos hacia la rubia falsa enfrente de mí, contando de uno a diez. Hasta que Calle vino, abotonándose su blusa.

-¡Oh!- Exclamó Calle con los ojos abiertos.

-¡Hola, Calle! ¡Vine a regresarte tus películas! ¡Son geniales!- Dijo la mujer emocionada.

Calle sonrió incómodamente, y solo asintió.

-Me alegra que te hayan gustado.-

-¡Sí! Me gustaron tanto que te traje algunas, espero que te gusten.-

Calle tomó las películas y me miró. Pidiendo profundamente en su mirada que me calmase.

-Bueno, ya me voy. Acabo de volver del gimnasio.- La rubia hablo abanicándose a si misma mientras mostraba su escote a Calle, que se hizo cargo de no mirar, o hubiese muerto ahí mismo. -No te he visto por ahí.-

-Ya no tengo tiempo para el gimnasio.- Dijo Calle rascándose su cuello.

-Siempre estás tan ocupada, ¿verdad?-

La rubia habló mirando a Calle de pies a cabeza, rizando un mechón de su pelo.

-Ahora hace mucho mejores ejercicios conmigo, cariño, ahora si nos disculpas. Llegamos tarde.- Hablé tomando a la mujer de su brazo para llevarla fuera del apartamento.

-Cierto, hablaré con ella sobre las películas más tarde.- Sonrió.

-Mejor, busca videos en internet, salas de chat. Encontraras gente de tu tipo.- Terminé la oración y cerré la puerta sin dejar que respondiese.

El apartamento se quedó en puro silencio después del sonido de la puerta al cerrarse. Calle me miraba como si tuviese miedo de lo que vendría después.

-Así que...-

-¡¿Usualmente conviertes tu casa en una video tienda para esas zorras?!

-¡No, Pouch!- Habló reprimiendo una risa.

-De que te ríes, ¿Calle?-

-No me estoy riendo.- La perra lo dijo casi riéndose en mi cara.

-Oh ¿En serio?-

-Es solo que ese gracioso verte celosa, bebé.- se acercó, tomándome por la cintura.

-No estoy celosa, es solo que no me gusta esa estúpida. No la quiero frecuentando tu casa.-

-Solo vino a preguntar por un poco de azúcar la semana pasada, y vio las películas en el estante, y empezó a hablar.-

La miré con los ojos entrecerrados.

-No eres idiota, ¡sabes que le gustas!- Me salí de sus brazos.

-Si, por supuesto que lo he notado. Pero no me importa, tengo a una mujer mucho mejor conmigo.-

-A mi me importa, no la quiero aquí. Calle sonrió.

-Solo son películas.- Dijo poniéndolas en la encimera. Caminé a la encimera, tomando las películas.

-"Una loca aventura", "La mejor vecina". ¡Esa perra te está tirando buenas indirectas!- Hablé irritada, caminando con las películas a la larga ventada del apartamento de Calle.

-¿Pouch? ¿Qué vas a hacer?- Preguntó caminando detrás de mí.

No respondí, tiré las películas lejos del apartamento de Calle, sin importarme sin caían en la cabeza de alguien abajo. Calle dejó salir una carcajada, divirtiéndose de mi ataque. Podría estar muriéndome de ira, y aún así su risa era el sonido más encantador de escuchar.

-¿Te sientes mejor ahora?- Me preguntó tomándome de la cintura.

-Sí.- Rápidamente me salí de sus brazos.

-Bien, ahora deja lloriquear.- Dijo sonriendo.- Y vamos a trabajar, Señorita Garzón.-


POV Calle

Después de que dejamos el apartamento Pouch seguía de mal humor, la rubia realmente la había molestado. Pero no tenía nada de qué preocuparse, además el lado de Poché estaba más presente ese día por que mostraba a través de sus celos la visible inseguridad, lo cual no debería pasar por que después de todo yo solo pensaba en ella. El viaje fue lleno de silencio, como el resto de la mañana. Se comportó como toda una profesional, para mi agonía por supuesto. Trabajar con tu novia y no ser capaz de sacar partido de eso era molesto.

-¿Qué cara es esa de quién come y no le gusta? Pensé que con Poché eso no pasaba.-

Alba habló acercándose a mi mesa, sentándose enfrente de mí. Después de que Poché negase mi invitación a comer, alegando que iría al bar con sus amigas, llamé a Paul quién rápidamente aceptó mi invitación.

-Cierto.- Dije encogiéndome.

-Me lo imagino, ahora deja de ponerme celosa.- Dijo la mujer poniendo su bolsa a un lado, mirándome de manera sospechosa. Alba ni siquiera necesitaba que le dijese nada, siempre sabía en qué situaciones mi humor se encontraba.

-Dime, ¿qué pasó? ¿Has peleado con Poch?-

-No, o sea, si. ¡No lo sé!-

-Por Dios, ¿has bebido?- Preguntó oliendo mi vaso, que solo tenía té frío.

-No, ¿por qué?-

-Pareces confundida e aireada.-

-Efectos Garzón.-

-Pensé que los efectos Garzón eran mejores.-

-Y lo son, pero a veces esto pasa.-

-¿pelearon?- Preguntó Alba mientras leía el menú.

-Ha estado ignorándome la mañana entera, no me mira, no me besa, nada.-

-¿Y por qué?-

-¡Celos!-

Alba dejó salir una risa controlada, no quería llamar la atención dentro del restaurante.

-¿Tu de ella o ella de ti?-

-Ella de mí. Estábamos en casa y mi vecina vino a regresarme unas películas que me pidió la semana pasada. Y a Poché no le gusto nada de eso.-

-¿La vecina estaba buena?-

Me negaba contestar, la mujer era hermosa. Pero no era mi tipo, no me gustaban rubias, nada en contra por supuesto. Pero las morenas eran más atractivas. Especialmente latinas, con el nombre de Poché o María José. Maldición, estaba jodida.

-Por tu silencio, ¿pienso que no?- Habló Alba mordiendo su labio confundida.

-No, era muy guapa, pero no era mi tipo.-

-Hmm... ¿Rubia?- Sonreí y asentí.

-¡Lo sabía! Pero dime, ¿está realmente enfadada?-

-Eso creo, tiró las películas por la ventana, y ha estado ignorándome la mañana entera. Aparte del hecho de que arrastró a la mujer fuera de mi apartamento y le dijo que buscase a gente de su tipo.-

Esta vez Alba rió a carcajadas. Tomando un sorbo de su agua con el fin de ser capaz de parar de reír.

-Hablo enserio, quería reírme en ese momento, pero ella me miró con enojo. Incluso me encogí. Deberías haberla visto hablando "Ahora ella hace mucho mejores ejercicios conmigo, cariño, ahora si nos disculpas".

-Poché marca su territorio, bien hecho.-

El camarero se acerco a tomar la orden de Alba, y después la mía.

-Me gusta cuando se comporta así, pero ignorarme no es bueno. Odio que me ignoren.-

-Sí, lo sé... Siempre te pone de mal humor.-

-Paul, ni siquiera quiso venir a comer conmigo. Me dijo que fuese a buscar a la rubia del edificio.-

-Pochecita te deja en cuatro patas.-

-No tienes idea...- Susurré sin querer. Alba abrió los ojos con la boca abierta.

-¡¿Fuiste pasiva?!- Casi gritó.

Bajé mi cabeza intentado que el suelo me tragase ahí mismo. Una mujer de la mesa de alado nos miró con los ojos abiertos.

-¡Cállate! ¡Por supuesto que no!-

-Mentirosa, conozco esa cara. Calle, ¿fuiste la pasiva? Oh Dios mío, necesito besar los pies de Poché.- Me estaba sonrojando, la gente a nuestro alrededor nos miraban con curiosidad y atentamente.

-¡¿Se lo vas a gritar a todo el mundo?!-

-Oh Dios mío, ¡OH DIOS MÍO! ¡Tu siendo la pasiva! Solo ¡wow! Estoy sin palabras.-

-No puedo creer esto, Alba. Cállate.- Le tiré una servilleta.

-¿Fue bueno? ¿Lo hizo bien? ¿Te azotó?-

Si le dijese a Paul lo que Poché me hizo, se burlaría de mí el resto de mi vida. Imaginarla gritando en medio del lujoso restaurante como Poché me azoto y me dominó mientras teníamos sexo.

-¿Puedes bajar la voz? ¿Crees que no sé lo que Aida te hizo? ¿Todas esas cosas con las esposas y el látigo?-

-¡Hey Hey! Cállate, fue solo una vez, ¡nunca más!- Alba habló con sus manos levantadas.

-Pero pasó.-

-Verdad, todos tenemos nuestros momentos de pasividad.-

-Serías pasiva si Aida decidiese volver.-

-Por Aida Domenech, si. Pero eso es un secreto.-

Dejé salir una risa baja. Alba y yo hablamos por un buen tiempo durante nuestro descanso, entonces la mujer dijo que tenía que irse porque necesitaba estar antes en la corte para defender a uno de sus más importantes clientes. Le desee buena suerte a la mujer que me guiñó y me dio una nalgada, haciendo que me sonrojase mientras veía a parejas mayores presenciar esa situación. Sacudí mi cabeza y caminé hacia la salida.

Alfred de manera amable abrió la puerta del auto para que entrase. Todo el camino fue tranquilo, no llevó mucho y estábamos cerca de los alrededores de las Industrias Calle. Tan pronto como Alfred aparcó el auto en la entrada principal, un auto elegante paró en frente de nosotros. Me mantuve en silencio durante un momento cuando vi a Paula y Kim salir del auto. Entrecerré mis ojos, y aún dentro del auto continué mirando hasta que vi a Poché salir del asiento del pasajero, tenía una sonrisa amistosa mientras hablaba algo con la persona que estaba dentro. Me mantuve atenta hacia el auto cuando vi quien conducía, y debería estar bromeando.

Laura Villa.

Poché caminó con junto a Paula y Kim, y todas agitaron su mano a Laura que solo tocó la bocina y se fue. La morena no había notado la presencia de mi auto, hasta que Alfred salió y abrió la puerta para mí. Estaba visiblemente irritada, pensando miles de posibilidad de porque Poché salió de ese coche. Y ninguna de ellas era lo suficiente buenas para calmarme. Tomé una respiración profunda, tomando una posición dura y brusca. Me puse mis gafas Ray-Van y salí del auto, notando rápidamente la mirada de Poché en mí, sonrió nerviosamente. Y yo no hice nada, solo caminé hacia la entrada.

Entré en el elevador rápidamente, incluso sabiendo que las tres necesitarían usar el elevador, me hice cargo de cerrar las puertas rápidamente. Necesitaba estar sola para no decir algo estúpido. Mis celos no eran algo saludable, y en este momento estaba a punto de explotar. Tan pronto como las puertas se abrieron caminé con pasos apresurados a mi oficina, entré y cerré todas las persianas. No quería ser molestada. Me serví un vaso de Whiskey sin hielo, y me senté en mi silla cuando Poché entro sin siquiera llamar a la puerta.

-Es de buena educación llamar antes de entrar.- Hablé bruscamente, sentándome con la espalda hacia ella.

-¿Quieres que me vaya y llamé a la puerta?- Su tono irónico fue fuerte.

-Si fueses una persona educada...-

-¿Qué pasó?-

-Nada.-

-Calle, te conozco.-

-Podrías haberme engañado.-

Escuché el sonido de sus tacones en el suelo, indicando que se estaba acercando. Así que giré mi silla quedándome cara a cara con ella.

-¿Que estabas haciendo en el auto de Villa?-

-¿Qué?- Preguntó con una mirada confusa y sorprendida.

-¿Que estabas haciendo con esa mujer?-

-¿Es esto por lo que estas siendo tan grosera?-

-Responde mi pregunta.-

-Estaba en el bar, y nos encontramos con ella cuando nos íbamos.-

Asentí, tomando un sorbo de mi bebida, sintiendo el líquido bajar por mi garganta desgarrando todo. Estaba claro que estaba furiosa, odiaba a Laura, y la odiaba aún mas sabiendo que Poché había salido con ella.

-¿Lo tenías planificado? ¿Es por eso que no aceptaste comer conmigo?- Hablé sospechosamente.

-¡Por supuesto que no! ¡Fue una casualidad! Estábamos saliendo, y ella también.-

-Una casualidad...- Susurré levantándome de mi silla, caminando lentamente a la enorme ventana de mi oficina. Me gustaba esa vista, mirar el caótico mundo de debajo me permitía pensar en que mi vida no era la única que era un desastre.

-Calle, fue solo un aventón.-

-Estaba muy sonriente, hablando con entusiasmo. ¿Recordando viejos tiempos, Señorita Garzón?-

-Calle, para, bebé. El auto de Paula tenía un problema.-

-¿Por qué no llamaste a Alfred para que te recogiese? ¡¿Tenía que ser precisamente ella?!-

-No sabía que me la iba a encontrar, fue una casualidad, ¡por Dios!- Estableció Poché.

-No importa, no deberías haber entrando en su auto.-

-¿Qué piensas que estaba haciendo? ¿Engañándote?-

La morena habló cara a cara, y su expresión era furiosa. Sacudí mi cabeza y tomé otro sorbo de mi bebida, quedándome en silencio. No pensaba que Poché me estaba engañando, pero tampoco me gustaba la idea de Laura cerca de ella.

-Respóndeme.-

-No pienso que me estabas engañando, ¿bien? ¡Pero no te quiero con esa mujer!-

-¿Cual es el problema?-

-¿El hecho de que es tu ex? ¿Y de que te haya casi comido con sus ojos en ese encuentro? Poché no te hagas la cínica, las dos conocemos muy bien la fama de Laura.-

La morena se quedó callada, genial. Estaba de acuerdo.

-Y las dos sabemos muy bien que me odia, enfrentándome contigo sería su felicidad.- Hablé con ira, caminando a mi mesa.

-La rivalidad entre ustedes dos no es mi culpa, Calle.-

-No te estoy culpando, eso solo que no quiero que aceptes aventones de ella o de nadie.-

-No siempre acepto aventones, ¡el problema es que el auto de Paula se averió! Para con tus estúpidos celos.-

-No quiero y punto.- Bebí el último sorbo de mi vaso y salí de la oficina.

-¿A dónde vas?- Preguntó temerosa.

-Solucionar este problema.-

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POV Poché

Me quedé de alguna manera con miedo después de la salida de Calle, no es qué pensará que iría a por Laura a empezar un problema. No era su estilo, Calle sabía cómo resolver las cosas de una manera lista, todo con pura clase y Valesticación. Las horas pasaron y no habían señales de ella en todo el día, ella sabía que no tenía ningún compromiso importante este día. Organicé su agenda y todos sus compromisos para el resto de la semana. Hice la ficha del balance del mes, las industrias Calle estaba cada vez llegando a la cima. Daniela Calle era el monstruo del sector de bienes raíces, nadie en todo el país tendría una posición como ella.

Y por eso ella había recibido la invitación del gran premio anual, el Premio Empresarial de Estados Unidos, el cual reunía a los mejores empresarios en el mundo. Calle a su vez estaba nominada y tenía la oportunidad de ser la favorita por cuarto año consecutivo. Pero con ella, Laura Villa estaba también nominada, y de acuerdo con las noticias tenía una gran posibilidad de tomar el premio que estaba en las manos de Calle por unos cuantos años. Dios. Eso sería un caos.

Puse la invitación en su mesa, con los demás reportes. Sabía que iba a ganar, y estaba muy orgullosa de ello. Pero en este momento mi cabeza estaba atormentada en donde podría estar. En un rato me marcharía, después de todo tendría que prepararme apropiadamente para el otro lado de mi vida, María José actuaría esa noche, y no podía llegar tarde.

Tomé mi teléfono, desbloqueando la pantalla para enviarle un mensaje a Calle. Cuando Alfred se acercó a mí con calma. El hombre tenía una amplia sonrisa, y de una manera educada hablo:

-¿Señorita Garzón?-

-¿Si, Alfred?-

-La Señorita Calle me pidió que le dijese que la está esperando en su apartamento.

Entrecerré mis ojos en dirección del hombre que estaba de pie enfrente de mí. Si Calle pensaba que haría todo lo que quisiese estaba equivocada. Sabía que hoy María José iba a actuar en "Imperium". Dejé salir una risa sin el más mínimo humor, y Alfred me miró confundido.

-¡Su jefa es muy molesta!-

El hombre sonrió en mi dirección, era obvio que Alfred sabía lo que estaba pasando entre Calle y yo. El hombro canoso ha presenciado muchos de nuestros besos a "escondidas".

-Algo caprichosa, Señorita Garzón, pero es una buena persona.-

-¿Algo? Se refiere a mucho, ¿verdad?- Dije caminando lejos de mi mesa, el hombre calmadamente caminó junto a mí.

-Quizás.-

-Dígale que no voy, tengo algo importante que hacer y ella lo sabe.-

-Vale, pero también me pidió que le diese algo. Pero no pude traerlo aquí.-

-¿Qué cosa?-

-¿Me puede acompañar?-

Eso era muy extraño. Alfred estaba actuando todo misterioso, probablemente a petición de Calle por supuesto. Asentí y caminé junto a él, entramos en el elevador y el hombre presionó el botón que llevaba al estacionamiento. Las puertas se abrieron y sin entender nada lo seguí. Cruzamos el enorme estacionamiento que tenía algunos autos, la mayoría se habían ido a casa. Entonces Alfred se detuvo, mirándome con una expresión calmada. ¿Qué demonios estaba pasando? Estábamos parados en medio del estacionamiento, junto a un auto negro.

-Y... ¿Que le pidió que me entregase?-

-Está aquí, señora.- Dijo apuntando el auto. Lo miré confundida.

-¡Oh! Déjeme entregarle esto.-

El hombre puso su mano en el interior del bolsillo de su traje y sacó una caja negra, me la dio a mí. La tomé lentamente, aún sin entender absolutamente nada. Abrí la caja aterciopelada, cuando me topé con una llave de un coche, y una nota:

"Ahora ya no necesitaras aventones de nadie ;)"

¡Hija de perra!


POV Lina

Caminé por medio de las bailarinas que caminaban alrededor del club. El sonido fuerte y sensual de la música llenaba mis oídos, el club empezaba a llenarse. Siempre era así en los días de María José. El movimiento aumentaba cinco veces más de lo normal. Hombres y mujeres que frecuentaban estaban sedientos por verla a ella, tenían clientes regulares conquistados gracias a ella. Y si todo seguía en marcha era porque la había encontrado. Nunca hubiese imaginado que la mujer tendría tanto éxito, preparé a Poché de la mejor manera posible, pero dentro de ella María José ya existía. En su más ardiente subconsciente. En cuestión de meses la dulce niña se transformó en una mujer fatal, avivando mi poder.

Puse mi mano dentro del bolsillo de terciopelo de mi abrigo, tomando mi paquete de cigarrillos. Puse uno en mi boca y lo encendí, soplando el humo de mi boca.

-Tienes tres meses para darme el dinero, o enviaré a alguien para que queme todo esto.- Dijo Jacob con ira, golpeando ambas manos en la mesa de madera de mi oficina. Tragué fuerte, sintiendo mis manos frías y sudorosas. La mirada del hombre hacia mí era llena de furia y temerosa. Tomé una respiración profunda, pasando mis dedos por mi pelo.

-3 meses es muy poco, no es suficiente.- Susurré en agonía.

El hombre dejó salir una malvada risa fuerte. El sarcasmo desgarrando con cada timbre que emitía.

-No me importa, Lina, ¡compraste este sitio de mierda con mi dinero! ¡Y me dijiste que me pagarías!-

-Dije eso, ¡pero cuando todo empezase a funcionar!- Me puse de pie en agonía.

-¿Y quieres que espere hasta que este tugurio empiece hacer dinero? ¡Estás putas ni siquiera saben hacer su trabajo bien!-

Exclamó con ira. Jacob Mansedoni era el antiguo dueño del club, que se llamaba "Fancy". No tenía una gran visibilidad en Miami, ni siquiera se acercaba a los mejores clubs. Hasta que decidí crear mejores planes para que este lugar funcionase, solo necesitaba a alguien que entendiese realmente de negocios. Así que hice un convenio con el hombre que al principio acepto alegremente, pero con la condición de ser socios, y que todos los beneficios del club serían divididos en dos partes después de un año a mi cargo, antes todos los beneficios serían utilizados para reconstruir el edificio que se encontraba muy deteriorado y pagaría mi parte del buen trabajo. El en su parte poseía la mayor parte de acciones del lugar, siendo el mayor accionista, dándome únicamente el 30% de todo. Pero no todo salió como esperaba, entramos en una asociación en términos legales, pero no pude transformar el lugar en un año. Y descubrí que Jacob no era tan amigable como parecía al principio de todo.

-Dame un año más, Jacob. Lo arreglaré todo, contrataré nueva gente.-

El hombre rodó los ojos impacientemente, dejando salir una bocanada de aire. Olía a tabaco y cerveza barata. Jacob no era una persona calmada y menos paciente, escuché muchos casos donde él era un buen usurero, pero también que había eliminado a mucha gente que no había cumplido con su plazos con él.

-Lina, te di un año, ¡y no me diste nada!-

-¿Como que nada? ¿Has visto cuanto este lugar ha cambiado? ¡¿De hecho parece como un club ahora?!-

-Qué sentido tiene que luzca como un club si nadie lo frecuenta. Ni siquiera esas mujeres quitándose toda su ropa atraen a una buena cantidad de gente.-

No estaba equivocado, el club no tenía mucho movimiento. A veces el movimiento aumentaba un poco cuando "Cosmopolitan" que era nuestra competencia estaba cerrado. Todo había salido a lo contrario de lo que había planeado. Había sido capaz de cambiar el aspecto del lugar, pero el movimiento era débil y el dinero no estaba dando fruto.

-Estamos preparando a Kellen para que sea la bailarina principal.- Dije con esperanza.

-¿Quién es esa?-

-¿Como que quien es esa? ¡Te la presente abajo!-

-¡Joder! Esa perra no es lo suficientemente buena. No tiene el poder que la gente quiere, ¿lo entiendes? ¡Necesitas a una mujer que deje a todos en cuatro patas cuando lo mande! Necesitas a alguien que los domine a todos.- Habló con rabia, pero su idea no era mala.

-Puedo hacer eso, pero necesito que me des más tiempo, por favor.-

EL hombre me miró seriamente, y caminó a la larga ventana de mi oficina, mirando a la mujer que bailaba abajo.

-Te daré cuatro meses, Lina. SI en cuatro meses no tienes a esa mujer, estas fuera de aquí.-

Y lo hice. Esa noche en una cafetería cuando puse mis ojos en Poché, sabía que era ella lo que estaba buscando. Aun que se encontrase indefensa y frágil en ese momento, sentí que ella sería la que dominase a toda la gente en "Imperium". Y eso lo que pasó, después de la entrada de Poché, la preparé y enseñé yo misma, dándole vida a su otro lado. Dándole vida a María José Guzmán.

Y en menos de cuatro meses saqué de la bancarrota a "Fancy" y lo convertí en "Imperium"- Siendo dominado por María José Guzmán, mi fiel y mejor stripper.

Jacob empezó a recibir el dinero que quería del club, y no ha regresado hasta el día, pero cada mes es depositado el dinero en su inmensa cuenta bancaria. Escuché que se mudo a Venezuela, y que estaba viviendo muy bien. Pero sabía que algún día regresaría, después de todo el seguía siendo uno de los dueños de este lugar. Recordé la primera vez que el vio a María José actuar, sus palabras fueron firmes:

-Es la elegida, María José Guzmán es tu gema preciada, Lina, no la dejes ir o todo tu imperio se hundirá.-

Y eran por esas palabras que estaba peleando ahora. No dejaría que Daniela Calle se llevase el recurso más valioso de mi imperio.

-¡¿Lina?!-

Desperté de mi burbuja de pensamientos mirando como Kellen se acercaba emocionada.

-Creo que María José no vendrá, hasta ahora no he visto un pelo de ella. Hable con Abisambra, pero cree que la mujer no va a venir.-

Entrecerré mis ojos, furiosamente. María José nunca se había perdido un espectáculo, pero después de la influencia de Calle en su vida ya no estaba tan segura. Tomé mi teléfono de mi bolsillo, marcando el número de la morena rápidamente.

Buzón de voz.

Esto no podía estar pasando, tomé una respiración profunda, mirando a mí alrededor. Todos estaban ahí por ella, y ella simplemente no estaba.

-Si quieres puedo tomar su lugar.- Dijo Kellen sonriendo.

-No, dile a Abisambra. Seguiré intentado hablar con María José.-

Kellen hizo una mala cara pero asintió. Era una mujer hermosa, y fiel a mí. Pero no tenía la habilidad de entretener a toda esa gente. Llamé a Poché otra vez, fue al buzón de voz otra vez. ¿Dónde estaba esa idiota? Sacudí mi cabeza y caminé entre toda la gente que bebía y hablaba alborotadamente. Hasta que posé mis ojos en la mujer que sería mi salvación.

Laura Villa.


POV Poché.

Ya estaba a dos cuadras del edificio de Calle. Estaba enojada. Lina me mataría si no me presentaba en "Imperium". Simplemente no podía aceptar eso. No estaba hablando de un simple regalo, no era un ramo de rosas o una caja de chocolates, ni siquiera era joyería. Estábamos hablando de un auto. Un grande y lujoso auto. Sabía que Calle tenía el deseo de darme uno como el suyo, uno que atrajera miradas por donde sea que pasara. A pesar de que no era como el suyo, el auto era simplemente magnifico. Un XC6o Volvo, según Alfred. No puedo negar que tener un auto como esos sería magnífico, pero no podría aceptar con los celos de Calle de esta forma. El auto era nuevo como si apenas hubiera salido de la fábrica, las vestiduras beige hacían juego con el iluminado y Valesticado panel. Gracias a Paula aprendí a manejar muy bien. Porque Alfred no me podía llevar ahí, de acuerdo con las órdenes de Calle tendría que ir a su apartamento en "mi" auto.

Estacione el auto a lado del de Calle y me fui hacia el elevador. Presione el botón de hasta arriba, que es donde está el apartamento de Calle. En unos segundos ya estaba enfrente de su puerta. Toque dos veces viendo que la puerta se movía lento. La puerta ya estaba abierta. La maldita mujer estaba segura de que vendría.

Negué con mi cabeza caminando dentro del apartamento completamente iluminado. Escuchaba unos ruidos, Calle hablaba con un hombre y este le respondía. Me acerqué lentamente escuchando unos fuertes golpes, guiándome por el sonido que provenía del largo pasillo. Tan pronto como me acerqué a la puerta vi a Calle parada con la mano en su cabeza, como si estuviera estresada. El hombre estaba de rodillas enfrente de la puerta con un destornillador en la manija de ésta. Junto a él había una caja de herramientas y otras cosas que no podía identificar.

Tan pronto Calle posó sus ojos en mí una leve sonrisa nació de sus labios, a contrario de mi ceño fruncido. Estaba muy enojada.

-Patrick, ¿podrías esperar un momento por favor? ¿Sé que es muy tarde pero no te importa o sí?- El hombre se paró lentamente mirándome tranquilo.

-Claro que no señora, aprovecharé para buscar la herramienta correcta para esta puerta. Regresaré luego.-

-Es mejor si regresa mañana.-

Calle habló educadamente, el hombre solo asintió mientras agarraba sus herramientas. El me sonrió ligera y tímidamente mientras pasaba a lado de mí. Y yo, como un huracán camine hacia la oficina. En el mismo instante la mujer noto mi enojo y camino lentamente hacia el bar que ella poseía, sirviéndose un vaso de whiskey.

-¿Quieres un poco?- Su voz sonaba tranquila.

-No vine a beber, ¿vine para saber qué es esto?-Hablé sacando la llave del carro.

Calle tomó un sorbo de su bebida, dejando sus labios mojados en los que paso lentamente su lengua. Suspiré viendo que ella me miraba con su ceño fruncido.

-Es una llave.- Dijo como si fuera lo más obvio del mundo. Rodé mis ojos y resoplé enojada.

-No finjas cinismo. ¿Qué significa esto? ¡El auto!-

Calle caminó lentamente hacia su silla en la cual se sentó y giro hasta verme y sus labios se curvaron en una maldita sonrisa provocativa.

-La solución a mi problema.- Dejé salir una risa sarcástica.

-Si piensas que lo voy a aceptar, ¡estás muy equivocada!-Dije mientras ponía la llave sobre su escritorio.

-No tienes que aceptar nada. No estoy pidiendo tu aprobación. Tú usaras el auto y es el fin de la historia.-

-¿Quien te garantiza eso?-

-¿Y desde cuando necesito que alguien me garantice algo? Poché, no seas ingenua yo no pido nada, yo ordeno.-

Esa hija de puta aún estaba de arrogante, y lo peor de todo es que amaba cuando estaba así. Su voz rasposa y sensual me hacía ponerme en cuatro solo por ella.

-No conmigo Calle.- Dije poniendo mis manos sobre su escritorio sosteniéndole la mirada. 

Calle se paró e hizo lo mismo que yo dejando su cara a unos cuantos centímetros de la mía. Sus labios estaban separados dejando unas cuantas bocanadas de aire salieran por ellos dejándome sentir el aire caliente con aroma al alcohol. Me miró a los ojos bajando a mis labios y de ahí bajo a mi escote.

-Especialmente con usted, señorita Garzón.- Susurró provocándome.

Me hice hacia atrás rápidamente no era bueno para mí cordura estar tan cerca de ella.

-Estas muy equivocada. No puedo aceptar un auto, ¿qué crees que la gente dirá?-

-No me importa lo que la gente diga.-

-¡Pero a mí sí! Todo esto para que no acepte un aventón de Laura?- Calle rodeó el escritorio acercándose a mí.

-Si, ni de ella ni de nadie más.-

-Dios, Calle fue pura coincidencia ni siquiera sabía que la iba a ver.-

-Ok, no estoy diciendo que tú lo hayas programado, pero el auto ayudará a prevenir estas situaciones.-

Negué con mi cabeza poniendo mis manos en mi cintura. Calle se veía muy calmada, simplemente parecía que no le importaba que yo estaba enojada.

-¡No lo quiero! ¡No dejaré que me financies cosas!-

-No te estoy financiando nada. ¡Solo te di un auto! ¡Dios!- Ella exclamó.

-¿Solo? ¡Tal vez para ti que tienes mucho dinero es solo un auto!-

-No quiero más quejas, usaras el maldito auto. Tú decides. Te doy el auto o podemos fingir que es mío y un chofer privado té llevará a todos lados que quieras.-

Dios, esto se estaba poniendo peor.

-No quiero nada de eso. Necesitas dejar de dar órdenes absurdas.-

Calle se acercó casi uniendo su cuerpo con el mío. Di unos cuantos pasos hacia atrás, pero ella continuó.

-Y tú necesitas dejar de desobedecerlas.-Habló cerca de mis labios.- Te quedarás el maldito auto porque te estoy dando una maldita orden.-

Suspiré. La proximidad con ella me dejaba débil, ahora cuando lo que más necesitaba era resistir.

-¿Me obligarás?- Pregunté alzando una ceja.

-Si es necesario, lo haré.-

Me estremecí y Calle pegó su cuerpo al mío, recargándome en la puerta que se cerró. Cerré mis ojos sintiendo sus labios mojados en la piel de mi cuello. Sus manos fueron rápidamente a mi cintura pegándome a ella. Suspiré cuando una de sus manos dejó mi cintura para bajar por mi trasero hasta llegar a mi muslo, el cual lo alzó haciendo que su cuerpo encajara con el mío. Su lengua se movía rápidamente sobre mi cuello llevándose lo último de cordura que me quedaba. Me estaba comenzado a excitar con sus audaces toques.

-No... No... Detente...- Susurré de mala gana.

Pero ella ni siquiera me escuchó, fue dejando besos hasta mi lóbulo de la oreja el cual succiono deliciosamente. Causando una presión en mí centro. Mis manos fueron al cabello sedoso de Calle, donde tire con fuerza. Los labios de Calle fueron de mi mejilla a mis labios lo cuales succionó hambrienta, con deseo. Ahora mis manos estaban en su cuello rasguñándolo ligeramente. Mientras sus labios maltrataban a los míos en la forma más placentera posible. Su lengua jugaba con la mía, succionándola lo cual me hacía suspirar.

Mi razonamiento dependía de un hilo. "No caigas Poché, no caigas Poché."

Mi subconsciente prácticamente lo gritaba. Pero me era muy difícil concentrarme. Simplemente no podía. Oh Dios. Gemí cuando Calle apretó mi trasero.

-¡Detente! ¡No me convencerás de que acate tus órdenes de ésta manera!- Grite en un momento, empujándola.

Pensé que Calle estaría enojada, al contrario ella me sonrió, ella curvó sus labios en una maliciosa y tentadora sonrisa. Como si quisiera decir "No puedes negarte a mi". Y de verdad no podía. Ella era mi debilidad a paso lento ella se acercó a mí.

-No, ¡aléjate!-Me alejé de ella provocando una risa hermosa por parte de Calle.

-¿Qué? Parece que te fuera a comer.-

-Bueno, eso es lo que quieres, ¿cierto?-

Calle se encogió de hombros y sonrío tentadoramente.

-Te dije que te alejaras, no caeré esta vez, Calle.- Hablé mientras rodeaba el escritorio para mantenerme alejada de Calle, quien me seguía riéndose.

-¿Por qué no? Te encanta Pouch.- Habló arrastrando su dedo índice y medio sobre el escritorio de madera.

-Porque ya te dije que las cosas no siempre pueden ser a tu manera, no aceptaré esto. Y ahora me voy. Tengo que ir a "Imperium".-

Calle cambió su expresión. Caminé hacia la puerta girando la manija la cual no se movió.

-Dame las llaves.-

-¿Qué?-Preguntó confundida.

-¡Las llaves de la puerta Calle!-

-¡Maldición!- Habló llevando su mano a su frente.

-¿Qué?-

-La puerta está atascada, el hombre que estaba aquí la estaba arreglando, pero dejó claro que no podía cerrar la puerta o ya no se abriría.-

Deje salir una risa sarcástica escuchando su tonta excusa.

-Deja de jugar. Sé que no quieres que vaya al club pero es un evento importante.-

-Poché, estoy diciendo la verdad.-

-¡Dame las llaves!-

Ella rodó sus ojos impaciente.

-No las tengo.-

-Calle, dame las malditas llaves.-

-¡NO TENGO LAS LLAVES!- Gritó.

-¡Deja de jugar conmigo!- Caminé hacia Calle la cual retrocedió hasta chocar con su escritorio.


POV Calle.

Poché camino hacia mí como si fuera a matarme, demandado las llaves de la puerta. Maldición, estaba tan concentrada en la morena que se me olvido lo de la puerta y ahora yo estaba asumiendo la culpa.

-Vamos Calle dame las malditas llaves.- Poché habló hecha una furia cada vez más cerca.

-Ya te dije que no tengo las llaves, Poché. La puerta de verdad esta jodida.-Dije alzando mis manos en forma de rendición.

-No tengo tiempo para esta mierda, Calle tengo que estar en "Imperium" en 15 minutos, y lo sabes.-

-Si estás tan desesperada por ir, Poché, solo rompe la maldita puerta y ve.- Hable dándole la espalda a la mujer y viendo por la enorme ventana.

Poché paró en ese instante y sentí sus ojos en mí. Por el sonido de sus tacones que resonaban en el piso de madera deduje que se había parado frente al sillón que tenía.

Me pasé como 15 minutos sumergida en mis pensamientos, pensando en lo importante que era Poché para mí, en cuanto quería a esa mujer a mi lado y en cuanto quería a María José solo para mí. Poché me podía volver loca en dos diferentes maneras en solo unos minutos. ¡Qué diablos!

Me giré y me dirigí al bar que tenía ahí, sirviéndome otro vaso de whiskey. Podía ver a Poché sentada en el sillón peleando con su teléfono, el que, por lo que pude observar, se había quedado sin batería. "Oh qué pena" pensé. Sintiéndome aliviada de que Lina no la iba a poder contactar esa noche. ¿Podría estar siendo egoísta? Claro, ¡al carajo! Soy muy egoísta cuando se trata de María José Garzón. Y la idea de tener varias personas viendo lo que es mío no me agradaba. Así que, si, soy egoísta.

-¡Maldición!- Poché parecía muy enojada.

Me giré hacia ella recargándome en la mesa y la mire fijamente como pidiéndole que continuara.

-Que pasa Calle? Estás feliz, ¿cierto?- Sentí que nacía una sonrisa en mis labios y sabía que eso la iba a enojar más. -Eres una cínica, ¿lo sabías? Lina va a matarme. María José ya debería de estar bailando. ¡Maldición!-

-Deberías calmarte Garzón. Ni siquiera con el papa aquí vas a llegar a tiempo. Relájate y duerme al parecer vamos a pasar la noche aquí.- Me encogí de hombros.

-Las ganas que tengo en este momento de golpearte, Calle, son demasiadas. No tienes idea.- Su enojo era evidente.

Bebí mi whiskey viendo la escena de enojo de mi mujer. Era cómica.

-Aún pienso que lo hiciste a propósito, encerrarnos aquí. Tú sabías que tenía que ir hoy... Pero tú prepotencia fue mayor. Como siempre.-

Esto estaba empezando a molestarme. Y esta vez no lo dejaría pasar. Poché aprendería quien estaba a cargo.

-¿Ha cruzado por tu mente que yo tampoco quería estar encerrada aquí contigo quejándote por ese estúpido club?- Hablé con algo de rudeza.

-Estúpido club...- Repitió con desprecio. -Ahora te quejas. Pero amabas ir por ahí, ¿verdad?-

-Iba ahí por María José.-

-¿Y cuál es la diferencia ahora?-

-Ahora, la tengo cuando yo quiera. No necesito ir al club. Eres mía María José Garzón. ¿Cuando lo entenderás?- Nuestras miradas ardían. Sabía que yo también la estaba molestando.

-En el momento que tú también aprendas que no puedes comprarme, Calle. En el momento que aprendas que no puedes domar a una bestia.- Habló levantando su voz, haciendo aparecer a María José.

-Ya veremos.-

Esta noche María José no se presentaría. Esta noche Daniela Calle domaría a la bestia.

Dejé de recargarme de la mesa, agarrando mi vaso y lanzándolo a una esquina, escuchando el ruido de vidrio quebrarse en el piso. Caminé hacia Poché que me miraba asustada.

Me acerqué a ella y la pegué a mi cuerpo. Acerqué mi boca a su oído y susurré delicadamente:

-Puedes correr las veces que quieras, Poché, pero solo yo te puedo domar. Es la ley de la vida.- Sentí a Poché temblar en mis brazos y supe que ahí había ganado la batalla.

Bajé mis manos a la cintura de Poché donde la apreté. Jugué con su oreja mientras ella jalaba de mi cabello.

-Tienes que aprender, Poché que nunca te dejaré que estés a cargo, crees que estás a cargo, pero al final solo yo puedo cogerte muy bien.- Llevé mi mano a su trasero y apreté fuerte.

Poché tembló, sabía que estaba excitada.

-Oh... ¡Eres una maldita!- Habló con una voz rasposa.

-Dilo Poché... Dilo, ¿quien te deja así de excitada sin siquiera tocarte?-

-¡Tú!-

-¿Quien te hace gemir de esta forma?-

-Tú, Daniela...-

-¿Y quién es, Poché, la que te puede domar?-

Llevé mis manos a los botones de su blusa y espere por su respuesta. Ella gimió deliciosamente.

-Oh... Tú... Calle...- Dijo lentamente.

-Sí, yo.- Tiré de sus botones fuertemente rompiendo su blusa de seda.

Tomé los labios de Poché con fuerza y la empujé hasta el sofá y me senté encima de ella. Mi falda se había levantado hasta mi cintura.

Nos besamos locamente. Poché gimiendo en mi boca mientras yo masajeaba sus pechos por encima del brassier. Las manos de Poché estaban en mi trasero bajo la falda, aparentando cada vez más fuerte.

La habitación era el mismo infierno. La quería a ella ahí y en ese momento. Ya le estaba quitando la blusa a Poché cuando un ruido en la puerta me sacó de mi trance.

Dejé de besar a Poché y bajé de su regazo acomodándome la blusa señalando la puerta. Poché se paró, se arregló la falda y corrió a ponerse el abrigo que traía.

Cuando termine de acomodarme la blusa, la puerta se abrió dejando ver a una mujer y un hombre que nos miraban espantados.

-Señorita Calle, lo siento, pero escuche el sonido de vidrio rompiéndose y después otros ruidos extraños y me espanté entonces llamé al cerrajero para ver qué es lo que estaba pasando.

-Oh claro no hay problema... De hecho necesitábamos ayuda, la puerta se atascó y nos íbamos a quedar aquí toda la noche. Así que gracias.- Hablé lo más calmada posible.

Poché me miró espantada sosteniendo el frente del abrigo como si estuviera sosteniendo algo valioso.

-Bueno, ya que veo que está bien, regresare a dormir, señorita Calle, lamentó haberla molestado. Buenas noches.-

-Claro, muchas gracias.- Me salvó de una noche con dolor de espalda.-Dije de manera irónica pero solo Poché entendió.

-Buenas noches.- Se fue dejándonos solas de nuevo.

-Bueno Calle ya me voy. Veo que nuestra discusión no llegará a ningún lado.-

Suspiré enojada. No quería que se fuera. No quería pasar la noche sin ella. ¿Era muy difícil entender que no quería compartir a mi mujer con nadie más?

-Quédate... Por favor.- Susurré haciendo que ella se detuviera a mitad del camino. La mujer me miró por unos segundos suspirando derrotada.

-Ya es tarde, tú y yo sabemos que el horario de tu show ya acabó.- Dije calmada. Bajó su cabeza y negó levemente. Después subió su cabeza y me miró.

-Te odio.-

Sonreí acercándome a ella agarrándola por la cintura. Ganaría este juego, María José Garzón sería mía, solo mía.

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Parce estos capítulos se están haciendo más largos por lo que me demoro más pero mejor para ustedes

3/6 

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