XXVII
La presentación de Taehyung fue la más apacible de todos sus amigos.
Estaba en casa un tranquilo día sábado, mirando una película con su madre y Hoseok en el living de su casa y, sin previo aviso, comenzó a sentir mucho, mucho calor.
El primero en darse cuenta del cambio, de hecho, fue Hoseok. El aroma de Taehyung de pronto se hizo mucho más dulzón y también un poco ácido. La mezcla perfecta, algo así como un pie de limón. Pero lo que verdaderamente alertó al alfa, no fue el aroma de su patito, sino más bien su propio lobo que se alzó de inmediato y comenzó a tirar en su interior, empujando fieramente hacia Taehyung que se veía hermoso y sonrojado.
—Omma, no me siento bien—se quejó el menor, agarrándose la panza con ambas manos.
Su madre le dedicó una mirada de soslayo, pues estaba metidísima en la película, pero cuando vio a su hijo y la mirada de ojos dilatados que le estaba dedicando Hoseok se dio cuenta de inmediato que lo inevitable estaba sucediendo y que, para su pesar, su hijo dejaba de ser un niño demasiado pronto.
Tan pronto.
—¿Quieres que te ayude, patito? ¿Quieres agua?
La mujer miró al pequeño alfa. Este miraba a su hijo con una mezcla avergonzada de necesidad y preocupación. Taehyung negó con la cabeza y se hizo un ovillito en el sillón, retrayendo las piernas y observando a su mayor.
—Quiero un abrazo—puchereó, respirando pesadamente e inclinándose inconscientemente hacia el mayor.
Fue en ese momento en que la señora Kim decidió actuar.
—¿Por qué no le vas a buscar un vaso de agua, querido? —sugirió mirando a Hoseok— Yo llevaré a Tae a su habitación. Se ve que necesita ir a recostarse. —Vio la batalla que había en los ojos del alfa, indeciso entre si moverse a o no. —En serio, cariño, va a estar bien. Solo danos un momento a solas. Creo que puedes darte cuenta de lo que está sucediendo.
Tae le miró confundido y adolorido, mientras que la tensa expresión corporal del pequeño alfa no se relajó, más bien pareció resignarse. Lo vio ponerse de pie y desaparecer en la cocina.
La madre de Tae, en tanto, tomó la pequeña mano de su hijo y lo encaminó escaleras arriba, hasta su habitación.
—¿Por qué Hoseokie hyung no puede subir? —preguntó su hijo, un poco ofuscado. Ya estaba bajo las mantas de su cama. Su frente perlada de gotitas de sudor. —Él solo va a cuidarme.
Su madre sonrió suavemente.
—Claro que va a cuidarte, cachorro. Siempre lo hará. Pero ahora necesito que seas un buen chico. No sé si alcanzas a percibirlo, pero tu aroma está cambiando. —Vio el ceño fruncido de Tae, confundido. Hasta que sus ojos se abrieron como platos, entendiendo lo que le sucedía.
—Me estoy presentando—declaró.
—Sí, así es. Hueles muchísimo a que te estás presentado como un omega y, además, las presentaciones de los alfas llegan con mucho más intensidad. Lo que me lleva a que... Hoseok es un alfa.
—Sé que es un alfa—refunfuñó el menor, mirando a su madre con los ojos entrecerrados.
—... y que, por lo tanto, va a querer calmar el calor que sientes. Es natural que eso pase, es instinto. Para él será una necesidad tan grande como comer cuando llevas varias horas sin hacerlo. A que te da mucha hambre, ¿no es así? Por lo que, para protegerte en este proceso, él va a tener que irse a su casa, cachorro. No quieres quedar embarazado a los trece años, ¿no? —preguntó, a lo que Taehyung enrojeció arrolladoramente.
—No, yo... él, no... —tartamudeó, escondiendo la mitad del rostro con las sábanas—. Hoseokie hyung nunca haría nada que me hiciera daño.
Su madre no pudo evitar soltar una carcajada cariñosa.
—Es que ese es el asunto, Tae, no te hará nada de daño. De hecho, todo lo contrario, hijo—dijo con una sonrisa divertida en el rostro, sintiéndose ella misma sonrojar un poco. No podía creer que tuviera que hablarle de estar cosas a su hijo. Para ella, todavía era el cachorrito de sonrisa cuadrada al que debía enseñarle a caminar—. Pero no espero que lo comprendas ahora. Eres tan, tan pequeño... —dijo acariciando su cabello—. Pensé que podría disfrutarte un poco más antes de que entraras a la pubertad—le dijo.
Siguió acariciando su cabello con cariño, viendo como su hijo cerraba los ojos por el letargo que producía presentarse y el primer día de celo, en general.
Unos segundos más tarde, escuchó la puerta de la habitación siendo golpeada. Taehyung abrió los ojos de golpe y miró la procedencia del sonido con ansiedad. Su madre suspiró sonoramente.
—Dejaremos que Hoseok entre y esté contigo solo hasta que te duermas, ¿de acuerdo? Pero tendrá que irse y no hay nada que puedas hacer para que cambie de opinión.
El niño asintió, puchereando, pero siendo lo suficientemente inteligente como para entender lo que estaba pasando.
La mujer se levantó a abrir la puerta y se encontró con el pequeño alfa mirándola completamente avergonzado.
—Traje un vaso con agua para Tae, señora Kim—murmuró, incómodo.
Obviamente los dos entendían lo que estaba pasando. Hoseok tenía quince años y ya tomaba supresores. Claro que sabía lo que estaba sucediendo con su patito.
Antes de dejarle entrar a la habitación, la señora Kim salió y se quedó con el menor afuera.
—¿Sabes lo que está pasando, Hoseok? —le preguntó.
El alfa mordió su labio inferior, mirando hacia el suelo.
—Sí, señora Kim.
—Tú eres un alfa y Taehyung se está presentando como un omega. ¿Entiendes por qué no podré dejar que pases mucho tiempo con mi hijo en este estado? —Hoseok abrió mucho los ojos y se sonrojó hasta las raíces del pelo, pero asintió. ¿Le habría sorprendido que Tae se presentara como omega? — Eso no significa que no puedas pasar un rato con él—le dijo, suavizando su voz al ver la mirada ilusionada del pequeño—. Pero debes saber que voy a avisarle a tu madre y que muy probablemente no podrás ver a Tae en algunos días.
El alfa soltó un resoplido.
—¿En serio hay que decirle a mi mamá? —inquirió, quejumbroso—. ¡Si se entera de que Tae se está presentando como omega no me va a dejar verlo en semanas!
La señora Kim sonrió comprensiva.
—Mira, sé que tu madre es prácticamente la definición andante de la exageración, cariño, pero debe saberlo. Ninguna de nosotras quiere que ustedes terminen siendo padres adolescentes.
Hoseok echó la cabeza hacia atrás, sorprendido.
—¿Que nosotros qué?
La mujer soltó otra sonora carcajada y empujó al alfa a la habitación de su hijo.
—Ve, ve. Quédate con él, tu aroma va a calmar el dolor que debe estar sintiendo en estos momentos. Sé un buen alfa y cuida de tu patito.
El adolescente sonrió de medio lado, con el rostro azorado, pero asintió lo suficientemente convencido para disipar cualquier duda en la señora Kim. Lo vio entrar a la habitación y le escuchó murmurar un "patito, ¿cómo te sientes?" antes de acostarse en la cama, a un lado del omega recién presentado.
La señora Kim soltó un largo suspiro, pero terminó sonriendo. Sabía que Hoseok iba a ser quien cuidara a su único hijo cuando ella no estuviera y le agradaba que ese desgarbado alfa de quince años fuera su pareja destinada, aun cuando ninguno de los dos supiera que lo eran. Eso tenían que descubrirlo por sí mismos.
Lo último que vio antes de cerrar la puerta fue a Taehyung arrimándose al cuerpo del alfa y a este último sonreír y darle un cariñoso beso en la sien.
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Lo siguiente que quiero subir es The Smell of Your Skin, pero como ya saben, me toma bastante tiempo. Voy a seguir actualizando este fic, porque realmente me toma muy poquito tiempo y quizá pueda terminarlo pronto (aunque la verdad no creo, porque en mi cabeza todavía tienen que pasar vaaaaarias cosas).
Parte buena de todo lo malo del coronavirus es que realmente tendré tiempo para escribir y como ni siquiera puedo salir, ocuparé mi tiempo en la c r e a t i v i d a d.
¿Qué les parece de cómo va? ¿Realmente les gusta este fic?
Cuiden muchísimo su salud.
~Bird