ᴛʀᴏᴜʙʟᴇ ʙᴏʏ| ʀᴏɢᴇʀ ᴛᴀʏʟᴏʀ

By jjumpsvt

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____ Foster es una chica de buenas notas tranquila y obediente, hasta que Roger Taylor llega a su vida para d... More

Sinópsis
01 |el inicio de mis problemas|
02 |¿por qué a mí?|
03|expectativas peligrosas|
04 |imán de idiotas|
05 |la idiota americana|
06|un microbio|
07 | el big dave y yo|
07 |el big dave y yo 2|
08 |en llamas|
09 |la chica del 69|
10|querida ___|
11|Jessie|
12 |castigos|
13 |estado de gracia|
14 |fantasmas|
15|aquí vamos otra vez|
16 |perdedora|
17 |la pobre víctima de roger|
18 |el hada madrina Taylor|
19 |cisne negro|
20 |la caída de ambos|
21 |¿quién eres y qué quieres de mí?
22|lo juro|
23 |un ángel|
24|no eres como las otras chicas|
25|si vas a empezar a insultarme, mejor lárgate|
26 |te prometo que nos vamos a divertir|
27| ¿que quieres decir con eso?
28 |me temo que no|
29|¿eso es todo?
30 |fin|
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sinopsis
Cap 1 |¿Qué fue eso?
2 |Megan lo sabía|
3 |nunca sería capaz de mentirte|
4 |bola de silicona andante|

05|¿estoy en problemas?

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By jjumpsvt

-¡Voy a delatarte con Roger!

                              

-¡Reagan por favor, no seas odiosa!

                              

Subí corriendo por las escaleras hasta el cuarto de mi hermana y me paré jadeante en el marco de su puerta. Encorvé mi espalda y apoyé ambas manos sobre mis rodillas, recuperando aire: inhala...exhala. Uf, necesitaba estar en forma, pues como la temporada de rugby ya se había terminado y no jugaríamos este año (perdimos contra un pésimo equipo de Bradford y me negaba a aceptar que era mi culpa) nos limitábamos a hacer los ejercicios básicos, entonces fue ahí cuando dejé de ejercitar mis músculos. Ya nadie se tomaba las prácticas en serio, ni siquiera Roger o el Big Dave. El entrenador Leslie se deprimió tanto cuando supo que no clasificamos para la final que engordó varios kilos y se volvió un hombre con sobre peso. 

                              

-¡Esta es la segunda vez que te cubro la espalda, _______! ¡La segunda!-Reagan se tiró sobre su cama y recogió las piernas rápidamente. Sus mejillas estaban rojas e hinchadas que parecía una irritante caricatura de animé-. ¿Y qué recibe Reagan a cambio? Oh, espera... ¡ya sé! ¡NADA!

                              

-¡Vamos, Reg! ¿Y si te digo que esta será la última vez?

                              

-Dejame pensarlo, em, no.

                              

-¿¡UGH, PERO POR QUÉ!?

                              

-¡Pues porque fui la última en enterarme que tú y Roger tenían "algo"! ¡Tienes suerte de que no le he dicho a mamá y George.!

                              

Me crucé los brazos dandome por vencida y tragué saliva mirándola con las cejas juntas. Ugh, otra vez, Reagan tenía razón. Siempre era la primera en saber si alguien me gustaba o qué chico me atraía, fue una regla que habíamos establecido entre nosotras y creo que yo la había roto. Entendía su estúpido enojo, pero eso no era justificación para no querer ayudarme esta noche; cubrirnos la espalda también formaba parte del pacto de nuestra hermandad. Nos miramos ceñudas por unos segundos, luego, en voz baja y calmada, hablé:

                              

-Oye, si me dejas ir al Sgt. Pepper's y no le dices nada a Roger, prometo hacerte toda tu tarea, por una semana.

                              

Mi hermana alzó las cejas y tanteó la cabeza, sus labios curvados hacia abajo, sopesando la idea. Al cabo de unos infinitos cinco segundos, levantó la mirada y sonrió.

                              

Oh...yo conocía esa sonrisa. Maldita.

                              

-Quiero que cuando pierdan la virginidad me cuentes TODOS los detalles. Desde el inicio hasta el orgasmo. Punto.

                              

-¡Reagan!

                              

-Es eso o nada-mostró todos los dientes, y eso sólo me recordó al gato espeluznante de Alicia en el País de las Maravillas. Bufé exasperada y recargué mi espalda en la pared. 

                              

Dios mío. 

                              

(...)

                              

La música del Sgt. Pepper's estaba tan alta que apenas podía escuchar mis propios pensamientos. La gente se movía y saltaba como loca en la pista de baile, mientras los chicos y yo los observábamos divertidos desde una mesa, burlándonos entre nosotros de quiénes parecían tener un panal de avejas en el trasero y quiénes parecían ser víctimas de un exorcismo. Todos hablábamos por encima de la ruidosa música del bar, las señas eran de gran ayuda, aunque nos hacían ver estúpidos.

                              

Lina lucía radiante con su corto vestido de fiesta color esmeralda, se había cortado el pelo por encima de los hombros y otra vez tenía las puntas teñidas de verde, aunque éste era todavía más brillante que el tono anterior. Mica y Minnie tenían un top rojo y azul respectivamente, cada una con un enorme abrigo de piel que ahora descansaba en el respaldo de sus sillas. Arnold se veía genial con su camisa de lino dorada y yo, bueno, yo había tomado prestado el vestido plateado favorito de Reagan. Mi pelo caía en ondas por debajo de mis pechos, mientras que mis labios estaban cubiertos por una fina y suave capa de labial rosa pálido. Mis largas y negras pestañas resaltaban a la perfección mis grandes ojos color cafe.

                                              

                        

Pensaba que iba a disfrutar a lo grande y sentir esa sensación de adrenalina pura al haberme escapado sin que Roger lo supiera, sin embargo, no lo hice. Tenía enormes expectativas de esta noche, pero cuando nos aburrimos de burlarnos de las personas del bar, nada parecía divertirme, por más esfuerzo que empleara en ello. Incluso empezaba a creer que esto no fue una buena idea, ya sabes, escaparme. Si Roger se enteraba-cosa que de alguna manera u otra haría simplemente porque es Roger Taylor y al parecer lo sabe todo- pelearíamos otra vez. Y yo no quería pelear con él.

Entonces deseé desesperadamente que él estuviera aqui. ¿Por qué no se me ocurrió invitarlo antes? Quizás no hubiésemos discutido y yo no tendría que haberme fugado de casa como una adolescente rebelde de quince años. Estaríamos perfectamente bien, aqui en el Sgt. Pepper's. Su brazo descansaría sobre mi hombro, pegándome protectoramente a su cuerpo. Luego Arnold haría un comentario estúpido sobre nosotros dos y Roger atacaría en respuesta, entonces yo rodaría los ojos y pondría fin a la discusión tomando su rostro y silenciándolo con un beso delante de todos mis amigos, quienes podrían una expresión de asco y voltearían la cara. Al final Roger me sonreiría y se inclinaría para susurrarme en la oreja: "te amo, preciosa".

Pero tenía una carrera esta noche. No, él nunca vendría. Roger no me amaba lo suficiente como para intercambiar su misterioso mundo lleno de peligros por alguien como yo. Él pensaba que era capaz tenerlo todo, pero nadie podía tener un pie en el cielo y otro en el infierno al mismo tiempo, esto ya se había transformado en cuestión de elección. Traté de entrar a su mundo pero él no me dejó, ahora era turno de que entrara al mío. ¿Querría él intentarlo?

Lo dudaba.

-¡Tierra llamando a _______! ¡Tierra llamando a _______!-me sobresaltó Mica mientras arrastraba una copa de tequila delante de mí-. Sigues muy lejos, querida, se supone que esta noche estamos aquí para divertirnos.

-Traducción: se supone que esta noche estamos aquí para emborracharnos como unos desmadres hasta que el alcohol se nos salga por las orejas-aclaró Lina dandole un buen trago a su botella de cerveza. Minnie dejó escapar una risita estúpida y se pasó la mano por el cabello, negando con la cabeza.

Yo solté casi todo el aire fuera de mis pulmones y me esforcé en sonreír, Lina tenía razón. Esta noche era para divertirnos y nada más. Intenté empujar hacia un lado los pensamientos sobre Roger y disfrutar el momento con mis amigos, lo merecían.

Aunque yo no era de las que bebían...

-¿Y bien? ¿Nos acompañas?

-Chicos, en serio, no lo sé...

-¡Que beba!-me animó Lina en voy muy alta, golpeando los puños contra la mesa. Minnie y Mica no tardaron en unirse, repitiendo "que beba, que beba" hasta que finalmente terminaron convenciéndome. Mis amigas aplaudieron con las palmas sobre sus cabezas y se rieron con energía, pero Arnold, una vez más, no resultó muy convencido.

-Creo que no deben presionar a ________, chicas, ¿saben? Si no quiere beber que no...

-¡Cállate y no seas amargado, Arnie!-se quejó la castaña colocandome ella misma la copa de tequila en mis manos. La miré insegura y removí el líquido hasta seducir por completo la idea. Después de todo...¿qué tenía que perder?-. ¿A las de tres?-me preguntó. Asentí sonriente.

-A las de tres.

-Uno...-dijo Mica mirándome expectante.

-Dos...-chilló Minnie temblando de la emoción.

-¡TRES!-gritó Lina con fuerza mientras le daba un fuerte manotazo a la mesa. Cerré los ojos, olvidé el mundo y me llevé esa condenada copa de tequila a mis labios. El sabor ardiente de la bebida no se demoró en quemarme la garganta y el estómago. Fruncí el ceño y sacudí la cabeza, sintiéndome algo desubicada, probablemente por haber apresurado el trago. Al abrir los ojos, me encontré con las chicas lanzando gritos, dando saltitos sobre sus sientos y muertas de risa. Entonces miré la copa y sonreí. Mmm...no estaba tan mal. 

                

                        

Por eso llamé al bartender y me tomé otra. Y otra.

(...)

-¡Los odio a todos!-señalé a nadie en especial una muerta de risa, después de haberme tomado un tarro de cerveza sugerido por Lina, que ahora sacudía frenéticamente el trasero con un extraño en el centro de la pista. La cabeza no paraba de darme vueltas y mi cuerpo estaba tan ligero como una pluma, sentía que en cualquier momento podía salir volando como una mariposa. De un momento a otro, rodeé a Arnold con un brazo y le di un beso baboso en la mejilla, luego acomodé la cabeza en sobre hombro y olfateé su camisa. Olía a vainilla, mi olor favorito. 

-Estoy aburrida Arnie...¿quieres bailar?

-_______...estás tan borracha, dudo que puedas mantenerte de pie por más de cinco segundos-contestó incómodo, limpiándose mi beso con el dorso de su mano. Creo que lo vi sonrojarse porque me le reí en la cara. Aw, era tan tierno.

-¡Pero qué dices! ¿No me ves? ¡Estoy de maravilla!

-________...no. Es más, creo que las llevaré a casa. A todas. ¿Dónde está Minnie?

-¡Deja de ser tan amargado! ¿Quieres?-escupí asqueada, alzando una mano. ¿Por qué debía ser siempre él quién quitara la diversión?-. ¿Y sabes qué? Mejor bailo yo sola, quédate sentado si te da la gana-me paré de mi silla tambaleante, pero recuperé el equilibrio lo más pronto que pude y fui taconeando hasta la pista de baile, dejando al aburrido de Arnold a solas con su mal genio. ¿Yo? ¿Borracha?

Sí, claro.

Llegué hasta dónde estaban todas las personas bailando, saltando y bebiendo; luces de colores reflejándose intermitentemente en los rostros de cada uno de los presentes. Rojo, verde, azul y violeta. Aquí la música se escuchaba más alta, tanto que el corazón latía al compás de los altavoces. Tardé unos segundos en darme cuenta de que empezaba a sonar una de mis canciones favoritas, entonces poco a poco, comencé a tomarle el hilo y moví suavemente la cadera, simplemente dejándome llevar. Una vez envuelta en la despreocupada sensación del ambiente, cerré mis ojos y me pasé la mano por el cabello, mis pies por fin moviéndose por sí solos.

Alcé las manos hacia las luces y comencé a dar vueltas sin casi darme cuenta, arrastrada por la música y expuesta al abandono del resto de la noche. Incliné la cabeza hacia atrás y bajé lentamente las manos por el cuerpo, deseando en la parte más oscura de mi interior que fueran las de Roger. Suaves, cuidadosas, posesivas. Agarré mi despeinado cabello y enterré los dedos en mi melena, sin dejar de seguir el mágico ritmo de la música ni un solo segundo. Era como si la pista hubiese desaparecido y ahora bailara sobre una nube o una superficie inexistente. Mis ojos siempre estuvieron cerrados. Era como un sueño.

Y mientras bailaba, desde atrás unas manos me rodearon lentamente por la cintura, las mías se colocaron sobre éstas sin pedirme permiso, como si fuera por instinto.

Las piernas me temblaron descontroladamente, el corazón me dio un brinco y la espalda se me puso tensa como una cuerda. Dios...él estaba aquí.

-Estás radiante, preciosa-susurró esa voz ronca a mi oído, los labios tan pegados a mi oreja que me hicieron cosquillas. Su pecho hacía contacto con mi espalda descubierta y su nariz comenzó a viajar por el camino que se trazaba desde mi hombro hasta el cuello, dejando en cada intérvalo una línea de besos que acabó por derretir mis entrañas-. Mmm...preciosa, preciosa, ya no sé qué hacer contigo-y me volvió lentamente hacia él, mis ojos enfrentándose a su devastadora mirada.

Oh...Roger se veía mejor que nunca. Me fue imposible no abrir la boca cuando estuvimos cara a cara, mi rostro desorientado reflejado en aquella mirada tan intensa. Roger me apretó con sus brazos y me hizo chochar contra su cuerpo, mi boca estuvo a unos cuántos centímetros de la suya, y yo la miraba anhelante, debatiéndome entre si debía besarlo o si debía esperar a que él lo hiciera.

Ninguno de los dos lo hizo. 

-¿Sabes?-volvió a inclinarse hacia delante para rozar sus labios contra mi oído. Una carga eléctrica viajó a toda velocidad por mis venas hasta hacer corto en mi corazón, que latió más rápido de lo normal-. Eres como esa molesta hermana menor que nunca quise tener. 

-¿Qué haces aquí?

-¿Qué más? Vine por ti, tonta. 

-¿Estoy en problemas?

Él se rió contra mi oído, y el melodioso sonido de su voz rebotó en las paredes de mi cráneo.

-Si no estuvieras tan borracha...probablemente.

-Ya, pero si no estoy borracha-le ofrecí una sonrisa ridícula y él me correspondió, apartando un mechón de pelo de mi cara-. Y te ves guapo, ¿vas a bailar conmigo?

-Woah...paciencia saltamontes, no esta noche. Espero que no hayas olvidado que pasado mañana es tu cumpleaños, Kate puede aprovechar la ocasión y castigarte...y no nos conviene.

Me mordí el labio y acaricié con mis dedos el cabello de su nuca. ¿Por qué estaba excesivamente hermoso esta noche? No estaba segura; lo único que sabía con certeza era que quería besarlo hasta que dieran las cinco de la mañana.

-¿Ah no?-ronroneé en un intento fallido por ser seductora, Roger volvió a reírse, o eso creo-. ¿Y por qué?

-Voy a necesitarte para ese día...es una sorpresa.

_______________________________________

Nueva actualización¡!

Pregunta ¿Conocen alguna editorial que pueda hacerme una portada para esta historia? Porfa comenten porque no encuentro ninguna.

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