El Chico Limón | COMPLETA

By kesii87

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Blanca es una chica corriente, secretaria en el banco popular en un pueblo costero, con una vida planeada, ll... More

Sinopsis
PORTADAS
Personajes | Editado
CAPÍTULOS
Almanaque de Subida
Capítulo 1 - Tras el tiroteo | Editado
Capítulo 2 - De paseo por la Calle Ancha
Capítulo 4 - Quién no arriesga no gana.
Capítulo 5 - Un fin de semana en Sevilla
Capítulo 6 - Como amigos
Capítulo 7 - Día de playeo.
Capítulo 8 - Uña y Carne
Capítulo 9 - Menta y Limón
Capítulo 10 - Pasión por el surf.
Capítulo 11 - Una llamada telefónica
Capítulo 12 - Paréntesis.
Capítulo 13 - Encoñada con él.
Capítulo 14 - Algo serio.
Capítulo 15 - Una charla productiva.
Capítulo 16 - Posibilidades.
Capítulo 17 - Disfrutar como una niña.
Capítulo 18 - Perfume.
Capítulo 19 - Amnesia.
Capítulo 20 - Reunión Familiar.
Capítulo 21 - Los locos.
Capítulo 22 - Un secreto a voces.
Capítulo 23 - Amigos con Derechos.
Capítulo 24 - Tenerife.
Capítulo 25 - Conexión Interdimensional.
Capítulo 26 - Acelerar el proceso
Capítulo 27 - ¿Qué es?
Capítulo 28 - El regreso de Juan Carlos
Capítulo 29 - Irracional pero real.
Capítulo 30 - Fumarse la pipa de la paz.
Capítulo 31 - El chico limón y su coche rojo.
Capítulo 32 - Dos mitades de un todo.
Capítulo 33 - Un perreo intenso.
Capítulo 34 - Un cumpleaños diferente.
Capítulo 35 - Vivir en un puto cuento de hadas.
Capítulo 36 - La boda de Susanita.
Capítulo 37 - El amor.
Epílogo.

Capítulo 3 - El camarero ligero de ropa.

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By kesii87


No he entrado en todo el día, y cuando me ha dado por entrar ahora y veo de repente 40 visitas.... ¡Qué alegría me habéis dado! Entre esto y que hoy he visto que cada vez más gente está leyendo los libros que tengo publicados... Estoy de buenas, y para compensaros vuestras lecturas... os dejo el capítulo 3, espero que os guste :D

---

Marisa estuvo súper pesada todo el día, yo, por el contrario, avisé a Juan Carlos de que iría con mi amiga a tomar algo, pero prometí recogerme temprano, por supuesto ni nombré la discoteca, no quería asustarlo.

Hugo me escribió un mensaje a las doce de la noche, justo cuando nos arreglábamos para irnos, pues tengo que reconocer, que yo tardaba poco, pero Marisa, eso era harina de otro costal. Ella solía tardar mínimo dos horas en hacer su magia, o así era como ella lo llamaba.

.

Hugo:

Hola, soy Hugo, guarda mi número si quieres.

Lo he hablado con mi hermano, te metemos en lista a ti y a tu amiga, dime tu nombre completo y DNI para apuntarte.

Entrad por la puerta grande, cuando lleguéis, no tenéis que esperar cola ni nada. Si te preguntan dile que Óscar Ramírez te apuntó en lista.

.

.

.

Yo iba muy simple, llevaba unos pantalones vaqueros que me marcaban bien la figura, una camiseta de tirantas, con la espalda descubierta de flores y volantes, unos tacones no muy altos, pues aún tenía dolida la pierna, y el cabello aleonado. Marisa me hizo uno de sus famosos ahumados, y me maquillé los labios en naranja.

Ella iba con un vestido negro, muy corto, con la espalda descubierta, y el pecho se lo hacía incluso más voluminoso. Iba con tacones de leopardo a conjunto con el bolso, con el pelo recogido en un moño, aretes y un maquillaje en tono borgoña, precioso.

Eran las dos de la mañana cuando salimos de casa, estuvimos un rato en "el pirata" un famoso bar del centro, hasta las tres y media, que nos fuimos en taxi a la discoteca "Live"

Había una cola que llegaba hasta los aparcamientos, era increíble, ¿por qué había tanta gente?

- Es normal, Blanca – aseguró mi amiga, mientras nos acercábamos a la puerta grande - ¿no te has leído el folleto? Van a hacer un estriptis ahí dentro.

Nos pedimos algo suave, yo un malibú con piña, y Marisa un disarono con mora, para luego buscar sitio, el lugar estaba a rebosar, y no quedaba ni un hueco libre cerca del escenario, así que nos quedamos cerca de la barra, no íbamos a ver una mierda, pero en fin... no había nada que pudiésemos hacer.

La música estaba a tope, y no era en lo absoluto de nuestro estilo, que preferíamos reguetón para bailar, pero no estaba mal, era un techno muy sutil. Ella lo dio todo bailando, yo menos, tenía que cuidarme la pierna.

No hacía ni media hora que habíamos llegado, cuando el espectáculo comenzó. La sala entera se quedó a oscuras, y uno a uno fueron apareciendo los chicos, en aquel momento comprendí por qué predominaban las chicas. Iban vestidos de piratas, con pañuelo en la cabeza y todo, muy sexys.

No sé cómo, pero Marisa agarró mi mano y comenzó a meterse entre la multitud, hasta que estuvimos bastante cerca del escenario. Estaban tremendos. Se movían al ritmo de la música que era cómo súper sexual, parecía que estábamos en un club de estriptis en vez de en una discoteca.

Poco a poco se fueron quedando con poca ropa, hasta que tan sólo les quedaban los pantalones, se habían quitado hasta el pañuelo, y no dejaban de hacer movimientos sensuales a la par que atrevidos, contoneando su cuerpo al son de la música.

- ¿Ese no es Hugo? – preguntó mi amiga, haciendo que dejase de prestar atención al chico joven y mirase hacia la derecha, descubriendo a Hugo, quedándome boquiabierta, pues no lo había esperado en lo absoluto, que él pudiese bailar de esa forma. Me mordí el labio al admirar su torso desnudo... ¡Estaba tremendo! Tenía los abdominales bien marcados, musculoso y sexy. Las tenía a todas locas. Aunque el resto de sus compañeros no estaban nada, pero que nada mal – ¿No decías que era camarero? ¡Joder! ¡Cómo está el cabrón! – y estaba totalmente de acuerdo con los comentarios de mi amiga. ¡Por Dios!

Bailaron dos canciones más, hasta quedarse en calzoncillos, luego se marcharon y siguió la música. Se suponía que volverían a salir, pero en ese punto yo ya estaba bastante ebria, bailando, olvidándome hasta de la pierna, en la pista, junto a mi mejor amiga, sin dejar de reír, divertidas.

A las cinco de la mañana me dejé caer en la pared, justo después de salir del baño, sacando mi teléfono, para mirar la hora, dándome cuenta de que tenía un mensaje de mi novio.

.

Amor:

¿Ya dormida?


Yo:

Que va, al final me lo estoy pasando bien, ni siquiera me acuerdo de la pierna.

.

Un mensaje saltó a mi pantalla, de pronto, haciendo que dejase de lado la conversación actual, y abriese la nueva.

.

Hugo:

¿Al final viniste?


Yo:

Sí. Aún estamos aquí.


Hugo:

¿Dónde? ¿Te ha gustado el espectáculo?


Blanca:

No me dijiste que también eras gogó.


Hugo:

No siempre, sólo cuando pagan bien.


Blanca:

Ni siquiera sé dónde tenías escondido ese cuerpazo.


Hugo:

Jjajaja. No es para tanto.


Blanca:

Te vas a salvar porque tengo novio.


Hugo:

Cierto. ¿Qué le dijiste? ¿Te ha dejado venir?


Blanca:

Soy una chica independiente, no consiento que un hombre me diga lo que tengo que hacer.


Hugo:

Buena respuesta.

.

Marisa salió del baño y nos marchamos a la pista, justo volvió a quedarse en silencio, había un espectáculo de malabaristas y fuego, y luego salieron a escena los bailarines, con tan sólo unos jeans, pusieron música electrónica y siguieron bailando un poco más. Él llevaba un sombrero de paja, al igual que otro tipo que reconocí en seguida, era su hermano. Y seguía dándolo todo en esa coreografía, que quedaba realmente chula.

Una canción de reguetón comenzó a sonar, mientras el chico del fuego desaparecía, y los bailarines lo daban todo. Volví a morderme el labio al verlo allí. No quería ni imaginarme el pedazo de semental que sería aquel tipo en la cama. Era más que obvio que le lloverían las chicas por allá por dónde iba.

No era para nada como había imaginado en la primera impresión, en el hospital parecía un tío diferente, que odiaba ver series con subtítulos, que le gustaba la música, el skate, hacer surf, y el deporte. Pero justo me di cuenta de que no lo conocía en lo absoluto.

Era más que comprensible, ¿Quién puede conocer a otro en dos días? A pesar de haber hablado muchísimo, de sentir que encajábamos a la perfección, sólo éramos justo eso, dos desconocidos.

Los bailarines se marcharon, dejándonos bailar de nuevo, mientras seguía sonando reguetón, por lo que Marisa estaba súper feliz, pues ella lo adoraba, aunque yo tengo que admitir que me gustaba más el trap, el rap y el hip hop, pero bueno, me adaptaba a todo.

La canción terminó y empezó otra más suave, pero me encantaba, porque era de Manuel Turizo, me gusta mucho la voz de ese tipo, la verdad. Así que lo di todo en la pista, contoneando mi cuerpo, lo cierto es que yo bailaba bien, tenía ritmo, me encantaba sentir la música dentro e ir dejándome llevar, que saliese lo que saliese. No sé si me entendéis, pero es justo así.

- Podrían poner una de las tuyas – comenzó mi amiga, haciéndome reír, mientras ambas lo dábamos todo en la pista – Tienes que decirle a tu amigo que nos apunte en la lista más veces.

- A ver si vienes más veces – me quejé, haciéndola reír. Sabía perfectamente a lo que me refería. Su trabajo apenas le dejaba tiempo para venir a verme.

- La próxima vez tienes que venir tu a Málaga, y así te presento a Jairo – aseguró, refiriéndose a su novio, al que aún yo no conocía.

- Lo prometo, la próxima vez me toca a mí – prometí, para luego seguir bailando una nueva canción, en esta ocasión era algo techno, lo que suelen poner ya para que te vayas a tu casa, pero me gustaba aquella canción, así que lo di todo, mientras mi amiga me miraba sin comprender. Justo cuando la canción rompió lo comprendí, pues empecé a bailar justo como sabía, con movimientos raperos que me volvían loca.

La gente me miraba, era perfectamente consciente de aquello, pero me daba igual. Mis amigas siempre han opinado que me vuelvo un poco loca con según qué tipo de música, aquel ritmo era una de ellas, era algo así como techno remezclado con rap, y no hay cosa que más adore bailar.

Me agaché, y seguí bailando desde abajo, para luego ir levantándome al ritmo, terminando la canción con una pose típica, como muy de sobrada.

Otra canción comenzó, del mismo estilo. Llevé las manos al cielo, para luego seguir moviéndolas, como si aquello sólo fuese sobre ello, sobre levantar las manos, y hacer giros con ellas, moviendo el cuerpo para acompañar cada uno de ellos, la gente seguía mirándome, pero me daba igual, me encantaba la música, me encantaba bailar. Y si no fuese secretaria... hubiese sido bailarina. Tampoco era una profesional ni nada, pero me gustaba bailar, ¿es un crimen?

Marisa había dejado de bailar, y en aquel momento tan sólo me miraba, el resto de la gente también me observaba, aunque si bailaba, o lo intentaba, porque aquellas canciones no había bien por dónde cogerlas, aunque yo improvisaba demasiado bien, siempre se me dio bien eso. Supongo que lo llevaba en la sangre, pues mi abuela, en sus tiempos fue profesora de baile. Inventarme coreografías para las canciones que salían eran mi pasatiempo favorito cuando estaba en la edad de salir fe fiesta, con mis amigas. Eran buenos tiempos.

La canción que le siguió parecía ser como muy trágica, pero con leves matices de platillos a cada ratito, por lo que bailé como si estuviese en un video clip durante un rato, dando pasos en círculos, para luego concluir con un movimiento con las manos, bajando la cabeza, al mismo tiempo que movía el cuerpo de forma sensual, hasta que volvió a romper, y comencé ahí a darlo todo, como una auténtica profesional. Con movimientos bruscos, pero limpios, que le quedaban de miedo a aquella canción, a mi parecer.

Sabía que había algún otro que se reía de mi baile, pero me daba igual, en aquel momento tan sólo me centré en lo que me gustaba. Siempre me dio igual lo que los demás opinasen de mí, así que no iba a hacer una excepción aquella vez.

Volví a moverme con pasos largos, mirando hacia la derecha, observando a un tipo allí, con aquellos pasos tan parecidos a los míos, que me sonrió en ese justo instante. Era él, era Hugo, aunque en aquel momento llevaba camisa naranja y los jeans rotos de hace un momento.

Seguí sus pasos, comenzando a correr sin moverse del sitio, saltando sobre nosotros mismos, para seguir moviendo las manos, y el cuerpo.

La canción terminó y empezó otra, pero él aprovechó para acercarse a mí y hablar.

- Una forma de bailar muy diferente ¿no? – preguntó, haciéndome reír – muy peculiar.

- ¿Qué tiene de malo lo diferente? – contesté, con una pícara sonrisa, mientras él volvía a acercarse a mi oído para hablar.

- Me gusta lo diferente.

- Mentira – le acusé, haciéndole reír – odias las series con subtítulos.

- Recién empiezo a entender cuando me decías que sentías la música dentro y lo sacabas en el baile – aseguró. Sabía que las chicas que me rodeaban se estaban muriendo de envidia, ya que él me estaba hablando, pero en aquel momento no me importaba – eres más de rap que de esta mierda, ¿no?

- Sí, pero una hace lo que puede – respondí.

- Esta canción me encanta – aseguró, para luego separarse y bailar contorneando su cuerpo. No era rap, era una mezcla rara. Le seguí, situándome a su lado, mientras él volvía a colocarse delante, dándolo todo cuando la canción rompía, así como medio sensual pero tecno. Se mordió el labio, y siguió observándome, como me movía frente a él, dando una vuelta sobre mí misma, de forma sensual, para luego agarrarme de la cintura, y proseguir aquella canción extraña – te mueves bien – añadió, justo cuando la canción volvió a romper, y volví a hacer movimientos atrevidos y constantes, mientras él hacía justo lo mismo.

La canción terminó, con ambos mirándonos el uno al otro, con las respiraciones agitadas. Me di cuenta de algo en ese justo instante, había una fuerte atracción entre ambos, justo la había sentido con anterioridad. Ya sabéis en el hospital, cuando os dije que era fácil hablar con él y que conectamos en seguida. En aquel momento volvía a aparecer.

- Hugo – le llamó una voz justo detrás, haciendo que él dejase de prestarme atención y mirase hacia atrás. Era su hermano – vamos, tenemos que salir ya – él asintió y luego se volteó hacia mí.

- Tengo que irme – asentí y le vi marchar, junto a su hermano, para luego observar cómo se subían al escenario en el momento justo.

Con una canción lenta, haciendo movimientos con sus manos, como si estuviesen nadando, para luego en el momento justo, tirarse al suelo, boca abajo, contorneando sus cuerpos, como si fuesen sirenas, levantándose de golpe, bailando aquella coreografía, en la que predominaban los pasos abruptos con los pies, tirados por los suelos, volviendo a levantarse, quitándose las camisas estallando los botones, para luego dejarlas caer al suelo y seguir haciendo movimientos más suaves aquella vez. Enseñando bien sus esculturales cuerpos.

Me sonrió varias veces, y yo volteé la cabeza, mirando a mi alrededor, buscando a cualquier otra persona a la que pudiese estar dedicando aquellas sonrisas. Porque me parecía de lo más ilógico que fuesen dirigidas a mí. Mientras, Marisa babeaba a mi lado.

- Está buenísimo – aseguraba ella.


.

.

Y hasta aquí el capítulo. ¿Qué os ha parecido?

Intenté describir las sensaciones del baile lo mejor que pude, pero es difícil describir lo que se siente al bailar, siempre es difícil describir sentimientos, porque es algo real, algo que tienes que sentir dentro. Pero bueno, espero que lo hayáis entendido.

Os dejo una canción que me gusta mucho, que me inspiró para varias partes.

Y sin más me despido hasta el próximo capítulo.

Recordad que ya hasta el finde que viene no tendréis otro, aunque si os portáis bien y me dejáis muchos mensajes o visualizaciones... quizás actualizo antes. :D

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