El Misterioso Visitante. (Che...

By midhiel

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─Dame una buena razón para que me quede, Charles. ─Estoy encinta. Siglo XVIII, Escocia. La vida de Lord Xavie... More

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VII

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By midhiel


Dedicado a KiKaLoBe y un gran agradecimiento por su ayuda.

Quería mencionar a @LuzAlvz, que sé que adora esta pareja: Logan y Peter.

VII

Por la mañana los Xavier y los Howlett se reunieron para desayunar más tarde que lo habitual ya que habían trasnochado con la fiesta. Retirados los platos, cada uno se marchó para encargarse de sus funciones. Charles tenía en mente visitar a Erik y, más tarde, escribirle una carta de perdón a Moira. Se sentía terrible por haberla abandonado en manos de lady Norrington, pero las ganas de estar con su huésped pudieron más. Sin embargo, su comportamiento no había sido el apropiado y pensaba que justamente él que provenía de la aristocracia donde le enseñaron desde la cuna a anteponer el deber ante cualquier sentimiento, había sido irrespetuoso con su invitada; pero Charles se daba cuenta de que Magneto le estaba despertando pasiones que él no podía refrenar. Lo que más le dolía era que Moira, su amiga, se hubiera retirado triste. La joven era una buena persona y él le tenía afecto, es más, hasta hacía apenas un mes había pensado en convertirla en su esposa.

Mas los planes del Duque se vieron truncados cuando acabaron el desayuno y Logan le pidió que se reunieran a solas. Eligieron el salón que quedaba cerca de la biblioteca porque Laura estudiaría allí y su padre no quería alejarse de ella. El canadiense fue directo al grano. Le explicó el encuentro que había tenido con Creed. Charles ya conocía la historia: se trataba del hijo bastardo del padre de Logan, por eso no compartían el mismo apellido, y era siete años mayor que él. Hacía catorce años había dilapidado la herencia que el viejo Howlett le dejó en juegos y mujeres. A pesar de su conducta reprochable, tuvo la suerte de que una muchacha noble y hermosa se enamorara de él. A medida que fue perdiendo sus bienes, Victor se entregó a la bebida descontroladamente y comenzó a maltratarla. Allí fue cuando Logan se acercó a ellos para brindarles ayuda. Compró de su bolsillo la herencia que su hermano había derrochado y le regaló una parte, sabiendo que le duraría poco y nada. La joven, desilusionada con Creed, quedó prendada de Logan y él de ella. Finalmente se casaron pero Victor nunca le perdonó a su hermano lo que consideraba una traición, y su odio creció cuando al mismo tiempo que perdía lo que Logan le había dejado, se enteró de que habían tenido una hija.

─Con los pocos recursos con que cuenta, que me haya rastreado hasta Edimburgo habla de la obsesión que tiene ─ explicó el lobo a su amigo, con una pierna cruzada sobre la otra, bebiendo un poco de whisky ─. Y que se haya colado en Westchester, habla de una osadía que roza la locura. Además eligió la noche de la fiesta, tuvo que haber averiguado sobre los movimientos de la casa para saber que la darías anoche.

─Bueno, si estaba en Edimburgo, la pudo haber escuchado en cualquier parte, es el evento más popular en esta temporada ─ comentó Charles con arrogancia dejando su vaso sobre una mesita. Se puso de pie y cruzó las manos en la espalda ─. Pero lo que dices es preocupante, el rencor de una persona sin nada que perder es lo más peligroso que existe.

─Quien más me preocupa es Laura ─ Logan expuso su mayor miedo ─. Ella lo olió antes y estaba sola y en medio del bosque.

El Duque lo miró consternado.

─ ¿Crees que la haya estado buscando a ella?

─Tengo un mal presentimiento ─ susurró Logan porque sentía que si alzaba la voz, su temor podría materializarse ─. Si se hubiese querido cruzar conmigo, me habría buscado en el centro de la ciudad, no en un bosque nocturno en medio de la nada. Sabe que soy más fuerte que él y lo vencí y vencería en cualquier enfrentamiento. En cambio, estaba escondido cerca de mi hija ─ bebió compulsivamente ─. No quiero imaginar los escenarios posibles. Él nunca me perdonó mi boda con Kayla, a su manera la amaba, enfermizo y cruel, pero la amaba y Laura es su hija.

Charles alzó su vaso pero no bebió. Quedó pensando, de pie, con una mano cruzada en la espalda y la otra sosteniendo el recipiente.

─Debería reforzar la seguridad de la casa ─ suspiró ─. Pero la única persona que puede proveerme de seguridad es Stryker y no lo quiero ni a él ni a sus hombres por aquí cerca con nuestros poderes ─ sin nombrar a Magneto, miró hacia el cielorraso.

Logan entendió el gesto.

─Sería increíblemente estúpido que llamaras al capitán de la patrulla escocesa con el personaje que tienes viviendo en los mejores aposentos para huéspedes, ¿no?

─Sería increíblemente estúpido, sí que lo sería ─ replicó Charles y volvió a sentarse ─. Lo único que se me ocurre es que Laura no salga más de la casa y cuando quiera cabalgar por la tarde, que la acompañes tú como lo anduviste haciendo, o yo también podría hacerlo; que por la mañana salga al patio con algún paje o con alguno de nosotros dos, y aquí adentro estará segura.

─Pensé en algo parecido ─ congenió Howlett ─. También me gustaría que cuando estemos afuera con ella, nos encontremos atentos con nuestros poderes en alerta, yo con mis sentidos, tú con tu telepatía, para vigilarla ─ bufó y miró su vaso ─. Ya me imagino cómo va a protestar cuando se entere, pero si digo que debe andar acompañada, andará acompañada.

─Sabes, Logan, estaba pensando que Laura puede divertirse adentro.

─ ¿Cómo?

─Es apenas ocho años menor que Peter y el jovencito está solo con su padre y le haría bien una compañía ─ antes de que Charles acabara, su amigo se puso de pie en señal de protesta ─. Espera ─ le pidió con calma ─. Todavía no terminé. Laura es la única niña en esta casa, te quejas de que suele ser desafiante pero, pobrecita, piensa que está sola y debe aburrirse con facilidad.

─No trates de convencerme con el "todos necesitamos un amigo," Charles. Laura no necesita juntarse con esa gente.

─ ¿Esa gente? ─ Charles sonó ofendido.

─El muchachito me rompió el corazón esa noche pero sé el hijo de quién es.

─Y, ¿por eso tiene que estar solo en medio de su dolor, con la única compañía de su padre?

─No voy a permitir que mi hija lo entretenga ─ dejó Logan en claro con severidad.

El Duque lo miró intensamente.

─ ¿Qué hay de ti? ─ Logan puso su mayor cara de desconcierto ─. ¿Por qué no lo acompañas tú?

─ ¿Por qué lo haría?

─Porque tienes un corazón de oro y sé que detrás de esa fachada de hombre frío y escandalizado con nuestros huéspedes, hay una persona que sufre al pensar en el dolor de ese jovencito. Magneto te provoca recelo pero entiendes su proceder porque si se tratara de tu hija, estarías tan desvelado como él en una situación parecida, y cuando los ayudaste a salvarle la vida esa noche, dejaste de lado tus prejuicios para hacer una obra de bien. Cada vez que comento sobre el estado de Peter, te haces el desinteresado pero leo mentes, Logan, y la tuya es la que está más atenta a lo que cuento.

─Está bien, lo admito ─ reconoció Howlett, vencido ─. El muchacho me interesa porque lo vi sufrir esa noche y sé lo que es perder a alguien que amas.

─Por eso eres la única persona en esta casa, además de su padre, que puede entenderlo.

─ ¿Qué va a opinar su padre de una visita de un extraño a su hijo? ─ preguntó Logan suspicaz.

Charles sonrió convencido.

─Erik agradecerá eternamente a cualquiera que trate de ayudar a Peter.

─ ¿Ahora es simplemente Erik? ─ observó Logan.

El Duque solo rio y bebió un sorbo más.

─Gracias, Logan ─ concluyó, seguro de su ayuda.

..................

Erik casi no había dormido durante esa noche. Quedó excitado con el encuentro con el Duque y una vez que se acostó, podía ver por la ventana el resplandor de las antorchas recordándole la fiesta espectacular que su anfitrión estaba dando. A él no le gustaban las fiestas pero conocía lo que ocurría en ellas: comidas, risas, música, pláticas tontas y bailes. No podía sacarse de la cabeza la imagen de un sonriente Charles bailando con alguna dama. Los imaginaba girando los dos tomados de la mano, reverenciándose, aplaudiendo en medio de la danza, mirándose a los ojos, ¡uf! Erik tuvo que frotarse los ojos para sacarse tales imágenes. Se dio cuenta de que eran celos y se sintió ridículo soportándolos. Finalmente los invitados se retiraron, pero las antorchas continuaron encendidas hasta que se fueron apagando solas. Recién en medio de la oscuridad, Magneto pudo conciliar algunas horas de sueño.

Peter despertó cerca del desayuno. Su padre lo saludó y le preguntó al igual que cada mañana cómo se sentía. El joven solo asintió y Erik le prometió que desayunarían pronto. El muchacho se frotó los ojos mientras observaba a su padre.

─Te ves diferente ─ comentó después de escudriñarlo y se frotó los párpados otra vez.

Magneto se acercó a su cama y se sentó en la cabecera. Le pasó la mano sobre el pelo enmarañado, ya más adelante se lo peinaría.

─ ¿A qué te refieres con diferente?

Peter se encogió de hombros y este era un gesto que no había hecho en mucho tiempo.

─No sé ─ no encontraba las palabras para explicar ─. Pero te ves distinto, tu cara tiene algo, tus ojos, no sé.

Erik rio con ganas. Así que lo de la noche anterior era evidente. Lo tranquilizó saber que la mutación de su hijo era la velocidad y no la telepatía, aunque por dentro, moría por confesarle lo feliz que estaba con Charles. Sin embargo, no lo haría porque sentía que su hijo aún no estaba recuperado para sorpresas. Oyó que golpeaban para traer el desayuno y fue a la antesala a abrir.

Peter trató de incorporarse en la cama por sus propios medios. Se acomodó los cojines en la espalda y se esforzó en alzar la espalda. Aunque tenía más fuerzas seguía débil y cuando entró con la bandeja, su padre lo encontró haciendo un mohín de dolor.

Erik dejó la charola sobre una mesita y se aproximó veloz a ayudarlo. Valoraba el esfuerzo que el joven realizaba día a día para salir adelante. Lo ayudó a sentarse, le colocó más cojines en la espalda y acercó la bandeja a la mesa de cama para que desayunaran los dos juntos.

Peter trataba de mejorar pero el cuerpo le respondía lentamente y su corazón, de a ratos, se vaciaba y llenaba de dolor. Mientras masticaba un pedazo de pan untado con huevo en silencio, se miró el vientre y recordó que de no haber mediado la tragedia, debía estar abultado. Hizo el pan a un lado para apretarse el rostro y llorar.

A Erik lo destrozaba verlo así. Dejó su taza con té sobre la bandeja y quedó mirándolo en triste silencio. Le apretó uno de los brazos a modo de cariño porque no sabía qué decirle. Explicarle que él había pasado por lo mismo con Nina, tratar de empatizar con la frase "te entiendo," o algún consuelo del tipo "ya vas a estar mejor" le parecían vacuos.

Después de largos minutos, Peter se restregó los ojos y dejó de llorar. Miró con melancolía su pan con huevo pero no lo siguió masticando. Su padre no le insistió porque el muchacho había terminado su té y había comido un poco de avena con leche.

─Quiero acostarme ─ avisó con la voz apagada y solito, quitó los cojines y se hizo un ovillo en la cama ─. Necesito estar solo ─ murmuró y cerró los ojos.

Erik llevó la bandeja a la antesala. Allí se sentó frente al tablero de ajedrez y lloró en silencio. Perdió la noción del tiempo. Solo lloraba y pensaba si no era una ilusión vana creer que su hijo mejoraría algún día. Se sentía culpable porque en su deseo por defender y vengar mutantes con su causa, había descuidado al joven. A lo largo de los años, había tenido que ausentarse y dejarlo con familias de confianza, y una de ellas habían sido los Worthington con ese muchacho de rizos de oro y ojos de zafiro de quien Peter se había enamorado con la posterior tragedia. Erik se culpaba y a su remordimiento le sumaba la impotencia. De repente, reconoció el llamado de Charles a su puerta, el Duque tenía un ritmo apenas perceptible al dar los golpes que lo hacía único. Otro tal vez no lo hubiese captado pero Magneto sí. Se restregó los ojos con la manga y abrió. Igual le quedaron enrojecidos. Los dos amantes se sonrieron pero antes de que se saludaran efusivamente, Charles se hizo a un lado para enseñarle la presencia de Logan.

─Buenos días, señor Howlett ─ lo saludó Erik serio y correcto.

El canadiense asintió.

El Duque hizo la introducción.

─Al señor Howlett, Logan, le encantaría ayudar a Peter. Pasó por una gran pérdida hace siete años y la historia de tu hijo lo conmovió, Erik ─ explicó, pausado ─. Recuerdas que te acompañó esa noche y te ayudó a salvarle la vida.

Erik miró a Howlett, que mantenía la vista fija en él en actitud desafiante. Magneto no le caía bien, no importaba cuánto Charles hablara de su huésped, pero la situación de Peter lo conmovía y por eso, un tanto a regañadientes, tuvo que reconocer que su amigo tenía razón y deseaba ayudar al joven.

─Adelante ─ autorizó finalmente Magneto y se hizo a un lado para dejarlos pasar. Sus ojos enrojecidos no habían pasado desapercibidos para Charles, que al entrar lo miró y asintió cariñosamente. Por la presencia de Logan, no se atrevía a consolarlo con algún gesto de afecto.

Erik dejó a los recién llegados en la antesala y se dirigió al dormitorio para ver si su hijo estaba en condiciones de recibir una visita. Lo encontró en la misma posición fetal, mirando en lontananza. Se sentó a su lado en la cabecera, el muchacho le daba la espalda, y le apoyó la mano sobre el hombro.

─Charles está en la sala con Howlett, el mutante que nos ayudó, ¿recuerdas que te hablé de él?

Peter asintió y suspiró.

─El que enterró a mi hijo, ¿cierto? ─ susurró.

─Así es ─ confirmó su padre y le masajeó el hombro a modo de consuelo ─. Si no te encuentras en condiciones, les diré que vengan luego, pero me parece ─ se mordió el labio porque le costaba demasiado verlo así ─, me parece que te haría bien recibirlo y conocer a gente nueva.

─Me tiene lástima por eso vino, ¿verdad? ─ y a pesar de su depresión, Erik percibió el orgullo ─. Viene a compadecerse.

─Viene a acompañarte, Peter ─ corrigió Magneto ─. Es una persona que ha sufrido como tú y no quiere que otra que sufre se sienta sola.

El joven estaba triste pero parpadeó y con mucho cuidado, volteó para encontrarse con su padre.

─ ¿Qué le pasó a él?

─Según lo que me contó la tía Emma, enviudó y estaba enamorado de su esposa ─ dedujo Erik, la mutante que le había brindado la información sobre Logan era Emma Frost y por el cariño que le tenía, Peter la apodaba tía ─. Fue una historia trágica de amor.

─Todas las historias de amor son trágicas, papá ─ soltó Peter desilusionado y giró otra vez para quedar en la misma posición fetal ─. La tuya lo fue, la mía con Warren. . .

Su padre no encontró las palabras para consolarlo, además, intuía que lo de su hijo con el joven Worthington no había terminado bien, pero la información que tenía era escasa.

─ ¿Los dejo pasar?

─Sí ─ murmuró el joven.

Erik fue y buscó a Charles y a Logan. Cuando entraron, Peter seguía en la misma posición. El joven se sentía extraño porque Howlett era la persona que le había dado un entierro a su hijo, uno de los que le habían salvado la vida, y el mutante al que su padre había acudido en ayuda.

Logan, por su parte, reconoció en ese jovencito entristecido al que estuvo al borde de la muerte un mes atrás. Todo el dolor que le había provocado la muerte de Kayla siete años atrás brotó y se refregó los ojos.

Charles percibió las emociones de su amigo y por un instante, se arrepintió de haberlo traído.

Erik se sentó junto a su hijo, que volteó apenas para conocer a Howlett. El joven y el lobo intercambiaron miradas por primera vez; ya habían estado juntos pero en el período en que Peter estuvo inconsciente así que recién el canadiense pudo ver sus ojos oscuros entristecidos aunque brillantes. El muchacho observó a ese desconocido con una mezcla de curiosidad y agradecimiento porque sabía lo que Logan había hecho por él. Tal vez su depresión hizo que empatizara con esa mirada que reflejaba el dolor que ese hombre había soportado cuando perdió a su esposa.

Se observaron un largo rato, estudiándose a través de la angustia que el otro reflejaba. Finalmente el lobo saludó.

─Buenos días, Peter.

El joven le asintió sin hablar.

Olvidando el rechazo que Magneto le provocaba, Howlett se sentó en una silla próxima al lecho. Erik seguía en la cabecera de su hijo, custodiándolo. Charles lo notó.

"Puedes venir conmigo a la antesala," le propuso mentalmente. "A Peter le hará bien estar solo con él."

Erik titubeó por unos segundos por la intromisión en su cabeza y porque estudiaba la idea. Finalmente se puso de pie y caminó lentamente hacia el umbral, donde el Duque lo estaba esperando. Salieron los dos juntos y cerraron la puerta a sus espaldas.

Logan se sintió aliviado cuando Magneto abandonó la habitación. Sin embargo, este jovencito que era su hijo, no le provocaba ningún rechazo sino ganas de darle consuelo. Le sonrió y como seguía pensando en su esposa, la sonrisa le salió triste.

Peter bajó la mirada y comenzó a jugar con sus dedos. Enseguida notó que si se miraba hacia abajo, vería el vientre plano y recordaría su pérdida así que la alzó otra vez hacia Howlett.

Logan se dio cuenta de que el muchacho no hablaría primero.

─ Te ves mejor que cuando te conocí ─ comentó para decir algo ─. Parece que estás mejorando.

─Cuando me conociste me estaba muriendo ─ murmuró Peter y se apretó ahora los nudillos. Estaba nervioso y también melancólico.

─Es cierto ─ aceptó el lobo y admitió que su comentario tal vez había sido desafortunado. También tenía nervios y se tocó el bolsillo del saco para quitar su caja con habanos, mas de inmediato se dio cuenta de que no era el momento de fumar ─. Lo siento, soy un mal iniciador de pláticas y por eso digo tonterías. Pensé que con el tiempo podría cambiar pero se nota que es algo innato en mí.

Peter sonrió. Le causaba gracia cómo ese extraño trataba de excusarse.

Logan se alegró al notarlo y rio. Se observaron, ya sin esa mirada triste. Howlett aprovechó para hablarle desde el corazón.

─Mira, lo que te pasó fue horrible, suena repetitivo como un chiste malo, pero es cierto, mocoso ─ ¿mocoso? ¿Llamaba mocoso al hijo de diecinueve años del mismísimo Magneto? Sin embargo, realmente el muchacho deprimido y tan jovencito parecía un mocoso ─. Fue horrible y duele mucho, a veces pareciera que nunca se podrá sanar, se siente como si uno estuviera en un sueño raro, a punto de despertar, pero no es así porque esto es la realidad, una jodida realidad ─ carraspeó, no era habitual en él maldecir frente a otros, mas no pudo evitarlo ─. Es difícil, muy difícil ─ bajó la cabeza y por instinto, volvió a palpar la caja dentro del bolsillo. No la sacó.

Peter se mordió el labio, mientras seguía jugando con sus nudillos. Lo que le había dicho ese hombre podía parecer cliché pero Logan sonaba sincero y sus palabras habían brotado de su corazón.

─ ¿Cómo se quita este dolor? ─ quiso saber. Estaba cansado de sufrir.

─Ese es el problema, Peter ─ confesó el lobo con total honestidad ─. Esto no se quita nunca, solo aprendes a convivir con él.

El joven lagrimeó y se pasó el puño por la nariz, mientras que con la otra mano se tocaba el vientre. No podía luchar más y lloró lleno de angustia. Howlett se acercó rápido a abrazarlo.

Afuera, Erik y Charles habían comenzado una partida de ajedrez. Por dentro, morían de ganas de besarse pero se contenían por la presencia de Logan y Peter en la recámara. Erik oyó llorar a su hijo y corrió a la habitación. Al abrir la puerta se encontró con Howlett fundiéndolo en un abrazo consolador y era consolador porque se notaba que el muchacho se estaba desahogando, abrazándolo como si el alma se le fuera en ello y jadeando entre los gemidos. Charles apoyó una mano sobre el hombro de su amante. Podía percibir sin leerlo, su desesperación e impotencia. Para Erik se trataba de la persona que más amaba, del único hijo que le quedaba y que no podía aliviar su dolor.

Logan notó que Magneto los observaba desde el umbral, pero Peter se aferraba a él con mucha fuerza, y no se atrevía a soltarlo para entregárselo a su padre. Sin darse cuenta, solo guiado por su instinto, había establecido un lazo con ese joven. Todo lo que le había provocado la pérdida de Kayla siete años atrás, renació en ese instante y podía entender a Peter, podía sentir sus ganas de sanar, anuladas por la depresión, su miedo por un futuro sin su hijo, y el corazón que tenía hecho pedazos. Howlett no estaba seguro de si el muchacho podría salir adelante pero quería ayudarlo.

Al cabo de un rato, recién el joven intentó deshacer el abrazo y el lobo lo liberó. Peter se restregó los ojos, que seguían húmedos, y observó a los tres hombres reunidos cerca.

Logan le palmeó el hombro con un gesto paternal.

─ ¿Sabes que es lo primero que debes hacer para salir adelante? ─ le preguntó. Peter detuvo los ojos en él y sacudió la cabeza ─. Tratar de salir de esta cama aunque sea algunos minutos cada día. ¿Ves aquella silla donde estuve recién? ─ le señaló el asiento ─. ¿Qué me dices si te llevo hasta ella y te sientas? ¿Te parece, Peter?

El muchacho lo pensó un instante, miró a su padre, que esperaba ansioso su respuesta, luego volteó hacia Howlett y asintió.

Logan lo cargó en brazos y llevó hasta la silla. Peter se apoyó en el respaldo mientras lo acomodaba allí.

Erik pasó saliva expectante. Charles le sonrió a su amante, comprensivo.

El jovencito quedó sentado con las manos aferradas al larguero para mantener el equilibrio. Logan apoyó una mano sobre uno de los pomos y mantuvo la otra en el hombro del muchacho para acompañarlo.

─ ¿Cómo te sientes? ─ quiso saber Howlett ─. ¿Mejor?

─Sí ─ musitó Peter y se mordió el labio inferior. Volvió a dirigirse a su padre, que le estaba sonriendo emocionado.

Charles lanzó a su amigo una sonrisa de agradecimiento. No se había equivocado al pensar que con su dolor, Logan era el indicado para ayudar al joven. Se sentía satisfecho por haber seguido su instinto con respecto a Howlett. Más tarde, Peter regresó a su cama aliviado y orgulloso de haber conseguido semejante progreso, y los amigos se retiraron para dejar a padre e hijo tranquilos; ya más tarde el Duque visitaría a Erik a solas. Logan se sentía en paz por haber ayudado al joven y sin el peso apabullante que en ocasiones anteriores le había provocado recordar a su esposa.

......................................

Laura acabó con sus lecciones cerca de la hora del almuerzo y quiso usar ese tiempo libre para pasear por el jardín. Su padre estaba atento a sus actividades, y le ofreció acompañarla sin muchas explicaciones. Ella increíblemente no protestó y recorrieron un sendero hacia los rosales, florecidos bajo la proximidad del clima estival.

─ ¿A quién encontraste ayer, papá? ─ preguntó la niña de forma casual pero curiosa, mientras caminaban.

Logan no entendió la pregunta.

─ ¿Te refieres a cruzarme con alguien en especial en la fiesta?

─Me refiero a la persona que encontraste cuando me enviaste adentro ─ explicó Laura con calma ─. Aquella que olfateé cuando estaba sola.

Logan suspiró profundo y cruzó las manos en la espalda. Tan feliz había quedado con el progreso de Peter, que olvidó el cruce con su medio hermano.

A la niña no se le pasó desapercibido el gesto.

─O sea, se trataba de alguien detestable para ti ─ dedujo por su actitud ─. ¿O peligroso por eso me estás acompañando?

Howlett se sintió orgulloso de que su hija fuera tan inteligente. Iba a saber manejarse en la vida difícil que le tocaba como mutante.

─Se trata de alguien detestable y peligroso porque es un estúpido ─ respondió con desprecio y sinceridad ─. ¿Recuerdas que te hablé de que tenía un hermano del cual me distancié?

─ ¿Era él? ─ interrogó Laura, frunciendo el ceño ─. Creí que había quedado en Canadá.

Logan se detuvo y giró para que quedaran enfrentados.

─Yo tampoco sé cómo se las ingenió para llegar hasta aquí sin una moneda pero se coló en la fiesta para buscarme. Nunca tuvo muchas luces y lamentablemente por eso no piensa mucho antes de actuar.

─ ¿Por eso dices que es peligroso?

─Exactamente.

─ ¿Se lo contaste a Charles?

─Esta misma mañana ─ replicó Logan y le sonrió para no transmitirle miedo sino más bien seguridad ─. Por eso no quiero que salgas más sola y ya decidimos con Charles que uno de los dos va a acompañarte cuando lo hagas. Adentro de la casa estamos protegidos y te lo repito: mi hermano es un estúpido.

Laura rio, cubriéndose la boca.

─ ¡Es gracioso cómo repites que es estúpido! ─ rio más y enseguida se puso seria ─. ¿Es por eso que tienes tanto miedo de que descubran nuestros poderes? ¿Por la gente estúpida como tu hermano?

─La gente peligrosa, Laura ─ corrigió ─. Porque quienes nos odian y temen pueden ser estúpidos o astutos pero son peligrosos. Mi hermano me odia por un asunto del pasado y no quiero que te lastime, no digo que vaya a hacerlo pero eres mi hija y quiero protegerte.

─ ¿Cómo se llama?

─Victor, Victor Creed.

─ ¿No lleva nuestro apellido? ─ se sorprendió la niña.

─No, y eso también es motivo de resentimiento hacia mí aunque yo no tenga la culpa ─ aclaró Logan sin entrar en mayores detalles porque lo único que le importaba era que Laura fuera cautelosa ─. No pasees por el jardín ni cabalgues más sola, lobita. Cuando desees hacerlo, búscame a mí, o a Charles. Sé precavida y ante cualquier ruido u olor extraño que percibas, me avisas.

─ ¿Sabes, papá? ─ frunció el ceño, intrigada ─. Ayer por la noche creí sentir a tu hermano pero tuve dudas de mis poderes y no supe si era verdad o no. Sin embargo, sí lo había sentido.

Logan le apoyó las manos sobre los hombros, lleno de orgullo.

─Nunca, jamás desconfíes de tus poderes, Laura. Son lo que nos hace especiales y aunque nos cueste vivir con ellos, forman parte de quiénes somos. Así como te digo que confíes en ti misma, te pido que confíes en tu poder.

Laura asintió con seriedad. Ella veía a su mutación como un don, pero era precavida porque su padre le había enseñado a serlo. Contrario a lo que él había temido, no se molestó ante la posibilidad de necesitar un acompañante cuando saliera sola, porque aunque no sabía la razón exacta, entendía que ese medio hermano de su padre, o tío para ella, no era una persona confiable y Logan solo trataba de protegerla. Volvió a olfatear a otro ser humano y Howlett también. Los dos voltearon y reconocieron el aroma de un paje. Pensaban que venía a avisarles que la mesa se serviría pronto, pero se equivocaron.

─Señor Howlett ─ saludó con una reverencia ─. El señor Erik le solicita si puede usted subir a almorzar porque su hijo requiere su presencia. De responder que sí, señor, prepararíamos el servicio para tres en los aposentos de los huéspedes.

─Peter ─ murmuró Logan entre asombrado y halagado de haber causado tan grata impresión en el joven. Miró a su hija, que lo estudiaba interrogante, y respondió al paje ─. Subiré en un momento y sí, preparen el servicio para mí también.

El hombre se despidió y regresó a la casa.

Logan suspiró hondo, mientras pensaba en Charles y sus locuras jugando al ajedrez con Magneto, ¿qué podía pensar ahora que él iba a almorzar libremente con tal personaje? Pero no había aceptado la invitación por él sino por Peter. Bueno, de todas maneras lo había hecho.

─Entonces, ¿no almorzarás con nosotros, papá? ─ quiso saber Laura, curiosa.

─No, regresemos ─ y comenzó a emprender el rumbo hacia la casa.

La niña lo siguió sin darse por vencida. Con la personalidad indagadora que tenía, no iba a quedarse con las dudas.

─ ¿Por qué te invitó a almorzar? ¿Se siente mejor? ¿Ya salió de la cama? ─ no pudo más y pidió ─. ¡Voy a acompañarte!

Logan volteó en seco hacia ella.

─No.

─ ¿Por qué? ─ reclamó, frustrada y frunció el ceño.

Su padre no iba a detenerse a explicarle lo peligroso que era el visitante que habían acogido. Laura no sabía ni siquiera que existía un tal Magneto y Logan no consideraba ni el momento ni el lugar apropiados para contárselo. Buscó otra estrategia.

─No puedes acompañarme porque platicaremos los tres de temas de adultos ─ y siguió marchando.

─ ¡Pero si ese Peter tiene diecinueve años! ─ objetó la niña y aunque para sus once, diecinueve sonaba a toda una vida hecha, no le pareció un argumento apropiado ─. ¡Papá! ─ llamó con énfasis para que la escuchara. Logan se detuvo y la miró ─. Por favor, permíteme almorzar con ustedes. Charles nos contó tanto de ellos: cuánto sufrió Peter, cuánto sufrió su padre, que está mejorando, que algún día podría salir y cabalgar, ¿recuerdas que yo dije si podía cabalgar conmigo cuando estuviera bien? Ahora te invitaron a almorzar con ellos porque Peter pidió por ti. ¿Por qué no dejas que te acompañe? Si ellos no se sienten a gusto conmigo, me retiraré.

Logan no se convenció pero tampoco refutó el pedido y eso para Laura significó que podía llegar a persuadirlo.

─Solo déjame subir contigo a saludarlos.

Su padre suspiró. Magneto, Creed, todas personas peligrosas merodeando cerca, y él estaba protegiendo a su hija. Tenía que ser difícil para Laura aceptar que la acompañaran en sus paseos y, sin embargo, había puesto buena voluntad al no negarse. Ahora le pedía inocentemente acompañarlo, él sabía cuánto la conmovían los progresos que Charles contaba de Peter y, tal vez, quería ayudar al joven a su manera. Además, después de todo, tarde o temprano tendría que cruzarse con los huéspedes y, ¿qué mejor momento que este en compañía de su padre?

─Está bien, Laura ─ suspiró ─. Subirás conmigo a visitarlos, pero si tu presencia los incomoda y yo te lo ordeno, te retirarás.

─ ¡Sí! ─ aplaudió feliz.

─Vamos ─ ordenó Logan y ella lo siguió con una sonrisa victoriosa.

.................

─Esta es mi hija Laura ─ la presentó Howlett a Magneto aunque los dos ya se habían cruzado cuando Peter estaba inconsciente.

─No olvido tu ayuda, niña ─ replicó Erik, serio y agradecido.

La pequeña le hizo una reverencia y Logan se preguntó por qué, pero enseguida advirtió que su hija estaba haciendo un despliegue de sus modales ante el extraño, ya que esa era la educación que había recibido desde la cuna.

─De nada, señor ─ contestó la niña, correcta, tras la inclinación.

─Laura quiso acompañarme y si no les molesta, compartir el almuerzo ─ anunció Howlett.

─Es algunos años menor que Peter ─ observó Erik ─. Pueden congeniar y a mi hijo lo relajaría una persona joven.

Logan se preguntó si Magneto no lo estaba llamando anciano pero advertía que efectivamente él y Erik eran coetáneos, y Peter necesitaba relacionarse con gente de su edad para distraerse.

─Pediré enseguida que preparen el almuerzo para cuatro ─ decidió Erik y guio a los recién llegados hacia la recámara.

Logan, que había estado allí unas horas antes, notó que Magneto había hecho algunos arreglos en la alcoba para recibirlos: recogió prendas que había esparcidas, cerró cajones, que se encontraban casi abiertos, y juntó algunos utensilios fuera de lugar. Laura lo observaba todo por primera vez, encantada con el lugar tan amplio; su propia recámara en su casa en Edimburgo era espaciosa, también la que tenía en Westchester, pero este sitio se le hacía gigantesco, tal vez por las ansias que había tenido de conocerlo. Enseguida su mirada curiosa se posó en Peter. Apenas recordaba a ese joven inconsciente y enfermo que portaba su padre en brazos cuando llegó. Ahora vio que se trataba de un muchacho mayor que ella, pálido pero con un aspecto más saludable. Peter sonrió al ver a Logan y se le formaron los hoyuelos. Padre e hija pensaron que se veían encantadores. Laura rio al notarlo y Logan se preguntó por qué le parecían encantadores los hoyos de ese jovencito.

─Ella es Laura Howlett ─ explicó Erik a su hijo ─. Es la niña que me guio hasta la casa cuando estabas inconsciente.

El muchacho le asintió a la pequeña, agradecido.

Erik le pidió a Logan que lo ayudara a traer más asientos de la antesala para que pudieran sentarse los cuatro junto a una mesita porque Peter había resuelto comer en una silla por primera vez.

Laura quedó sola con el joven y, espontánea como era, se arrojó en el asiento que había ocupado su padre cuando consoló al muchacho más temprano.

Peter se sentía reconfortado con la presencia de esa niña, era grato tener a alguien cercana a su edad.

─ ¿Cuántos años tienes?

─En seis meses cumpliré doce ─ contestó Laura veloz. Quería demostrar que estaba creciendo ─. ¿Tú tienes diecinueve?

─Me quedan tres meses para cumplir veinte ─ sonrió Peter, siguiéndole el juego. Hacía tanto tiempo que no bromeaba ni jugaba con alguien, que se sorprendió ─. Tu padre, Howlett, es una buena persona.

─Sí, es un hombre estricto pero bueno ─ respondió la niña y miró alrededor. Se detuvo ante un cuadro pequeño, que adornaba una de las paredes. Se trataba de un paisaje inhóspito y montañoso, con picos nevados. Parecía una cordillera inconmensurable y la niña recordó su tierra en América. Con fascinación y nostalgia, brincó de la silla y caminó hacia la pared para contemplarlo ─. ¡Se parece tanto al lugar donde nací! ─ suspiró.

.

Peter estudió sus movimientos sin comprenderla, pero quería opinar.

─Mi tierra, donde crecí hasta que perdí a mi madre y a mi hermana, no tenía montañas ─ recordó ─. Recién las conocí cuando empecé a viajar con mi padre.

Laura volteó hacia él.

─Yo también perdí a mi madre pero vivía con ella en un sitio desde donde se veían montañas como estas.

─ ¿Extrañas tu casa? ─ indagó el muchacho.

─A veces ─ contestó la niña y, distraída, se sentó a los pies de la cama. Balanceó las piernas porque le parecía alta y colgó un brazo de una de las columnas, mientras recargaba el mentón sobre ella ─. Ahora tengo una nueva en Edimburgo, vivo con mi padre, y solo estamos aquí, en Westchester, de visita.

Peter pensó que él no tenía una casa, no desde que hubiera perdido la suya en Polonia. También vivía con su padre de aquí por allá y, muchas veces, tuvo que convivir en compañía de extraños mientras Magneto cumplía sus misiones. Iba a deprimirse pero luchó porque ya estaba cansado de sufrir.

Sin darse cuenta de su pena, Laura miró aburrida alrededor.

─ ¿Sabes contar cuentos, Peter?

─ ¿Cómo? ─ preguntó, confundido.

La niña rio con entusiasmo.

─Si conoces cuentos, leyendas, historias de hadas, brujas o ─ sonrió de oreja a oreja ─. . . ¡lobos!

─No ─ replicó el muchacho, desorientado pero curioso.

─ ¿Sabes lo que son los hombres lobos? ─ Laura alzó la voz porque el tema la excitaba ─. Gente que tiene el poder de transformarse en lobos. Las noches de luna llena . . .

Los adultos la interrumpieron al entrar con más sillas. Laura calló pero sonrió a Peter con complicidad.

─Luego te sigo contando ─ prometió, bajito.

Peter sonrió con sus hoyuelos. Esa niña le caía bien.

Erik se dio cuenta de lo alegre que estaba su hijo y esto lo emocionó. Recordó que no habían contado todavía a Laura para el almuerzo y se excusó para ir a la antesala a llamar a alguien y avisar que prepararan el servicio también para la niña.

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¡Hola! Aquí les traigo un nuevo capítulo y espero que les haya gustado. Está comenzando a surgir la nueva pareja.

Besos y gracias por el apoyo

Midhiel

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